El Papa que fue mujer

El Papa que fue mujer

¿Existió la papisa Juana?
César Vidal

Protestante Digital
Número 132
13 de Junio de 2006

Durante siglos circuló la historia de que una mujer llamada Juana había ocupado la silla papal y que, para evitar la repetición de semejante eventualidad, cada nuevo pontífice se veía sometido a un tacto testicular antes de proceder a su coronación. Se trataba de un trámite indispensable para evitar la repetición de aquel desafuero. Incluso en los años setenta, una película protagonizada por Liv Ullmann y Franco Nero resucitó cinematográficamente el pintoresco relato. Sin embargo, ¿qué hubo de verdad en él? ¿Existió realmente la papisa Juana?

Durante el siglo XIII el cronista dominico Juan de Mailly recogió — y difundió extraordinariamente— la historia de una mujer llamada Juana que había calzado las sandalias del pescador Pedro. De acuerdo con el relato, Juana era de origen oriental y, para evitar ser violada, se había disfrazado de hombre. Oculta tras tan peregrino atavío, Juana había conseguido llegar a Roma donde se abrió camino pronto dada su extraordinaria erudición.

La época —según algunos autores hacia 1100, según otros en el 855 después de la muerte de León IV— se caracterizaba por una crisis creciente de la diócesis de Roma. En esa época, la elección papal seguía dependiendo de las votaciones de todos los fieles de la ciudad y, precisamente por ello, venían determinadas por las corruptelas de las grandes familias romanas. No resultaba inhabitual que los reinados papales resultaran efímeros y que incluso los papas fueran depuestos para proceder a la entronización de un miembro de una familia rival. Sin embargo, tampoco era excepcional que el pueblo se hartara de las intrigas de la aristocracia romana y procediera a elegir a un tercero.

Precisamente, Juana habría sido elegida en uno de esos momentos de debilidad de las familias más relevantes de la Ciudad Eterna. El motivo habría sido su bien conocida fama de santidad y erudición. Al parecer, la elección de Juana —por supuesto, con el nombre de Juan— fue seguida por un período inicial de reinado caracterizado por la placidez. Si, finalmente, el resultado fue distinto se debió a la incapacidad de Juana para mantenerse en la continencia. Aventurera a fin de cuentas y dudosamente piadosa, la papisa se convirtió en amante de un oficial. Así, al cabo de poco más de un año de su elección, descubrió con espanto que se encontraba encinta. Los largos hábitos, las vestiduras holgadas y, muy especialmente, lo poco imaginable que resultaba pensar en un Papa embarazado sirvieron para que Juana ocultara su estado durante la gestación.

Quizá incluso hubiera podido dar a luz en secreto y después ocultar a la criatura pero no tuvo esa fortuna. Cuando se hallaba presidiendo una procesión le sobrevinieron los dolores de parto. Intentó sobreponerse pero, sin poder evitarlo, dio a luz. La reacción de la muchedumbre fue, primero, de sorpresa y luego, de cólera. Para algunos se trataba de una manifestación diabólica; para otros, de una profanación repugnante. Antes de que se pudiera impedir, la turba se lanzó encolerizada sobre Juana y la despedazó. De esa manera terminó con la impostora.

Hasta aquí llega el relato sobre la papisa Juana. Sin embargo, resulta obligado preguntarse por la base de verdad que haya podido tener.

De entrada debe señalarse que durante la Edad Media, y precisamente por influjo de Juan de Mailly, fue creído como un episodio verídico. Sin embargo, actualmente parece obvio que la historia de la papisa no pasó de ser una leyenda. ¿Dónde se originó? La respuesta de la crítica histórica apunta a la iglesia ortodoxa y, muy posiblemente, a la bizantina. Las primeras fuentes sobre la papisa Juana parecen haber sido redactadas en griego y recogen multitud de datos que hacen referencia a un contexto situado en Europa oriental. Incluso existen bastantes posibilidades de que el relato surgiera en alguno de los monasterios ortodoxos.

El relato inicial —posiblemente no más que una novela— intentaba vilipendiar al odiado cristianismo latino. Éste no sólo preconizaba una institución tan contraria a la ortodoxia como el papado sino que además había permitido que ésta fuera encabezada por una mujer, un dato que la ortodoxia —mucho más misógina que el catolicismo— encontraba especialmente repugnante. El relato pudo pasar a occidente en la época de las cruzadas precisamente cuando se produjo un contacto muy estrecho —y no pocas veces violento— entre la cristiandad occidental y la oriental. Su difusión se debió a los dominicos precisamente en una época en que la orden estaba siendo cuestionada por su entrega a la filosofía. Muy posiblemente, en su extensión pesaron tanto el deseo de criticar los excesos del papado como la ignorancia histórica. De hecho, de Mailly no logró fijar bien la cronología del episodio como tampoco hicieron otros después de él.

Sin embargo, la historia iba a mantenerse con el paso del tiempo. Para los opositores a las familias romanas, los partidarios de las tesis conciliaristas y los defensores de una reforma eclesial resultaba especialmente útil aquel relato que mostraba la necesidad de limitar las corruptelas que afectaban a la corte papal. Paradójicamente, el protestantismo no haría uso de la historia, en parte, porque no la consideraba fundamentada y, en parte, porque sus ataques contra el catolicismo no procedían tanto del análisis histórico cuanto de la utilización de la Biblia.

Al final, la leyenda de la papisa Juana volvió a ser reutilizada por laicos y anticlericales durante los siglos XVIII y XIX e incluso por los defensores de sistemas totalitarios en el s. XX. Ahora se añadía el detalle escandaloso —pero falso— de que todos los pontífices eran objeto de un tacto testicular antes de proceder a su coronación. La leyenda pretendía así —como en la Edad Media— imponerse a la Historia pero sus días de credibilidad estaban contados.

© César Vidal
ProtestanteDigital.com
(España, 2006)
.
 
Re: El Papa que fue mujer

gritos de ahogado???

y MAROTZIA algun valiente ?
:lightingz
 
Re: El Papa que fue mujer

Marozia (* 892 – † 955), noble romana también conocida como Mariozza, era hija de Teodora (hermana de Adalberto de Toscana) y del senador romano Teofilacto (patricio de origen alemán), aunque otras fuentes afirman que su verdadero padre fue el papa Juan X .

Fue una de las mujeres más influyentes de su época desde que, en 907, se convirtió en la amante del papa Sergio III y pasó a dominar la política papal durante un periodo de unos veinticinco años que ha pasado a la historia con el nombre de [[pornocracia]. En dicho periodo influyó en la elección de hasta seis Papas y ordenó la muerte de algunos de ellos.

