¿CuáL Es El Origen De La Observancia Del Domingo?
¿CUÁL ES EL ORIGEN DE LA OBSERVANCIA DEL DOMINGO?
MUCHOS cristianos sinceros se preguntan cómo se originó la observancia del domingo. Notan por las Escrituras que Jesús y los apóstoles guardaron el sábado, pero que actualmente la mayoría de las iglesias cristianas observan el primer día de la semana. ¿Cómo ocurrió este cambio?
Contestaremos esta pregunta -dentro de las limitaciones del espacio- recurriendo al testimonio del Nuevo Testamento y al de la historia.
EL TESTIMONIO DEL NUEVO TESTAMENTO
Los escritores sagrados mencionan ocho veces el primer día de la semana (5. Mateo 28:1 ; Marcos 16:2, 9; Lucas 24: 1; Juan 20: 1, 19; Hechos 20: 7; 1 Corintios 16:2), pero nunca lo llaman día del Señor, ni declaran que reemplaza al sábado como día de descanso ordenado por Dios.
La institución del sábado es anterior a la entrada del pecado en el mundo. El sistema de ritos y sacrificios establecido después de la caída de Adán y Eva y ordenado por Dios a los judíos miles de años más tarde, servía para que los pecadores;, al observarlo, demostraran su fe en el sacrificio que Cristo haría por ellos. No hay razón lógica ni espiritual para que con la muerte de Jesús caducara la validez del sábado como día de reposo.
En los ocho versículos citados -escritos después de la muerte de Jesús- se continúa hablando del "primer día de la semana", pero en ninguno de ellos se menciona que sustituirá al sábado. Si el cambio hubiera sido hecho, ¿por qué no presentarlo clara y sencillamente, según la característica de las Sagradas Escrituras?
Los apóstoles se reunieron para estudiar y resolver algunas dificultades. En Hechos 15 se narra la forma en que el concilio reunido en Jerusalén hacia el año 49 DC solucionó el asunto de la circuncisión; pero nunca se registra que se reunieran para discutir sobre el nuevo día de reposo. Sí se menciona con frecuencia que asistían el sábado a los servicios religiosos (Hechos 13: 14,42,, 44; 18: 4, 11).
"El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba..." (Hechos 20: 7). Este texto se cita para probar la observancia del domingo. En la Biblia los días comienzan y terminan a la puesta del sol; por tanto, estos discípulos estaban reunidos en lo que conocemos ahora como sábado por la noche. San Pablo habló casi toda la noche porque tenía que marcharse al amanecer del primer día de la semana, y no volvería a ese lugar (vers. 11, 25).
Hemos visto, entonces, que ningún pasaje del Nuevo Testamento respalda la observancia del domingo. Por el contrario, en esta parte de la Biblia se muestra que nuestro Señor Jesús, la bienaventurada Virgen María, los santos apóstoles y los creyentes de la iglesia cristiana primitiva guardaron el sábado, el día establecido por Dios desde un mismo comienzo como un recordativo de la creación y como un homenaje de lealtad y amor al Creador y Redentor.
EL TESTIMONIO DE LA HISTORIA
De acuerdo a la predicción de Jesús, en Jerusalén no quedaría "piedra sobre piedra" (5. Mateo 24: 1, 2). La ciudad fue tomada y destruida en el año 70 DC por Tito, general romano. En esta ocasión el templo judío fue incendiado y destruido. Más tarde los judíos se rebelaron de nuevo debido a que la ciudad fue declarada colonia romana, y porque el emperador Publio Elio Adriano edificó un altar a Júpiter en el lugar en donde estaba el templo. Tras un año de sitio, la ciudad cayó. Sus alrededores fueron convertidos en un desierto; se prohibió a los judíos, bajo pena de muerte, entrar en ella; el nombre de la ciudad fue borrado, y se la llamó Elia Capitolina, en honor del emperador y del dios Júpiter Capitolino. Este nombre aún se usaba en el año 325 DC.
El aborrecimiento a los judíos y a sus prácticas llegó a ser general y profundo. Los paganos confundían a los cristianos con los judíos y los catalogaban como una secta judaica por sus creencias comunes: eran monoteístas, creían en la inspiración del Antiguo Testamento, practicaban los mismos principios morales; pero sobre todo los confundían por una señal exterior y visible: la observancia del sábado.
