A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Es Cristo, y no nosotros, el que ha querido que existiese una mediación eclesial en el perdon: "A quienes perdonéis los pecados les serán perdonados, pero a quienes se los retengáis les serán retenidos" (Jn. 20, 23; Mt. 18, 18; 16, 18-19).

No veo que debamos pedirle cuentas a Cristo, sino obedecerle.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Es Cristo, y no nosotros, el que ha querido que existiese una mediación eclesial en el perdon: "A quienes perdonéis los pecados les serán perdonados, pero a quienes se los retengáis les serán retenidos" (Jn. 20, 23; Mt. 18, 18; 16, 18-19).

No veo que debamos pedirle cuentas a Cristo, sino obedecerle.

No insistas. Ya te respondí a eso y con la pregunta del como funciona.
En ninguin lugar se afirma que mediante confesión auricular.
Este fue un invento anticristiano.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

La "confesión" implica el hablar, la profesión de los labios. Y eso tanto la confessio laudis, la confesión de alabanza, como la confessio fidei, la confesión de fe, como la confessio peccati.


"Me preguntas entonces: ¿por qué hay que confesar a un sacerdote los propios pecados y no se puede hacer directamente a Dios? Ciertamente, uno se dirige siempre a Dios cuando confiesa los propios pecados. Que sea, sin embargo, necesario hacerlo también ante un sacerdote nos lo hace comprender el mismo Dios: al enviar a su Hijo con nuestra carne, demuestra querer encontrarse con nosotros mediante un contacto directo, que pasa a través de los signos y los lenguajes de nuestra condición humana. Así como Él ha salido de sí mismo por amor nuestro y ha venido a «tocarnos» con su carne, también nosotros estamos llamados a salir de nosotros mismos por amor suyo e ir con humildad y fe a quien puede darnos el perdón en su nombre con la palabra y con el gesto. Sólo la absolución de los pecados que el sacerdote te da en el sacramento puede comunicarte la certeza interior de haber sido verdaderamente perdonado y acogido por el Padre que está en los cielos, porque Cristo ha confiado al ministerio de la Iglesia el poder de atar y desatar, de excluir y de admitir en la comunidad de la alianza (Cf. Mateo 18,17). Es Él quien, resucitado de la muerte, ha dicho a los Apóstoles: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Juan 20,22-23). Por lo tanto, confesarse con un sacerdote es muy diferente de hacerlo en el secreto del corazón, expuesto a tantas inseguridades y ambigüedades que llenan la vida y la historia. Tu solo no sabrás nunca verdaderamente si quien te ha tocado es la gracia de Dios o tu emoción, si quien te ha perdonado has sido tú o ha sido Él por la vía que Él ha elegido. Absuelto por quien el Señor ha elegido y enviado como ministro del perdón, podrás experimentar la libertad que sólo Dios da y comprenderás por qué confesarse es fuente de paz". (Bruno Forte).
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Asi que Bruno Fonte
Yo voy un poco más alla de Don Bruno.
Dice la Iglesia Católica Romana:



CONCILIO DE TRENTO

Sección XVI - 25 de Noviembre de 1551

Doctrina sobre el Santísimo Sacramento de la Penitencia



CANON III «Si alguno dijere, que aquellas palabras de nuestro Señor y Salvador: Recibid el Espíritu Santo: los pecados de aquellos que perdonareis, les quedan perdonados; y quedan ligados los de aquellos que no perdonareis; no deben entenderse del poder de perdonar y retener los pecados en el sacramento de la Penitencia, como desde su principio ha entendido siempre la Iglesia católica, antes las tuerza, y entienda (contra la institución de este Sacramento) de la autoridad de predicar el Evangelio; sea excomulgado.»



