Sobre lo de Eta y la Iglesia Católica en el País Vasco

18 Noviembre 1998
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Sobre lo de Eta y la Iglesia Católica en el País Vasco
18.11.06 @ 02:32:55. Archivado en Actualidad

Fue un verano difícil. Había perdido a mi padre meses antes en un "accidente" de avión (19 de febrero del 1985, Monte Oíz), y a mi madre no se le ocurrió otra cosa que tomar la decisión de que nos fuéramos de Getafe, donde había vivido toda mi infancia y lo que llevaba de adolescencia -tenía 16 años-, a Madrid, cerca de donde vivían sus padres, mis abuelos. O sea, no sólo me quedaba sin padre sino que me sacaban de mi ambiente, de mis amigos, de mi colegio, de mi vida. Aquello fue el germen de una depresión que, literalmente, casi se me llevó por delante a partir de los 17 años.

Sin embargo, el mes de julio de aquel año de 1985 fue un buen mes. Fuimos de vacaciones al pueblo donde había nacido mi abuela materna, Somballe, no muy lejos de Reinosa. No había luz eléctrica en las calles y la casa donde nos alojamos tenía como WC el establo. Pero esos campos verdes, esas vacas y ese aire limpio eran una buena medicina para las heridas de nuestra estabilidad emocional y mental.

Todo transcurría normal hasta que llegaron al pueblo dos sujetos que se habían casado con las hijas de uno de los lugareños. Eran vascos. Eran batasunos. Tanto mi madre como yo sabíamos que lo del accidente de mi padre podía haber sido en realidad un atentado, y aunque a mí entonces eso me importaba bien poco -lo fundamental es que le había perdido y no el cómo-, mi mamá sí estaba bastante obsesionada con ese "detalle". Por piruetas del destino, el ordenador Spectrum que llevé a Somballe se estropeó y decidimos que teníamos que ir a Reinosa a ver si me lo reparaban o, cosas de mi tía y madrina, comprábamos otro. ¿Quién iba en coche ese día a Reinosa? Pues sí, el lector lo ha adivinado: los batasunos.

Durante el corto trayecto, mi señora madre no tuvo mejor idea que hablar de la muerte de su marido. Y dijo lo que pensaba: "estoy segura de que ha sido un atentado". No se me olvidarán nunca las caras de esos dos hombres. Nunca. No abrieron la boca pero no era necesario. Fue entonces cuando supe que mi padre no había muerto por accidente. Lo habían asesinado junto a otras 147 personas.

Años después he sabido casi con plena certeza que, efectivamente, aquello fue un atentado. Al que le interese el asunto, le recomiendo que se lea "Oíz-85.. Atentado" de Manuel Cid, presidente del Sepla y amigo personal del comandante que pilotaba el avión siniestrado. La confirmación de la hipótesis del atentado me ha llegado después por otras vías que no viene a cuento relatar en estos momentos.

Digo esto porque así situo al personal en mis circunstancias personales, antes de dar mi opinión sobre el papel de parte de la Iglesia Católica en el País Vasco en todo lo relacionado con Eta. Ayer vi el programa de Antena 3. Confieso que lo vi con el mando a distancia en la mano dispuesto a cambiar de canal si aquello se desmadraba por parte del clero vasco "comprensivo" con Eta. Para mí el momento más tenso fue cuando el párroco de Sokoa (1), pueblo vasco-francés, dijo que algunos miembros de Eta eran gente maravillosa. Ver a Monseñor Setién haciendo de Monseñor Setién no me alteró gran cosa pues a estas alturas de la película ya sabemos todos quién es quién.

En realidad, la sensación que me quedó al final fue de una profunda pena. Pena porque me di cuenta de que para toda esa gente, Cristo es una entelequia muerta sin sentido. Esa iglesia local vasca partida en dos, esos curas complacientes con Eta, ese obispo equidistante entre asesinos y asesinados, viven pero están muertos. Son el pámpano desgajado de la buena vid, al que ni siquiera se quema porque está ya tan seco que no merece la pena ni agacharse para recogerlo y echarlo a la hoguera.