Para borrar o por lo menos aminorar este parecido, muchos cristianos -no todos- comenzaron a celebrar el domingo en conmemoración de la resurrección de Jesús, aunque al mismo tiempo continuaban guardando el sábado. Esta situación comenzó a fines del siglo II DC. A medida que pasaba el tiempo se fue dando cada vez más carácter sagrado al domingo; pero fue necesaria la intervención del poder civil para que tal hecho se consumara. En efecto, el emperador Constantino expidió el siguiente decreto el año 321DC:
"Que todos los jueces y todos los habitantes de la ciudad, y todos los mercaderes y artesanos descansen en el venerable día del sol [domingo]. Pero que los labradores atiendan con plena libertad al cultivo de los campos; ya que acontece a menudo que ningún otro día es tan adecuado para la siembra del grano o para plantar la viña; de aquí que no se debe dejar pasar el tiempo favorable concedido por el cielo" (Codex Justinianus [Código de Justiniano], lib. III, tít. XII).
Por esta disposición paganos y cristianos se hacían concesiones mutuas: el imperio se volvería cristiano, y los cristianos observarían el día de reposo de los paganos. (Nótese que el domingo estaba dedicado por los paganos a su dios, el sol; por eso lo llamaban "el día del sol". En inglés, el domingo se llama Sunday, y en alemán, Sonntag; ambas formas significan "día del sol".)
Apoyándose en el decreto de Constantino, el Concilio de Laodicea celebrado por la Iglesia Católica entre los años 344 y 381, condenó abiertamente a los cristianos observadores del sábado:
"Los cristianos no deben judaizar [guardar el sábado] y permanecer ociosos en el sábado, sino que deben trabajar en ese día; pero ellos deben honrar especialmente el día del Señor [el domingo], y en su carácter de cristianos deben, si es posible, no hacer obra alguna en este día. Con todo, si se los hallara judaizando, deben ser separados de Cristo" (Canon 29)
En el siglo V DC la mayoría de los cristianos guardaban tanto el sábado como el domingo. He aquí el testimonio de un historiador religioso contemporáneo:
"La gente de Constantinopla y casi de todas partes, se reúne en el sábado como también en el primer día de la semana, costumbre que nunca se observa en Roma o Alejandría" (Sozómeno, Historia eclesiástica, tomo 7, cap. 19
En siglos posteriores se fue generalizando en forma gradual la observancia del domingo como día de reposo. Como ya hemos señalado, en este proceso extrabiblico intervinieron tres factores fundamentales:
(a) el prejuicio contra el judaísmo, (b) la decisión de la iglesia católica de afirmar su autoridad transfiriendo la santidad del sábado al domingo, y (c) el respaldo que el poder civil le dio a esta medida político- religiosa por conveniencia de ambas partes.
Por falta de espacio no podemos extendernos con abundantes citas para documentar lo antedicho. Las declaraciones que siguen, de las cuales hay muchas parecidas, nos ayudarán a entender mejor este asunto:
"Si los protestantes siguieran la Biblia, adorarían a Dios en día sábado. Al guardar el domingo están guardando una ley de la Iglesia Católica" (Alberto Smith, canciller de la Arquidiócesis de Baltimore. Estados Unidos, en una carta. Febrero 10, 1920).
"Se nos ordena en las Escrituras que observemos el séptimo día, pero en ninguna parte se nos manda que guardemos el primer día... Las razones por las cuales santificamos el primer día de la semana en vez del séptimo son las mismas por las cuales observamos muchas otras cosas: no porque la Biblia lo dice sino porque la iglesia lo ha establecido" (Isaac Williams, predicador anglicano, en uno de sus sermones sobre el catecismo).
D. L. Moody, célebre y respetado predicador evangélico, dijo: "El sábado fue prescripto en el Edén, y ha estado en vigencia desde entonces. Este cuarto mandamiento comienza con la palabra 'Acordarte', mostrando que el sábado ya existía cuando Dios escribió esta ley sobre las tablas de piedra en el Sinaí. ¿Cómo pueden los hombres sostener que este mandamiento ha sido anulado cuando admiten que los otros nueve todavía están en vigencia?"
¿Qué hacer ante enseñanzas que no armonizan con las Sagradas Escrituras? Debemos responder como Cristo lo hizo en el monte de las tentaciones: "Escrito está" (5. Mateo 4:4, 7, 10). "Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada" (s. Mateo 15:13), afirma el mismo Jesús. El consejo de Dios es muy claro: "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hechos 5: 29).
