¿Seguimos estando malditos por la Iglesia de Roma?

28 Febrero 1999
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Lo que sigue es de la autoría de Miguel Rosell Carrillo, Pastor de Centro Rey, Madrid, España, de reciente aparición en
www.centrorey.org donde podrá leerse el artículo entero bajo el título: LA UNIDAD INTERRELIGIOSA ingrediente básico para el NUEVO ORDEN MUNDIAL
Por creerlo de sumo interés para nuestros hermanos ecumenistas, extraigo aquí la sección en que el autor prueba que como cristianos evangélicos seguimos desde Trento estando ANATEMATIZADOS – MALDITOS para la iglesia romana. Con gusto atenderé cualquier cuestionamiento que merezca esta lectura.
Ricardo, de Montevideo, URUGUAY

La Constitución Dogmática “Lumen Gentium”, publicada por el Concilio Vaticano II, es el texto más ensalzado por ser el más trascendental logro del Concilio. Este importante documento afirma claramente que no define ninguna doctrina o dogma nuevos. Por tanto, las doctrinas expresadas en el Concilio de Trento tienen vigencia absoluta. La siguiente es la declaración conciliar a la que nos referimos:
“Este concilio sagrado (Vaticano II) acepta lealmente la venerable fe de nuestros antecesores, y propone de nuevo los decretos del Segundo Concilio de Nicea, del Concilio de Florencia, y del Concilio de Trento”.
Por lo tanto, ya que vuelve a definir los mismos postulados dogmáticos que el Concilio de Trento, postulados estos que todo verdadero católico tiene que creer con fe católica, veamos pues algunas de esas declaraciones tridentinas:
En cuanto a la misa:
“Si alguno dijere que en la misa no se ofrece a Dios un sacrificio propio y verdadero, sea anatema” (es decir, sea maldito)
¿Se imaginan ustedes hermanos yendo de nuevo a misa, y creyendo que en ella, el presunto oferente (el cura), ofrece a Dios un sacrificio, cual es supuestamente, una y otra vez el sacrificio de Jesús, cuando dice la Escritura que El lo hizo una vez y para siempre, ofreciéndose a sí mismo? (He: 7: 27)
¿Aceptarían ustedes esa doctrina? Seguro que no, como yo. Pues entonces, la iglesia de Roma nos maldice.
Sigue diciendo Trento:
“Si alguien niega que en el sacramento de la Santísima Eucaristía están presentes verdadera, real y substancialmente el cuerpo y la sangre y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y consecuentemente Cristo mismo, sino que dice que es sólo un símbolo, figura o fuerza, sea anatema” (es decir, sea maldito).
¿Se imaginan ustedes, hermanos, creyendo que en el pan y en el vino están en sustancia el cuerpo, la sangre y la divinidad de Cristo, haciendo por tanto, un dios de esas formas?
¿Aceptarían ustedes esa doctrina? Seguro que no, como yo. Pues entonces, la iglesia de Roma nos maldice.
Sigue Trento diciendo:
“Si alguien niega que en el venerable sacramento de la Eucaristía el Cristo integral está contenido bajo cada forma y bajo cada parte de cada forma cuando se divide, sea anatema”.
¿Se imaginan ustedes, hermanos, afirmando que Quien es la persona de Cristo está contenido bajo cada forma y bajo cada parte de cada forma cuando se divide?
¿Aceptarían ustedes esa doctrina? Seguro que no, como yo. Pues entonces, la iglesia de Roma nos maldice.
Sigue Trento afirmando:
“Si alguien dice que en el santo sacramento de la Eucaristía, Cristo el unigénito Hijo de Dios, no ha de ser adorado con el culto de latría, también externamente manifestado, y que consecuentemente no ha de ser venerado en festividad solemne extraordinaria, ni ha de ser cargado solemnemente en procesión según los laudables y universales ritos y costumbres de la santa Iglesia, ni ha de ser exhibido públicamente ante el pueblo para que lo adoren, y que por lo tanto los adoradores son idólatras, sea anatema” .
¿Se imaginan ustedes, hermanos, adorando el pan que eleva el cura católico como el que adora a la persona de Cristo, etc. etc.?
¿Aceptarían ustedes esa doctrina? Seguro que no, como yo. Pues entonces, la iglesia de Roma nos maldice.
Todas estas ridículas y blasfemas doctrinas son las que cada católico está obligado a creer, si es que quiere llamarse católico. ¿Podrá entonces un católico ser un verdadero cristiano? Difícilmente, ¿no es cierto?
Entonces, ¿qué verdadera comunión en el Espíritu podemos tener los cristianos con los católicos? La verdad es que ninguna.
A mí me parece más honesto el posicionamiento de los católicos sinceros y convencidos, que nos tienen a nosotros, los cristianos de la Biblia, por herejes y anatemas, porque es de acorde a su creencia tridentina.
Lo que no es de recibo, es la falsedad e hipocresía de todos aquellos católicos y presuntos evangélicos que, ignorando el dogma católico, y la Biblia, respectivamente, se lanzan en una sinrazón ecuménica, que no es más que una vergüenza, incluso a los ojos del mundo, que contradice el propio enunciado del slogan del III Encuentro Fraterno de la Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu Santo) el cual dice así: “Para que todos sean uno, para que el mundo crea”¿en qué? ¿En una esquizofrenia doctrinal? ¿En una confusión espiritual?... ¿En qué deberíamos creer si los cristianos nos uniéramos a los católicos? ¿Deberíamos seguir creyendo sólo en la Biblia, o deberíamos, contradiciéndola, creer también en las declaraciones conciliares de los papas?, ¿y los católicos, deberían sólo creer en la Biblia, dejando entonces de ser católicos? Esto no es más que una vuelta hacia la torre de Babel: ¡Confusión!
¿Qué comunión hay entre la luz (la Biblia) y las tinieblas (Roma)? ¡Ninguna!
Como cristianos, así como hemos de amar a todos los hombres, amamos a las personas que practican el catolicismo, a los cuales llamamos católicos, orando por ellos (no con ellos) para que se conviertan al verdadero Cristo, y eso dista mucho a ser uno con ellos. A eso, no nos llama el Señor, sino todo lo contrario:
<<Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades>> (Apocalipsis 18: 4, 5)
© Miguel Rosell Carrillo, Pastor de Centro Rey, Madrid, España.
Diciembre 2006
www.centrorey.org
Quedo a vuestras órdenes para responder a cualquier comentario.
Ricardo.
 