Seminarios vacíos. Funerales por personajes que han muerto mientras manipulaban una bomba para asesinar a otros y que, en buena lógica, tienen más posibilidades de estar en el infierno que el mismísimo Judas Iscariote. Discursos tibios (son los peores) o propios de la izquierda abertzale. O sea, más de lo mismo. Más de lo que lleva ocurriendo desde que Eta es Eta y desde que buena parte de la iglesia vasca cree que son más ovejas de Cristo los asesinos que los asesinados. Pero ya da igual. Esa iglesia se muere. Eta posiblemente seguirá viva. Ellos no. Pasará esa generación de curas y obispos vascos y aquello quedará como un páramo yermo y vacío, porque es imposible que de esos discursos y de esas pastorales puedan salir vocaciones santas.

Quizás entonces renazca el verdadero catolicismo en el País Vasco. Primero ha de morir o pasar la generación adúltera que ha vendido al Señor de la Cruz traicionándole al no oponerse con todas su fuerzas contra una causa vergonzante y sangrienta. No en vano, entre ese camposanto (lo de santo es un decir) espiritual en que se ha convertido el catolicismo vasco surjen muchas florecillas, alguna episcopal, que anuncian una próxima primavera. Primavera que, sospecho, será regada con la sangre de verdaderos sacerdotes que no temerán plantar cara a la serpiente y el hacha de forma pública, clara y notoria. Si llega el día en que Eta cree que la iglesia vasca es un verdadero enemigo, empezarán a morir curas vascos. Una sola gota de esa sangre valdrá más que la vida de todos los setienes, epalzas, treviños y falsos jesuitas pasados y presentes.

Mientras tanto, asistamos con calma desde la distancia a la agonía de esa iglesia moribunda. No merecen ya ni que nos escandalicemos por sus palabras y sus hechos. Nadie dude que ante Dios rendirán cuentas y entonces.... ay, entonces... ¿dónde se esconderán?

Un fuerte abrazo para los curas vascos que han permanecido fieles a Cristo y, sobre todo, a todas las víctimas de la violencia etarra. Abrazo que hago extensivo a las víctimas de cualquier tipo de terrorismo. La justicia triunfará. No lo dudéis.

Pido a Dios que me perdone si he sido injusto en algo. Pero como lo siento, lo digo.

Luis Fernando Pérez Bustamante

(1) Precisamente Sokoa era el nombre de la cooperativa de Hendaya donde se encontró, un año y medio después del "accidente" de mi padre, un arsenal de Eta entre el cual había dos misiles tierra aire.
 
Re: Sobre lo de Eta y la Iglesia Católica en el País Vasco

¿Tu iglesia.... jugando a dos bandas?
 
Re: Sobre lo de Eta y la Iglesia Católica en el País Vasco

¿Tu iglesia.... jugando a dos bandas?

No, un sector concreto de una iglesia local, la vasca, traicionando a Cristo.

Nada nuevo bajo el sol, claro. Si quieres te traigo acá el reciente artículo de un evangélico que habla de "violencia" institucionalizada al referirse a la persecución policial y judicial contra Eta. O sea, el mismo discurso que los abertzales vascos.
 
Re: Sobre lo de Eta y la Iglesia Católica en el País Vasco

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Eta: justicia, perdón y paz
18.11.06 @ 23:39:50. Archivado en Espiritualidad cristiana, Sociedad siglo XXI


En marzo de este año estuve participando en Atrio, usando uno de los nicks que suelo utilizar cuando prefiero mantener cierta privacidad. Xabier Pikaza había escrito uno de sus interesantes artículos tratando el asunto de Eta y el perdón de las víctimas. Para el post de hoy quiero hacer un amplio extracto de mis comentarios a aquel artículo.

