La iglesia que amo

6 Diciembre 2006
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Pocas catedrales de canto y oro,

muchas capillas de barro y tabla.



Pocos ricos adiestrados a la indiferencia,

muchos pobres expertos en pasión compartida.



Pocos letrados calculadores y prudentes,

muchos sencillos que saben de fe y de esperanza.



Pocos doctores muy seguros de su doctrina,

muchos testigos que escuchan de verdad.



Poco poder de fariseos y sacerdotes de carrera,

mucho servicio humilde a los hermanos más pequeños.



Pocos proyectos de dólares y marcos,

muchas mingas de sudor y canto.



Pocas ceremonias en palacios y cuarteles,

muchas fiestas en aldeas y barrios marginales.



Pocas bendiciones de armas, bancos y gobiernos,

muchas marchas de paz, justicia y libertad.



Poco temor al Dios del castigo y de la muerte,

mucho respeto al Dios del amor y de la vida.



Poco culto de espaldas al pueblo

a Cristo rey eterno en las alturas;



Mucho amor y seguimiento a Jesús el de María,

Compañero, Profeta, Hijo del Padre.



Poco, cada vez menos,

mucho, cada vez más.
 
Re: La iglesia que amo

Pocas catedrales de canto y oro,

muchas capillas de barro y tabla.



Pocos ricos adiestrados a la indiferencia,

muchos pobres expertos en pasión compartida.



Pocos letrados calculadores y prudentes,

muchos sencillos que saben de fe y de esperanza.



Pocos doctores muy seguros de su doctrina,

muchos testigos que escuchan de verdad.



Poco poder de fariseos y sacerdotes de carrera,

mucho servicio humilde a los hermanos más pequeños.



Pocos proyectos de dólares y marcos,

muchas mingas de sudor y canto.



Pocas ceremonias en palacios y cuarteles,

muchas fiestas en aldeas y barrios marginales.



Pocas bendiciones de armas, bancos y gobiernos,

muchas marchas de paz, justicia y libertad.



Poco temor al Dios del castigo y de la muerte,

mucho respeto al Dios del amor y de la vida.



Poco culto de espaldas al pueblo

a Cristo rey eterno en las alturas;



Mucho amor y seguimiento a Jesús el de María,

Compañero, Profeta, Hijo del Padre.



Poco, cada vez menos,

mucho, cada vez más.
Interesante..

Marta, ¿es ud. Católica Apostólica Romana?
(Disculpe mi pregunta si tal vez ya la respondió en otro lado. Pero no la he leído. Tampoco se sienta comprometida a responder)
Cordial saludo
:radiante:
 
Re: La iglesia que amo

Estimado Daniel: ni soy católica ni soy evangélica, por encima de todo me considero Cristiana, ya que por desgracia he visto muchas barbaridades entre los católicos pero los evangélicos tampoco se han quedado atras.
He visto como muchos pastores evangélicos predicaban sobre la prosperidad dando el diezmo para despues llenar sus bolsillos y enriquecerse a consta de los pobres. Realmente pienso que es necesario congregarse, pero pienso que la verdad absoluta no la tiene ninguna denominación religiosa. ¡El verdadero camino, la verdad y la vida es Cristo!
¡que Dios te siga bendiciendo mucho!
Un saludo muy respetuoso
 
Re: La iglesia que amo

Gracias Marta, por tu respuesta y tu buen espíritu.
Ahora bien, he notado que dices:

por desgracia he visto muchas barbaridades entre los católicos pero los evangélicos tampoco se han quedado atras.
He visto como muchos pastores evangélicos predicaban sobre la prosperidad dando el diezmo para despues llenar sus bolsillos y enriquecerse a consta de los pobres.
Comprendo. Pero creo que más allá de experiencias (buenas o malas. Todos daremos cuenta) se encuentra la consonancia con determinada base de fe, que en definitiva es lo que importa, y no el accionar de determinado(s) miembros(s) de determinada comunidad religiosa.

Realmente pienso que es necesario congregarse, pero pienso que la verdad absoluta no la tiene ninguna denominación religiosa. ¡El verdadero camino, la verdad y la vida es Cristo!
Amén a eso!! (y no agrando la letra, porque no está el tamaño que hubiera querido ponerle :) )
¿Consideras que la Escritura es suficiente para conocer la revelación de Dios al hombre?
(ojo, no es un interrogatorio, he? Si quieres, conversamos..)

¡que Dios te siga bendiciendo mucho!
Un saludo muy respetuoso
Y también a ti. Bendiciones de lo Alto para tu vida.
:radiante:
 
Re: La iglesia que amo

Gracias Marta, por tu respuesta y tu buen espíritu.
Ahora bien, he notado que dices:

Comprendo. Pero creo que más allá de experiencias (buenas o malas. Todos daremos cuenta) se encuentra la consonancia con determinada base de fe, que en definitiva es lo que importa, y no el accionar de determinado(s) miembros(s) de determinada comunidad religiosa.

Amén a eso!! (y no agrando la letra, porque no está el tamaño que hubiera querido ponerle :) )
¿Consideras que la Escritura es suficiente para conocer la revelación de Dios al hombre?
(ojo, no es un interrogatorio, he? Si quieres, conversamos..)