Marozia contrajo matrimonio en tres ocasiones con altos personajes de la nobleza. Su primer marido, Alberico I el Mayor, marqués de Camerino y duque de Spoleto, la desposó en el año 909 cuando estaba embarazada de la relación que mantenía con el papa Sergio III. El hijo que nacería en 910 fue legitimado por Alberico y se convertiría en el futuro papa Juan XI. De este primer matrimonio nacería, hacía el 912, Alberico II que jugará un papel protagonista en la futura caída de su madre.

En 924, Marozia y Alberico I intentan hacerse con el poder absoluto de Roma y se enfrentan a Juan X pero fracasan y Alberico es asesinado. Marozia se encuentra entonces en una situación de debilidad que resuelve casándose con el marqués Guido de Toscana, de cuya unión nacería Berta de Lucca (mujer de Estéfano, emperador bizantino).

En ese mismo año, el trono de Italia quedó vacante al fallecer Berenguer I. La elección de su sucesor provocó un nuevo enfrentamiento entre Marozia y el papa Juan X, ya que mientras el papa apoyaba como candidato al trono a Hugo de Borgoña, Marozia prestó su apoyo al hermanastro de su segundo marido Hugo de Arlés.

El enfrentamiento se resolvió esta vez a favor de Marozia y de su marido Guido el cual se dirigió a Roma al frente de un ejército y tras deponer al Papa lo encarceló hasta su muerte.

En 929 fallece Guido de Toscana y Marozia decide casarse con el hermanastro de su difunto marido y rey de Italia, Hugo de Arlés, para lo cual deben anular el matrimonio de Hugo ya que este se encontraba casado. La anulación matrimonial la consiguió fácilmente ya que el Papa que entonces regía la Iglesia era Juan XI, el propio hijo de Marozia.

El nuevo matrimonio se celebra en 932 y provocó la rebelión del otro hijo de Marozia, Alberico II el Joven, el cual expulsó de Roma a su nuevo padrastro, tomo el poder y mandó encarcelar, en el castillo de San Angelo, a su madre y a su hermanastro el papa Juan XI.

En dicha prisión permanecerá hasta la muerte, en 954, de Alberico II de donde fue trasladada a un convento donde falleció en 955.


Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Marozia
 
Re: El Papa que fue mujer

Marozia (* 892 – † 955), noble romana también conocida como Mariozza, era hija de Teodora (hermana de Adalberto de Toscana) y del senador romano Teofilacto (patricio de origen alemán), aunque otras fuentes afirman que su verdadero padre fue el papa Juan X .

Fue una de las mujeres más influyentes de su época desde que, en 907, se convirtió en la amante del papa Sergio III y pasó a dominar la política papal durante un periodo de unos veinticinco años que ha pasado a la historia con el nombre de [[pornocracia]. En dicho periodo influyó en la elección de hasta seis Papas y ordenó la muerte de algunos de ellos.

Marozia contrajo matrimonio en tres ocasiones con altos personajes de la nobleza. Su primer marido, Alberico I el Mayor, marqués de Camerino y duque de Spoleto, la desposó en el año 909 cuando estaba embarazada de la relación que mantenía con el papa Sergio III. El hijo que nacería en 910 fue legitimado por Alberico y se convertiría en el futuro papa Juan XI. De este primer matrimonio nacería, hacía el 912, Alberico II que jugará un papel protagonista en la futura caída de su madre.

En 924, Marozia y Alberico I intentan hacerse con el poder absoluto de Roma y se enfrentan a Juan X pero fracasan y Alberico es asesinado. Marozia se encuentra entonces en una situación de debilidad que resuelve casándose con el marqués Guido de Toscana, de cuya unión nacería Berta de Lucca (mujer de Estéfano, emperador bizantino).

En ese mismo año, el trono de Italia quedó vacante al fallecer Berenguer I. La elección de su sucesor provocó un nuevo enfrentamiento entre Marozia y el papa Juan X, ya que mientras el papa apoyaba como candidato al trono a Hugo de Borgoña, Marozia prestó su apoyo al hermanastro de su segundo marido Hugo de Arlés.

El enfrentamiento se resolvió esta vez a favor de Marozia y de su marido Guido el cual se dirigió a Roma al frente de un ejército y tras deponer al Papa lo encarceló hasta su muerte.

En 929 fallece Guido de Toscana y Marozia decide casarse con el hermanastro de su difunto marido y rey de Italia, Hugo de Arlés, para lo cual deben anular el matrimonio de Hugo ya que este se encontraba casado. La anulación matrimonial la consiguió fácilmente ya que el Papa que entonces regía la Iglesia era Juan XI, el propio hijo de Marozia.

El nuevo matrimonio se celebra en 932 y provocó la rebelión del otro hijo de Marozia, Alberico II el Joven, el cual expulsó de Roma a su nuevo padrastro, tomo el poder y mandó encarcelar, en el castillo de San Angelo, a su madre y a su hermanastro el papa Juan XI.

En dicha prisión permanecerá hasta la muerte, en 954, de Alberico II de donde fue trasladada a un convento donde falleció en 955.


Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Marozia
eres brillante amigo igorcb

y se que eres valiente (no era para ti pero mil gracias por traer la inf )
 
El Papa que fue mujer

gritos de ahogado???
y MAROTZIA algun valiente ?

El panfleto, del inglés pamphlet, es un libelo difamatorio u opúsculo de carácter agresivo al que recurren las personas fanatizadas que confunden cultura con demagogia. Todo lo que escribes está archirrepetido en este foro hasta el hastío. Al menos trata de decir algo realmente original y, a ser posible, de tu propia cosecha, sin necesidad de recurrir a las cloacas del anticatolicismo de todo a cien. En este foro hay evangélicos serios y sensatos que respetan y son respetados, pero tú tienes un nivel que, de verdad, da pena.
 
Re: El Papa que fue mujer

saludos

doy pena?
que pena verdad

pero dan mas pena los seguidores de la ICAR

MERECE RESPETO LA GENTE QUE LA SIGUE pero sus lideres por supuesto que no ya ve sobre MAROTZIA
no quiere comentar sobre eso tambien ??
que dira sobre eso ?
 