¿CUÁL ES EL ORIGEN DE LA OBSERVANCIA DEL DOMINGO?
MUCHOS cristianos sinceros se preguntan cómo se originó la observancia del domingo. Notan por las Escrituras que Jesús y los apóstoles guardaron el sábado, pero que actualmente la mayoría de las iglesias cristianas observan el primer día de la semana. ¿Cómo ocurrió este cambio?
Contestaremos esta pregunta -dentro de las limitaciones del espacio- recurriendo al testimonio del Nuevo Testamento y al de la historia.
EL TESTIMONIO DEL NUEVO TESTAMENTO
Los escritores sagrados mencionan ocho veces el primer día de la semana (5. Mateo 28:1 ; Marcos 16:2, 9; Lucas 24: 1; Juan 20: 1, 19; Hechos 20: 7; 1 Corintios 16:2), pero nunca lo llaman día del Señor, ni declaran que reemplaza al sábado como día de descanso ordenado por Dios.
La institución del sábado es anterior a la entrada del pecado en el mundo. El sistema de ritos y sacrificios establecido después de la caída de Adán y Eva y ordenado por Dios a los judíos miles de años más tarde, servía para que los pecadores;, al observarlo, demostraran su fe en el sacrificio que Cristo haría por ellos. No hay razón lógica ni espiritual para que con la muerte de Jesús caducara la validez del sábado como día de reposo.
En los ocho versículos citados -escritos después de la muerte de Jesús- se continúa hablando del "primer día de la semana", pero en ninguno de ellos se menciona que sustituirá al sábado. Si el cambio hubiera sido hecho, ¿por qué no presentarlo clara y sencillamente, según la característica de las Sagradas Escrituras?
Los apóstoles se reunieron para estudiar y resolver algunas dificultades. En Hechos 15 se narra la forma en que el concilio reunido en Jerusalén hacia el año 49 DC solucionó el asunto de la circuncisión; pero nunca se registra que se reunieran para discutir sobre el nuevo día de reposo. Sí se menciona con frecuencia que asistían el sábado a los servicios religiosos (Hechos 13: 14,42,, 44; 18: 4, 11).
"El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba..." (Hechos 20: 7). Este texto se cita para probar la observancia del domingo. En la Biblia los días comienzan y terminan a la puesta del sol; por tanto, estos discípulos estaban reunidos en lo que conocemos ahora como sábado por la noche. San Pablo habló casi toda la noche porque tenía que marcharse al amanecer del primer día de la semana, y no volvería a ese lugar (vers. 11, 25).
Hemos visto, entonces, que ningún pasaje del Nuevo Testamento respalda la observancia del domingo. Por el contrario, en esta parte de la Biblia se muestra que nuestro Señor Jesús, la bienaventurada Virgen María, los santos apóstoles y los creyentes de la iglesia cristiana primitiva guardaron el sábado, el día establecido por Dios desde un mismo comienzo como un recordativo de la creación y como un homenaje de lealtad y amor al Creador y Redentor.
EL TESTIMONIO DE LA HISTORIA
De acuerdo a la predicción de Jesús, en Jerusalén no quedaría "piedra sobre piedra" (5. Mateo 24: 1, 2). La ciudad fue tomada y destruida en el año 70 DC por Tito, general romano. En esta ocasión el templo judío fue incendiado y destruido. Más tarde los judíos se rebelaron de nuevo debido a que la ciudad fue declarada colonia romana, y porque el emperador Publio Elio Adriano edificó un altar a Júpiter en el lugar en donde estaba el templo. Tras un año de sitio, la ciudad cayó. Sus alrededores fueron convertidos en un desierto; se prohibió a los judíos, bajo pena de muerte, entrar en ella; el nombre de la ciudad fue borrado, y se la llamó Elia Capitolina, en honor del emperador y del dios Júpiter Capitolino. Este nombre aún se usaba en el año 325 DC.
El aborrecimiento a los judíos y a sus prácticas llegó a ser general y profundo. Los paganos confundían a los cristianos con los judíos y los catalogaban como una secta judaica por sus creencias comunes: eran monoteístas, creían en la inspiración del Antiguo Testamento, practicaban los mismos principios morales; pero sobre todo los confundían por una señal exterior y visible: la observancia del sábado.
