La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

11 Julio 2005
1.547
1
39
kpredica.blogspot.com
Abri este epigrafe pues como maestro de Escuela dominical de los Adultos tuve un leve encontronazo con unos estudiantes pues use un texto Deuterocanonico para formular un pensamiento. Esto trajo critica pues segun ellos no esta en la biblia. Es verdad que no esta en las Biblias tradicionales que usamos en las Iglesias protestantes pero si esta en la Septuaginta que es la version de donde proviene la mayor parte de nuestro Texto Biblico hoy dia.
Esto me dejo pensando¿Que le pasa a la gente en la Iglesia que puede aceptar sin problema alguno el texto regular de la Septuaginta que de hecho es el texto que cita Pablo y Lucas a la hora de elaborar sus cartas mas entonces tenemos reparos en los libros Deuterocanonicos? Ok si Añadimos textos como Proverbios 22:8 que es propio de la LXX no podemos aceptar las adiciones Griegas? Es que hay que discriminar de una forma u otra un texto sobre otro? Si hay que discriminar pq y con que base? Me gustaria que me ayudaran a entender esto un poco mejor Dios los bendiga.
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

El Canon de las Sagradas Escrituras y los Libros Apócrifos
Por José Grau. Extracto del libro ¿Cómo llegó la Biblia hasta nosotros? (Compilado por Pedro Puigvert) Editorial CLIE, 1999.



CANONICIDAD
«Mirad que nadie os engañe con filosofías falaces y vanas, fundadas en tradiciones humanas, dicho por vía de ejemplo de mí y de Apolos, os lo explico a vosotros para que en nosotros aprendáis a no ir más allá de lo que está escrito» (Colosenses 2:8; 1 Corintios 4:6)
«La Santa Iglesia Cristiana, de la cual Jesucristo es la cabeza, ha nacido de la Palabra de Dios, en la cual permanece y no escucha la voz de un extraño» (Zwinglio)


1. Definición de la Canonicidad
1) El significado de la palabra «canon» (deriva del griego «kanon» y, probablemente, también del hebreo «kane», que significa una vara para medir, o una regla; metafóricamente, la palabra ha venido a significar «norma» o «medida» de la verdad religiosa.
2) El uso de la palabra en la Biblia lo encontramos en Gálatas 6:16, Filipenses 3:16, donde significa que «la nueva creación» es el canon para el nuevo pueblo de Dios, «la regla», la norma del cristiano (2 Corintios 10: 1 3-16).
3) Uso de la palabra referido a la Biblia. En el lenguaje de la Biblia «canónico» significa todo el contenido de las Escrituras; la «lista» o «catálogo» de los libros que componen la Biblia. la norma escrita reconocida por la Iglesia de los libros inspirados y, por tanto, normativos para ella.
Por oposición se llama apócrifo a todo escrito que, habiendo pretendido o pretendiendo todavía la canonicidad, no es inspirado y, por lo tanto, no es reconocido por el pueblo de Dios.
4) Reconocimiento de la canonicidad. la Iglesia reconoció como canónicos únicamente aquellos libros que reunieron las siguientes características propias de todo escrito portador de la Revelación divina:

a) Inspiración divina.

b) Apostolicidad en el caso del N.T. y Profetismo en el A.T. que son la garantía de la inspiración divina requerida.
El principio para aceptar un libro era la tradición histórica de su apostolicidad. Pero hemos de entender claramente que por esta apostolicidad no se quiere decir siempre que el autor haya sido un apóstol. Desde luego, cuando éste era el caso no había dudas: porque desde muy temprano la apostolicidad fue identificada con la canonicidad. Hubo dudas en relación a Hebreos, en Occidente, y a Santiago y Judas, que retrasaron la aceptación de estos libros en el canon de ciertas iglesias. Pero en un principio no fue así. El principio de canonicidad no es, pues, estrictamente la paternidad literaria apostólica de un escrito, sino la imposición que los apóstoles hacen del mismo. De ahí que el nombre que Tertuliano usa para canon sea «instrumentum»; habla del Antiguo y Nuevo Instrumento como nosotros nos referimos al Antiguo y Nuevo Testamento. Nadie niega que los apóstoles impusieron el Antiguo Testamento a la Iglesia -como su instrumento o regia-. Al imponer nuevos libros a las iglesias que fundaban, por la misma autoridad apostólica, no se limitaron a libros de su propia redacción. Es el evangelio de Lucas, un hombre que no era apóstol, el que Pablo coloca paralelamente en 1 Timoteo 5: 1 8 con Deuteronomio y le llama «Escritura». los Evangelios, que constituían la primera parte de los Nuevos libros -«Los Evangelios y los Apóstoles» fue el primer título que recibió el Nuevo Testamento-, según Justino, fueron «escritos por los apóstoles y sus compañeros». la autoridad de los apóstoles se hallaba en los libros que entregaron a la Iglesia como regla, no sólo en los que ellos mismos escribieron. las comunidades primitivos recibieron en su Nuevo Testamento todos los libros que llevaban evidencias de haber sido dados por los apóstoles a la iglesia como código de ley; y no deben desorientarnos las vicisitudes históricas de la lenta circulación de algunos de estos libros, como si la lenta circulación significara lenta «canonización» por una parte de las Iglesias (Benjamín B. Warfield, The lnspiration and Authority of the Bible, 1960, PP.415, 416).