Re: ¿Seguimos estando malditos por la Iglesia de Roma?

“Si alguno dijere que en la misa no se ofrece a Dios un sacrificio propio y verdadero, sea anatema” (es decir, sea maldito)

Galatas 1:9 Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!

La celebración de la última cena del Señor es un ritual ordenado por el mismo Jesucristo.

La ultima Cena es el centro de atención de la celebración eucarística en complacencia con las palabras del Señor, y el sacerdote repite así mismo "Este ES mi Cuerpo.... esta ES mi Sangre..."

¿Predica usted un evangelio distinto?

..

Saludos
 
Re: ¿Seguimos estando malditos por la Iglesia de Roma?

Pues estoy de acuerdo en una cosa con Miguel Rosell Carrillo: es absurdo el ecumenismo entre católicos y protestantes. Al menos si se entiende como algo que ha de concluir con la aceptación de los protestantes de los dogmas católicos o viceversa. Es más, no es que sea absurdo. Es que es imposible.

Pero al mismo tiempo ello no implica que no pueda haber diálogo e incluso algún tipo de colaboración a la hora de defender valores comunes: familia, dignidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte, etc. Mas mucho me temo que desde el bando protestante son muchos, supongo que no la mayoría, los que ni siquiera en esos asuntos quieren tener algo que ver con la Iglesia Católica. Es tal su odio a la fe católica que ni siquiera harán causa común con la misma en cosas que es de justicia defender.

Y además conviene mencionar otra cosa: es absolutamente innecesario usar hoy la palabra maldición para referirse a los anatemas por errores doctrinales. No es lo mismo anatemizar que maldecir. Son verbos diferentes. Y lo que hace Trento es usar el verbo que usó San Pablo para referirse a los que enseñan doctrinas erróneas, como es el caso de los protestantes desde el punto de vista de la fe católica. Además, rasgarse las vestiduras porque Trento anatemice a los protestantes cuando desde la Reforma se llamaba Ramera a la Iglesia Católica es, como mínimo, un acto de cinismo e hipocresía digno de ser denunciado. De hecho, son infinitamente más los protestantes que hoy siguen aplicando a la Iglesia Católica el texto de Ap 17,1 y ss que los católicos que hoy van por ahí diciendo que los protestantes son una panda de herejes y cismáticos.
 
Re: ¿Seguimos estando malditos por la Iglesia de Roma?

Si la Eucaristia es el VERDADERO Cuerpo y Sangre de Cristo
¿No incurren en maldición los que lo niegan y se llaman a si mismos cristianos?

Hebreos 10:28-29
Si alguno viola la Ley de Moisés es condenado a muerte sin compasión, por la declaración de dos o tres testigos.
¿Cuánto más grave castigo pensáis que merecerá el que pisoteó al Hijo de Dios, y tuvo como profana la sangre de la Alianza que le santificó, y ultrajó al Espíritu de la gracia?


Saludos
 
Re: ¿Seguimos estando malditos por la Iglesia de Roma?

Si la Eucaristia es el VERDADERO Cuerpo y Sangre de Cristo
¿No incurren en maldición los que lo niegan y se llaman a si mismos cristianos?

Hebreos 10:28-29
Si alguno viola la Ley de Moisés es condenado a muerte sin compasión, por la declaración de dos o tres testigos.
¿Cuánto más grave castigo pensáis que merecerá el que pisoteó al Hijo de Dios, y tuvo como profana la sangre de la Alianza que le santificó, y ultrajó al Espíritu de la gracia?


Saludos

Eucaristía significa ACCION DE GRACIAS y hacerlo en memoria de Cristo
tal como Él enseñó,y los cristianos creemos que ese sacrificio fue hecho UNA VEZ PARA SIEMPRE como afirma el autor de Hebreos inspirado por el Espíritu Santo.

¿Quién pisotea la sangre de Cristo el Señor haciendo señora a María sin ser más que una humilde esclava del Señor?

¿Quién pisotea la sangre de Cristo el único Mediado entre Dios y los hombres convirtiendo a María en mediadora de todas las gracias?

En tus palabras serás juzgado por la Palabra de Dios.

