El ángel, la mujer y el hombre

¿la teología de la prosperidad también es un don del espíritu?

¿la teología de la prosperidad también es un don del espíritu?

La teología de la prosperidad

“Tres cosas hay en la vida: salud dinero y amor; y el que tenga estas tres cosas que le de gracias a Dios”. Así se cantaba hace ya bastantes años, por la España de la posguerra. Hoy diríamos que el autor de la canción cayó en un cierto romanticismo y que podía haber simplificado las cosas, ir más a lo práctico. Reflejaría mucho la mentalidad actual: “Tres cosas hay en la vida: dinero, mucho dinero, muchísimo dinero; y el que tenga las tres cosas que le pida más a Dios”. Lo de pedírselo a Dios no es porque la España de hoy sea tan católica como hace cincuenta años, pero nunca esta de más, sobre todo si se trata de una cosa seria, como los funerales o los bombos de la Primitiva, recurrir a las más altas influencias.
No se niega claro está, que el amor y la salud sean importantes, pero teniendo dinero todo se puede arreglar. Es verdad que la mariscada en un restaurante de cinco estrellas de 200 euros, puede fastidiar el estómago, pero para eso están los mejores médicos en unas confortables clínicas privadas. Ya se arreglara.. Y si no, ¡a los Estados Unidos! con dinero hay solución para todo.
Esa tendencia a buscar la felicidad en la posesión de la riqueza se eleva a la categoría de dogma. Pero a diferencia de otras épocas, en las cuales la propia acumulación de riqueza era lo fundamental, hoy se la desea para consumirla inmediatamente en los mil objetos que nos van a hacer felices.
La técnica de hacer desear se ha convertido en una especialidad cuidadísima. El hombre , la mujer, y hasta el niño, son examinados minuciosamente como sujetos de deseos.
Esta fe en el dinero como suprema fuente de felicidad se ha impuesto sobre cualquier otro tipo de creencias. Concretamente sobre creencias que a lo largo de los siglos han afectado a hombres y mujeres en sus niveles más profundos, las creencias religiosas, Gran número de personas han sustituido pura y simplemente una fe por otra.
Otros intentan hacer coexistir las dos creencias a base de encerrarlas en mundos aislados e independientes. Uno de esos mundos se reduce al templo al que se van a cumplir los preceptos religiosos. En él resuenan una y otra vez las palabras del Evangelio: “Bienaventurados los pobres…Ay de vosotros los ricos!... No podéis servir a Dios y a las riquezas… “Resuenan hasta que su eco acaba perdiéndose entre las oscuras bóvedas y las luminosas vidrieras. Cuando se traspasan las puertas de salida la bienaventuranza vuelve a estar en tomarse unas gambas a la plancha luciendo un modelito exclusivo, subirse a un coche de lujo, e irse a comer a un restaurante de cinco estrellas.
Pero aún hay una postura más peregrina. No se pierde la fe en una trascendencia y en un poder superior, ni se los aísla de las aspiraciones económicas de cada uno; se hace otra cosa: se subordina el mundo de lo religioso a las aspiraciones económicas. Se efectúa una relectura de los textos básicos de la religión, eliminando todo lo que va en contra de la fe en el dinero, y se deja convertido a Dios, incluso al Dios cristiano, en un poder mágico que ayuda a los hombres en lo que verdaderamente les importa: su riqueza.
No se puede llegar a más. El dinero no sólo hace felices a los hombres, sino al mismo Dios.
 
Re: El ángel, la mujer y el hombre

Lo malo es que estas palabras denuncian un hecho que se viene repitiendo constantemente en múltiples variaciones.
Veamos los testos bíblicos en Gen.3:1-5
"Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
La tentación comienza con una pregunta:
¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
La trampa esta puesta puesto que Eva tuvo que responder que aquello no era cierto.
Seguidamente la mentira:

Primero, Con la pregunta pone en duda la palabra de Dios.
Segundo cambia la Palabra de Dios por su palabra en el "No morieis"
Tercero: Y lo refuerza con la Palabra de Dios con esto:
"sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal"

Exactamente tal como hace el llamado magisterio romanista.
Me temo que la serpiente era catolico-romana.
 
