las siete iglesias:mi pregunta es...

30 Agosto 2006
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bueno, hola gente, aqui estoy buscando ayuda, y bien, el punto es que no logro encontrar info acerca de las siete iglesias de apocalipsis. la info que busco es:

efesio, esmirna, pergamo, etc, por que emparadores fueron perseguidas??
partiendo del punto de las palabras tales como: "te guardare de la hora de la prueba que ha de venir..." desde ya, gracias. God bless


p.s. tienen alguna web??
 
Re: las siete iglesias:mi pregunta es...

Hermano bendiciones.

Mira debes ver estas clasificaciones de siete iglesias como algo espiritual que representa al pueblo de Dios en general, cada uno distingue a una clase de creyentes que tienen condiciones diferentes a lo que Dios le envia un mensaje.

Cuando la profesia se refiere a la hora de la prueba, se refiere mas bien, al castigo que vendra en el tiempo del fin para el mundo que no acepto el mensaje de salvacion, de eso es que serian libradas las iglesias del Señor.
 
Re: las siete iglesias:mi pregunta es...

bien, gracias hermano por la respuesta, pero mas bien busco algo relacionado con las iglesias esas literalmente y ese tiempo de persecucion(desde ya, tu punto de vista lo tengo en claro, y lo considero, pero ahora estoy haciendo un trabajo sobre lo otro) bendiciones!
 
Re: las siete iglesias:mi pregunta es...

Bueno si lo que tratas de ver si esas iglesias existieron en verdad, recuerda que Juan utilizo simbolismos para referirse a cada una de esas iglesias, sera dificil que encuentres pruebas de que estas existirieron, ya que fueron en la mayoria de casos esparcidas por toda europa y asia debido a la persecusion que sobrevino en aquellos dias, donde eran muertos delante de los emperadores.

Si lo que quieres es saber un poco mas de esto, busca la persecusion de la iglesia para que tengas una idea mas detallada. Algo que debes saber que a diferencia de hoy dia la iglesia del Senor, no era denominacional sino que era un solo pueblo ubicado en diferentes ciudades, por lo tanto nuevamente digo sera dificil encontrar detalles.
 
Re: las siete iglesias:mi pregunta es...

Las siete iglesias, stylefranco, manifiestan diversas actitudes sobre lo que hay que admitir y rechazar dentro de las comunidades cristianas. Pero en todas ellas hay un mensaje para aquellos que en cualquiera de ellas ha seguido fiel a la enseñanza apostólica.
Todas ellas, con el tiempo desaparecieron, conforme a la amenaza dell Señor, excepto una que, envuelta entre una marea islámica que la rodea ha permanecido hasta hoy. Se cumplió aquello que también el Señor la prometió.
¿Sabes cual es? Investígalo.
Bendiciones
 
Re: las siete iglesias:mi pregunta es...

Filadelfia

Filadelfia estaba a orillas del río Cogamo, rama sur del Hermos. Ciudad del interior de Anatolia, estaba a 120 km al este de Esmirna. Fue construida a 198 m sobre el nivel del mar en las estribaciones orientales del monte Tmolo. Detrás de la ciudad hay farallones volcánicos que se formaron en tiempos históricos, aunque no contamos con ningún registro escrito de actividad volcánica. Como en otras zonas volcánicas, el suelo alrededor de Filadelfia es sumamente fértil, lo que hace que las mejores viñas del Asia Menor se encuentren en sus proximidades.

Filadelfia era la más joven de las siete ciudades a las cuales fueron dirigidas las cartas del Apocalipsis. Fue fundada por el año 150 a. C. durante el reinado del rey Atalo II Filadelfo, de Pérgamo, y se le dio el nombre de Filadelfia, "amor fraternal", en honor a la lealtad del rey Atalo a su hermano mayor Eumenes II, que lo había precedido en el trono de Pérgamo. Filadelfia recibió varios nombres en diferentes períodos. A principios del siglo I d. C. fue conocida durante un tiempo como Decápolis, debido a que era una de las diez ciudades de la llanura en que estaba situada. Un poco más tarde aparece con el nombre de Neocesarea, en honor del emperador Tiberio que ayudó a que la ciudad se restableciera del destructor terremoto del 17 d. C. En el tiempo de Vespasiano tuvo el nombre de Flavia, conforme a la familia del emperador; pero posteriormente volvió a ser llamada Filadelfia, y así era conocida cuando Juan escribió la carta del Apocalipsis (cap. 3: 7-13) a la iglesia de esa ciudad. El nombre moderno de la localidad que ha reemplazado a Filadelfia es Alashehir. Este nombre ha sido explicado por algunos visitantes, engañados por su insuficiente conocimiento del turco, como la abreviatura de Allah-shehir, "la ciudad de Dios". El nombre en realidad significa "la ciudad rojiza", debido al color rojizo de la región volcánica en que está construida la ciudad.

Como Filadelfia estaba en un camino principal entre la alta Frigia y Esmirna, se convirtió en una importante ciudad del interior y acumuló suficiente riqueza para edificar suntuosos templos y otros magníficos edificios públicos. Por esa razón, escritores antiguos se referían a Filadelfia como a la Pequeña Atenas; sin embargo, nunca alcanzó la importancia política, económica o religiosa de algunas de las otras ciudades ya descritas.