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Mantener la esperanza

Mantener la esperanza

MANTENER LA ESPERANZA


Fiel es Dios, por quién habéis sido llamados a la unión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro. Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo sentir, y no haya entre vosotros disensiones; antes bien, viváis bien unidos en un mismo pensar y un mismo sentir. Porque, hermanos míos, he sabido de vosotros por los de Cloe que existen discordias entre vosotros. Me refiero a que cada uno de vosotros dice: “yo soy de Pablo”, “ yo de Apolo” “yo de Cefas”, “ Yo de Cristo”. ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros?¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo? ¡Doy gracias a Dios por no haber bautizado a ninguno de vosotros fuera de Cristo y Gayo! Así, nadie puede decir que habéis sido bautizados en mi nombre. ¡Ah, sí!, también bauticé a la familia de Estéfanas. Por lo demás, no creo haber bautizado a ningún otro. Porque no me envio Cristo a Bautizar, sino a predicar el evangelio. Y no con palabras sabias, para no desvirtuar la cruz de Cristo. Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan –para nosotros- es fuerza de Dios (1Cor 1,9-18)


Confesiones que dividen la Iglesia

Es el primer documento del Nuevo Testamento, escrito unos veinte años después de la muerte de Jesús, en Éfeso, a la comunidad de la gran ciudad de Corinto, y ya oímos hablar de tensiones, divisiones, cismas. Claramente había confesiones ya entonces: en nombre de Pedro, de Pablo, de Apolo, y hasta de Cristo. ¿Y hoy? ¿No descubrimos sin dificultad –con la salvedad de un cierto anacronismo- paralelos en nuestra situación actual?
Los católicos: la confesión de Pedro, que, por su primado, su poder de las llaves y de pastor universal, parece estar por derecho frente a todos los demás.
Los ortodoxos: tal vez la confesión de aquel Apolo que está en la base de la gran tradición del pensamiento griego y que ha interpretado la revelación con más espíritu, más profundidad, incluso “más rectamente”y aun “más ortodoxamente” que todos los demás.
Los protestantes: ciertamente la confesión de Pablo, que es en efecto el padre de sus comunidades, el apóstol sin más, el predicador irrepetible de la cruz de Cristo, el que ha trabajado más que todos los otros.
Y, finalmente, las Iglesias libres, que no hay por qué olvidar al parecer la confesión de Cristo como el Señor y Maestro, y desde ahí tratan de configurar la vida de sus comunidades.
Y ¿por qué confesión se decide Pablo? Los católicos esperarían, sin duda, una referencia a Pedro que, ciertamente, según Mateo es la “roca” sobre la que descansa la Iglesia. Sin embargo, Pablo pasa en silencio sobre el nombre de Pedro, lo mismo que, tácticamente, sobre el de Apolo.
Pero lo sorprendente de esto: desautoriza también a los compañeros de confesión, que le reclaman a él. ¿por qué? Porque no quiere grupos pendientes de un hombre y que se programen en torno a un que no haya sido crucificado por ellos, y en cuyo nombre no hayan sido bautizados. Pues no en su nombre, sino en el de Cristo, el crucificado, han sido bautizados.
Y por eso no puede convertirse en nombre de confesión ni siquiera el nombre de Pablo, que fundó la comunidad.


Si este texto es algo así como la quintaesencia del pensamiento ecuménico para hoy, hay que añadir enseguida: ningún nombre ni ningún cargo, ninguna autoridad ni especialidad de una iglesia puede llevar a la separación de las Iglesias en concreto:
• Un ministerio de Pedro, neotestamentariamente entendido, puede ser para la iglesia si se quiere “roca” de su unidad y de su cohesión, pero no puede convertirse en criterio absoluto para saber donde hay Iglesia de Cristo.
• La tradición, como la entienden los ortodoxos orientales, puede ser para la Iglesia una buena línea directriz de su comunidad y de su permanencia, pero no puede convertirse en línea divisoria más allá de la cual en lugar de ortodoxia sólo puede haber heterodoxia.
• La misma Biblia de los simpatizantes evangélicos de Pablo puede ser para la Iglesia si se quiere fundamento de su fe y de su confesión pero no puede convertirse en cantera de piedras que , en lugar de servir para edificar, se empleen para apedrearse.
• Ni Cristo, el Señor, a quien apela directamente la tradición de las Iglesias libres, puede emplearse como escudo para una confesión que quiera de ese modo lanzarle al campo de batalla de parte de una sola Iglesia en contra de las demás.
A cada una de estas distintas confesiones, con su estructura, su tradición y su doctrina peculiares, perfectamente justificadas en sí mismas, las confronta pablo con esta pregunta que las relativiza a todas: “¿Está dividido Cristo?”.
¿Qué es lo, primero que diría Pablo si viera cómo los cristianos de hoy estamos todos bautizados en el mismo y único Cristo, celebramos la Cena en memoria suya: la memoria Domini, la eucaristía (“acción de gracias”), la koinonía, communio, la “comunión” con Cristo y nuestra comunión mutua: la comida de la unidad?
“¿Está dividido Cristo?”, nos diría también a nosotros, a nuestras Iglesias confesionales y a sus dirigentes, que mantienen tal estado de separación desde hace 500años y aun 900.
Y añadiría: ciertamente en esa comunidad de Cena quedan “superados” en Cristo la raza, la cultura, el sexo, pues en él no hay ya “ ni amo ni esclavo, ni griego, ni bárbaro, ni hombre ni mujer”.
Pues si en la celebración eucarística deben superarse, sin duda, las tensiones y contradicciones tanto políticas como culturales y hasta sexuales, ¿por qué no, y lo primero de todo, las confesionales?