Como cristiano el perdón no es una opción para mí. Es una obligación. Con más o menos ganas, según las circunstancias, debo de ofrecer el perdón de corazón a todo aquel que me haya hecho mal. Incluídos los asesinos de mi padre. Ay de mí si todavía guardara odio contra ellos, pues el odio sólo sirve para empozoñar el alma e impedir una buena relación con Dios. Pero ay de mí también si no pidiera justicia, pues entonces estaría traicionando la memoria de mi padre y también la de mi madre, que fue la persona que más sufrió la pérdida de su amado esposo. Yo honro a mi padre y a mi padre exigiendo justicia para ellos. Una justicia que no consiste en el ojo por ojo y diente por diente, que no consiste en pedir la pena de muerte para los asesinos de mi padre, pero que sí pide que no sean puestos en libertad si antes no muestran un arrepentimiento de sus crímenes y una clara intención de no volver a usar jamás la violencia para lograr objetivos políticos o de cualquier otra índole.

Desde el punto de vista de la actitud personal de aquellos que hemos sufrido cualquier tipo de violencia (la terrorista no es "per se" peor que las demás) y somos cristianos, el perdón es fruto de la propia realidad de nuestra fe y nuestra comunión con Dios. Quien experimenta el perdón del Señor puede a su vez perdonar. Pero no está de más recordar que aun así, no es fácil hacerlo. A veces parece que existe una obligación absoluta por parte de la víctima de conceder el perdón y si no lo das eres poco menos que un mal cristiano. Yo más bien creo que llegar hasta el punto de perdonar a los que no sólo no te piden perdón, sino que sabes que a la más mínima te van a volver a hacer daño, sólo es posible desde un alto grado de madurez cristiana, no pocas veces cercano a la santidad que a veces llega a los altares. Y así vemos que muchos mártires, San Esteban el primero, han dado su vida no sólo perdonando a sus ejecutores sino incluso pidiendo a Dios el perdón para los mismos. El caso de San Esteban es peculiar porque pidió a Dios que les perdonara ESE pecado que cometían al matarle pero antes les había puesto a caer de un burro al acusarles de resistir al mismísimo Espíritu Santo.

Si algo tengo claro en esta vida es que aunque fallare la justicia humana, la divina nunca falla. Y con esto no digo que desee la condenación eterna de los asesinos de mi padre. Para mí amarles como enemigos implica que nada deseo más que su conversión auténtica, para que vengan de las tinieblas a la luz admirable de Cristo y así poder un día darles la mano como hermanos en el Señor y compartir una Eucaristía juntos. Pero a la vez sé que si ellos no se arrepienten, Dios no acortará su mano para condenarles. Más muertos están ellos que mi padre, del que confío que haya sido recibido en la gloria porque era un creyente sincero. Ojalá lleguen a vivir, aunque sólo sea en el último momento de sus vidas, como le ocurrió a aquel ladrón que acudió a Jesús mientras compartía una cruz que él sí se merecía.

Quiero insistir en que debe quedar bien clara una cosa. Si he llegado a ese estado en el que puedo perdonar y amar hasta el extremo de desear la conversión de los asesinos, no es porque yo sea un gran tipo, que no lo soy. Es por pura gracia de Dios, que es la que nos capacita para poder amar en medio del dolor. Es Él quien produce en nostros tanto el querer como el hacer.

Alguno me dirá: ¿y cómo es que por una parte estás dispuesto a perdonar cristianamente y por la otra exiges justicia para los asesinos de tu padre? Pues por la misma razón que una mujer violada que sea cristiana puede perdonar a su violador pero no está dispuesta a que le pongan en la calle si no hay garantías de que se haya rehabilitado. Porque esa justicia que exijo es paz auténtica para mi país. Porque sé muy bien lo que puede ocurrir si son puestos en la calle aquellos que han asesinado o apoyado a asesinos sin que se les exija arrepentimiento. Porque sé que mientras el mal anide en sus corazones, hay que proteger a toda la sociedad de su maldad. Porque sé que muchos de los que han sufrido lo mismo que yo, no dudarán en tomarse la justicia por su mano si se sienten traicionados por los gobernantes. Algunos ya lo están advirtiendo. Nadie piense que habrá paz por la vía que se ha emprendido. Ceder ante Eta y su entorno es para muchos de nosotros reabrir heridas que en no pocos casos siguen supurando. Algo no se está haciendo bien cuando buena parte de las víctimas estamos con miedo a que se nos niegue la justicia "secular" a la que tenemos derecho.