Para borrar o por lo menos aminorar este parecido, muchos cristianos -no todos- comenzaron a celebrar el domingo en conmemoración de la resurrección de Jesús, aunque al mismo tiempo continuaban guardando el sábado. Esta situación comenzó a fines del siglo II DC. A medida que pasaba el tiempo se fue dando cada vez más carácter sagrado al domingo; pero fue necesaria la intervención del poder civil para que tal hecho se consumara. En efecto, el emperador Constantino expidió el siguiente decreto el año 321DC:
"Que todos los jueces y todos los habitantes de la ciudad, y todos los mercaderes y artesanos descansen en el venerable día del sol [domingo]. Pero que los labradores atiendan con plena libertad al cultivo de los campos; ya que acontece a menudo que ningún otro día es tan adecuado para la siembra del grano o para plantar la viña; de aquí que no se debe dejar pasar el tiempo favorable concedido por el cielo" (Codex Justinianus [Código de Justiniano], lib. III, tít. XII).
Por esta disposición paganos y cristianos se hacían concesiones mutuas: el imperio se volvería cristiano, y los cristianos observarían el día de reposo de los paganos. (Nótese que el domingo estaba dedicado por los paganos a su dios, el sol; por eso lo llamaban "el día del sol". En inglés, el domingo se llama Sunday, y en alemán, Sonntag; ambas formas significan "día del sol".)
Apoyándose en el decreto de Constantino, el Concilio de Laodicea celebrado por la Iglesia Católica entre los años 344 y 381, condenó abiertamente a los cristianos observadores del sábado:
"Los cristianos no deben judaizar [guardar el sábado] y permanecer ociosos en el sábado, sino que deben trabajar en ese día; pero ellos deben honrar especialmente el día del Señor [el domingo], y en su carácter de cristianos deben, si es posible, no hacer obra alguna en este día. Con todo, si se los hallara judaizando, deben ser separados de Cristo" (Canon 29)
En el siglo V DC la mayoría de los cristianos guardaban tanto el sábado como el domingo. He aquí el testimonio de un historiador religioso contemporáneo:
"La gente de Constantinopla y casi de todas partes, se reúne en el sábado como también en el primer día de la semana, costumbre que nunca se observa en Roma o Alejandría" (Sozómeno, Historia eclesiástica, tomo 7, cap. 19
En siglos posteriores se fue generalizando en forma gradual la observancia del domingo como día de reposo. Como ya hemos señalado, en este proceso extrabiblico intervinieron tres factores fundamentales:
(a) el prejuicio contra el judaísmo, (b) la decisión de la iglesia católica de afirmar su autoridad transfiriendo la santidad del sábado al domingo, y (c) el respaldo que el poder civil le dio a esta medida político- religiosa por conveniencia de ambas partes.
Por falta de espacio no podemos extendernos con abundantes citas para documentar lo antedicho. Las declaraciones que siguen, de las cuales hay muchas parecidas, nos ayudarán a entender mejor este asunto:
"Si los protestantes siguieran la Biblia, adorarían a Dios en día sábado. Al guardar el domingo están guardando una ley de la Iglesia Católica" (Alberto Smith, canciller de la Arquidiócesis de Baltimore. Estados Unidos, en una carta. Febrero 10, 1920).
"Se nos ordena en las Escrituras que observemos el séptimo día, pero en ninguna parte se nos manda que guardemos el primer día... Las razones por las cuales santificamos el primer día de la semana en vez del séptimo son las mismas por las cuales observamos muchas otras cosas: no porque la Biblia lo dice sino porque la iglesia lo ha establecido" (Isaac Williams, predicador anglicano, en uno de sus sermones sobre el catecismo).
D. L. Moody, célebre y respetado predicador evangélico, dijo: "El sábado fue prescripto en el Edén, y ha estado en vigencia desde entonces. Este cuarto mandamiento comienza con la palabra 'Acordarte', mostrando que el sábado ya existía cuando Dios escribió esta ley sobre las tablas de piedra en el Sinaí. ¿Cómo pueden los hombres sostener que este mandamiento ha sido anulado cuando admiten que los otros nueve todavía están en vigencia?"
¿Qué hacer ante enseñanzas que no armonizan con las Sagradas Escrituras? Debemos responder como Cristo lo hizo en el monte de las tentaciones: "Escrito está" (5. Mateo 4:4, 7, 10). "Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada" (s. Mateo 15:13), afirma el mismo Jesús. El consejo de Dios es muy claro: "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hechos 5: 29).