Superación de las diferencias

Pero se dice de la parte oficial: no tenemos la misma comprensión de la Cena, la misma comprensión de la fe. Ciertamente, no tenemos todos la misma teología, pero ¿no tenemos acaso la misma fe? Por encargo oficial elaboraron las distintas Iglesias una serie completa de documentos de consenso: “documentos de coincidencia creciente” (1983), de 700 páginas. ¿por qué no se llevan a la practica de una vez por todas? Ahí parece claramente lo que es convicción de muchos cristianos de nuestro pueblo desde hace tiempo: que las diferencias en la compresión de la eucaristía, de la Cena, no pueden significar ya una división en la fe.
Y esto vale sobre todo para aquella declaración de convergencia elaborada durante veinte años por la Comisión para la fe y constitución de la Iglesia, del Consejo Mundial de las Iglesias, junto con representantes oficiales de la Iglesia católica, y que se promulgo en Lima, en 1982, bajo el título: “ Bautismo, eucaristía y ministerio”. La “liturgia de Lima”, elaborada por la misma Comisión ecuménica, y practicada allí por primera vez, fue utilizada luego en la última asamblea plenaria del Consejo Mundial de las iglesias en Vancouver, con la participación del obispo católico alemán encargado del ecumenismo y de muchos teólogos católicos, pero también más tarde en muchas comunidades evangélicas y católicas de Alemania. Nosotros la utilizamos en la fiesta ecuménica sobre todo para la plegaria eucarística, para posibilitar a los cristianos de todas las confesiones una oración común, una alabanza y súplica comunes, una común “acción de gracias”, es decir, una “eucaristía” común.
De la declaración de Lima y de la liturgia de lima se desprende lo siguiente: las diferencias que condujeron en el siglo XVI a la separación de las Iglesias se han vuelto superables. Llama la atención el hecho de que el documento no habla ya de cuestiones capitales controvertidas en el tiempo de la Reforma: la lengua vulgar en el culto y el cáliz de los laicos en el banquete eucarístico: Piénsese en lo que se nos hubiera ahorrado en guerras de religión si Roma hubiera sido ya entonces más abierta en esas dos cuestiones puramente disciplinares, como en la cuestión también puramente disciplinar del matrimonio de los sacerdotes.
Pero también las diferencias dogmáticas podrían verse como fundamentalmente superables. Cito sólo cuatro viejos puntos polémicos, sobre los que pueden leerse interesantes “comentarios” en los “papeles de Lima”.
* Punto 1: “sacrificio expiatorio”: ¿es la eucaristía un sacrificio expiatorio o no?
Ningún católico informado dice ya hoy que la celebración eucarística sea una “repetición” del sacrificio de la cruz por el sacerdote. A la inversa, también los evangélicos pueden comprender que no contradice en modo alguno la unicidad del sacrificio de la cruz el que los católicos digan que la entrega y expiación únicas de Jesús “se hacen presentes” en la eucaristía.
Todos los cristianos pueden así afirmar lo que dice el documento de Lima: “La eucaristía es el sacramento del sacrificio único de Cristo, que permanece eternamente, para interceder por nosotros. Es la memoria de todo lo que Dios ha hecho por la salvación del mundo”.

• Punto2: “presencia real”: ¿está Jesucristo efectivamente presente bajo las especie de pan y vino?
Ningún cristiano evangélico informado mantiene hoy la opinión de que el hacerse presente Jesucristo en el banquete eucarístico dependa simplemente de nuestra fe o. Por así decirlo, de nuestra subjetividad.
A la inversa, ningún cristiano católico podría hoy mantener la opinión de que la fe del hombre no juegue ningún papel en absoluto para la presencia de Jesucristo en esa celebración, de que todo sea opus operatum, o un rito que funciona por si mismo.
Todos los cristianos pueden afirmar, por tanto, con los papeles de Lima que el banquete eucarístico “es el sacramento del cuerpo y la sangre de Cristo, el sacramento de su presencia efectiva (presencia real)... La Iglesia confiesa una presencia real, viva y activa en la eucaristía...Aunque la presencia efectiva de Cristo no depende de la fe de cada uno, están todos de acuerdo, sin embargo, en que la fe es necesaria para poder discernir el cuerpo y la sangre de Cristo”.
* Punto 3: “transustanciación”: ¿ cambian de sustancia los dones eucarísticos?
Ningún cristiano católico informado mantiene hoy la opinión de que sólo se pueda explicar de una manera la presencia eucarística de Jesucristo – sólo mediante la teoría medieval y contrareformista de la transustanciación-.
A la inversa, ningún cristiano evangélico informado juzgara esta doctrina de la transustanciación simplemente como magia cuasificalista y automatica.
Todos los cristianos pueden afirmar, pues, con el documento de lima: “ En la historia de la Iglesia ha habido diversas tentativas para entender el ministerio de la presencia real y única de Cristo en la eucarístia. Algunos se conforman con afirmar sin más esa presencia, sintratar de explicarla. Otros juzgan necesario insistir en una transformación, operada por el Espíritu Santo y la palabra de Cristo, cuyo resultado es que ya no son el pan y el vino usuales, sino el cuerpo y la sangre de Cristo.
• punto 4: “ministros”: ¿quién puede celebrar la eucaristía? Hoy no afirmara ya ningún católico informado que la eucaristía la “celebra” sólo el sacerdote para el pueblo.
A la inversa, ningún evangélico afirmará que cualquier cristiano puede celebrar la eucaristía sin más, cuando y como él quiera.
Todos los cristianos pueden, sin embargo, afirmar con el documento de Lima: “ Es Cristo quien invita al banquete y lo preside...En la mayoría de las Iglesias se expresa esta presidencia por medio de un ministro ordenado... El sirviente (minister) de la eucaristía es el mensajero que representa la iniciativa divina y expresa la vinculación de cada comunidad local con las demás comunidades locales en la Iglesia universal”.