Pido justicia porque sé que mi padre habría hecho lo mismo si el muerto hubiera sido yo. Pido justicia y dignidad porque creo que honro su memoria exigiendo que sus asesinos no salgan libres y no obtengan aquello que querían lograr asesinándole. De lo contrario su muerte habría sido inútil pues él no se ofreció como víctima propiciatoria de los pecados de nadie. Y pido justicia porque sé que la gracia que pueda conceder el hombre a quien no está dispuesto a cambiar, no será sino la excusa perfecta para volver a causar daño y terror. Zapatero no es el Dios que cambia los corazones de los etarras concediéndoles el perdón sin condiciones previas. El César no puede hacer de Dios misericordioso. No es ese su papel. La justicia humana, a pesar de todas sus imperfecciones, ha de ser respetada si queremos vivir en un país justo.

Por eso me sorprende que los que, desde sectores próximos a la Teología de la Liberación, habéis hablado tantas veces de que sin justicia social no puede haber verdadera paz, lo cual creo que es conforme a la Doctrina Social de la Iglesia, hoy no exigís exactamente lo mismo para las víctimas de la injusticia violenta a la que los etarras nos han abocado desde hace décadas. Porque yo no padezco hambre, no soy un desheredado de la tierra, tengo techo bajo el que cobijarme y no me oprime ningún terrateniente sin escrúpulos, pero sí he sido uno de esos huérfanos y viudas a los que hay que visitar en sus tribulaciones para cumplir con la religión pura y sin mancha delante de Dios (Stg 1,27).

Siento mucho deciros que tanto de parte de la Iglesia vasca, algún prelado incluído, como del sector de la Iglesia que vosotros representáis no he encontrado ni consuelo, ni apoyo, ni comprensión real y sí una especie de exigencia de que mire para otro lado cuando a los asesinos sin arrepentir de mi padre los pongan en la calle, aunque eso suponga que algún día me los encuentre cara a cara y se mofen de mi dolor reabriendo heridas que ya el Señor cicatrizó, como ya le ha ocurrido recientemente a alguna viuda en el País Vasco. Y alguno me venís a decir que si me comporto así, no hago sino seguir el ejemplo de Cristo en la cruz. Pues oíd, no me parece a mí que Cristo subiera a la cruz para que los asesinos se paseen impunemente por las calles ni para que los inocentes nos arrodillemos ante ellos agradeciéndoles el detalle de que no nos maten más. Que Cristo ofrece el perdón a todo hombre es innegable. Que no todo hombre se arrepiente y recibe ese perdón es también algo que no se puede discutir si queremos ser fieles al evangelio y al magisterio de la Iglesia.

¿Queréis acabar con la lacra del terrorismo y sus insanas consecuencias en este país? Poneos al frente a la hora de pedir a los asesinos que se arrepientan, que se comprometan a vivir en paz y que acepten pagar lo que la sociedad les pida como reparación por sus crímenes. Yo seré el primero en pedir a esta sociedad una generosidad sin límites con los que abandonan el camino del mal. Pero creedme, sin arrepentimento no habrá paz. Sin justicia no habrá paz. Y sin el consiguiente perdón, tampoco habrá paz.

No soy optimista. Demasiado bien conozco la naturaleza del mundo etarra como para pensar que van a cambiar así porque sí, si no obtienen aquello por lo que llevan matando desde hace décadas. De vez en cuando alguno escapa de esa maraña de odio y muerte de la que llevan mamando toda su vida. Pero es la excepción. También conozco el mundo de las víctimas. Las que son verdaderamente cristianas no se volverán nunca en contra de sus verdugos aunque se los encuentren cara a cara. Pero me temo que como que es cierto que mañana saldrá el sol, habrá otros no se comportarán tan civilizadamente. Aquellos que se sientan traicionados por sus gobernantes y por la justicia española y que no están sujetos a las exigencias morales del evangelio, no se quedarán quietos. Y entonces la violencia se disparará y no habrá nada ni nadie en este país que consiga detener el desastre.