c) Unidad de la doctrina, que se deduce de los puntos anteriores y es su corolario.

d) Autenticidad, es decir, genuinidad del escrito en cuanto a paternidad que se atribuye, fecha, etc., a prueba de la crítica honesta.
La aceptación del Canon de la Escritura por parte de la Iglesia se basa en un criterio fundamentalmente cristológico. la Iglesia siguió el ejemplo de Jesús al admitir el A.T. como Escritura Sagrada, y estuvo atenta a la autoridad conferida a sus apóstoles por el Señor.
Fue el Espíritu de Cristo el que habló por medio de los profetas, y también de los apóstoles (1° Pedro 1:11). «Las ovejas de Cristo oyen su voz indefectiblemente». (F. Bruce, El Fundamento apostólico, pp. 23,24) .

Establecemos ante todo que el libro de los Evangelios tiene por autores a los apóstoles, a quienes impuso el Señor mismo el encargo de predicar las Buenas Nuevas. Si tenemos también por autores a los discípulos de los apóstoles (apostólicos Marcos y Lucas), estos últimos no han escrito solos, sino con los apóstoles y según los apóstoles. Porque la predicación de los discípulos podría ser sospechosa de vanagloria si no estuviera apoyada por la autoridad de los maestros y por la autoridad de Cristo mismo, quien hizo a los apóstoles maestros. Tertuliano, Contra Marción, IV, 2.


2. El Canon del Antiguo Testamento
La Biblia usada Por Cristo y sus apóstoles (la Biblia de Israel) constaba de tres partes: la ley, los profetas y los salmos.

1. la ley (5 libros): Génesis, Éxodo, levítico, Números y Deuteronomio.

2. los Profetas (S libros)
a) Primeros profetas: Josué, Jueces, Samuel y Reyes.
b) Profetas posteriores. los mayores: Isaías, Jeremías y Ezequiel. Los menores: los doce.

3. los Salmos o Escritos (11 libros)
a) Poéticos: Salmos, Proverbios, Job.
b) los cinco rollos: Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés y Ester.
c) Tres libros históricos: Daniel, Esdras, Nehemías, Crónicas.