Re: El Papa que fue mujer

esta localizada en recuerdo, se dice, por haber dado allí a luz a un niño el Papa Juan VIH. Por esta razón muchos dicen que
a los papas no se les permite pasar a caballo por allí. Por lo tanto el señor arzobispo de Florencia, el obispo
de Massano, y Hugo de Bencii el subdiácono apostólico, me enviaron una reprimenda» (Líber Notarum, John
Burchard; RISS, XXXII pt. 1, vol. I, p.176).
La estatua de la Papisa (imago papissae) que aquí menciona Burchard en el año 1486, también fue vista
por Martín Lutero cuando visitó Roma a finales de 1510. Lutero hizo un comentario acerca de la estatua
expresando su sorpresa que los papas permitiesen que un objeto tan embarazoso permaneciera en un lugar
público. La estatua que Luterio vio era la de una mujer con vestiduras papales, sosteniendo un niño y un cetro
(La Légende de la Papesse Jeanne, Eugene Müntz, 1900, p.333). Teodorico de Niem afirma que «la estatua fue
erigida por el Papa Benedicto 111, con el fin de inspirar horror al escándalo que sucedió en ese lugar» (Pope
Joan -A Histórica! Study, Emmanuel D. Rhoides, 1886, p.82). El dato es confiable porque cuando Teodorico
escribió al respecto en el año 1414, la estatua tenía apenas poco más de 50 años, lo cual no deja mucho margen
de error.
Por otro lado, en relación al fin o desaparición de la estatua de la Papisa, existe el testimonio de Elias
Hasenmuller quien el la última década del siglo XVI fue informado por una autoridad confiable que la estatua
había sido arrojada al río Tíber porj Pío V (1566-72). Según lo registra el mismo Hasenmuller en su obra
Historia lesuitici Ordinis (1593, p.315). Esto explica también por qué el famoso cardenal jesuíta Roberto
Belarmino (1542-1621), quien intervino como miembro del] Santo Oficio en el juicio contra Galileo, cuando
hace referencia a la estatua en su obra De Summo Pontífice en 1577,! siempre se refiere a ella en tiempo
pasado, con la clara implicación que la estatua en ese entonces ya no existía. Un testimonio más, concerniente
a la existencia de la Papisa Juana, lo encontramos en el juicio que se le hizo al valiente y ] gran reformador de
Bohemia John Huss. En el mes de noviembre de 1414 se convocó un Concilio general en Constanza!
(Alemania), con el fin de dicidir una disputa entre tres idiotas que querían ser papas al mismo tiempo. John
Huss fue llamado a comparecer ante este Concilio porque se le acusaba de herejía. Huss argumentó en su defensa, entre otras cosas, que la única cabeza de la Iglesia podía ser Cristo mismo y no el Papa. Razón por la
cual también, dijo Huss, la Iglesia había podido seguir funcionando durante todo este tiempo sin una cabeza
terrestre a pesar de los papas corruptos. Y fue precisamente aquí, cuando a manera de ejemplo de tal corrupción
papal, Huss citó entonces la existencia de la Papisa Juana. Y, como bien dice el historiador del siglo XVIII
James L’Enfant: «Si esto no hubiese sido en ese entonces un hecho innegable, los miembros del Concilio
seguramente habrían tratado de corregir a Huss con disgusto, o se hubieran reído de él, como ciertamente lo
hicieron por cosas de menor importancia» (The History qfthe Council ofConstance, James L’Enfant,
1730,1, p.340).

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El refran español dice que "Cuando el rio suena es porque agua lleva", pero sin comprometerme en la veracidad de todo esto, cosa que solo se de oidas, el enlace que voy a compartir, lo hago mas porque me divirtio al leerlo que por lo que pueda tener de historico, aunque tambien aporta datos historicos.

Mirar el enlace Aqui

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
Re: El Papa que fue mujer

Tal parece que ante la imposibilidad de demostrar lo que el título de este epígrafe propone, el tema está siendo desviado.
:Bailando:
 
Re: El Papa que fue mujer

Tal parece que ante la imposibilidad de demostrar lo que el título de este epígrafe propone, el tema está siendo desviado.
:Bailando:
y leyo usted el libro y el link??

demostrar que mas?

que la iglesia catolica estubo llena de lobos siempre ?
haciendo de las suyas?

vamos :Smily:
 
Re: El Papa que fue mujer

y leyo usted el libro y el link??

demostrar que mas?

que la iglesia catolica estubo llena de lobos siempre ?
haciendo de las suyas?

vamos :Smily:

Pues si no es mucha la molestia, quisiera que me demostraras por medio de fuentes fiables lo que propones con el título de este epígrafe: que después de León IV, en vez de sucederle Benedicto III como papa, le sucedió un Juan VIII que en realidad era una mujer. Estoy en espera de que se me demuestre que en realidad esa fábula fue un hecho histórico.
:Tomato:
 
Re: El Papa que fue mujer

Pues si no es mucha la molestia, quisiera que me demostraras por medio de fuentes fiables lo que propones con el título de este epígrafe: que después de León IV, en vez de sucederle Benedicto III como papa, le sucedió un Juan VIII que en realidad era una mujer. Estoy en espera de que se me demuestre que en realidad esa fábula fue un hecho histórico.
:Tomato:

valla al primer posteo

saludos cordiales
 
Re: El Papa que fue mujer

valla al primer posteo

saludos cordiales

Gracias, pero ese primer posteo no es fiable debido a que no explica ninguno de los siguientes hechos históricos:

El Papa León IV falleció el 17 de julio 855. Su sucesor inmediato fue Benedicto III, quien fue el que reinó en los años 855-858, y no Juan VIII. Existen monedas antiguas de la época que llevan las efigies de Benedicto III y del emperador Lothair (quien falleció el 28 de septiembre 855), con lo cual se comprueba que a Benedicto III ya se le reconocía como papa antes del 28 de septiembre 855.

El Papa Benedicto III le concedió una petición a Nicolás I, abbey de Corvey, el 7 de octubre 855. Anteriormente, el arzobispo de Reims de nombre Hincmar le había informado a Nicolás I que el mensajero que había sido enviado para llevarle la petición a León IV supo de la muerte del papa cuando iba en camino, y que por esa razón su petición le fue entonces entregada a Benedicto III, quien decidió el asunto tratado, y no a Juan VIII.

Como ves, esos testigos comprueban la exactitud de las fechas en las vidas de León IV y Benedicto III, fechas que no cuadran con la existencia histórica de una supuesta papisa Juana. Con ese primer posteo lo único que has logrado es perpetuar una fábula, y nada más. :ojos:
 
Re: El Papa que fue mujer

El Papa Benedicto III le concedió una petición a Nicolás I, abbey de Corvey, el 7 de octubre 855. Anteriormente, el arzobispo de Reims de nombre Hincmar le había informado a Nicolás I que el mensajero que había sido enviado para llevarle la petición a León IV supo de la muerte del papa cuando iba en camino, y que por esa razón su petición le fue entonces entregada a Benedicto III, quien decidió el asunto tratado, y no a Juan VIII
Corrección:

Benedicto III le concedió la petición a Hincmar, arzobispo de Reims. Más adelante, Hincmar le informó al papa Nicolás I que el mensajero enviado para llevarle la petición a León IV, al enterarse de la muerte del papa cuando iba en camino, procedió a entregar la petición al successor Benedicto III, y no a Juan VIII.
 