El cristianismo parece haber llegado a Filadelfia en el período apostólico, lo que se deduce del hecho de que el Apocalipsis incluye una carta a la iglesia de esa ciudad. Además, nada se sabe de la primitiva historia de esa iglesia. En tiempos posteriores Filadelfia llegó a ser sede de obispado, y en el siglo XIII fue el centro cristiano de toda la región de Lidia, y la residencia de un arzobispo. Durante los siglos siguientes aparece como un baluarte del cristianismo con mucha fuerza moral para resistir los asaltos de las naciones bárbaras que repetidas veces asolaron el Asia Menor. Los ciudadanos de Filadelfia tenían razón de estar orgullosos de su historia en ese respecto. Resistieron con éxito un asedio de los selyúcidas en 1306 d. C. y obligaron al enemigo a retirarse. Nuevamente resultaron victoriosos en 1324 d. C., cuando los selyúcidas hicieron una segunda tentativa por tomar la ciudad. Ninguna otra ciudad del Asia Menor podía jactarse de anales tan llenos de heroísmo. Pero después de una larga resistencia la ciudad cayó ante los turcos en 1390 d. C., y después fue conquistada por Tamerlán en 1402. Sus habitantes no pudieron competir con las feroces hordas mongólicas de Tamerlán, aunque opusieron una heroica resistencia. La ciudad fue tomada por asalto, y Tamerlán construyó un muro con los cadáveres de las valientes víctimas de Filadelfia, como había levantado una torre con los cráneos de los esmirnenses capturados durante el asedio de su infortunada ciudad. El lugar donde tuvo lugar este terrible suceso todavía es señalado por los ciudadanos de Alashehir.

Esta catástrofe no destruyó la voluntad de sobrevivir de los cristianos de Filadelfia ni apagó su determinación de permanecer fieles a su religión. Parece que recordaban la admonición de retener lo que tenían para que nadie les quitara su corona (Apoc. 3: 11). Aunque toda la región cayó finalmente en poder de los turcos y el cristianismo en el Asia Menor murió lenta pero seguramente. Filadelfia, como Esmirna, permaneció siendo una ciudad cristiana. Es una notable coincidencia que las dos ciudades -Esmirna y Filadelfia- que retuvieron por más tiempo que cualquier otra ciudad del Asia Menor su carácter cristiano y su población cristiana, son las mismas ciudades cuyas iglesias eran tan puras e intachables en los días de Juan, que merecieron que se les hubiera escrito las únicas cartas que no tienen palabras de reproche.

Al concluir la Primera Guerra Mundial todavía era cristiana la mayoría de la población de Alashehir; sin embargo, la ciudad compartió entonces la suerte de Esmirna y vio a su población cristiana expulsada por los turcos de Kemal en 1923. Por esta razón, en esta ciudad sólo se encuentran ahora las ruinas de los contrafuertes y muros de una gran catedral en el centro de la ciudad, junto a una mezquita musulmana bien conservada; y en lugar de las campanas de una iglesia cristiana se oye la voz del almuédano que llama a la oración desde lo alto de un alminar.

Una visita a la antigua Filadelfia no sólo produce tristeza al cristiano, sino que también desanima al arqueólogo que busca restos del glorioso pasado de la ciudad. Encuentra los lastimosos restos del antiguo muro de la ciudad convertidos en habitación de cigüeñas y llenos de malezas y hierba. Quedan unas pocas ruinas que no se pueden identificar; pero nada de los gloriosos templos, los majestuosos gimnasios y los grandiosos teatros de la antigüedad por los cuales una vez Filadelfia se ganó el nombre de Pequeña Atenas. La obra destructiva de los siglos ha sido tan completa que apenas se pueden hallar vestigios de su grandeza anterior.

Pero permanecio durante 1900 años
 
Re: las siete iglesias:mi pregunta es...

Stylefranco:

Tobi ha expuesto algo histórico muy bueno sobre una de las siete iglesias de la provincia romana de Asia Menor.


Desde casi losprincipios dela era cristiana se ha creído que las siete iglesias representan siete períodos de la iglesia, desde su funadación enP entecostés, hasta el fin. Quiero hacer un breve bosquejo de estas iglesias. Para saber más ampliamemte, te remito a mi libro, el que puedes ver marcando www.El Apocalipsis. Añádele .com; no quise ponerlo porque temo que luego no aparezca.

1. Efeso Deseable. La iglesia apostólica, del 31 al 100 dC, cuando muere el último delos apóstoles: Juan.

2. Esmirna. Mirra. La iglesiaperseguida porl os romanos, del 100 al 313, cuando es promulgado el Edicto de Milán por Constantino y Licinio.

3 Pérgamo. Elevación. La Iglesia exaltada por Constantino, del 313 al 538, año del edicto de Justiniano, elevando al obispo de Roma sobre los otros obispados de Europa Antioquía, Jerusalem, Alejandría y Constantinopla.

4. Tiatira. Dulce Sabor de Trabajo. 538 al 1517, comienzo de la Reforma de Martín Lutero. La Iglesia Del Desierto. Huida de mucos grupos cristianos a causa del poderío papal y las persecucines y matanzas de la Inquisición.

5. Sardis. Canto de Gozo. 1517 a 1798, cuando termina el período de los 1,260 años de supremacía papal (Apoc. 13:5). Comienza el movimiento del Despertar, cuando un grupo selecto de hombres en diversos países predican el inmiente regreso de Cristo.