Re: El ángel, la mujer y el hombre

Escrito está que Eva escuchó la voz del ángel caído y transgredió el mandato de Dios, empujando a Adán a pecar, lo cual trajo la muerte al mundo.
Cierto. Pero la muerte al mundo la trajo la desobediencia de Adán. Con lo cual, aunque eso "está escrito", no define que la desobediencia de Eva sea la causal de la condenación.

Escrito está que Dios la castigó por ello.
Cierto. Pero fue a Adán a quien castigó condenando al mundo por no haber obedecido al expresó mandato que le dió (Génesis 3:17). Escrito está que Dios buscó al hombre (Adán) para que le diera explicaciones (Génesis 3:9). Con lo cual, aunque eso "está escrito", no define que la desobediencia de Eva sea la causal de la condenación.

Escrito está que María escuchó la voz del arcángel Gabriel y que, a pesar del peligro de ser considerada como adúltera y recibir el castigo de la muerte, dio su placet a la Encarnación, lo cual trajo la salvación al mundo, pues el Salvador es fruto de su seno.
Dios no necesitaba el placet de nadie. El angel Gabriel no "consultó" a María ni le pidió consentimiento. El angel Gabriel LE COMUNICÓ lo que Dios ya había decidido. La bienaventurada María fue un instrumento (preciado y escogido) en las manos de Dios. Quien trajo la salvación al mundo no fue María, sino Dios mismo. Debería conocer Juan 3:16.

Escrito está que Dios la bendijo por ello.
Y todo lo que la Iglesia dice de María nace de esas verdades eternas recogidas en la Escritura y explicadas por los padres.
Pero nada de eso justifica atribuirle a la bienaventurada María el causal de nuestra Salvación, en absoluto sustentado por la Escritura.

Y escrito está que la Iglesia tiene plena autoridad para juzgar y definir los lindes de la sana doctrina. Y que quien no la escucha debe ser considerado como gentil y publicano.
Los lindes de la sana doctrina lo define la Escritura, no un grupo de auto-denominados infalibles desde la ciudad de los siete montes.
 
Re: El ángel, la mujer y el hombre

Estimada Marta, ya que copia&pega, lo menos que podría hacer es citar la fuente...
 
Re: El ángel, la mujer y el hombre

Pido a Dios que pronto todos reconozcamos a María Santísima como Madre de Dios y Madre Nuestra, nos acojamos a ella y la llevemos a nuestras casas como nos pidió Jesús desde la Cruz (cf. Jn 19,26-27)
El Cristiano no necesita reconocer a ninguna madre espiritual, pues en Cristo estamos completos (tal como enseña la Escritura). Jesús en la cruz encomendó a Juan y a Su madre en cuidado recíproco. Queda sólo en una suposición (y bastante floja para ser sincero) el creer que debamos llevar a la bienaventurada María a algún lado. De hecho, un MUY conocido sitio de apologética católica, dice (resaltados agregados):

"...

"Puede parecer un hecho sorprendente, pero lo cierto es que los Padres de la Iglesia, en conjunto, no llegaron a interpretar estos versículos como una revelación de la maternidad espiritual de María. Tal vez haya que exceptuar a Orígenes en la introducción a su comentario del evangelio de Juan [3]. Desgraciadamente, se ha perdido su interpretación detallada de la Pasión. Ignoramos, pues, cómo comprendió nuestro pasaje. Pero puesto que no encontramos eco alguno de su pensamiento en la patrística posterior, parece que tampoco él ahondó mucho en el tema que nos ocupa.

Los textos patrísticos explican, prácticamente siempre, la escena de María y el discípulo al pie de la Cruz en sentido moral. Ven en esta escena un signo de la piedad filial de Jesús hacia su madre, ya que, antes de morir, la confía a su discípulo amado. Los Padres no fueron más lejos..."

[3] ORIGENES, In Ioannem, 1,4 (23): SC 120,71.73.


http://apologetica.org/maternidad-potterie.htm

:kaffeetri
 
Re: El ángel, la mujer y el hombre

Y de la misma forma que respondiera Jesucristo, nuestro amado Maestro, Señor y Salvador, los Cristianos creemos y declaramos que:

"Nuestra madre y nuestros hermanos son quienes oyen la Palabra de Dios y la hacen.." (Lucas 8:21)​

Es Palabra de Dios.