Re: El Papa que fue mujer

Gracias, pero ese primer posteo no es fiable debido a que no explica ninguno de los siguientes hechos históricos:

El Papa León IV falleció el 17 de julio 855. Su sucesor inmediato fue Benedicto III, quien fue el que reinó en los años 855-858, y no Juan VIII. Existen monedas antiguas de la época que llevan las efigies de Benedicto III y del emperador Lothair (quien falleció el 28 de septiembre 855), con lo cual se comprueba que a Benedicto III ya se le reconocía como papa antes del 28 de septiembre 855.

El Papa Benedicto III le concedió una petición a Nicolás I, abbey de Corvey, el 7 de octubre 855. Anteriormente, el arzobispo de Reims de nombre Hincmar le había informado a Nicolás I que el mensajero que había sido enviado para llevarle la petición a León IV supo de la muerte del papa cuando iba en camino, y que por esa razón su petición le fue entonces entregada a Benedicto III, quien decidió el asunto tratado, y no a Juan VIII.

Como ves, esos testigos comprueban la exactitud de las fechas en las vidas de León IV y Benedicto III, fechas que no cuadran con la existencia histórica de una supuesta papisa Juana. Con ese primer posteo lo único que has logrado es perpetuar una fábula, y nada más. :ojos:


Hincmar le había informado a Nicolás I que el mensajero que había sido enviado para llevarle la petición a León IV supo de la muerte del papa cuando iba en camino, y que por esa razón su petición le fue entonces entregada a Benedicto III, quien decidió el asunto tratado

NO EXISTIA LA COSA ESA DE CONCLAVE ENTONCES?
acabais de votar ala basura esa tradicion ??

el mensajero supo de la muerte y corrio al que seria sucesor?
 
Re: El Papa que fue mujer

Corrección:

Benedicto III le concedió la petición a Hincmar, arzobispo de Reims. Más adelante, Hincmar le informó al papa Nicolás I que el mensajero enviado para llevarle la petición a León IV, al enterarse de la muerte del papa cuando iba en camino, procedió a entregar la petición al successor Benedicto III, y no a Juan VIII.

como viene de una fuente poco confiable lo vuestro
yo tambien tengo derecho de votarlo ala basura

esto es lo que trajisteis vos

PRUEBAS DE SU CARÁCTER MÍTICO.

Las pruebas principales del carácter enteramente mítico de la papisa son:

Ninguna fuente histórica contemporánea entre las historias de los papas tiene conocimiento de ella; tampoco se hace mención de ella hasta la mitad del siglo XIII. Resulta increíble que la aparición de una "papisa", si hubiera sido un hecho histórico, no hubiera sido notada por ninguno de los numerosos historiadores de entre los siglos X y XIII.
En la historia de los papas no hay lugar en donde encaje esta figura legendaria. Entre León IV y Benedicto III, donde Martinus Polonus la coloca, no es posible insertarla porque León IV falleció el 17 de julio del año 855 e inmediatamente después de su muerte Benedicto III fue elegido por el clero y por el pueblo de Roma; solo que a causa del advenimiento de un antipapa en la persona del cardenal depuesto Anastasius, Benedicto III fue consagrado hasta el 29 de septiembre. Existen monedas con las imágenes de Benedicto III y del emperador Lotario I, quien murió el 28 de septiembre del año 855; por lo tanto, Benedicto III debió haber sido reconocido como Papa antes de esta fecha; el 7 de octubre del año 855, Benedicto III emitió una carta para el monasterio de Corbie. Hinemar, arzobispo de Reims, informó a Nicolás I de que un mensajero que había enviado a León IV se enteró de la muerte de este Papa y por lo tanto dirigió su petición a Benedicto III, quien la resolvió (Hinemar, ep. xl in P.L., CXXXVI, 85). Todas esos testigos prueban que las fechas dadas en las vidas de León IV y Benedicto III eran correctas y que no hubo interrupción de la línea de sucesión entre estos dos papas, de modo que en este lugar no hay espacio para la supuesta papisa.
Más adelante es aún menos probable que una papisa pudiera insertarse en la lista de papas cercanos al año 1100, entre Víctor III (1087) y Urbano II (1088-1099) o Pascual II (1099-1110) como se sugiere en la crónica de Jean de Mailly.
ORIGEN DE LA LEYENDA

Esta leyenda de una papisa romana parece haber tenido una contraparte previa en Constantinopla. En efecto, en su carta a Miguel Caerularius (1053), León IX dice que él no creería lo que había oído, refiriéndose a que la Iglesia de Constantinopla ya había visto eunucos, de hecho una mujer, en su silla episcopal (Mansi "Concil.", XIX, 635 sq.).

Respecto al origen en sí de la leyenda de la Papisa Juana, se han establecido diferentes hipótesis.

Bellarmine (De Romano Pontifice, III, 24) cree que la historia fue llevada desde Constantinopla a Roma.

Baronius (Annales ad a., 879, n. 5) conjetura que la muy criticada debilidad afeminada del Papa Juan VIII (872-882) en su trato con los griegos pudo dar lugar a la historia. Mai ha mostrado (Nova Collectio Patr., I, Proleg., xlvii) que Proteo de Constantinopla (De Spir. Sanct. Myst., lxxxix) en tres ocasiones se refiere enfáticamente a este Papa como "el viril", como quitándole el estigma de afeminado.

Otros historiadores apuntan a la degradación del papado en el siglo X, cuando además tantos papas llevaron el nombre de Juan; parecía por lo tanto un nombre ideal para la legendaria papisa.. De este modo Aventinus ve en la historia una sátira a Juan IX; Blondel, una sátira a Juan XI; Panvinio (notae ad Platinam, De vitis Rom. Pont.) la aplica a Juan XII, mientras que Leander (Kirkengesch., II, 200) la entiende como aplicable en general a la venenosa influencia femenina que durante el siglo X hubo sobre el papado.

Otros investigadores se esforzaron por encontrar en varios acontecimientos y reportes una base definitiva para el origen de la leyenda. Leo Allantius (Diss. Fab. de Joanna Papissa) la relacionó con la falsa profetisa Theota, condenada en el Sínodo de Mainz (847); Leibniz revivió la historia de un supuesto obispo Johannes Anglicus que llegó a Roma y ahí fue reconocido como mujer. La leyenda también fue relacionada con los Pseudodecretos Isidorianos, por estudiosos como Karl Blascus ("Diatribe de Joanna Papissa", Naples, 1779) y Gfrörer (Kirchengesch., iii, 978).