Ciertamente, va siendo hora de que, después de tantos documentos de unificación, también la Iglesia católica reconozca como válidos a los ministros protestantes y las celebraciones protestantes de la Cena. Ya en el encuentro ecuménico de Pentecostés de 1971 en Augsburgo ¡hace 19 años!_ , donde millones de personas practicaron espontáneamente la intercomunión, se hizo llegar por gran mayoría a los dirigentes de todas las Iglesias el deseo de que se permitan celebraciones conjuntas de la Eucaristía a grupos ecuménicos y a matrimonios de distintas confesiones, y de que se psibilitase a cualquier cristiano que quiera recibir la comunión hacerlo en cualquier Iglesia cristiana. Las prohibiciones existentes en este sentido deberían ser suprimidas por las Iglesias.
¿Por qué no se avanza más en está dirección?; ¿ por qué se reacciona casi siempre – a menudo por ambas partes- con estrechez de miras, con angustia por la ortodoxia, con desconfianza y miedo?; ¿ por qué no trajeron ni el Sínodo de Würzburg ni la visita del papa, a pesar de tantas bellas palabras, consecuencias ecuménicas?



¡SAL FUERA, ESPÍRITU INMUNDO!

Quien ha estado siempre comprometido en el trabajo ecuménico ha podido experimentar que se puede tener una Comisión ecuménica internacional de la mayor calidad, se pueden aportar los más altos conocimientos exegéticos, históricos y sistemáticos, se pueden pulir una y otra vez, teológica y lingüísticamente, los documentos de unificación, pero no se puede dar un paso en el ecumenismo si no se tiene el debido, el verdadero espíritu. No me refiero sólo al espíritu de amistad y de colegialidad, ni sólo en primer término al “ espíritu del tiempo”, ni sólo en general al espíritu humano.
Sabemos bien qué ambivalente, peligrosa y aun traicionera “esencia” es este espíritu humano que ha enfrentado, disociado y separado tantas veces a los hombres, a las naciones y también a las confesiones religiosas.
Sí, es un espíritu inmundo el que, a los 900 años del cisma entre Oriente y Occidente , a los 500 años de la separación de católicos y protestantes, causados por él sigue afirmando
Que todavía no está maduro el tiempo para el entendimiento, para la suspensión de la excomunión, para el restablecimiento de la comunión, para la celebración en común de la eucaristía y de la Cena;
_ Que hacen falta todavía muchas reuniones de comisiones y sínodos, aunque ya ha habido tantos cuyos resultados hayan sido simplemente ignorados;
- que hace falta orar mucho todavía, como si la oración de los fieles no debiera unirse, finalmente, la acción de los dirigentes;
- que hace falta sufrir aún más, con paciencia, por la Iglesia y su división, como si el sufrimiento que la separación de las Iglesias trajo y sigue trayendo a la humanidad, a los pueblos, y comunidades, a las familias y matrimonios, no clamara al cielo desde hace ya mucho tiempo...
Se siente uno tentado, en tal situación a echar mano del exorcismo: ¡Sal fuera, espíritu inmundo! Sal fuera, tú que disgregas y separas, obstruyes y retardas. Apártate de tus Iglesias y sus centrales, de facultades e institutos, de organismos y comisiones. Sal fuera de los corazones de los hombres, de nuestros corazones. Y deja espacios abiertos.