Por eso, si en verdad deseáis la paz, exigid la justicia.

Dios nos ayude a todos,

Luis Fernando Pérez Bustamante.
 
Sobre lo de Eta y la Iglesia Católica en el País Vasco

Sobre lo de Eta y la Iglesia Católica en el País Vasco
18.11.06 @ 02:32:55. Archivado en Actualidad

Un fuerte abrazo para los curas vascos que han permanecido fieles a Cristo y, sobre todo, a todas las víctimas de la violencia etarra. Abrazo que hago extensivo a las víctimas de cualquier tipo de terrorismo. La justicia triunfará. No lo dudéis.

Son minoría, pero los hay. A uno de ellos, Jaime Larrínaga, ex párroco de Maruri, lo hemos invitado a dar una conferencia en Vigo que ya está programada para este curso. Faltan por concretar la fecha y el local. Yo lo conocí en La Coruña.

Pido a Dios que me perdone si he sido injusto en algo. Pero como lo siento, lo digo.

Sobre este tema tengo archivada muchísima información; pero hay muchos católicos que la ocultan por la extraña falacia de creer que así se protege el buen nombre de la iglesia. La negación de la existencia de un cáncer no contribuye a su curación, sino a su agravamiento. Una vez me invitaron a dar una charla en un centro de una asociación católica muy influyente. Escandalizados por los datos que les proporcioné, no volvieron a ponerse en contacto conmigo y suprimieron las charlas-coloquio "sine die".

Un abrazo.
 
Re: Sobre lo de Eta y la Iglesia Católica en el País Vasco

La negación de la existencia de un cáncer no contribuye a su curación

A ver si dejamos de dedicarnos al bello arte de confundir el culo con las témporas.

Sólo de un organismo ENFERMO sale el CANCER, del cual la politización no es más que una expresión más a escoger en el variado multicolor que representa el sistema religioso de corte "cristiano".

Enfrente usted el problema, pero no llame blanco a lo negro.

De algo santo y puro y eterno (definición de "iglesia" en la Escritura) no puede salir un CANCER, a no ser que usted redefina uno de los dos términos implicados en la ecuación.

Aunque es posible que aquel que escribió aquello acerca de la Iglesia en la Escritura (pura, santa, sin mancha, eterna en los cielos), estuviera completamente beodo.

Es un misterio para mí como podéis negar lo evidente, ante las pruebas mismas delante de vuestras narices.

Si la iglesia católica es pura, ¿por qué no se expulsa a los "impuros"? Y si no son impuros, ¿por qué otros católicos berrean contra los "impuros"? ¿Dónde esta el "mismo sentir" del que se jacta la institución?
 
Re: Sobre lo de Eta y la Iglesia Católica en el País Vasco

de IBERO
Si la iglesia católica es pura, ¿por qué no se expulsa a los "impuros"? Y si no son impuros, ¿por qué otros católicos berrean contra los "impuros"? ¿Dónde esta el "mismo sentir" del que se jacta la institución?

En mi tierra y durante la nefasta guerra civil como consecuencia de la rebelión militar. El Cardenal Vidal y Barraquer estuvo en favor de la Republica. Tuvo que exilarse y como estuvo al lado de los perdedores ya no pudo volver a España.

El que fue Abad de Montserrat recibió al "Claudillo" en la explanada frente al Templo y permitió que éste entrara en el mismo bajo palio. Pero cuando se dieron cuenta que la dictadura tenía los dias contados hizo las declaraciones que hizo en Paris. No se atrevió ha hacerlas en el ambito del propio territorio.

De LFP:
Si quieres te traigo acá el reciente artículo de un evangélico que habla de "violencia" institucionalizada al referirse a la persecución policial y judicial contra Eta. O sea, el mismo discurso que los abertzales vascos.

¿Y a quien representa este evangélico?