La explicación de Döllinger ha encontrado en general mayor aprobación ("Papstfabeln", Munich, 1863, 7-45). Él reconoce que la leyenda de la Papisa Juana es un vestigio de alguna tradición del folklore romano ligada originalmente con ciertos monumentos antiguos y costumbres peculiares. Una antigua estatua descubierta en tiempos de Sixto V en una calle cercana al Coliseo, la cuál muestra una figura con un niño, fue considerada por el pueblo como la representación de la papisa. En la misma calle fue descubierto un monumento con una inscripción, al final de la cuál aparece la bien conocida fórmula P.P.P. (proprie pecuniâ posuit) junto con un nombre con prefijo que dice: Pap. (?Papirius) pater patrum. Esto pudo fácilmente haber dado origen a la inscripción mencionada por Jean de Mailly (ver arriba). También se observaba que el papa en procesión solemne no transitaba por esta calle (quizás porque era muy angosta). Más adelante se destacó con ocasión de la inauguración formal de la Basílica de Letrán que el recién electo Papa siempre estuvo sentado en una silla de mármol. Esta silla era un antiguo mueble de baño de los que había tantos en Roma.; el Papa la usó realmente para descansar. Pero la imaginación popular llevó a pensar que así se probaba el sexo del Papa, con el fin de evitar que, de ahí en adelante, una mujer alcanzara el Trono de San Pedro.

Explicaciones equivocadas – como las que con frecuencia fueron inventadas en la Edad Media ligadas con monumentos antiguos – y la imaginación popular fueron las originalmente responsables del mito de "La Papisa Juana" que cronistas acríticos, desde mediados del siglo XIII, dignificaron al consignarlo en sus páginas.

J.P. KIRSCH
Transcrito por Marie Jutras.
Traducido por Eladio Megchún.


http://www.enciclopediacatolica.com/j/juanapapisa.htm
 
Re: El Papa que fue mujer

Papisa Juana
De Wikipedia, la enciclopedia libre
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Representación medieval de la papisa juana (como Juan VII).La leyenda de la papisa Juana cuenta la historia de una mujer que usurpó el papado católico escondiendo su identidad sexual. El pontificado de la papisa se suele situar entre 855 y 857, es decir, el que, según la lista oficial de papas, correspondió a Benedicto III, en el momento de la usurpación de Anastasio el Bibliotecario. Otras versiones afirman que el propio Benedicto III fue la mujer disfrazada y otras dicen que el período fue entre 872 y 882, es decir, el del papa Juan VIII.

Tabla de contenidos [ocultar]
1 La leyenda
1.1 Dos versiones
2 Historia de la leyenda
3 Bibliografía
4 Enlaces externos



[editar] La leyenda

La papisa Juana en el tarot.
Carta del Tarot de Marsella que representa a la Papisa (siglo XVIII).En síntesis, los relatos sobre la papisa sostienen que Juana, nacida en 822 en Ingelheim am Rhein, cerca de Maguncia, era hija de un monje. Según algunos cronistas tardíos, su padre, Gerbert, formaba parte de los predicadores llegados del país de los anglos para difundir el Evangelio entre los sajones. La pequeña Juana creció inmersa en ese ambiente de religiosidad y erudicción, y tuvo la oportunidad de poder estudiar, lo cual estaba vedado a las mujeres de la época. Puesto que sólo la carrera eclesiástica permitía continuar unos estudios sólidos, Juana entró en religión como copista bajo el nombre masculino de Joahnnes Anglicus (Juan el Inglés). Según Martín el Polaco, la suplantación de sexo se debió al deseo de la muchacha de seguir a un amante estudiante.

En su nueva situación, Juana pudo viajar con frecuencia de monasterio en monasterio y relacionarse con grandes personajes de la época. En primer lugar, visitó Constantinopla, en donde conoció a la anciana emperatriz Teodora. Pasó también por Atenas, para obtener algunas precisiones sobre la medicina del rabino Isaac Israeli. De regreso en Germania, se trasladó al Regnum Francorum (Reino de los francos), la corte del rey Carlos el Calvo.

Juana se trasladó a Roma en 848, y allí obtuvo un puesto docente. Siempre disimulando hábilmente su identidad, fue bien recibida en los medios eclesiásticos, en particular en la Curia. A causa de su reputación de erudita, fue presentada al papa León IV y enseguida se convirtió en su secretaria para los asuntos internacionales. En julio de 855, tras la muerte del papa, Juana se hizo elegir su sucesora con el nombre de Benedicto III o Juan VIII. Dos años después, la papisa, que disimulaba un embarazo, comenzó a sufrir las contracciones del parto en medio de una procesión y parió en público. Según Jean de Mailly, Juana fue lapidada por el gentío enfurecido. Según Martín el Polaco, murió a consecuencia del parto.

Siempre según la leyenda, la suplantación de Juana obligó a la Iglesia a proceder a una verificación ritual de la virilidad de los papas electos. Un eclesiástico estaba encargado de examinar manualmente los atributos sexuales del nuevo pontífice a través de una silla perforada. Acabada la inspección, si todo era correcto, debía exclamar: Duos habet et bene pendentes (Tiene dos, y cuelgan bien). Además, las procesiones, para alejar los recuerdos dolorosos, evitaron en lo sucesivo pasar por la iglesia de San Clemente, lugar del parto, en el trayecto del Vaticano a Letrán.


[editar] Dos versiones
La versión de Martín de Opava es la siguiente:
Juan el Inglés nació en Maguncia, fue papa durante dos años, siete meses y cuatro días y murió en Roma, después de lo cual el papado estuvo vacante durante un mes. Se ha afirmado que este Juan era una mujer, que en su juventud, disfrazada de hombre, fue conducida por un amante a Atenas. Allí se hizo erudita en diversas ramas del conocimiento, hasta que nadie pudo superarla, y después, en Roma, profundizó en las siete artes liberales (trivium y quadrivium) y ejerció el magisterio con gran prestigio. La alta opinión que tenían de ella los romanos hizo que la eligieran papa. Ocupando este cargo, se quedó embarazada de su cómplice. A causa de su desconocimiento del tiempo que faltaba para el parto, parió a su hijo mientras participaba en una procesión desde la basílica de San Pedro a Letrán, en una calleja estrecha entre entre el Coliseo y la iglesia de San Clemente. Después de su muerte, se dijo que había sido enterrada en ese lugar. El Santo Padre siempre evita esa calle, y se cree que ello es debido al aborrecimiento que le causa este hecho. No está incluido este papa en la lista de los sagrados pontífices, por su sexo femenino y por lo irreverente del asunto. —Martín de Opava, Chronicon Pontificum et Imperatum.