Abre espacio al Espíritu Santo que, suave y fuerte a la vez, reconcilia, vincula, unifica, y que es la fuerza de Dios, fuerza y poder de Dios mismo. No un fluido misterioso y mágico, tampoco un hechicero de tipo animista, sino Dios mismo que actúa y nos alcanza pero que es inalcanzable, que es un don pero que es indisponible, que es creador de vida pero que al mismo tiempo la juzga.
No, este espíritu de Dios no es un poder anónimo. Tiene un nombre, desde que aquel dejado de la mano de Dios y de los hombres fue asesinado pero, según la fe de sus seguidores, fue levantado de la muerte e introducido en la vida eterna. O, como se dice en la antigua confesión de fe del comienzo de la carta a los romanos: “constituido hijo de dios con poder, según el espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos (1,4). Éste es el espíritu de Jesucristo, cuya señal más cierta es la libertad: “Donde está el espíritu del Señor, allí esta la libertad” (2Cor2,17). Es el don incomparable, la gracia suprema.
Veni, sancte Spiritus, así canta la secuencia de Pentecostés creada en un tiempo en que la cristiandad todavía no se había dividido. A este Espíritu Santo no se le puede forzar, sólo se le puede pedir: Ven.
Lava quod est sordidun: lava lo que está sucio, desenmascara tú la autojustificación de nuestras Iglesias y purifícanos de nuestras culpas.
Sana quod est saucium: sana lo que está herido, ayuda tú a los heridos por un derecho canónico injusto, y a los menos favorecidos en la Iglesia, sobre todo a las mujeres.
Riga quod est aridum: riega lo que está seco, vivifica tú a los resignados y a los marginados en la Iglesia, y haz que sobre todo los jóvenes vivan de nueva esperanza.
Flecte quod est rigidum: dobla lo que está rígido, humilla tú la arrogancia de los teólogos y jerarcas, y conmueve toda falsa seguridad, para que no todo se reduzca a lo antiguo.
Fove quod est frigidum: calienta lo que está frío, destruye tú nuestras angustias, nuestros prejuicios y tabúes, y dilata nuestros corazones con un amor que no conozca fronteras.
Rege quod est devium: conduce lo que está desviado, haz tú que llamemos al error y a la injusticia por su nombre, y que luchemos en la Iglesia y en la sociedad por la verdad, la justicia y la paz.
Sólo me queda desear que vivamos confiando en la actuación de este Espíritu, y saquemos de ahí fuerza para vivir y para sobrevivir, fuerza para resistir y aliento para el compromiso. Sigue siendo valida para el ecumenismo la frase que se encuentra en el valiente libro de Karl Rahner y Heinrich Fries La unión de las Iglesias, una posibilidad real, la última obra que publico Kart Rahner antes de su muerte: Podemos más de lo que podemos”. Tratemos, pues, con libertad y sinceridad cristianas, confiando en la fuerza unificadora del Espíritu, de aprovechar nuestros espacios de libertad: no contra, sino para la Iglesia de Cristo. Y que la paz de Cristo nos acompañe
 
Re: ¿Seguimos estando malditos por la Iglesia de Roma?

La primera ascepción de la palabra anatema es excomulgado.

Cuando la Iglesia declara anatema al que no cree una verdad de fe, lo que quiere decir es que esa persona no está en comunión con la Iglesia Católica, y eso es exactamente estar excomulgado = fuera de la comunión.

Así que de maldiciones, nada. Eso lo hará Jesús en el Juicio Universal, cuando los separe a izquierda y derecha.
 
Re: ¿Seguimos estando malditos por la Iglesia de Roma?

Galatas 1:9 Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!

Una cosa es q lo diga Pablo q la tenia tan clara y otra es q la diga un catolico, un evangelico, o yo mismo. NINGUNO DE NOSOTROS tenemos la autoridad de doctrina q tenia Pablo. Nadie de aqui la tiene tan clara como el. Asi q los q creen q pueden apoyarse en ese texto para hablar como el son tan ilusos como creer q se pueden tirar de un trampolin de 18 metros de altura a un tapeware.

A veces me causa risa el uso y el abuso q le hacen la palabra. Pq algo esta escrito q Dios dijo algo algunos piensan q pueden entenderlo y aplicarlo en la cabalidad de Dios, y otros mas humildes, hacen lo mismo con los apostoles, cuando en realidad uno ve sus frutos y son los cotrarios a los de los apostoles. ¿Como te quedo el Ojo Papita?? Si, vos q apoyaste a Hitler, si, vos q apoyaste a Franco, si vos q mataste a tanta gente. Si vos q apoyaste a las dictaduras defactas en sudamerica, a Pinochet, a Galtieri. Si vos q recibias en misa a esos asesinos, si vos q bautizas a los hijos de la mafia.


:Wizard:



Hay algo q es fundamental a distinguir, una cosa es q pablo diga q una doctrina es anatema y otra es q maldiga a la persona q la enseña. LA DIFERENCIA ES ABISMAL!.

:bicho: :bicho: :bicho:

Asi q ojaldre con eso. Yo no se como lo entenderan los catolicos, pero yo no noto mucho fanatismo con eso entre mi gente conocida. bah, ni bolilla le dan a la biblia y a sus doctrinas como para entender q realmente es anatema o q no. Pero en cambio si veo q los evangelicos suelen saber mas de la biblia, aunque terminen repitiendo como loritos lo q dice su pastor, y suelen ser mas fanaticos y tambien suelen discriminar, inferiorizar, maldecir, a la gente q no sigue las doctrinas q a ellos les parecen correctas.
asi q ojaldre ;) Y seamos sinceros y honestos! babilonia es mas grande de lo q creemos :readingda :readingda :readingda
 
Coco Loco y Luis Fernando:

Coco Loco y Luis Fernando:

Coco Loco:
Tampoco debes afanarte demasiado en hacerle honor a tu nick name.
Eucaristía es la acción de gracias y no el sacramento llamado Sagrada Comunión en la Santa Misa católica romana, cuando el sacerdote pretende ofrecer a Dios Padre el sacrificio de su Hijo Jesucristo.
Eucaristía es una palabra griega que aparece 15 veces en el Nuevo Testamento y que puede traducirse como hacimiento o acción de gracias. Frecuentemente se usa al dar gracias por los alimentos, como por ejemplo en 1Timoteo 4:3. Diariamente yo practico la eucaristía cuatro veces al día: al desayuno, al almuerzo, a la merienda y a la cena; aunque Pablo dice que debemos hacerlo por todo (Ef.5:20). Por supuesto, al participar de la Cena del Señor, también damos gracias por el pan y por la copa antes de su distribución, siguiendo el ejemplo del Señor al instituirla y según las instrucciones de Pablo en 1Corintios 11. Todo ello sin embargo muy lejos de lo que el romanismo llama eucaristía.
Queda tranquilo Coco Loco que el evangelio que predico es el mismo que Pablo predicaba, y no hay ángel, Papa o falsos apóstoles que me convenzan a pervertirlo.

