Plena Libertad. (Mensaje para Lunes 27, Nov, 2006.)
Plena Libertad. (Mensaje para Lunes 27, Nov, 2006.)
Plena libertad.
Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejarè dominar de ninguna. (1Corintios 6:12)
¿Una declaraciòn temeraria? La ciudad de Corinto, en su cultura, era de tendencia libertina extrema. Una vez los corintios se convertian al Señor, habìa una necesidad inmediata de trabajar en el àrea moral de los mismos. El apòstol Pablo tenìa que explicarles claramente, que la libertad a la que Cristo los habìa introducido, no era, rienda suelta de sus sentidos, ni complacencia de todo antojo; no era tampoco vivir sin linderos morales, al contrario, era saber controlar y someter, por el fruto del Espìritu Santo impartido y bajo Èl, el desenfreno al que el resto del mundo llama ``libertad``.
Asì como un nùmero pequeño de personas han experimentado, en lugares condicionados para esto, flotar sin la fuerza que ejerce la gravedad, (Astronautas, cientìficos, miembros de la fuerza aèrea, investigadores, etc) un nùmero relativamente pequeño han experimentado esta libertad plena a la que hizo referencia Pablo en sus escritos y con su vida, y la que anunciò y prometiò el Señor Jesucristo a los que creyeran activamente en Èl.
Aquellos que vivimos en paises donde el marco de referencia de la vida en sociedad es la democracia, nos resulta inconcebible pensarnos esclavos. Nos referimos a nosotros mismos como gente libre, ya que comparamos nuestra manera de vivir con la de paìses bajo tiranìa o sistema opresor. Pensamos que por poder hacer , conseguir o decir, casi de todo, somos libres. Y en realidad ese impulso desmedido con el cual nos lanzamos a este acceso de cosas y gustos, muestra precisamente nuestra servidumbre. Servidumbre a nuestra propia naturaleza, y esto no puede ser llamado… libertad.
Hay un compositor de procedencia dominicana, quien escribiera en una bella melodia que hace referencia a la libertad, palabras como estas:
``Còmo admiro tu obra, oh tenaz libertador; (Acà se refiere a los màrtires y pròceres de nuestras
tierras.) quisiste dar al pueblo libertad, con gran valor; si estuvieras vivo, andarìas horrorizado,
tu pueblo està postrado bajo el yugo del pecado …``
Y cuando Cristo declarò que-… y conocereìs la verdad, y la verdad os harà libres. -la protesta no tardò.
El pùblico que le escuchaba quiso de una vez hacer claro que ellos no eran esclavos, diciendo: ``Linaje de Abraham somos, y jamàs hemos sido esclavos de nadie. ¿Còmo dices tù: Serèis libres?`` (Juan 8: 32-33) Les vino a la mente el hecho de que estaban bajo dominio romano, y que Jesùs con esa declaraciòn, insinuaba que ellos eran meros servidores bajo el ``Poder de Hierro``. Jesùs hablaba de algo sumamente trascendental. Màs importante que la enmancipaciòn inclusive, de alguna ley opresora. Ademàs, pensaban que la libertad es algo que se hereda de padre a hijo, y en realidad, eso que sì merece llamarse libertad, no se transmite por los genes, ni por abolengo es reclamada; se imparte por un acto de gracia Divina, ya que a los yugos que enfrenta, son de orden espirituales que sòlo rompen con sangre de Cristo, y libertad que se vive sòlo en un nuevo nacimiento, todo como consecuencia de ese perdòn otorgado por Dios.
Cuando los hebreos, luego de 430 años de servidumbre y opresiòn egipcia, salieron bajo el mando de Moisès y del poder de Dios, concluyeron que al fìn eran libres. Y por lo tanto en cuestiòn de dìas, estarìan disfrutando de nuevas tierras. Dios quiso enseñarles a ellos, y a las naciones que les rodeaban, y a nosotros, que habìan otras cadenas màs gruesas, y làtigos mas cortantes dentro de sus mismas almas. Dios tomaria un poco màs de tiempo con ellos. Por eso el proceso del desierto, no se limitaba a darles leyes que sirvieran como freno a tendencias humanas pecaminosas, tambièn llevaba a crear un modelo simbòlico de libertad de esas tendencias; aunque esa libertad fuera sòlo un control regulado de las mismas. Pero desgraciadamente, esa generaciòn de adultos no se sometiò a ese proceso de libertad y fueron sus hijos los que vivieron en ciertas èpocas, esa experiencia.
Ya en el nuevo pacto, cumplido el sacrificio de Cristo, y por la obra interna del Espìritu Santo,
los hebreos y gentiles tenìan apertura plena a libertad plena.