Yo no voy a amenazar con traer. Sino que lo hago:

Cuando en España teniamos una gran cantidad de templos y capìllas clausuradas, en la década de los años 50, José Cardona Gregori. Secretario de la Comisión de Defensa evangélica y por lo tanto con la representación de la totalidad de los evangélicos españoles, hizo una declaración en Ginebra en la que afirmó que España no tenía. o era, un Estado de Derecho. Fué publicado en la primera página de los principales rotativos en el mundo. Pero no se quedó en Suiza. Regresó a España. Inmediatamente fue requerido a presentase ante el Ministro de Asuntos Exteriores, José M. Castiella. Se despidió de su esposa diciendola que no sabía si podría volver puesto que tenía todos los números para que le tocase ingresar en la carcel.
Castiella le dijo: Sr. Cardona. Le doy un més de tiempo para que me muestre que lo que ha declarado tiene fundamento. Cardona le replicó: No es necesario un mes. Aquí tengo la prueba de templos cerrados, sus miembros vigilados para evitar que se reunan en otros lugares a fin de practicar cultos cristianos, bajo pena de multas o cárcel.
El Ministro quedó anonadado y dijo: Presentaré esto en el Consejo de Ministros y veremos que se puede hacer.
Lo presentó, ya lo creo que lo presentó y el mismo Claudillo estuvo de acuerdo en que se presentara en las Cortes para aprobación de plena libertad religiosa. ¡¡¡Antes de la celebración del Vaticano II.!!! Hubo, entre otros, uno de los de los miembros de las Cortes que se opuso rotundamente. El Arzobisno de Valencia.
Claro que, los "cortesanos" supieron que Franco estaba de acuerdo con aquel cambio de actitud y fué aprobado.

Es así como se hace, Luis. No amenazando con hacerlo, sino aportando hechos probados.
Los evangélicos, corporativamente, no jugamos a dos bandas. Pero no olvides que actualmente el "juego" democrático lo hace lícito y habrá evangelicos que, politicamente creen en lo que se llaman "izquierdas", otros se inclinan por la que se llama derecha, y tambien aquellos que opinamos que eso de derechas e izquierdas ha periclitado y que se han convertido en cadáveres insepultos.
De aquí que ambos no huelen demasiado, o nada, bien.
 
Re: Sobre lo de Eta y la Iglesia Católica en el País Vasco

Pues nada, oye, a citar.
Fuente: Carta circular a los evangélicos españoles. Núm. 3, Enero 1945

Excelentísimo señor Don Francisco Franco Bahamonte, Jefe Supremo del Estado y Generalísimo de los Ejércitos Nacionales,
Excelencia:

En dos ocasiones anteriores, el 23 de septiembre de 1939 (Año de la Victoria) y el 30 de septiembre del año 1940, representantes caracterizados de las Iglesias Evangélicas de España tuvieron el honor de dirigirse a V. E. con sendos escritos expresivos de un acatamiento respetuoso y a la vez de las necesidades sentidas por los cristianos evangélicos españoles en el régimen patrio instaurado por el triunfo de las armas nacionales.
Movióles a ello la persuasión, compartida por los firmantes, de que V. E. está llamado a ser, y desea ser, en el alto cargo a que la Divina Providencia le ha elevado, el amparador de los intereses legítimos de todos los hijos de España, y por lo tanto de los intereses y derechos sagrados de toda conciencia religiosa honrada, sea que se desenvuelva bajo la Iglesia oficial, sea que se sienta adherida a otra norma cristiana de creencia y culto.
Y ¿cómo no habían de albergar esta esperanza, si, aunque por delicadeza no lo expresaran, estaban presentes en su ánimo las manifestaciones que V. E. se dignó hacer en medio de las preocupaciones constantes de la lucha, en el sentido, de que el Gobierno Nacional, en la hora de su triunfo, mantendría en España la libertad de conciencia y "los protestantes españoles disfrutarían de completa libertad religiosa para practicar su religión"?

......



De todas formas, que yo hable de Eta y tú me salgas ahora con lo de Franco y la II República..... no sé cómo calificarlo.
Bueno, sí lo sé, pero no lo califico.