La pena de muerte de Sadam Husein.
Cuando en el mundo tantos dictadores y asesinos han quedado impunes, terminando por morir de muerte natural y sin que se hiciera justicia de ningún tipo, es difícil derramar una lagrima por la ejecución de Sadam Hussein, el exdictador Iraqui.
Husein fue un dictador brutal y durante su mandato ordenó ejecutar a miles de personas. Incluso las organizaciones de derechos humanos que tienen objeciones sobre la forma en que se llevó a cabo su mandato no pueden argumentar su inocencia. Pero, ¿será su muerte un beneficio o un perjuicio para Irak? Pocos parecen dispuestos a argumentar lo primero, excepto el propio gobierno iraquí, al menos de boca para fuera.
Lo cierto es que muchos temen que sea todo lo contrario: que profundice una violencia intolerable, que se vuelva un héroe o un “convertido” de ultima hora para un extremismo islamista que no profeso nunca y que sea utilizado como bandera: otro mártir que achacarle a la ocupación de los “infieles” estadounidenses.
Aquí no cabe júbilo. Podría ser un asesino ajusticiado, pero quizá fuera menos poderoso vivo, encerrado en una celda y aislado para el resto de su vida, una sombra del dictador que fue y que alguna vez, durante la guerra de Irak e Iran, recibió la ayuda y el respaldo de Estados Unidos. Que en aquel entonces lo vio como un aliado.
Es culpable, si, pero, ¿contribuirá su muerte a pacificar Irak y a acabar con la presencia estadounidense en aquel país? No creo que así sea y, hasta ahora, nadie con dos dedos de frente parece creerlo tampoco,
Cuando en el mundo tantos dictadores y asesinos han quedado impunes, terminando por morir de muerte natural y sin que se hiciera justicia de ningún tipo, es difícil derramar una lagrima por la ejecución de Sadam Hussein, el exdictador Iraqui.
Husein fue un dictador brutal y durante su mandato ordenó ejecutar a miles de personas. Incluso las organizaciones de derechos humanos que tienen objeciones sobre la forma en que se llevó a cabo su mandato no pueden argumentar su inocencia. Pero, ¿será su muerte un beneficio o un perjuicio para Irak? Pocos parecen dispuestos a argumentar lo primero, excepto el propio gobierno iraquí, al menos de boca para fuera.
Lo cierto es que muchos temen que sea todo lo contrario: que profundice una violencia intolerable, que se vuelva un héroe o un “convertido” de ultima hora para un extremismo islamista que no profeso nunca y que sea utilizado como bandera: otro mártir que achacarle a la ocupación de los “infieles” estadounidenses.
Aquí no cabe júbilo. Podría ser un asesino ajusticiado, pero quizá fuera menos poderoso vivo, encerrado en una celda y aislado para el resto de su vida, una sombra del dictador que fue y que alguna vez, durante la guerra de Irak e Iran, recibió la ayuda y el respaldo de Estados Unidos. Que en aquel entonces lo vio como un aliado.
Es culpable, si, pero, ¿contribuirá su muerte a pacificar Irak y a acabar con la presencia estadounidense en aquel país? No creo que así sea y, hasta ahora, nadie con dos dedos de frente parece creerlo tampoco,