Jean de Mailly, por su parte, dice:
Se trata de cierto papa o mejor dicho papisa que no figura en la lista de papas u obispos de Roma, porque era una mujer que se disfrazó como un hombre y se convirtió, por su carácter y sus talentos, en secretario de la curia, después en cardenal y finalmente en papa. Un día, mientras montaba a caballo, dio a luz a un niño. Inmediatamente, por la justicia de Roma, fue encadenada por el pie a la cola de un caballo, arrastrada y lapidada por el pueblo durante media legua. En donde murió fue enterrada, y en el lugar se escribió: Petre, Pater Patrum, Papisse Prodito Partum (Pedro, padre de padres, propició el parto de la papisa). También se estableció un ayuno de cuatro días llamado ayuno de la papisa. —Jean de Mailly, Chronica Universalis Mettensis.


[editar] Historia de la leyenda
La opinión más extendida es que se trata de una leyenda, que sin embargo fue dada por cierta por la propia Iglesia hasta el siglo XVI. Las sillas perforadas exhibidas en su apoyo no son al parecer otra cosa que las sillas curiales, que simbolizaban el carácter colegial de la Curia romana. Ninguna crónica contemporánea a los hechos narrados acredita la historia, y la lista de papas no deja ningún resquicio en que se pueda insertar el pontificado de Juana. En efecto, entre la muerte de León IV, el 17 de julio de 855 y la elección de Benedicto III, entre los cuales sitúa Martín el Polaco a la papisa, transcurrió muy poco tiempo, incluso teniendo en cuenta que el segundo no fue coronado hasta el 29 de septiembre del mismo año a causa del antipapado de Anastasio. Estos datos son confirmados por pruebas sólidas, como monedas y documentos oficiales de la época. La crónica de Jean de Mailly sugiere, por su parte, un emplazamiento del papado de Juana un poco anterior a 1100. Sin embargo, sólo transcurren unos meses entre la muerte de Víctor III (16 de septiembre de 1087) y la elección de Urbano II (12 de marzo de 1088), y sólo algunos días entre la muerte de este último (29 de julio de 1099) y la elección de Pascual II (13 de agosto de 1099).

Las explicaciones de la leyenda son diversas. El mito fue tal vez ideado a partir del sobrenombre de papisa Juana que recibió en vida el papa Juan VIII por lo que sus opositores consideraron debilidad frente a la Iglesia de Constantinopla, o quizá por el mismo sobrenombre aplicado a Marozia, autoritaria amante de Juan XI. Por otra parte, el mito también remite a las inversiones rituales de valores propias de los carnavales.

Otro punto de partida de la leyenda puede ser la prohibición del Levítico (21:20) de que esté al servicio del Altar un hombre con los testículos aplastados, es decir, un eunuco. La idea que la prohibición conlleva de verificar que sólo hombres enteros accedan al trono papal, estuvo probablemente en el origen de la inspección ceremonial y del testiculum habet et bene pendebant, un tema sugestivo para una disputatio de quolibet estudiantil en la escolástica de la Edad Media.

La leyenda se ha desarrollado a lo largo de la Edad Media. La primera mención conocida se encuentra en la crónica de Jean de Mailly, dominico del convento de Metz, redactada hacia 1255. La leyenda se propagó muy rápidamente y sobre una gran extensión geográfica, lo que puede hacer suponer que existía con anterioridad y que el dominico se limitó a consignarla por escrito. Hacia 1260, la anécdota reaparece en el Tratado de las diversas materias de la predicación, de Esteban de Borbón, también dominico y de la misma provincia eclesiástica que Mailly. Pero es sobre todo el relato hecho por Martín el Polaco en su Crónica de los pontífices romanos y de los emperadores, hacia 1280, el que le asegura el éxito.

La acogida que hacen los medios eclesiásticos de la anécdota, que en un principio fue aceptada como cierta, se ha explicado después por el interés del caso jurídico y por una voluntad de imponer una interpretación oficial del supuesto acontecimiento.

En efecto, la leyenda es rápidamente revivida con fines polémicos. El franciscano Guillermo de Ockham denuncia una intervención diabólica en la persona de Juan, que prefigura la de Juan XXII, adversario de los espirituales (disidentes franciscanos).

Durante el Gran Cisma de Occidente, la historia de Juana prueba, para las dos facciones, la necesidad legal de una posibilidad de destitución papal. También fue recogida por el polemista Jan Hus y después por los luteranos, que veían en Juana la encarnación de la prostituta de Babilonia descrita en el Apocalipsis:


La prostituta de Babilonia según el Tapiz del Apocalipsis de AngersTambién me dijo: «Las aguas que has visto, donde se sienta la ramera, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. / Y los diez cuernos que viste, y la bestia, aborrecerán a la ramera, la dejarán desolada y desnuda, devorarán sus carnes y la quemarán con fuego. / Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo y dar su reino a la bestia hasta que se hayan cumplido las palabras de Dios. / Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra». —Apocalipsis de San Juan.

Todos estos ataques llevaron al erudito Onofrio Panvinio, monje agustino, a redactar en 1562 la primera refutación seria de la leyenda, en su Vitæ Pontificum (Vida de los papas). En el siglo XVII, los luteranos se unieron a sus argumentos.

En 1886, el griego Emmanuel Royidis publicó La papisa Juana, que vino a relanzar el mito. Antes, Petrarca se había visto atraído por la leyenda. En el siglo XX se interesaron por ella otros escritores, como Lawrence Durrell, Renée Dunan o Alfred Jarry.


[editar] Bibliografía
En castellano:

Emmanuel Royidis (Barcelona - 2000), La papisa Juana (traducida por Estela Canto de la versión inglesa de Lawrence Durrell), Edhasa. ISBN 84-350-9979-2.
En francés:

Alain Boureau (1993), La papesse Jeanne, Flammarion, coll. Champs..
Yves-Marie Hilaire (s.dir.) (Paris - 2003), Histoire de la papauté. 2000 ans de mission et de tribulations, Seuil, coll. Points..
Alfred Jarry, Jean Saltas (1981), La Papesse Jeanne, roman médiéval (traducción al francés de la obra de Emmanuel Royidis, seguida de Le Moutardier du Pape, Opérette Bouffe, 1907 y 1908, con un prefacio de de Marc Voline que describe la posteridad literaria de la leyenda), Nouvelles éditions Oswald. ISBN 2730400761.