Pablo trabajò intensamente, guiado por el Señor, para enseñar sobre esa verdad a los gentiles que se volvìan a Dios. Pero, como menciona el verso al principio de este mensaje, tuvo que aclarar que la verdadera libertad es cuando eres amo de aquello a lo que antes servìas.
Utilizarè algunos ejemplos o ilustraciones, antes de cerrar este mensaje, que nos ubiquen en la aplicaciòn de esta gran verdad, hoy.
Pero recalco esto: En esa libertad verdadera, nada nos domina, aun aquello que nuestra mente diga que es lìcito hacer.
Un niño que haya estado visitando a un primo, para jugar con la consola electrònica que este primo posee, soñarà con tener su propio aparato de juegos algùn dìa. Su tiempo de juego en casa del primo, serà regulado por las normas de ese hogar que èl visita. El niño lamentarà cuando le indiquen- ``Ya es hora de apagar la consola.`` Piensa, en el fondo, que no tiene libertad de usar el juguete. Un dìa festivo, el padre del niño le regala una consola. Èste salta de alegrìa. Corre a conectarla y ese dìa, por ser dìa festivo, juega por largas horas sin ser interrumpido; hasta por ratos, su padre es su compañero de juegos. Al fin libre, piensa. Èl decide cuando encender la consola, y decide cuando presionar el botòn para apagarla; èl es ``señor`` de la consola.
Pasados los dìas festivos, y vueltos los del estudio, otras manos ahora tambièn presionan el botòn de apagar la consola, las de sus padres. El niño se siente invadido. Protesta que regulen algo que ahora le pertenece a èl. Sus padres tratan de explicarle que està pasando demasiado tiempo ante el juego, y sus estudios y hasta su hora de comer y bañarse, estàn siendo rezagadas.
¿Què ha pasado? ¿De què estàn tratando de librar estos padres a su hijo?
El niño se cree señor de su juguete, porque lo posee, lo enciende, lo apaga, pone el cartucho de juego que le plazca, pero en realidad se ha vuelto esclavo de lo que poseìa. Llora por jugar horas extras; no concibe un fin de semana sin dedicar gran parte del mismo a su ``maravilla electrònica``. Se volviò propiedad de su propiedad. Eso no es ser señor; eso no es ser libre.
... mas yo no me dejarè dominar por ninguna. Hay tres cosas que muestran que una persona està andando en esa libertad.
1- Satanàs no tiene agarraderos en esa persona.
En Puerto Rico, cuando los muchachos que pescan a las orillas de los rìos atrapan una anguila, saben que deben tomar una medida inmediata al momento en que la sacan del anzuelo. De no hacer eso, por la sustancia babosa de este pez, la anguila se les va a resbalar y escurrir. Y no importa si traen a un fisiculturista, para que apriete con la fuerza de sus manos al animal, èste se le va a escurrir aùn mas fàcil. Mientras màs presiòn ejerza, màs ràpido escaparà el pez de sus manos. Ya que el anguila no tiene asideros o agarraderos naturales, hay que provocar uno, para poder sostenerla entre las manos. Entonces lo que hacen es echarle arena o tierra a la anguila para que èsta no resbale ni se escurra. Ahora sì, hasta una viejecita con Parkinson podrà sostenerla. Jesucristo dijo horas antes de su muerte expiatoria: ``No hablarè ya mucho con vosotros; porque viene el prìncipe de este mundo (Satanàs), y èl nada tiene en mì ``. (Juan 14:30)
Satanàs no tenìa de donde asir a Jesucristo. Nada lo dominaba; de haber sido asì, ese hubiera sido agarradero para Satanàs someterlo. Ni cosas, ni personas, habìan tomado señorio de Cristo.
Hemos escuchado padres decir: Si a mis hijos les pasa algo, yo me muero. Con todo y el amor profundo que unos padres puedan profesar hacia sus retoños, esta expresiòn deja al descubierto un gran agarradero. La armonìa de sus vidas se viera truncada, si a un hijo les pasara algo negativo. Se secarìan, dejarìan posiblemente de orar a Dios fervorosamente, y sus miradas ya no se volverìan con frecuencia al Señor Eterno, autor de nuestra fè, sino a fotos de esos hijos y recuerdos del pasado. Piense, podrìa decir un padre en esas condiciones, ¿mas yo no me dejarè dominar por ninguna? Un padre, en plena libertad, si. Llorarìa, pero no se secarìa. Suspirarìa, pero no descuidarìa el soplo del Espìritu Santo en èl.
(Mañana, Dios mediante, estarè compartiendo en el mensaje del dìa, la segunda parte y conclusiòn de esta palabra. Hasta entonces. En Cristo.....Erskine.)
Copyright 2006 M.Erskine
Noviembre 2006