CANON IV «Si alguno negare, que se requieren para el entero y perfecto perdón de los pecados, tres actos de parte del penitente, que son como la materia del sacramento de la Penitencia; es a saber, la Contrición, la Confesión y la Satisfacción, que se llaman las tres partes de la Penitencia; o dijere, que estas no son más que dos; es a saber, el terror que, conocida la gravedad del pecado, se suscita en la conciencia, y la fe concebida por la promesa del Evangelio, o por la absolución, según la cual cree cualquiera que le están perdonados los pecados por Jesucristo; sea excomulgado..»



CANON VI «Si alguno negare, que la Confesión sacramental está instituida, o es necesaria de derecho divino; o dijere, que el modo de confesar en secreto con el sacerdote, que la Iglesia católica ha observado siempre desde su principio, y al presente observa, es ajeno de la institución y precepto de Jesucristo, y que es invención de los hombres; sea excomulgado.»



CANON IX «Si alguno dijere, que la Absolución sacramental que da el sacerdote, no es un acto judicial, sino un mero ministerio de pronunciar y declarar que los pecados se han perdonado al penitente, con sola la circunstancia de que crea que está absuelto; o el sacerdote le absuelva no seriamente, sino por burla; o dijere que no se requiere la confesión del penitente para que pueda el sacerdote absolver; sea excomulgado.»



CANON XII «Si alguno dijere, que Dios perdona siempre toda la pena al mismo tiempo que la culpa, y que la satisfacción de los penitentes no es más que la fe con que aprehenden que Jesucristo tiene satisfecho por ellos; sea excomulgado.»



Dice la Palabra de Dios:

Escrito está:

"...y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad." (1° Juan 1:7-9)

"Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él." (1° Juan 2:1-5)

"Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre." (Hechos 10:42-43)



"¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

Aportado por Daniel Sapia.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Santiago 5, 16.
1 Juan 1, 9.
Lucas 5, 14.
Lc 17, 14....

Entre otros testimonios de que Jesús cuenta con la mediación eclesial.

Es muy interesante leer no sólo los cánones de Trento, sino también el capítulo 5, dedicado a la confesión, de la 14ª sesión del Concilio.

Los textos bíblicos que has citado confirman la necesidad de la confesión. Gracias, pues, por esas valiosas citas.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Ya que han tenido la amabilidad de citar un texto confesional católico, del Concilio de Trento, voy a corresponder citando yo un texto confesional protestante:



XI. LA CONFESIÓN



Respecto a la confesión se enseña que la Absolución privada debe conservarse en la iglesia y que no debe caer en desuso, si bien en la confesión no es necesario relatar todas las transgresiones y pecados, por cuanto esto es imposible. Sal. 19: 12: “Los errores, ¿quién los entenderá?”.



LA CONFESIÓN DE AUGSBURGO

(Traducción de la versión alemana)


Fuente: http://comunidad.ciudad.com.ar/argentina/capital_federal/luteranos/La Confesion de Augsburgo.htm
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Ahora solo te falta darme la fecha de la promulgación del "sacramento de la confesión auricular"
La única que tengo es esta:
En virtud de la importancia de los motivos antes expuestos, ya desde antiguo (IV Concilio de Letrán, año de 1215), la Iglesia estableció el deber de la confesión anual de los pecados mortales.

Un poco tardio, ¿no? Mas de un milenio.

Y por favor. Deje de confundir "confesión" con confesion auricular a un sacerdote. Son cosas absolutamente distintas.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

El deber de la confesión ANUAL, no el deber de la confesión. Porque la confesión la fundó Jesucristo, como leemos en la Biblia.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Y ahora, una cita muy interesante de Lutero:


Confesión y Absolución


Manera como se debe enseñar a la gente sencilla a confesarse.



¿Qué es la confesión?



La confesión contiene dos partes. La primera es la confesión de los pecados, y la segunda, el recibir la absolución del confesor como de Dios mismo, no dudando de ella en lo más mínimo, sino creyendo firmemente que por ella los pecados son perdonados ante Dios en el cielo.



¿Qué pecados hay que confesar?



Ante Dios uno debe declararse culpable de todos los pecados, aun de aquellos que ignoramos, tal como lo hacemos en el Padrenuestro. Pero ante el confesor debemos confesar solamente los pecados que conocemos y sentimos en nuestro corazón.



¿Cuáles son tales pecados?



Considera tu estado basándote en los Diez Mandamientos, seas padre, madre, hijo o hija, señor o señora o servidor, para saber si has sido desobediente, infiel, perezoso, violento, insolente, reñidor; si hiciste un mal a alguno con palabras u obras; si hurtaste, fuiste negligente o derrochador o causaste algún otro daño.



¡Por favor, indícame una breve manera de confesarme!



- De esta manera debes hablarle al confesor:



- Honorable y estimado señor: os pido que tengáis a bien escuchar mi confesión y declarar el perdón de mis pecados por Dios.

-Di, pues. Yo, pobre pecador, me confieso ante Dios que soy culpable de todos los pecados; especialmente me confieso ante vuestra presencia que siendo sirviente, sirvienta, etc., sirvo, lamentablemente, en forma infiel a mi amo. Pues aquí y allí no he hecho lo que me ha sido encomendado, habiéndolo movido a encolerizarse o a maldecir; he descuidado algunas cosas y he permitido que ocurran daños. He sido también impúdico en palabras y obras; me he irritado con mis semejantes y he murmurado y maldecido contra mi amo, etc. Todo esto lo lamento y solicito vuestra gracia ; quiero corregirme. Un amo o ama debe decir así: En especial confieso ante vuestra presencia que no eduqué fielmente para gloria de Dios a mi hijo, sirviente, mujer. He maldecido; he dado malos ejemplos con palabras y obras impúdicas; he hecho mal a mi vecino, hablando mal de él, vendiéndole muy caro, dándole mala mercadería y no toda la cantidad que corresponde.



En general, deberá confesarse todo lo que uno ha hecho en contra de los Diez Mandamientos, lo que corresponde según su estado, etc. Si alguien no se siente cargado de tales o aun mayores pecados, entonces no debe preocuparse o buscar más pecados ni inventarlos, haciendo con ello un martirio de la confesión, sino que debe contar uno o dos, tal como él lo sabe. De esta manera: En especial confieso que he maldecido una vez; del mismo modo, que he sido desconsiderado una vez con palabras, que he descuidado esto, etc. Considera esto como suficiente. Si no sientes ninguno (lo que no debería ser posible), entonces no debes decir nada en particular, sino recibir el perdón de la confesión general, así como lo haces ante Dios en presencia del confesor.



A ello debe responder el confesor: Dios sea contigo misericordioso; fortalezca tu fe, Amén. dime: ¿Crees tú también que mi perdón sea el perdón de Dios? Sí, venerable señor.



Entonces dirá: Así como has creído, de la misma forma acontezca en ti (Mi. 8:13). Y yo por mandato de nuestro Señor Jesucristo te perdono tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Ve en paz. (Mr. 5:34; Lc. 7:50; 8:48).



Aquellos que tengan gran carga de conciencia o estén afligidos o atribulados los sabrá consolar e impulsar hacia la fe el confesor con más pasajes bíblicos. Esta debe ser sólo una manera usual de confesión para la gente sencilla.

Fuente: http://comunidad.ciudad.com.ar/argentina/capital_federal/luteranos/El Catecismo menor.htm
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

El deber de la confesión ANUAL, no el deber de la confesión. Porque la confesión la fundó Jesucristo, como leemos en la Biblia.


¡¡¡Un jamón siciliano!!! Sigues pretendiendo confundir "confesión" por Confesión ""auricular"". ¿En que fecha se estableció como sacramento y practica obligatoria en vuestro romanismo?
Eso debes responder.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

¡¡¡Un jamón siciliano!!! Sigues pretendiendo confundir "confesión" por Confesión ""auricular"". ¿En que fecha se estableció como sacramento y practica obligatoria en vuestro romanismo?
Eso debes responder.

Como siempre por parte de los romanos encontramos medias verdades. Es cierto que en la iglesia de los primeros siglos existía la confesión, pero no la confesión actual, por eso no les queda más remedio que decir, como dice el Catecismo, que ha sufrido una "evolución" en los siglos. La confesión primitiva (que actualmente rechaza la ICR, rechazando por tanto la "Tradición" que equipara con la Revelación) era sólo en casos muy graves -adulterio público, apostasía, idolatría-. No se confesaba al cura si habíamos mentido o si habíamos tenido pensamientos impuros. Por otra parte, para los monjes, que es de donde viene esta práctica, irá muy bien, puesto que se conocen y viven todo el día juntos; pero para personas que no viven con el cura puede llegar a ser un suplicio tener que dar cuentas al cura de todos los pecados mortales que cometan. Y muestra de que no es de derecho divino, como falsamente dice Trento, es que en todo el NT ningún apóstol está confesando a nadie, sino que Pedro dice en los Hechos a un hereje que confiese sus pecados a Dios (y no un sacerdote, aunque esto se burle con la artimaña de "en persona de Cristo"). Y que en Santiago se dice que confesemos "mutuamente" los pecados; es decir, el fiel con el cura y el cura con el fiel (algo rechazado por el romanismo). Tampoco dicen nuestros amigos católicos romanos que en muchos lugares la penitencia sólo se impartía una vez en la vida (no como ahora) y que muchas doctrinas han variado desde la iglesia primitiva a la antigua iglesia romana (por ejemplo, muchos emperadores se bautizaban al morir para que el "agua" le perdonara los pecados; no parece que tuvieran una penitencia como la actual instalada y regulada).
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Que el sacramento de la Penitencia ha sido instituido por Cristo, no se puede negar. Que siempre la Penitencia incluye la confesión, tampoco. Que ha habido variaciones en la disciplina penitencial, es cierto.Pero nunca esenciales.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Que el sacramento de la Penitencia ha sido instituido por Cristo, no se puede negar. Que siempre la Penitencia incluye la confesión, tampoco. Que ha habido variaciones en la disciplina penitencial, es cierto.Pero nunca esenciales.

Tres preguntas:

Primera: ¿Dónde fue instituido por Cristo?
Segunda: ¿Se confesaban todos los pecados mortales a los sacerdotes en la iglesia primitiva o sólo los gravísimos como expliqué en el anterior mensaje? Por tanto, esto es una variación muy grande; pasar de confesar la apostasía pública (que no es mucho esfuerzo teniendo en cuenta que el sacerdote ya lo habría visto) con confesar al sacerdote los hábitos sexuales privados o la mentira.
Tercera: ¿No son acaso esenciales estas variaciones?
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

A la primera pregunta, me remito a los post anteriores. Y a las otras, también.

Porque nos ama. Dios se deja "herir" por nuestros pecados. Señor, haz que comprendamos esto mejor. Para que comprendamos mejor también el perdón que nos concedes.

-Para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, dijo entonces al paralítico:

Ponte en pie, carga con tu catre y vete a tu casa.

Los escribas pensaban que la enfermedad estaba ligada a un pecado. Jesús denunció esa manera de ver (Jn 9, 1-41) "ni él ni sus parientes no pecaron para que se encuentre en este estado". Pero Jesús usa aquí la visibilidad de la curación corporal, perfectamente controlable, para probar esa otra curación espiritual, la del alma en estado de pecado.

Los sacramentos son signos visibles que manifiestan la gracia invisible. En el sacramento de la Penitencia, el encuentro con el ministro, el diálogo de la confesión y la fórmula de absolución, son los "signos", del perdón.

Hoy, uno se encuentra, a menudo con gentes que quisieran reducir esta parte exterior de los sacramentos -"¡confesarse directamente a Dios!"- De hecho, el hombre necesita signos sensibles. Y el hecho que Dios se haya encarnado es el gran Sacramento: hay que descubrir de nuevo el aspecto muy humano del sacramento.

Jesús pronunció fórmulas de absolución -"tus pecados son perdonados"-, hizo gestos exteriores de curación -"levántate y vete a tu casa"-.

De otro modo, ¿cómo hubiera podido saber el paralítico, que estaba realmente perdonado?

-Al ver esto el gentío quedó sobrecogido y alababa a Dios, que da a los hombres tal autoridad.

El final de la frase de Mateo es ciertamente intencionada.

Amplía voluntariamente la perspectiva: no se trata solamente del "poder" que Jesús acaba de ejercer... sino también del que ha confiado a "unos hombres", en plural.

Mateo vivía en comunidades eclesiales donde ese poder de perdonar era ejercido, de hecho, por pobres pecadores, a quienes se les había conferido ese poder, pero al fin y al cabo, hombres ¡como los que iban a pedir el perdón! La Iglesia es la prolongación real de la Encarnación: como Jesús es el gran Sacramento -el Signo visible-de-Dios... así la Iglesia es el gran Sacramento visible de Cristo. La Iglesia es la misericordia de Dios para los hombres.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

En lugar de copiar y pegar sin ton ni son podrías contestar a lo que pregunto.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Pero si es inútil. Si ya he contestado, como puede comprobar cualquiera que lea este hilo desde el principio. Pero, un ciego, se niega a ver. De todos modos, allá cada cual con su ceguera.Yo me conformo con que no atribuyan al catolicismo lo que el catolicismo no es. Creo que, en las intervenciones que he tenido, cualquier lector imparcial encontrará sobrados elementos para su personal reflexión.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Si es tan amable responda a mis preguntas sobre la institución de la penitencia como sacramento y las esenciales variaciones a las que ha sido sometido. Si no contesta todos podrán ver la falta de respuestas suyas, que se aferra a lo que dice el Catecismo aunque no pueda demostrarlo de ninguna manera.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Está contestado, lo que hace referencia a la institución. No voy a repetirlo. No temo al juicio de los lectores. La verdad se impone por sí misma.
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

De un manual de teología católica:

"Los pasajes de 1 Ioh [Juan] 1,9; Iac [Santiago] 5,16; Act [Hechos] 19,18, que nos hablan de la confesión de pecados, no dejan ver con claridad si se trata en efecto de una confesión sacramental; hay razones poderosas que parecen abogar en contra."
(Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Ed. Rev . Barcelona: Herder, 1969, p. 633.)
 
Re: A SU EXCELENCIA BOURGET, OBISPO DE MONTREAL

Una vez demostrado que la Iglesia, por voluntad de Cristo, tiene autoridad para perdonar pecados en nombre de Dios. Una vez demostrado que los presbíteros tenían dicha autoridad. Una vez demostrado que la penitencia y el perdón de pecados graves formaba parte de la fe y la predicación de la Iglesia en los primeros siglos, ¿qué les queda a los protestantes de este foro?
Quejarse de la confesión auricular.

O sea, que el drama está en confesar los pecados sólo a un sacerdote (¿alguien se acuerda del grave pecado de David y la intervención del profeta Natán como mediador de Dios?) en vez de hacerlo delante de toda la congregación para que todo el mundo sepa al dedillo cuáles son nuestras miserias.
O sea, el drama es que la Iglesia, por razones pastorales, prefirió que los pecados, a menos que fueran motivo de grave escándalo, dejaran de ser de dominio público y no pasaran del ámbito privado lo cual está plenamente garantizado por el secreto de confesión, que en caso de ser violado supone la excomunión automática del confesor.

Pues no, no hay ningún drama en eso. El drama es que a esta gente se les explica la verdad, las evidencias en favor de la verdad, los argumentos en contra de los ataques a esa verdad y prefieren seguir siendo siervos de la mentira atacando a aquello que forma parte de la práctica cristiana desde el siglo I hasta hoy.

Pues bien, como Cristo dijo:
Jn 9,41
Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.