Luis Fernando:
Dices bien que anatematizar y maldecir son verbos diferentes; ni siquiera son sinónimos. Sin embargo, en el Diccionario Católico de la Sagrada Biblia de Mons. Dr. Juan Straubinger, si bien presenta la misma versión atenuada que tú das en cuanto a excomunión en 1Co.16:22, reconoce que “En el tiempo de Saúl vino a significar una maldición o execración, o sentencia de reprobación”. Baste que se consulte cualquier diccionario de la lengua española para comprobar que entre varias acepciones de anatema y anatematizar, se incluyen las de maldición, maldecir.
En realidad, todo lo que está implicado en la voz “anatema” no suaviza sino que acentúa cuanto de malo está implicado en el término “maldición”.
Ademàs, pobre consuelo me darìas con que segùn tù lo ùnico que recae sobre mì de parte de la Iglesia, sus Concilios y sus decretos sea la excomuniòn, pues tanto yo como tantìsimos protestantes nunca pertenecimos a ella.
Ricardo.
 
Re: Coco Loco y Luis Fernando:

Re: Coco Loco y Luis Fernando:

Ademàs, pobre consuelo me darìas con que segùn tù lo ùnico que recae sobre mì de parte de la Iglesia, sus Concilios y sus decretos sea la excomuniòn, pues tanto yo como tantìsimos protestantes nunca pertenecimos a ella.
Ricardo.


Pues precisamente por eso digo que no tiene mucho sentido querer aplicar los anatemas de Trento a quienes nunca han sido católicos. Lutero, Calvino y Zwinglio lo fueron y por tanto podían caer dentro del ámbito de la anatematización. Pero quienes ni siquiera han sido bautizados como católicos, ¿cómo van a ser excomulgados de la Iglesia Católica?

De Trento queda la doctrina sobre la justificación y la fe así como la que trata de los sacramentos. Doctrina que en lo esencial no ha cambiado desde entonces. Pero hoy no necesitamos anatemizar a nadie. No estamos en tiempos de Saúl. Es más, no estamos en tiempos en que se interpretaba el Nuevo Testamento (tanto por católicos como por protestantes) de tal forma que la ejecución de herejes estaba justificada porque San Pablo, al hablar de un uso válido de la ley, situaba a la mala doctrina junto con una serie de delitos que eran castigados con la pena de muerte por dicha ley (de hecho, esa ley condenaba a morir a los que se apartaban de la fe de Israel). Y como no estamos en el siglo XVI sino en el XXI, ¿a cuento de qué se ha de aplicar conceptos del XVI a las relaciones actuales entre católicos y protestantes?

Pero eso, querido Ricardo, hoy es un problema básicamente protestante y no católico. Como ya te dije en el mensaje anterior, son muchos más los protestantes del siglo XXI que verbalmente tratan a los católicos de este siglo según el modelo del siglo XVI que los católicos que hacen lo propio con protestantes. No se trata de que seamos unos hipócritas y nos digamos "oh, hermano, no pasa nada, da igual que yo crea en el sola fide y tú no" y "oh, hermano, no pasa nada, da igual que yo no acepte el libre examen y tú sí". No, no. Quizás tú no pero yo lo sé porque he estado en los dos lados de la orilla. Y por eso afirmo con toda la contundencia que me es posible que las diferencias entre católicos y protestantes son FUNDAMENTALES. Afectan a la raíz de la Revelación, al concepto de la propia fe, a aspectos esenciales de los que incluso depende nuestra salvación a no ser que, en ello confío, medie un derroche tremendo de la misericordia divina.
Pero al mismo tiempo que digo eso, afirmo que no tiene sentido actuar como si hoy los protestantes fueran iguales que en el siglo XVI (aunque algunos lo son) o como si la Iglesia Católica no hubiera pasado por el Concilio Vaticano II (aunque a algunos no les guste la apertura del concilio).
 
Re: ¿Seguimos estando malditos por la Iglesia de Roma?

yo no noto mucho fanatismo con eso entre mi gente conocida. bah, ni bolilla le dan a la biblia y a sus doctrinas como para entender q realmente es anatema o q no. Pero en cambio si veo q los evangelicos suelen saber mas de la biblia, aunque terminen repitiendo como loritos lo q dice su pastor, y suelen ser mas fanaticos y tambien suelen discriminar, inferiorizar, maldecir, a la gente q no sigue las doctrinas q a ellos les parecen correctas.