El contenido de este canon es exactamente el que figura en nuestras Biblias, solamente cambia su distribución y agrupación en libros. Así los judíos contaban los dos libros de Reyes como una unidad (y también Crónicas), así Esdras y Nehemías, que en nuestras ediciones contamos como libros individuales.
¿A qué obedecía esta división de los judíos? la triple división del A.T., tal como hemos detallado, correspondía al parecer a la posición de sus autores y dependía también del uso litúrgico en el Templo.
los primeros cinco libros fueron escritos por Moisés con pocas excepciones (Deuteronomio 34, por ejemplo). Moisés fue el gran legislador hebreo, el primer profeta del pueblo de Israel. Los autores de la segunda división eran hombres que desempeñaban el oficio profético, para lo cual poseyeron el don de la profecía. Y los autores de la sección tercera eran siervos de Dios que tuvieron el don, pero no el oficio de profetas; es decir, hombres inspirados por Dios, pero no profetas de oficio (David, Daniel, Salomón, etc.).
¿Por qué, pues, las Lamentaciones se hallan en la tercera sección? Esto ocurría en algunos lugares, pero no siempre (según testimonio de Josefo y Jerónimo) a veces juntamente con Rut se hallaba en la segunda sección como apéndice de Jeremías, y Rut como apéndice de Jueces. En realidad, se supone que fue así hasta el siglo II antes de Cristo, y no fueron colocados en la tercera sección por razones litúrgicas y prácticas para el uso del culto público.
¿Por qué Daniel está también en la tercera sección? Porque Daniel fue político y sabio, pero no profeta, aunque poseyó el don de la profecía en alto grado. Su labor, sin embargo, fue como la de su contemporáneo Ezequiel, profético. Se le llama profeta en el N.T. (Mateo 24:15) en el mismo sentido que a David (Hechos 2:29, 30; Mateo 1 3:15) en el sentido de haber hecho predicciones, pero el significado de la palabra profeta (nabhi) en hebreo es más que esto. El oficio y la obra de Daniel fueron algo excepcional, y para ello, estuvo equipado con el don de la profecía, como David.
¿Por qué Amós, que manifestó él mismo no ser profeta, fue colocado por los judíos en la segunda sección?
En Amós 7:14, 15 el autor explica cómo fue llamado por el Señor al oficio profético siendo él un pobre hombre de las montañas, sin haber imaginado nunca antes desempeñar dicho oficio, por no haber asistido ni a las escuelas de los profetas, ni ser hijo de profeta. En el momento de su llamamiento recibió la investidura de su nuevo oficio, lo que no sucedió con Daniel. Amós fue un auténtico profeta por llamamiento directo del Señor. Aún más: su llamamiento es el ejemplo más claro de vocación al oficio profético.
Los varones del tercer grupo ocupan en el A.T. la posición que, en cierta medida, tuvieron en el N.T. hombres como Marcos, Lucas y Judas, a los cuales Tertuliano llamaba «varones apostólicos» para diferenciarlos de los mismos apóstoles.


3. El Canon del Nuevo Testamento
El Canon del N.T. se formó dentro de un período de tiempo mucho más corto que el del A.T. por ser la culminación, la cima de éste. El Nuevo Testamento fue compuesto en la segunda mitad del primer siglo (alrededor de 51 años, 45-96 después de Cristo), «en el cumplimiento de los tiempos» (Gálatas 4:4), la época sagrada y única de la manifestación del Hijo de Dios. Este canon consta de 27 escritos).


4. El Significado del Canon
Para entender correctamente lo que el canon bíblico significa para la Iglesia, y para cada cristiano, hemos de tener en cuenta:
1. La Iglesia confesó, pero no confirió, la canonicidad de los libros inspirados.
2. la Iglesia informó al mundo, y sigue informándole, acerca del fundamento sobre el que se asienta, pero no es ella la que formó dicho fundamento, sino Cristo mismo.
3. la Iglesia fue la editora, no la autora del canon.
4. El reconocimiento del canon, no la formación del canon, por parte de la Iglesia fue aquel proceso por medio del cual el pueblo fiel fue discerniendo, con creciente toma de conciencia, su fundamento profético y apostólico. Este proceso tiene su propia historia, en la que es notable ver cómo y cuándo la Iglesia primitiva consideró uno por uno los 27 libros que componen el N.T. como la colección de escritos divinamente inspirada y de igual autoridad que el A.T. (cf. El fundamento Apostólico, caps. VI y VII).
5. El canon debe controlar a la Iglesia, no la Iglesia al canon, porque Dios es soberano no sólo como Señor y Salvador, sino como Revelador. Ninguna Iglesia debe pretender, someter el canon a su autoridad, sino todo lo contrario: someterse ella a la autoridad del canon. Este es su deber primario.
Ninguna Teología, como hace el modernismo existencialista o racionalista, debe pretender tampoco someter el canon, y la misma Iglesia, a la arbitrariedad de la último moda filosófica (léase la cita de Zwinglio al comienzo de este estudio).
6. El canon es una norma cerrada y única. «Al aceptar el canon y reconocer sus límites, la Iglesia no sólo distinguió entre escritos canónicos y no canónicos, sino que señaló los límites donde se encierra la única tradición apostólica autorizada. Todo esto carecería de significado si al mismo tiempo hubiera de haber continuado una tradición oral ¡limitada también canónica» (H. Ridderbos y Oscar Culimann).