[editar] Enlaces externos
Los Enigmas
La Papisa Juana en La Enciclopedia Católica
La papesse Jeanne, mythe ou réalité ? en el sitio del Círculo zétético (en francés)
Texto completo del capítulo del Apocalipsis dedicado a la prostituta de Babilonia
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Papisa_Juana"
http://es.wikipedia.org/wiki/Papisa_Juana

200px-Papisajuana.jpg



la paisa juana en el tarot

Papessa_tiara.jpg


http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:Papessa_tiara.jpg
 
Re: El Papa que fue mujer

Cundo algo es cierto hay que reconocerlo.
Benedicto III (855-8)
Juian VIII (872-82)
Le siguieron Nicolas I (858-67) que fué el orquestó el cisma de la catolicidad, excomulgando a Focio, Patriarca de Constantinopla. El primer papa en usar una corona (tiara) basandose para todo ello en "Las Falsas Decretales Seudo Isidorianas" Así, fue el primer papa de la Nueva Institución que conocemos como Iglesia católica apostólica y en realidad SOLO romana.
Adriano II (867-72); y Juan VIII (872-82).
 
Re: El Papa que fue mujer

Papisa Juana
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Representación medieval de la papisa juana (como Juan VII).La leyenda de la papisa Juana cuenta la historia de una mujer que usurpó el papado católico escondiendo su identidad sexual. El pontificado de la papisa se suele situar entre 855 y 857, es decir, el que, según la lista oficial de papas, correspondió a Benedicto III, en el momento de la usurpación de Anastasio el Bibliotecario. Otras versiones afirman que el propio Benedicto III fue la mujer disfrazada y otras dicen que el período fue entre 872 y 882, es decir, el del papa Juan VIII.

Tabla de contenidos [ocultar]
1 La leyenda
1.1 Dos versiones
2 Historia de la leyenda
3 Bibliografía
4 Enlaces externos



[editar] La leyenda

La papisa Juana en el tarot.
Carta del Tarot de Marsella que representa a la Papisa (siglo XVIII).En síntesis, los relatos sobre la papisa sostienen que Juana, nacida en 822 en Ingelheim am Rhein, cerca de Maguncia, era hija de un monje. Según algunos cronistas tardíos, su padre, Gerbert, formaba parte de los predicadores llegados del país de los anglos para difundir el Evangelio entre los sajones. La pequeña Juana creció inmersa en ese ambiente de religiosidad y erudicción, y tuvo la oportunidad de poder estudiar, lo cual estaba vedado a las mujeres de la época. Puesto que sólo la carrera eclesiástica permitía continuar unos estudios sólidos, Juana entró en religión como copista bajo el nombre masculino de Joahnnes Anglicus (Juan el Inglés). Según Martín el Polaco, la suplantación de sexo se debió al deseo de la muchacha de seguir a un amante estudiante.

En su nueva situación, Juana pudo viajar con frecuencia de monasterio en monasterio y relacionarse con grandes personajes de la época. En primer lugar, visitó Constantinopla, en donde conoció a la anciana emperatriz Teodora. Pasó también por Atenas, para obtener algunas precisiones sobre la medicina del rabino Isaac Israeli. De regreso en Germania, se trasladó al Regnum Francorum (Reino de los francos), la corte del rey Carlos el Calvo.

Juana se trasladó a Roma en 848, y allí obtuvo un puesto docente. Siempre disimulando hábilmente su identidad, fue bien recibida en los medios eclesiásticos, en particular en la Curia. A causa de su reputación de erudita, fue presentada al papa León IV y enseguida se convirtió en su secretaria para los asuntos internacionales. En julio de 855, tras la muerte del papa, Juana se hizo elegir su sucesora con el nombre de Benedicto III o Juan VIII. Dos años después, la papisa, que disimulaba un embarazo, comenzó a sufrir las contracciones del parto en medio de una procesión y parió en público. Según Jean de Mailly, Juana fue lapidada por el gentío enfurecido. Según Martín el Polaco, murió a consecuencia del parto.

Siempre según la leyenda, la suplantación de Juana obligó a la Iglesia a proceder a una verificación ritual de la virilidad de los papas electos. Un eclesiástico estaba encargado de examinar manualmente los atributos sexuales del nuevo pontífice a través de una silla perforada. Acabada la inspección, si todo era correcto, debía exclamar: Duos habet et bene pendentes (Tiene dos, y cuelgan bien). Además, las procesiones, para alejar los recuerdos dolorosos, evitaron en lo sucesivo pasar por la iglesia de San Clemente, lugar del parto, en el trayecto del Vaticano a Letrán.


[editar] Dos versiones
La versión de Martín de Opava es la siguiente:
Juan el Inglés nació en Maguncia, fue papa durante dos años, siete meses y cuatro días y murió en Roma, después de lo cual el papado estuvo vacante durante un mes. Se ha afirmado que este Juan era una mujer, que en su juventud, disfrazada de hombre, fue conducida por un amante a Atenas. Allí se hizo erudita en diversas ramas del conocimiento, hasta que nadie pudo superarla, y después, en Roma, profundizó en las siete artes liberales (trivium y quadrivium) y ejerció el magisterio con gran prestigio. La alta opinión que tenían de ella los romanos hizo que la eligieran papa. Ocupando este cargo, se quedó embarazada de su cómplice. A causa de su desconocimiento del tiempo que faltaba para el parto, parió a su hijo mientras participaba en una procesión desde la basílica de San Pedro a Letrán, en una calleja estrecha entre entre el Coliseo y la iglesia de San Clemente. Después de su muerte, se dijo que había sido enterrada en ese lugar. El Santo Padre siempre evita esa calle, y se cree que ello es debido al aborrecimiento que le causa este hecho. No está incluido este papa en la lista de los sagrados pontífices, por su sexo femenino y por lo irreverente del asunto. —Martín de Opava, Chronicon Pontificum et Imperatum.

Jean de Mailly, por su parte, dice:
Se trata de cierto papa o mejor dicho papisa que no figura en la lista de papas u obispos de Roma, porque era una mujer que se disfrazó como un hombre y se convirtió, por su carácter y sus talentos, en secretario de la curia, después en cardenal y finalmente en papa. Un día, mientras montaba a caballo, dio a luz a un niño. Inmediatamente, por la justicia de Roma, fue encadenada por el pie a la cola de un caballo, arrastrada y lapidada por el pueblo durante media legua. En donde murió fue enterrada, y en el lugar se escribió: Petre, Pater Patrum, Papisse Prodito Partum (Pedro, padre de padres, propició el parto de la papisa). También se estableció un ayuno de cuatro días llamado ayuno de la papisa. —Jean de Mailly, Chronica Universalis Mettensis.