6. Filadelfia. Amor Fraternal. 1798 a 1844 Como parte del grupo del Despertar, se organiza en los EU lo que sellamaron Los Mileristas,por ser seguidores de William Miller, quien apuntó una fecha definida para el refreso de Cristo. La fecha fue cambiada por varias ocasiones y finalmente quedó el 22 de octuibre de 1844. Obviamente, Jesós no vino y los mileristas quedaron chasqueados.

7. Laodicea. Pueblo del juicio. 1844 hasta el fin. Entre algunos de los chasquedos, se organiza lo que sería en el 1863, la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Como en el 1844 se llegó a la conclusión que comenzaba la primera fase del juicio en el cielo, y entendieron que debían predicar "La hora de sus juicio ha llegado" (Apoc. 14:6,7), el nombre cuadra perfectamente con esta iglesia. El estado laodicense se manifiesta en todas las iglesias y grupos cristianos. En todos hay calientes, fríos y tibios, pero la promesa es a los vencedores: sentarse con Cristo en su trono.

Esta es mi explicación. No tengo delante de mí libro alguno, excepto al Biblia. Espero esto te induzca a estudiar més el tema. Dios te bendiga.
 
Re: las siete iglesias:mi pregunta es...

..Seguimos mal informados (o mal informando):
...
..2:8-11. Segunda Iglesia: Esmirna (mirra). La Iglesia perseguida por Roma Pagana. Desde el año 100, hasta el 313 (Edicto de Milán). Los diez días mencionados se refieren a los últimos días de persecución, del 303 al 313, bajo el emperador Diocleciano. Esda es la primera profecía de tiempo de Apocalipsis donde los días se interpretan como años..
...
..Históricamente esta cita no es correcta...
...
...Consulten cualquier libro de Historia y leerán que el emperador Diocleciano dejó el poder como tal en el año 305 (Dificilmente podría perseguir a nadie).
...
...Pero aunque "su" persecución continuara, esta terminó en el año 311 con el Edicto de tolerancia de Galerio, a partir del cual se dejó de perseguir a los cristianos.
...
...Por lo tanto es incorrecto escribir sobre "un período de persecución de 10 años", que no existió.
...
...Así que los que quieran "interpretar días como años" se tienen que buscar otro argumento.
...
...Saludos.
 
Re: las siete iglesias:mi pregunta es...

gracias a todos!!!!!
bueno, la verdad que si me impresione con algo es con la respuesta de TOBI, ya que fueron muy historica, y eso es lo que queria, con sus respectivas persecusiones, entonsss, tienes tambien de las demas iglesias??
es decir de las otras 6 iglesias, ya que lo de filadelfia quedo contestado de una forma muy buena.
gracias tambien a los demas!!!!!! God bless
 
Re: las siete iglesias:mi pregunta es...

gracias a todos!!!!!
bueno, la verdad que si me impresione con algo es con la respuesta de TOBI, ya que fueron muy historica, y eso es lo que queria, con sus respectivas persecusiones, entonsss, tienes tambien de las demas iglesias??
es decir de las otras 6 iglesias, ya que lo de filadelfia quedo contestado de una forma muy buena.
gracias tambien a los demas!!!!!! God bless

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ÉFESO (véase el mapa que acompaña al art. sobre *Colosas). La ciudad más importante de la provincia romana de Asia, en la costa occidental de lo que es ahora la Turquía asiática. Estaba situada en la desembocadura del río Caistro, entre la cadena montañosa de Coreso y el mar. Una magnífica calle de 11 m de ancho, flanqueada por columnas, atravesaba la ciudad hasta el excelente puerto, que servía tanto como gran centro de exportación en el extremo de la ruta de caravanas, como también de punto natural de desembarco de naves procedentes de Roma. La ciudad, ahora deshabitada, se viene excavando desde hace muchos años, y probablemente sea el sitio arqueológico más extenso e imponente del Asia Menor. El mar se encuentra ahora a unos 10 km de distancia, debido a la sedimentación que se viene produciendo desde hace siglos. El puerto tuvo que sufrir amplias operaciones de limpieza en diversas épocas a partir del ss. II a.C.; ¿será por eso, tal vez, que Pablo tuvo que detenerse en Mileto (Hch. 20.15–16)? La parte principal de la ciudad, con su teatro, baños, biblioteca, ágora, y calles pavimentadas, estaba ubicada entre el Coreso y el Caistro, pero el templo que le dio fama se encontraba a más de 2 km hacia el NE. Este sitio era sagrado para la adoración de la diosa anatolia de la fertilidad, posteriormente identificada como la Artemisa de Grecia y la Diana latina. Justiniano construyó una iglesia a San Juan en la colina próxima (por ello el nombre posterior Ayasoluk, que es corrupción de hagios theologos), la que posteriormente fue remplazada por una mezquita selyúcida. El asentamiento vecino se llama ahora Selcuk.
El asentamiento anatolio original fue aumentado, antes del ss. X a.C., por colonos jónicos, y se erigió una ciudad compartida. La diosa de Éfeso adoptó un nombre griego, pero evidentemente retuvo sus anteriores características, porque repetidas veces se la representó, en períodos posteriores, coma una figura con muchos senos. Éfeso fue conquistada por Creso poco después de su ascenso en ca. 560 a.C., y debió parte de sus glorias artísticas a la munificencia de dicho gobernante. Después de su caída en 546 Éfeso pasó al dominio persa. Creso modificó el sitio de la ciudad antigua para centrarla en el templo de *Artemisa: Lisímaco, uno de los sucesores de Alejandro, la reubicó por la fuerza alrededor del puerto a comienzos del ss. III a.C. Posteriormente Éfeso formó parte del reino de Pérgamo, que Atalo III legó a Roma en el 133 a.C. Se convirtió en la ciudad comercial más grande de la provincia romana de Asia. Entonces ocupaba una vasta superficie y su población puede haber llegado al tercio de millón. Se calcula que el gran teatro construido en el monte Pión en el centro de la ciudad tenía capacidad para unas 25.000 personas.
Éfeso retuvo también su importancia religiosa durante la dominación romana. Se convirtió en centro del culto imperial y llegó a poseer tres templos oficiales, mereciendo triplemente por lo tanto el arrogante título de neōkoros (‘guardiana del templo’) de los emperadores, además de ser neōkoros de Artemisa (Hch. 19.35). Es notable que Pablo tuviese amigos entre los asiarcas (Asiarjai, Hch. 19.31; * Asia, Autoridades de), que eran oficiales de la “comuna” de Asia, cuya función primaria era justamente la de promover el culto imperial.
El templo de Artemisa fue reedificado después de un gran incendio en 356 a.C., y constituía una de las siete maravillas del mundo hasta que fue destruido por los godos en el 263 d.C. Tras años de paciente búsqueda J. T. Wood en 1870 desenterró sus ruinas en el pantano al pie del mte. Ayasoluk. Había sido el edificio más grande del mundo griego. Tenía una imagen de la diosa que, según se afirmaba, había caído del cielo (cf. Hch. 19.35). En realidad es posible que originalmente haya sido un meteorito. Monedas de plata de muchos lugares evidencian la validez de la afirmación de que la diosa de Éfeso era reverenciada en todo el mundo (Hch. 19.27). Llevan la inscripción Diana efesia (cf. Hch. 19.34).
Hubo una gran colonia de judíos en Éfeso, que había disfrutado durante mucho tiempo de una posición privilegiada bajo el imperio romano (Jos., Ant.14.225ss; 14.262ss). La primera referencia a la llegada del cristianismo es de ca. del 52 d.C., cuando Pablo hizo una breve visita y dejó a Aquila y a Priscila allí (Hch. 18.18–21). El tercer viaje misionero de Pablo tuvo Éfeso como su meta, y se quedó allí más de dos años (Hch. 19.8, 10), atraído, indudablemente, por su importancia estratégica como centro comercial, religioso, y político. Su actividad tuvo como base primero la sinagoga; luego disputó en la sala de conferencias de Tiranno, tomando Éfeso como base para la evangelización de toda la provincia de Asia. La propagación del cristianismo, que rechazaba el sincretismo, comenzó a provocar la hostilidad de los intereses creados de los religiosos. Afectaba no sólo los cultos mágicos que florecían allí (Hch. 19.13ss; un tipo de fórmula mágica se llamaba justamente Efesia grammata) sino también el culto de Artemisa (Hch. 19.27), ocasionando daño al comercio de los objetos cúlticos, actividad que constituía una de las fuentes de prosperidad de la ciudad. Sobrevino el celebrado alboroto descripto en Hch. 19. Hay inscripciones que muestran que el grammateus (“secretario del ayuntamiento”) que logró controlar la asamblea en esta ocasión era el oficial cívico principal, directamente responsable ante los romanos por perturbaciones del orden público tales como las asambleas ilícitas (Hch. 19.40). Se ha sugerido que su afirmación de que “procónsules hay” (19.38), de no ser un plural generalizador, puede servir para fijar la fecha con cierta precisión. Cuando ascendió Nerón en el 54 d.C., M. Junio Silvano, procónsul de Asia, fue envenenado por sus subordinados Helio y Celer, quienes actuaron como procónsules hasta la llegada de un sucesor legítimo.
Evidentemente el cristianismo se extendió a *Colosas y las otras ciudades del valle del Lico en la época de la permanencia de Pablo en Éfeso (cf. Col. 1.6–7; 2.1). Fue el centro de las actividades de Pablo durante la mayor parte del tiempo que duró la controversia y la correspondencia con los corintios (1 Co. 16.8), y la experiencia descripta por él como que “batallé en Éfeso contra fieras” ocurrió allí (1 Co. 15.32). Esto parecería ser una alusión metafórica a algo ya conocido por los corintios, quizá un ataque por una multitud. (No había anfiteatro en la ciudad, aun cuando el estadio fue adaptado más tarde para posibilitar la lucha con bestias.) G. S. Duncan (St Paul’s Ephesian Ministry, 1929) ha sostenido que Pablo fue encarcelado dos o tres veces en Éfeso, y que todas las epístolas del cautiverio fueron escritas desde allí, y no desde Roma. E.J. Goodspeed (INT, 1937), seguido por C. L. Mitton y J. Knox, han ubicado en Éfeso la reunión del corpus epistolario paulino. Hay dificultades para la aceptación de la hipótesis de un encarcelamiento en Éfeso que encuadre en el caso, y si bien B. Reicke y J.A.T. Robinson han vuelto a dar vigencia recientemente a la idea de que todas o algunas de las epístolas del cautiverio fueron escritas en Cesarea, sigue siendo preferible ubicarlas en Roma (véase C. H. Dodd, BJRL 18, 1934, pp. 72–92).
Después de la partida de Pablo, Timoteo quedó en Éfeso (1 Ti. 1.3). Las epístolas pastorales ofrecen un panorama del período de consolidación allí. Muchos han pensado que Ro. 16 estaba dirigida originalmente a Éfeso.
Esta ciudad fue posteriormente el centro de operaciones de Juan, que tenía jurisdicción sobre las siete iglesias principales de Asia mencionadas en Apocalipsis. La iglesia de Éfeso es la primera de las siete que se menciona (Ap. 2.1–7), como la iglesia más importante en la capital de facto, y como lugar más adecuado para la llegada de un mensajero de Patmos, como también por encontrarse al comienzo de un camino circular que unía las siete ciudades en orden. Se trata de una iglesia floreciente, pero que está siendo perturbada por maestros falsos, y ha perdido su “primer amor”. Los falsos apóstoles (2.2) son con toda probabilidad como los *nicolaítas, que parecieran haber apoyado la idea de una componenda con el poder del paganismo para el cristiano sometido a presiones. Los efesios se mantuvieron firmes, pero eran deficientes en amor. Ramsay caracterizó a Éfeso como la “ciudad del cambio”. Sus problemas eran los problemas de una iglesia exitosa haciendo frente a circunstancias cambiantes; la ciudad misma había conocido una larga historia de ubicaciones cambiantes (cf. 2.5b). La promesa de comer del árbol de la vida aparece aquí probablemente contra el fondo de la datilera sagrada de Artemisa, que aparece en monedas efesias.
Según Ireneo y Eusebio, Éfeso fue adoptada por Juan el apóstol como residencia permanente. Una generacion después de su época Ignacio escribió sobre la invariable fama y fidelidad de la iglesia de Éfeso (Efesios 8–9). El tercer concilio general tuvo lugar allí en el 431 d.C. para condenar la cristología nestoriana, y se reunió en la iglesia doble de Sta. María, cuyas ruinas pueden verse hasta hoy. La ciudad declinó, y la progresiva sedimentación de su golfo terminó por separarla completamente del mar.
Bibliografía. G. E. Wright, Arqueología bíblica, 1975, pp. 370–373; G. Bornkamm, Pablo de Tarso, 1978, pp. 123–134; C. F. Pfeiffer, °DBA, pp. 231–233.
W. M. Ramsay, The Letters to the Seven Churches, 1904; J. T. Wood, Modern Discoveries on the Site of Ancient Ephesus, 1890; D. G. Hogarth, Excavations at Ephesus: the Archaic Artemisia, 1908; RE, “Ephesos”; G. E. Bean, Aegean Turkey. An Archaeological Guide, 1966; E. Akurgal, The Ancient Ruins and Civilisations of Turkey, 1973.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

ESMIRNA (véase el mapa que acompaña al art. sobre *Colosas). Ciudad en la provincia romana de Asia, sobre la costa del mar Egeo, en lo que es en la actualidad la Turquía asiática. En las cercanías hubo, desde tiempos remotos, una colonia griega, pero fue capturada y destruida por los libios hacia fines del ss. VII a.C., y virtualmente dejó de existir hasta que fue fundada nuevamente por Lisímaco, a principios del ss. III a.C. Creció hasta llegar a ser una de las ciudades más prósperas de Asia Menor. Funcionó como puerto natural para la antigua ruta comercial que atravesaba el valle del Hermo, siendo su región interior inmediata muy fértil. Esmirna fue una fiel aliada de Roma desde mucho antes de que el poder de dicho imperio llegara a tener supremacia en el Mediterráneo oriental. Bajo el imperio llegó a ser famosa por su hermosura, y por la magnificencia de sus edificios públicos. Actualmente se la conoce como Izmir, la segunda ciudad de la Turquía asiática en tamaño. Es probable que el evangelio haya llegado a Esmirna en fecha muy temprana, presumiblemente desde Éfeso (Hch. 19.10). El “ángel de la iglesia en Esmirna” es el que recibió (Ap. 2.8–11) la segunda de las cartas a las “siete iglesias … en Asia”. Como sucedió en otras ciudades comerciales, la iglesia debió enfrentar la oposición de los judíos (Ap. 2.9; cf. 3.9). La descripción de Cristo como aquel que estuvo muerto y vivió de nuevo (v. 8) puede ser una alusión al resurgimiento de la ciudad a una renovada prosperidad después de un largo período de olvido. La “corona” (v. 10) estaba asociada con muchas cosas en Esmirna. Podría sugerir la corona del vencedor en los juegos, o una forma corriente de elogio en que se utilizaba la imagen de la hermosura y la gloria de la ciudad y sus edificios. Cf. también Stg. 1.12. El llamado a la fidelidad (v. 10) es un llamado a la iglesia para que cumpla de la manera más plena la histórica reputación de la ciudad. Esto quedó ejemplificado en el valor con que el anciano obispo Policarpo se negó a retractarse; allí fue martirizado ca. 155 d.C. o más tarde. (Véase W. M. Ramsay, The Letters to the Seven Churches of Asia, 1904, cap(s). 19–20; C. J. Cadoux, Ancient Smyrna, 1938; C. J. Hemer, Buried History 11, 1975, pp. 56–67.)
Bibliografía. C. F. Pfeiffer, “Esmirna”, °DBA, pp. 263–264; R. Sánchez, “Esmirna”, °EBDM, t(t). III, cols. 154–155.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

PÉRGAMO (véase el mapa que acompaña al art. sobre *Colosas). Ciudad en la provincia romana de Asia, en el O de lo que es hoy la Turquía asiática. Ocupaba una posición dominante cerca del extremo marítimo del amplio valle del Caico, y probablemente fue un lugar de asentamiento humano desde fecha muy temprana. Se hizo importante sólo después del 282 a.C., cuando Filetero se rebeló contra Lisímaco de Tracia y la hizo capital de lo que vino a ser el reino atalida, que en el 133 a.C. fue legado por Atalo II a los romanos, quienes formaron con él la provincia de *Asia. El primer templo del culto imperial fue construido en Pérgamo (ca. 29 a.C.) en honor a Roma y Augusto. Por ello la ciudad se jactaba de la primacía religiosa en la provincia, si bien *Efeso se convirtió en su principal centro comercial.
Pérgamo aparece en tercer lugar en la lista de las “siete iglesias que están en Asia” (Ap. 1.11): el orden concuerda con su posición en la secuencia geográfica. Este es el lugar “donde está el trono de Satanás” (Ap. 2.13). La frase se ha relacionado con el complejo cúltico pagano de Zeus, Atenea, Dionisos, y Asclepio, establecido por los reyes atalidas, en el que ocupaba un lugar de especial importancia Asclepio Sóter (“salvador”, “sanador”). Estos cultos ilustran la historia religiosa de Pérgamo, pero la alusión principal probablemente esté referida al culto al emperador. Fue aquí donde el culto al emperador divino se tomó como piedra de toque de la lealtad cívica bajo Domiciano. Señaló una crisis para la iglesia de Asia. Es probable que a Antipas (v. 13) se lo mencione como representante (quizá el primero) de los que fueron juzgados y ejecutados allí por su fe.
Esta carta es la fuente principal para los *nicolaítas, a quienes se equipara decididamente con Balaam; parecen haber constituido un partido que propiciaba un arreglo frente a las presiones paganas.
Aquí Cristo posee la autoridad última y real, simbolizada por la “espada aguda de dos filos” (v. 12), en el lugar donde el procónsul romano ejercía el “poder de la espada” cuando juzgaba. Se acusa a la iglesia de tolerar a un partido cuya enseñanza la habría de arrastrar a la idolatría y la inmoralidad como la de Balaam. Pero el “vencedor” recibe la promesa de Cristo de una relación interior con él. El significado de la “piedrecita blanca” (v. 17) es incierto: estrictamente es un “guijarro” o tessera (tablilla; gr. psēfos). Tenían muchos usos, de los cuales más de uno es aplicable aquí. Representaban absolución, y servían también como fichas o billetes de diversos tipos. El nombre escrito es aquí el del individuo, y señala la aceptación individual del creyente por Cristo.
Una pequeña población (Bergama) existe todavía en la llanura al pie de la acrópolis de la antigua ciudad.
Bibliografía. G. Camps, “Pérgamo”, °EBDM, t(t). V, cols. 1033–1036; C. F. Pfeiffer, “Pérgamo”, °DBA, pp. 515–517.
W. M. Ramsay, The Letters to the Seven Churches of Asia, 1904, cap(s). 21–22; C. J. Hemer, Buried History 11, 1975, pp. 69–83; id., NIDNTT 2, 1976, pp. 676–678.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

TIATIRA (véase el mapa que acompaña al art. sobre Colosas). Ciudad en la provincia romana de Asia, al O de lo que es hoy la Turquía asiática. Ocupaba una posición importante en un “corredor que conectaba a los valles Hermo y Caico. Era una guarnición fronteriza, primeramente en la frontera occidental del territorio de Seleuco I de Siria, y más tarde, después de cambiar de manos, en la frontera E del reino de Pérgamo. Con ese reino pasó a depender del gobierno romano en 133 a.C. Pero siguió siendo punto importante del sistema carretero romano, por cuanto se encontraba entre Pérgamo y Laodicea, sobre la carretera que la unía y luego continuaba hacia las provincias orientales. También fue un importante centro manufacturero; entre los oficios que se sabe que existían allí figuran la confección de ropa, la industria del teñido, la cerámica, y los trabajos en latón. En el mismo sitio de la ciudad existe todavía hoy una población grande (Akhisar).
Lidia de Tiatira, “vendedora de púrpura”, a quien Pablo conoció en Filipos (Hch. 16.14), probablemente era agente de algún fabricante de Tiatira en las regiones de ultramar; probablemente estaba organizando la venta de artículos de lana teñidos que se conocían simplemente por el nombre de la correspondiente tintura de teñir. Esta “púrpura” se obtenía de la raíz de la rubia, y se siguió produciendo en la zona, bajo el nombre de “rojo turco”, hasta el siglo actual.
La iglesia de Tiatira es la cuarta (Ap. 1.11) de las “siete iglesias de Asia”. Algunos de los símbolos en la carta a esta iglesia (Ap. 2.18–29) parecen aludir a las circunstancias de la ciudad. La descripción de Cristo (v. 18) es apropiada para una ciudad renombrada por los trabajos en latón (jalkolibanos, traducido “bronce bruñido”, cf. °vrv1, “latón fino”, podría ser un término técnico para algún tipo local de artesanía en latón o bronce). Los términos de la promesa (vv. 26–27) podrían reflejar la larga historia militar de la ciudad. “Jezabel” (nombre que probablemente sea simbólico) era una mujer que evidentemente fue aceptada en la comunión de la iglesia (v. 20). Su enseñanza probablemente abogaba por la aceptación de alguna medida de transigencia con actividades implícitamente paganas. Posiblemente consistía en la integración de los clubes sociales o “sindicatos” en que estaban organizados los oficios. Estas entidades cumplían muchas funciones admirables, y prosperar en algún oficio podía resultar imposible si no se pertenecía al sindicato; pero sus reuniones estaban inevitablemente mezcladas con actos de inmoralidad y de culto pagano. (Véase W. M. Ramsay, The Letters to the Seven Churches of Asia, 1904, cap(s). 23–24; C. J. Hemer, Buried History 2, 1975, pp. 110–118.)
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

SARDIS (Véase el mapa que acompaña al art. “Colosas”). Ciudad en la provincia romana de Asia, en la parte occidental de lo que es actualmente la Turquía asiática. Fue capital del antiguo reino de Lidia, la mayor de las potencias extranjeras que encontraron los griegos en su primera colonización del Asia Menor. Su primitiva prosperidad, especialmente en el reinado de Creso, se convirtió en sinónimo de riqueza. Se dice que sus riquezas provenían en parte del oro que obtenía del Pactolo, arroyo que atravesaba la ciudad. La ciudad original fue una semiinexpungable ciudadela fortificada que dominaba al amplio valle del Hermo, casi completamente rodeada por escarpados acantilados de roca suelta, sumamente peligrosos para escalar. Su posición como centro de la supremacía lidia en el reinado de Creso terminó abruptamente cuando el rey persa Ciro rodeó la ciudad y tomó la ciudadela en 546 a.C., para lo cual aparentemente escaló los acantilados y entró por un punto débilmente defendido, bajo el manto de la oscuridad. Gracias a las mismas tácticas la ciudad cayó nuevamente en 214 a.C. en manos de Antíoco el Grande. Aunque se encontraba próxima a una importante ruta comercial en el valle del Hermo, bajo el dominio romano nunca recuperó la espectacular prominencia de siglos anteriores. En 26 d.C. su pretensión de ser el lugar de emplazamiento de un templo imperial fue rechazada, eligiéndose en cambio a su rival Esmirna. Actualmente sólo hay una pequeña aldea (Sart) cerca de donde estuvo la antigua ciudad.
La carta “al ángel de la iglesia de Sardis” (Ap. 3.1–6) sugiere que la primitiva comunidad cristiana de la ciudad estaba impregnada del mismo espíritu de la ciudad, que se contentaba con su reputación pasada sin registrar ningún avance posterior y que, al igual que la ciudad, no fue capaz de aprender las lecciones del pasado y mantenerse vigilante. El símbolo de las “vestiduras blancas” era rico en significado en una ciudad famosa por su comercio de lujosas telas: los pocos fieles que se mantienen vigilantes serán ataviados para participar en la triunfal venida de su Señor.
Las importantes excavaciones que actualmente se llevan a cabo han permitido sacar muchas cosas a la luz, entre ellas una espléndida sinagoga de épocas posteriores. Evidentemente Sardis fue durante siglos un centro importante de la diáspora judía, y probablemente haya sido la Sefarad de Abd. 20.
Bibliografía. C. F. Pfeiffer, “Sardis”, °DBA, pp. 570–573; S. Croatto, ”Sardes”, °EBDM, t(t). VI, cofs. 500–501.
W. M. Ramsay, The Letters to the Seven Churches of Asia, 1904, cap(s). 25, 26; D. G. Mitten, BA 29, 1966, pp. 38–68; G. M. A. Hanfmann, informes periódicos en BASOR; C. J. Hemer, NTS 19, 1972–3, pp. 94–97; id., Buried History 11, 1975, pp. 119–135.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

FILADELFIA (Véase el mapa en el artículo sobre *Colosas). Ciudad en la provincia rom. de Asia, en el O de lo que ahora es la Turquía asiática. Fue fundada, quizá, por Eumenes, rey de Pérgamo, en el ss. II a.C., y seguramente llamada por el nombre de su hermano Atalo, cuya lealtad le había granjeado el nombre de Filadelfo. Estaba situada cerca del extremo superior de un amplio valle que conducía a través de Sardis al mar cerca de Esmirna; y se encontraba en el umbral de una meseta muy fértil, de la que se derivaba buena parte de su prosperidad comercial. La zona estaba expuesta a frecuentes terremotos. Un terremoto violento destruyó la ciudad en el 17 d.C.; y, como los movimientos continuaron en forma intermitente, la gente optó por vivir fuera de la ciudad (Estrabón, Geografía 12.8.18 [579]; 13.4.10 [628]). Después que una subvención imperial la ayudo a recuperarse, la ciudad adoptó voluntariamente el nuevo nombre de Neocesarea. Más tarde, bajo Vespasiano, adoptó otro nombre imperial: Flavia. Esta ciudad era conocida por el número de sus templos festivales religiosos. El lugar está ocupado en la actualidad por la ciudad de Alasehir.
La carta “al ángel de la iglesia en Filadelfia” (Ap. 3.7–13) probablemente alude a algunas de las circunstancias de la ciudad. Como Filadelfo era famoso por su lealtad a su hermano, así también la iglesia, la verdadera Filadelfia, hereda y cumple su carácter mediante una firme lealtad a Cristo (vv. 8, 10). Como la ciudad se encuentra cerca de la “puerta abierta” que da hacia una región de la que obtiene su riqueza, así la iglesia recibe una “puerta abierta” hacia oportunidades que tiene que aprovechar (v. 8; cf. 2 Co. 2.12). Los símbolos de la “corona” y el “templo” (vv. 11–12) establecen un contraste con los juegos y los festivales religiosos de la ciudad. A diferencia de la inestabilidad de la vida en una ciudad expuesta a los terremotos, a los que “vencieren” se les promete la estabilidad definitiva de ser edificados en el templo de Dios. Como en Esmirna, esta iglesia fue rechazada por los judíos de la ciudad (v. 9), pero el vencedor disfrutará de la aceptación definitiva por el Señor cuyo nombre ha confesado (v. 8), lo cual está indicado nuevamente por el otorgamiento de nombres divinos (v. 12), que nos recuerdan los nombres nuevos adoptados por la ciudad de los emperadores divinos. Ignacio visitó posteriormente la ciudad de paso de Antioquía al martirio en Roma, y envió una carta a la iglesia de la ciudad.
Bibliografía. R. Sánchez, “Filadelfia”, °EBDM, t(t). III, cols. 536–537; G, E. Ladd, El apocalipsis de Juan, 1978, pp. 53–58.
W. M. Ramsay, The Letters to the Seven Churches of Asia, 1904, cap(s). 27–28; C. J. Hemer, Buried History 11, 1975, pp. 164–174.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

LAODICEA Ciudad del SO de Frigia (véase el mapa que acompaña al art. sobre *Colosas), en la provincia romana de Asia, al O de lo que es actualmente la Turquía asiática. Fue fundada por el seléucida Antíoco II en el ss. III a.C., y llamada así por su mujer Laodice. Se encontraba en el fértil valle del Lico (tributario del Meandro), cerca de *Hierápolis y *Colosas, y se distingua de otras ciudades del mismo nombre por el epíteto “en el Lico”. Estaba situada en un importante cruce de caminos: la carretera principal a través del Asia Menor se dirigía hacia el O hasta los puertos de *mileto y *Efeso, a unos 160 km de distancia, y hacia el E por una suave pendiente hasta la meseta central, y desde allí hacia Siria; otra ruta iba hacia el N, a *Pérgamo, y hacia el S hasta la costa en *Atalia.
Esta posición estratégica hizo de Laodicea un centro comercial extraordinariamente próspero, especialmente bajo el dominio de los romanos. Cuando un desastroso terremoto la destruyó en 60 d.C. (Tácito, An. 14.27) pudo permitirse el lujo de recuperarse sin ayuda de Nerón. Fue un importante centro de la banca y el intercambio comerciales (cf. Cicerón, ad Fam. 3.5.4, etc.). Sus productos distintivos incluían vestimentas de lana negra brillante (Estrabón, Geog. 12.8.16 [578]), y fue un centro médico oftalmológico notable. Su ubicación tenía una desventaja: como estaba determinada por el sistema de carreteras, le faltaba una provisión adecuada y permanente de agua potable. Se canalizaba el agua hasta la ciudad desde manantiales termales que se encontraban a cierta distancia hacia el S, la que probablemente llegaba tibia. Los depósitos que todavía se encuentran en sus ruinas dan testimonio de la temperatura de las aguas. Finalmente se abandonó la ciudad, mientras que la actual (Denizli) se formó cerca de los manantiales.
El evangelio debe haber llegado a Laodicea en época temprana, probablemente en la época en que Pablo residió en Éfeso (Hch. 19.10), y quizás por medio de Epafras (Col. 4.12–13). Aunque Pablo menciona la iglesia allí (Col. 2.1; 4.13–16), no hay pruebas de que la haya visitado. Es evidente que la iglesia mantuvo una estrecha relación con los cristianos en Hierápolis y Colosas. A menudo se piensa que la carta “de Laodicea” (Col. 4.16) debe de haber sido una copia de nuestro Efesios recibida en Laodicea.
La última de las cartas a “las siete iglesias de Asia” (Ap. 3.14–22) fue dirigida a Laodicea. Las imágenes le deben relativamente poco al AT, pero la carta contiene alusiones directas al carácter y las circunstancias que prevalecían en la ciudad. A pesar de toda su riqueza, no tenía los poderes curativos del agua termal, como su vecina Hierápolis, ni los efectos refrescantes del agua fría de Colosas, sino simplemente agua tibia, utilizada solamente como emético. La iglesia fue acusada de ser tan inútil como la ciudad: se consideraba autosuficiente, antes que tibia. Como la ciudad, pensaba que “de ninguna cosa tenía necesidad”. En realidad era espiritualmente pobre, estaba desnuda y ciega, y necesitaba “oro”, “vestiduras blancas”, y “colirio” más efectivo que el que podían suministrar sus banqueros, sus proveedores de ropa, y sus médicos. Como ciudadanos poco hospitalarios al viajero que les ofrece bienes inapreciables, los de Laodicea habían cerrado sus puertas y habían dejado fuera al que podía verdaderamente ser su proveedor. Cristo se vuelve al individuo en amorosa súplica (v. 20).
Bibliografía. E. Cothenet y otros Escritos de Juan y Carta a los Hechos, 1985, pp. 240ss; C. F. Pfeiffer, “Laodicea”, °DBA, pp. 398–399; A. Díez Macho, K.H. Rengstorf, “Laodicea”, °EBDM, t(t). IV, cols. 912–917; R. Summers, Digno es el Cordero, 1954; G. E. Ladd, El apocalipsis, 1978; °AHWB.
W. M. Ramsay, The Letters to the Seven Churches of Asia, 1904; M. J. S. Rudwick y E. M. B. Green, ExpT 69, 1957–8, pp. 176–178; C. J. Hemer, NIDNTT 1, pp. 317–33.9; id., Buried History 11, 1975, pp. 175–190.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


Que Dios les bendiga

Paz