Y también a ti. Bendiciones de lo Alto para tu vida.
:radiante:
Para conocer la revelación de Dios al hombre fundamentalmente es necesario el ESPÏRITU SANTO. "Pero cuando venga el Espíritu Santo de verdad, él os guiará a toda la verdad: porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. (Juan 16:13:14)
 
Re: La iglesia que amo

Para conocer la revelación de Dios al hombre fundamentalmente es necesario el ESPÏRITU SANTO. "Pero cuando venga el Espíritu Santo de verdad, él os guiará a toda la verdad: porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. (Juan 16:13:14)
Amén a eso. Pero.. ¿sólo el Espíritu "revelará" de una forma autónoma, o podrá más bien la revelación actuar a modo de "confirmación" de alguna base doctrinal reconocible? "¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?" (Romanos 10:14) Por eso, ¿cuál es la fuente doctrinal reconocible de "esos" que predican la Verdad de Dios?
 
Re: La iglesia que amo

Amén a eso. Pero.. ¿sólo el Espíritu "revelará" de una forma autónoma, o podrá más bien la revelación actuar a modo de "confirmación" de alguna base doctrinal reconocible? "¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?" (Romanos 10:14) Por eso, ¿cuál es la fuente doctrinal reconocible de "esos" que predican la Verdad de Dios?

"Mantengamonos firmes, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometio. y consideremonos unos a otros para esimularnos al amor y A LAS BUENAS OBRAS;NO DEJANDO DE CONGREGARNOS, COMO ALGUNOS TIENEN POR COSTUMBRE, SINO EXORTANDONOS; Y TANTO MÁS, CUANTO VEAÍS QUE AQUEL DÍA SE ACERCA(HBREOS 10: 23,25)
BENDICIONES
MARTA
 
Re: La iglesia que amo

Bueno estimada Marta, o no te entiendo, o creo que no quieres entrarle al tema. Y lo respeto.
Cordial saludo
:radiante:
 
Re: La iglesia que amo

Encuentro personal con Dios


Los cristianos debemos tener mucho cuidado de no caer en la vivencia de un cristianismo estrictamente racional, así como deberíamos evitar también el vivirlo desde planteamientos estrictamente sentimentales que más parezcan fenómenos psicológicos que se dan en personas propensas a sugestionarse. Quizás algunos dirían que debemos separarnos de la vivencia de un cristianismo que, desde puntos de vista filosóficos o teológicos, no ve la posibilidad de tener ese encuentro personal con Dios, como algo que podemos experimentar en el ámbito personal, quizás alegando que el Dios inabarcable nunca puede ser objeto de nuestra experiencia. Pero otros también alegarían que no es positiva la vivencia de un cristianismo que se concrete sólo en explosiones de sentimentalismo que haga sospechar y desconfiar a los más racionalmente críticos. Pero, independientemente de estos dos posicionamientos, ¿Es necesario un encuentro personal con Dios para ser cristiano?
Hoy en día se podrían encontrar en el mundo a muchas personas que se declararían creyentes del Dios verdadero, pero si se les preguntara si habían tenido algún encuentro personal con él o alguna experiencia de la divinidad, dirían que no. Incluso, los más suspicaces podrían responder que ni siquiera desean ese tipo de experiencias religiosas de la divinidad. Pero hay que tener cuidado, porque el riesgo que se corre es el reducir la fe a un mero acto intelectual que ve como posible la existencia de Dios, un mero conocimiento de datos, aunque estos sean extraídos de las Sagradas Escrituras, un bagaje intelectual que hemos acumulado a lo largo de esta vida en contacto con las lecturas y conocimientos, a los cuales damos nuestro asentimiento intelectual y los aceptamos, pero que no pasan a ser vida en nosotros.
Yo creo que se necesita esa experiencia personal que completa los conocimientos. Se necesita, además de los conocimientos, la experiencia de lo religioso, la apertura al misterio, a lo numinoso, la experiencia profunda e íntima de Dios en nuestras vidas... el encuentro personal con Dios. Encuentro al que aludimos tantas veces los cristianos en nuestras conversaciones cristianas. Hay muchos que, creyendo intelectualmente en Dios, nunca han tenido una experiencia de la divinidad en sus vidas. Nunca se han abierto al hecho de que, además de nuestro entendimiento, dejemos que sea el Espíritu mismo quien dé testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Este es un paso imprescindible para podernos llamar realmente cristianos, para la transformación de la vida, para que se pueda dar en nosotros esa renovación que se puede mostrar con la expresión bíblica de “nuevo nacimiento”, la transformación, el cambio, el ser una nueva criatura, el haber muerto al hombre viejo y nacido al nuevo hombre, tan y como le gustaba decir al apóstol San Pablo.
Por eso ser cristiano no es cuestión de afiliaciones, ni de haber nacido en uno u otro país, ni de asumir intelectualmente ciertos posicionamientos o verdades. No es cuestión de calentar los bancos de las iglesias y estar dispuesto a escuchar lo que la iglesia tiene que decirnos... no es cuestión de golpes de pecho o de cargar con los pasos de las procesiones.
Es, de alguna manera, el contacto con la divinidad que te cambia y te transforma en una nueva criatura, es poder ver a Dios en tu vida y en los avatares diarios de tu historia personal. No es haberlo conocido de oídas como le ocurría a Job antes de la dura intervención de Dios en su vida, sino el haberle visto con los ojos de la fe y el haber tenido una experiencia real de Él... y seguirle en el camino del “ya no vivo yo, sino que vive Cristo en mí”.