[editar] Historia de la leyenda
La opinión más extendida es que se trata de una leyenda, que sin embargo fue dada por cierta por la propia Iglesia hasta el siglo XVI. Las sillas perforadas exhibidas en su apoyo no son al parecer otra cosa que las sillas curiales, que simbolizaban el carácter colegial de la Curia romana. Ninguna crónica contemporánea a los hechos narrados acredita la historia, y la lista de papas no deja ningún resquicio en que se pueda insertar el pontificado de Juana. En efecto, entre la muerte de León IV, el 17 de julio de 855 y la elección de Benedicto III, entre los cuales sitúa Martín el Polaco a la papisa, transcurrió muy poco tiempo, incluso teniendo en cuenta que el segundo no fue coronado hasta el 29 de septiembre del mismo año a causa del antipapado de Anastasio. Estos datos son confirmados por pruebas sólidas, como monedas y documentos oficiales de la época. La crónica de Jean de Mailly sugiere, por su parte, un emplazamiento del papado de Juana un poco anterior a 1100. Sin embargo, sólo transcurren unos meses entre la muerte de Víctor III (16 de septiembre de 1087) y la elección de Urbano II (12 de marzo de 1088), y sólo algunos días entre la muerte de este último (29 de julio de 1099) y la elección de Pascual II (13 de agosto de 1099).

Las explicaciones de la leyenda son diversas. El mito fue tal vez ideado a partir del sobrenombre de papisa Juana que recibió en vida el papa Juan VIII por lo que sus opositores consideraron debilidad frente a la Iglesia de Constantinopla, o quizá por el mismo sobrenombre aplicado a Marozia, autoritaria amante de Juan XI. Por otra parte, el mito también remite a las inversiones rituales de valores propias de los carnavales.

Otro punto de partida de la leyenda puede ser la prohibición del Levítico (21:20) de que esté al servicio del Altar un hombre con los testículos aplastados, es decir, un eunuco. La idea que la prohibición conlleva de verificar que sólo hombres enteros accedan al trono papal, estuvo probablemente en el origen de la inspección ceremonial y del testiculum habet et bene pendebant, un tema sugestivo para una disputatio de quolibet estudiantil en la escolástica de la Edad Media.

La leyenda se ha desarrollado a lo largo de la Edad Media. La primera mención conocida se encuentra en la crónica de Jean de Mailly, dominico del convento de Metz, redactada hacia 1255. La leyenda se propagó muy rápidamente y sobre una gran extensión geográfica, lo que puede hacer suponer que existía con anterioridad y que el dominico se limitó a consignarla por escrito. Hacia 1260, la anécdota reaparece en el Tratado de las diversas materias de la predicación, de Esteban de Borbón, también dominico y de la misma provincia eclesiástica que Mailly. Pero es sobre todo el relato hecho por Martín el Polaco en su Crónica de los pontífices romanos y de los emperadores, hacia 1280, el que le asegura el éxito.

La acogida que hacen los medios eclesiásticos de la anécdota, que en un principio fue aceptada como cierta, se ha explicado después por el interés del caso jurídico y por una voluntad de imponer una interpretación oficial del supuesto acontecimiento.

En efecto, la leyenda es rápidamente revivida con fines polémicos. El franciscano Guillermo de Ockham denuncia una intervención diabólica en la persona de Juan, que prefigura la de Juan XXII, adversario de los espirituales (disidentes franciscanos).

Durante el Gran Cisma de Occidente, la historia de Juana prueba, para las dos facciones, la necesidad legal de una posibilidad de destitución papal. También fue recogida por el polemista Jan Hus y después por los luteranos, que veían en Juana la encarnación de la prostituta de Babilonia descrita en el Apocalipsis:


La prostituta de Babilonia según el Tapiz del Apocalipsis de AngersTambién me dijo: «Las aguas que has visto, donde se sienta la ramera, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. / Y los diez cuernos que viste, y la bestia, aborrecerán a la ramera, la dejarán desolada y desnuda, devorarán sus carnes y la quemarán con fuego. / Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo y dar su reino a la bestia hasta que se hayan cumplido las palabras de Dios. / Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra». —Apocalipsis de San Juan.

Todos estos ataques llevaron al erudito Onofrio Panvinio, monje agustino, a redactar en 1562 la primera refutación seria de la leyenda, en su Vitæ Pontificum (Vida de los papas). En el siglo XVII, los luteranos se unieron a sus argumentos.

En 1886, el griego Emmanuel Royidis publicó La papisa Juana, que vino a relanzar el mito. Antes, Petrarca se había visto atraído por la leyenda. En el siglo XX se interesaron por ella otros escritores, como Lawrence Durrell, Renée Dunan o Alfred Jarry.


[editar] Bibliografía
En castellano:

Emmanuel Royidis (Barcelona - 2000), La papisa Juana (traducida por Estela Canto de la versión inglesa de Lawrence Durrell), Edhasa. ISBN 84-350-9979-2.
En francés:

Alain Boureau (1993), La papesse Jeanne, Flammarion, coll. Champs..
Yves-Marie Hilaire (s.dir.) (Paris - 2003), Histoire de la papauté. 2000 ans de mission et de tribulations, Seuil, coll. Points..
Alfred Jarry, Jean Saltas (1981), La Papesse Jeanne, roman médiéval (traducción al francés de la obra de Emmanuel Royidis, seguida de Le Moutardier du Pape, Opérette Bouffe, 1907 y 1908, con un prefacio de de Marc Voline que describe la posteridad literaria de la leyenda), Nouvelles éditions Oswald. ISBN 2730400761.

[editar] Enlaces externos
Los Enigmas
La Papisa Juana en La Enciclopedia Católica
La papesse Jeanne, mythe ou réalité ? en el sitio del Círculo zétético (en francés)
Texto completo del capítulo del Apocalipsis dedicado a la prostituta de Babilonia
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Papisa_Juana"
http://es.wikipedia.org/wiki/Papisa_Juana

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la paisa juana en el tarot

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http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:Papessa_tiara.jpg

saludos don EDDY

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Re: El Papa que fue mujer

¿Luego Juan VIII fué una mujer?
Esa es otra cuestión.
 
Re: El Papa que fue mujer

NO EXISTIA LA COSA ESA DE CONCLAVE ENTONCES?
acabais de votar ala basura esa tradicion ??

el mensajero supo de la muerte y corrio al que seria sucesor?

No, nada de eso. El dato histórico es el siguiente:

Que el mensajero, al saber de la muerte de León IV, se dirigió al que ya era el nuevo papa Benedicto III, y no al papa Juan VIII. Tu primer posteo no es fiable porque falla en mencionar o aclarar ese importante detalle histórico. :Bailando: