A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Caifás era un apóstata porque no creía en Dios, es decir, en Cristo. Algo tan fácil de entender para algunos se torna en un debate metafísico.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

La Biblia no es un diccionario, ¿porque tendría que explicar la palabra apostasía?

1 Renuncia que hace una persona de sus creencias religiosas o políticas y abandono de su religión o del partido político al que pertenecía: su actitud fomentaba la apostasía.
2 Abandono del estado sacerdotal por parte de un sacerdote o de la vida religiosa por parte de un religioso profeso.

http://www.diccionarios.com

El punto es que Caifas no fue un apostata judío ni cristiano

saludos

Hombre, pues un judío que niega hasta el fin a su Mesías es lo más cercano a un judío apóstata.
Pero bueno, dejémoslo en hereje, :coolgleam
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Caifás era un apóstata porque no creía en Dios, es decir, en Cristo. Algo tan fácil de entender para algunos se torna en un debate metafísico.

Discrepo contigo, ya que Caifás si que creía en Dios, y era el sumo sacerdote; si no creyó en Cristo, fue para que se cumpliese la Escritura y la salvación llegase a nosotros, los gentiles. Lee la explicación de "apostasía" dada por un buen diccionario bíblico que referencié más arriba.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

El único Mediador es Cristo, no la iglesia; la iglesia o los miembros con ministerio reconocido por ella, pueden actuar "en nombre de" gracias al poder conferido por Dios y por medio del Espíritu Santo, pero no hay ningún caso en la Biblia de perdón de pecados por confesión auricular.

Se te olvida quién es la Iglesia. Una con Cristo
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Hombre, pues un judío que niega hasta el fin a su Mesías es lo más cercano a un judío apóstata.
Pero bueno, dejémoslo en hereje, :coolgleam


Dejémoslo en judío no creyente en el Mesías. La Biblia, el apóstol Pablo le llama "incredulidad", no "apostasía"

¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? Su incredulidad, ¿habrá hecho nula la fidelidad de Dios?. Romanos 3:3

¿O me darás algún caso bíblico en que a un judío que no creyó en el Mesías, se le haya dicho que cayó en "apostasía"?
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Se te olvida quién es la Iglesia. Una con Cristo

Y a tí se te olvida que la "iglesia" es toda la comunidad de creyentes, no los sacerdotes o curas(en este caso católicos) en forma exclusiva y excluyente.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Y a tí se te olvida que la "iglesia" es toda la comunidad de creyentes, no los sacerdotes o curas(en este caso católicos) en forma exclusiva y excluyente.

Se te olvida que no todos en la Iglesia tienen la misma autoridad.
De todas formas, a estas alturas del epígrafe ya me conformaría con que dijeras que la Iglesia, como comunidad de creyentes, tiene autoridad para perdonar todos los pecados en nombre de Dios: ¿lo aceptas?
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Se te olvida que no todos en la Iglesia tienen la misma autoridad.
De todas formas, a estas alturas del epígrafe ya me conformaría con que dijeras que la Iglesia, como comunidad de creyentes, tiene autoridad para perdonar todos los pecados en nombre de Dios: ¿lo aceptas?


En absoluto; si Cristo es mi Abogado, no necesito intermediación alguna.Acudo a la máxima Autoridad, ¿para que ir a un delegado, si puedo ir ante el Juez Supremo por medio de Cristo?

No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.Hebreos 4:15-16

Este el versículo debe darte la clave del porqué un sacerdote ateo o pedófilo no tiene autoridad de Dios para perdonar, es pecador y además no arrepentido.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

En absoluto; si Cristo es mi Abogado, no necesito intermediación alguna.Acudo a la máxima Autoridad, ¿para que ir a un delegado, si puedo ir ante el Juez Supremo por medio de Cristo?

No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.Hebreos 4:15-16

Este el versículo debe darte la clave del porqué un sacerdote ateo o pedófilo no tiene autoridad de Dios para perdonar, es pecador y además no arrepentido.

Se te olvida quién es la Iglesia. La Iglesia no es una mera "delegada" de Cristo. Es su plenitud
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Se te olvida quién es la Iglesia. La Iglesia no es una mera "delegada" de Cristo. Es su plenitud

Repito, toda la iglesia sí es su plenitud, no unos pocos. Y la Biblia me enseña a acudir a Dios directamente para pedir perdón, no a un cura.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9

¿Quién es él, Luis Fernando, el cura de mi pueblo o Dios?

Me retiro a descansar, buenas noches y que Dios te bendiga.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Repito, toda la iglesia sí es su plenitud, no unos pocos. Y la Biblia me enseña a acudir a Dios directamente para pedir perdón, no a un cura.

La Biblia te enseña que la Iglesia recibió la autoridad de Cristo para perdonar pecados en su nombre.
A mí la Iglesia me enseña quién es en ella la encargada de ministrar ese perdón. Y yo me fío de la Iglesia de Cristo, no de quienes se oponen a lo que el Señor ha dispuesto para ella. O sea, creo que San Agustín tiene razón:
“No escuchemos a aquellos que niegan que la Iglesia de Dios tiene poder para perdonar todos los pecados” (De agon. Crist., III)
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Como no tengo el libro aquí lo copio de Internet, como es demasiado texto y es muy tarde no lo puedo traducir, si alguien lo puede hacer...

He afterwards adds, that the same custom existed at Constantinople, until a certain matron, while pretending to confess, was discovered to have used it as a cloak to cover her intercourse with a deacon. In consequence of that crime, Nectarius, the bishop of that church—a man famous for learning and sanctity—abolished the custom of confessing. Here, then, let these asses prick up their ears. If auricular confession was a divine law, how could Nectarius have dared to abolish or remodel it? Nectarius, a holy man of God, approved by the suffrage of all antiquity, will they charge with heresy and schism? With the same vote they will condemn the church of Constantinople, in which Sozomen affirms that the custom of confessing was not only disguised for a time, but even in his own memory abolished. Nay, let them charge with defections not only Constantinople but all the Eastern churches, which (if they say true) disregarded an inviolable law enjoined on all Christians.

8. This abrogation is clearly attested in so many passages by Chrysostom, who lived at Constantinople, and was himself prelate of the church, that it is strange they can venture to maintain the contrary: “Tell your sins”, says he, “that you may efface them: if you blush to tell another what sins you have committed, tell them daily in your soul. I say not, tell them to your fellow-servant who may upbraid you, but tell them to God who cures them. Confess your sins upon your bed, that your conscience may there daily recognize its iniquities.” Again, “Now, however, it is not necessary to confess before witnesses; let the examination of your faults be made in your own thought: let the judgment be without a witness: let God alone see you confessing.” Again, “I do not lead you publicly into the view of your fellow servants; I do not force you to disclose your sins to men; review and lay open your conscience before God. Show your wounds to the Lord, the best of physicians, and seek medicine from him. Show to him who upbraids not, but cures most kindly.” Again, “Certainly tell it not to man lest he upbraid you. Nor must you confess to your fellow servant, who may make it public; but show your wounds to the Lord, who takes care of you, who is kind and can cure.” He afterwards introduces God speaking thus: “I oblige you not to come into the midst of a theatre, and have many witnesses; tell your sins to me alone in private, that I may cure the ulcer.”
Shall we say that Chrysostom, in writing these and similar passages, carried his presumption so far as to free the consciences of men from those chains with which they are bound by the divine law? By no means; but knowing that it was not at all prescribed by the word of God, he dares not exact it as necessary.

Citas de Crisóstomo: Chrysost. Hom. 2 in Psal. 1.Serm. de pœnit. et Confess. Hom. 5 De Incomprehensibili Dei. Nat. cont. Anomeos. Item, Hom. 4 de Lazaro.

Juan Calvino, Institución de la religión cristiana, libro III
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Por cierto, lo que dice Calvino globalmente en su obra sobre la penitencia es lo siguiente: la confesión auricular en los primeros siglos era obligatoria para ciertos pecados muy graves, pero libre hasta prácticamente los últimos siglos del primer milenio. Es decir, que si bien era una práctica que se ejercía no era obligatoria, y como prueba da la abolición de la confesión por parte de un piadoso obispo y textos de San Juan Crisóstomo que hablan de la confesión con Dios.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Crisóstomo, ¿eres ortodoxo?
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

La Biblia te enseña que la Iglesia recibió la autoridad de Cristo para perdonar pecados en su nombre.
A mí la Iglesia me enseña quién es en ella la encargada de ministrar ese perdón. Y yo me fío de la Iglesia de Cristo, no de quienes se oponen a lo que el Señor ha dispuesto para ella. O sea, creo que San Agustín tiene razón:
“No escuchemos a aquellos que niegan que la Iglesia de Dios tiene poder para perdonar todos los pecados” (De agon. Crist., III)


Fíate de Dios con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Proverbios 3:5.

Fíate de la palabra de Dios, no de las interpretaciones de los hombres.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Me fío de lo que Dios dice acerca de la Iglesia.
Tú deberías hacer lo mismo
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Dónde está la Iglesia

II. 2. La cuestión que se debate entre nosotros es ver dónde está la Iglesia, si en nosotros o en ellos. La Iglesia es una solamente, a la que nuestros antepasados llamaron Católica, para demostrar por el solo nombre que está en todas partes; es lo que significa en griego la expresión k a y ' ÷ l o n . Pero esta Iglesia es el Cuerpo de Cristo, como dice el Apóstol: En favor de su cuerpo, que es la Iglesia 1. De donde resulta claro que todo el que no se encuentra entre los miembros de Cristo, no puede tener la salvación de Cristo. Ahora bien, los miembros de Cristo se unen entre sí mediante la caridad de la unidad y por la misma están vinculados a su Cabeza, que es Cristo Jesús.

De esta suerte, todo lo que se dice de Cristo se refiere a él como cabeza y cuerpo. La Cabeza es el mismo unigénito Jesucristo, el Hijo del Dios vivo, Salvador de su Cuerpo 2, que murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación 3; su cuerpo es la Iglesia, de la cual se dice: A fin de presentarse a sí una Iglesia gloriosa, sin mancha, o arruga o cosa semejante 4.

Entre nosotros y los donatistas se ventila la cuestión de dónde está este cuerpo, esto es, dónde está la Iglesia. ¿Qué es, pues, lo que tenemos que hacer? ¿La hemos de buscar en nuestras palabras o en las palabras de su Cabeza, nuestro Señor Jesucristo? Yo pienso que debemos buscarla más bien en las palabras de aquel que es la verdad 5 y conoce perfectamente a su Cuerpo, pues el Señor conoce a los que son suyos 6.

3. Parad la atención ahora en nuestras palabras, en las cuales no se ha de buscar la Iglesia, y ved también qué diferencia hay entre las nuestras y las de ellos. Y con todo, no pretendemos que se busque a la Iglesia en nuestras palabras. Cuanto nos echamos en cara unos a otros sobre la entrega de los Libros divinos, sobre la ofrenda de incienso a los ídolos, sobre las persecuciones, todo son palabras nuestras. Y en esta materia nosotros nos atenemos a esta norma: o se consideran verdaderas o falsas las palabras que ellos y nosotros decimos, o se consideran verdaderas las nuestras y falsas las de ellos, o falsas las nuestras y verdaderas las de ellos. Vamos a demostrar que, en cualquiera de estos casos, es ajeno a toda culpa el pueblo cristiano, con el que estamos en comunión.

En efecto, si son verdaderas las acusaciones que les achacamos nosotros a ellos o ellos a nosotros, cumplamos lo que dice el Apóstol: Perdonándonos mutuamente, como también Dios nos ha perdonado en Cristo 7. Así, ni los malos que ha podido haber o hay entre nosotros, o los que ha podido haber o hay entre ellos, han de impedir nuestra concordia y el vínculo de la paz, si logran corregir su único delito, el de separarse de la unidad del orbe de la tierra.

Si, en cambio, son falsas las acusaciones que mutuamente nos lanzamos unos a otros sobre la entrega de los Libros o la persecución de inocentes, no veo causa alguna de discordia; sólo veo motivo para que se corrijan los que se separaron sin motivo.

Si, por el contrario, somos nosotros los que decimos la verdad, puesto que apoyamos las actas que presentamos no sólo en las cartas del emperador, a quien fueron ellos los primeros en escribir y al que luego apelaron, sino también en la comunión del orbe entero; y, a su vez, de ellos se demuestra que es falso lo que ellos afirman, ya que no pudieron sacar adelante su causa en aquellos mismos tiempos en que se debatía la cuestión; si esto es así, queda de manifiesto que es mayor el delirio de su cólera sacrílega y la persecución de almas inocentes que si se les acusase sólo del crimen del cisma. Las otras acusaciones pueden atribuirlas no a todos los suyos, sino a los que les parezca; en cambio, el cisma es delito de todos.

San Agustín, Carta a los católicos de la secta donatista
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Luis, sigues amparandote en la mayor de las falsedades. Que la actual Institución romana sea iglesia de Cristo.
La que pontificó diciendo que todo creyente debía creer en ella. Solo es posible creer en ella si iglesia solo es de obispo para arriba. Si fuese de presbítero para abajo se nos indicaria que debemos creer en nosotros mismos. ¿Nosotros objeto de fe? No, Luis. Nuestro objeto de fe es Cristo. Cabeza de su iglesia.
¿En que se parece nuestro Pontifice con el vuestro? Hay que renunciar a la razón para encontrar un parecido.

Cristo, nuestro Pontífice, coronado con espinas. El vuestro con una Tiara (persa) de tres coronas.

El nuestro enseñando que su Reino no es de este mundo.
El vuestro pretendiendo gobernar en todo el mundo

El nuestro enseñandonos a amar incluso a nuestro enemigos.
El vuestro practicando el asesinato mediante las hogueras a los que no se doblegaban a sus pretensiones y falsas enseñanzas. Menuda manera de amar.

Nuestro Pontifice rogando al Padre que todos fuésemos uno.
El vuestro ha sido el hacedor de dos cismas, por lo menos. Al separarse de la catolicidad en el 1054 y despues de las iglesias de norte de Europa. ¿Y todo para que? Para ser soberano en el mundo entero.

El nuestra nos recomienda la austeridad.
El vuestro es el único, junto a sus adláteres, que en el mundo usa la púrpura y las mayores riquezas.

En resumen: Por sus frutos conozco a mi Pontífice.
Y por los mismos frutos conozco al tuyo.

Los hechos históricos no es posible esconderlos y menos aún tergiversarlos.

Hoy ya no.