No se si quedo claro, por las dudas lo explico. Me refiero q los creyentes normales catolicos son mas abiertos y aceptan a cristianos q crean distinto. Si entre ellos no se ponen de acuerdo a cual santo adorar, y cada region tiene el suyo. ...Q pueden reclamar de los demas?. Osea no maldicen a la gente q cree diferente. Aunque si pueden aceptar q otros no esten vinculados con su iglesia o credo por creer distinto. En cambio los evangelicos son mas fanaticos y cerrados, si discriminan a los q no creen igual, si inferiorizan a otro tipos de creencias, si creen q tienen la unica verdad. si maldicen a las personas q no creen como ellos. Osea no necesitan q la gente les haga un mal para maldecirlos como la ley del talion lo manda. Y Cristo lo desautoriza. Estoy diciendo q tienen la lengua tan habituada al mal q maldicen a una persona por el solo hecho de no creer igual. Una cosa de locos! No es q maldicen siquiera a solo la doctrina errrada. Maldicen a la persona q cree en esa doctrina errada. Es gravisimo lo q digo. Pero es lo q se da.

Ok, el texto de Ricardo apuntaba a la doctrina y no a la gente normal. Y el fanatismo de los catolicos tambien maldicen a la gente, y las autoridades de los catolicos llegan a un nivel de corrupcion posiblemente mucho peor q el de los evangelicos. Ok, puede q lo q diga sea off topic, pero es real. Y es una arista del tema, y muy preocupante.
 
Luis Fernando:

Luis Fernando:

Luis Fernando:

¡Por supuesto que coincidimos! Quédese la Iglesia Oriental con su ortodoxia, la Católica con sus Concilios y los Protestantes con la Biblia, que para los ecumenistas eso sólo son obstáculos contingentes que serán dirimidos de golpe y porrazo en el momento menos esperado.
Los ortodoxos podrán seguir entretenidos con su milenaria tradición; los católicos planificando la diplomacia a seguir; y los protestantes embarcados en sus aventuras bíblicas sacando de aquí y de allá lo que mejor convenga a sus intereses.
¡Gracias a Dios que todavía queda un remanente fiel escogido por gracia que sirve aquí al Señor que espera desde los cielos!
Ricardo.
 
Re: ¿Seguimos estando malditos por la Iglesia de Roma?

Hombre coincidimos que el ecumenismo como se concibe actualmente es un despropósito, pero de que tarde o temprano se dará, se dará y no sólo entre iglesias cristianas sino en una masa amorfa humanista secularista disfrazada de espiritual que bajo la bandera de la tolerancia perseguirá a la verdadera fe.
 
Re: ¿Seguimos estando malditos por la Iglesia de Roma?

No sé si debo preocuparme. Pero esa supuesta maldición que ha lanzado el Estado Vaticano no me preocupa en absoluto.

Palabras que se lleva el viento, sólo que para vergüenza de los subditos actuales del Estado Vaticano han quedado registradas por escrito.
 
Re: ¿Seguimos estando malditos por la Iglesia de Roma?

(Gen 27:29) "Sírvante pueblos, Y póstrense ante ti naciones; Sé señor de tus hermanos, E inclínense ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldigan, Y benditos los que te bendigan."

(Num 24:9) Se agazapa, se echa como león, O como leona ¿quién se atreverá a despertarlo? Benditos los que te bendigan, Y malditos los que te maldigan."


(Sal 109:28) Maldigan ellos, pero Tú bendice; Cuando se levanten, serán avergonzados, Pero Tu siervo se alegrará.

(Rom 12:14) Bendigan a los que los persiguen. Bendigan, y no maldigan.
 
Re: ¿Seguimos estando malditos por la Iglesia de Roma?

(Gen 27:29) "Sírvante pueblos, Y póstrense ante ti naciones; Sé señor de tus hermanos, E inclínense ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldigan, Y benditos los que te bendigan."

(Num 24:9) Se agazapa, se echa como león, O como leona ¿quién se atreverá a despertarlo? Benditos los que te bendigan, Y malditos los que te maldigan."


(Sal 109:28) Maldigan ellos, pero Tú bendice; Cuando se levanten, serán avergonzados, Pero Tu siervo se alegrará.

(Rom 12:14) Bendigan a los que los persiguen. Bendigan, y no maldigan.

2Reyes 2:23-24 De allí subió a Betel. Iba subiendo por el camino, cuando unos niños pequeños salieron de la ciudad y se burlaban de él diciendo: «¡Sube, calvo; sube, calvo!»
El se volvió, los vio y los maldijo en nombre de Yahveh. Salieron dos osos del bosque y destrozaron a 42 de ellos.


Revelación 11:6 Estos tienen poder de cerrar el cielo para que no llueva los días en que profeticen; tienen también poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y poder de herir la tierra con toda clase de plagas, todas las veces que quieran.


1Timoteo 1:20 entre éstos están Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendiesen a no blasfemar.

1Co 16:22 El que no quiera al Señor, ¡sea anatema! «Maran atha.»

El Señor pide que no hagamos esto, pero sin embargo hemos sido constituidos también jueces en virtud de que El es Juez.

Revelación 20:4-6
Luego vi unos tronos, y se sentaron en ellos, y se les dio el poder de juzgar; vi también las almas de los que fueron decapitados por el testimonio de Jesús y la Palabra de Dios, y a todos los que no adoraron a la Bestia ni a su imagen, y no aceptaron la marca en su frente o en su mano; revivieron y reinaron con Cristo mil años.
Los demás muertos no revivieron hasta que se acabaron los mil años. Es la primera resurrección.
Dichoso y santo el que participa en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene poder sobre éstos, sino que serán Sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años.


Saludos