Estas tres citas sitúan el problema en su auténtica perspectiva:
«Los escritos bíblicos no poseen autoridad divina porque están en el canon, sino que están en el canon porque son inspirados, es decir, porque poseen autoridad divina» (N.B. Stonehouse).
«La autoridad precede a la canonicidad» (F.F. Bruce).
«Al establecer el principio del canon, la Iglesia ha reconocido por esta misma actitud, que a partir de entonces, a partir de aquel momento, la tradición ya no era más criterio de verdad. Subrayó la tradición apostólica. Declaró implícitamente que, a partir de aquel momento, toda tradición posterior debería quedar sujeta y sumisa al control de la tradición apostólica (la Biblia)» (Oscar Culimann).


5. El Canon Cristiano-Hebreo y el Canon Romano
Hay unanimidad total entre todas las Iglesias que pretenden el nombre de cristianas por lo que se refiere al Nuevo Testamento, es decir, en cuanto al número de libros y al texto. Todas tenemos el mismo N.T.
Pero no ocurre así con el Antiguo Testamento. Nuestras Biblias tienen 39 libros inspirados, cuyo texto corresponde exactamente a la división de 24 rollos practicada por Israel.
En cambio, en las Biblias editados por los catóiico-romanos aparecen 7 libros más, amén de ciertas adiciones a algunos libros canónicos. Por las razones que expondremos seguidamente, estos libros son apócrifos, no inspirados, mera literatura humano, con todo el valor histórico (en algunos casos, no siempre), o literario que se quiera, pero escritos humanos al fin.
Los libros apócrifos son: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico (no confundir con Eclesiastés), Baruc, 1 y 2 de Macabeos y las siguientes adiciones: Esther (10 vv. del cap. 10 al 16 de las versiones católico- romanas), Daniel 3:24-90 y caps. 13 y 14 de dichos versiones.
Estos son los libros judíos no canónicos que Roma acepta como tales; pero existen aún otros libros apócrifos que ni los judíos ni la Iglesia Cristiana, ni Roma han aceptado jamás (por ejemplo: 2 y 3 de Esdras, la oración de Manasés, Enoc, etc.).

1) Las razones que aduce Roma en favor de su canon
a) Que algunos Padres de la Iglesia (muy pocos por cierto) citaron estos libros como si fueran inspirados. Cierto, pero también citaron los otros apócrifos. ¿Por qué no los admiten todos, guiados meramente por estas citas?
b) Que los libros apócrifos se encuentran en muchas versiones antiguas. En la versión llamada de los Setenta, sobre todo, que sirvió de base para muchas versiones posteriores. Vale aquí lo mismo que hemos dicho ya: ¿por qué no acepta, pues, Roma todos los apócrifos que contienen estas ediciones?

2) Las razones que tenemos para no incluir los apócrifos
a) No formaron parte nunca del canon judío. Pablo afirma que los judíos fueron los depositarios de la Revelación (Romanos 3:2) y el suyo es, por tanto, el canon válido. No existe ni un solo ejemplar del Antiguo Testamento editado en hebreo que contenga los apócrifos.
b) los libros apócrifos no son citados nunca por el Señor ni por sus apóstoles en el N.T. según reconoce el Diccionario de la Biblia de Herder (católico), artículo: Canon del A.T., p. 269. Téngase en cuenta que el N.T. cita 280 veces al A.T. y casi siempre de la versión griega de los Setenta que contenía los apócrifos.
c) Josefo, el gran historiador judío, testifica que los apócrifos no se hallaban en el canon judío.
d) Filón, el gran filósofo judío de Alejandría y la comunidad judía alejandrina de habla griega (que solía usar la versión de los Setenta) no consideraron, ni usaron jamás, los apócrifos como Sagrado Escritura.
e) No encontramos los apócrifos en ningún catálogo de libros canónicos reconocidos por la Iglesia en sus primeros cuatro siglos de existencia.
f) Los más ilustres Padres de la Iglesia rechazaron categóricamente los apócrifos: Melitón, Atanasio, Jerónimo, Cirilo, Rufino.
g) La versión de los Setenta fue una edición compuesta por motivos culturales, no religiosos. Tolomeo II Filadelfo quería reunir en la famosa biblioteca de Alejandría la sabiduría de todo el mundo antiguo y mandó ordenar la traducción al griego de todos los libros existentes en hebreo o escritos por los hebreos, de modo que pudiera disponer de todo el acervo cultural judío. Fue traducido todo este material por judíos alejandrinos alrededor del año 280 a.C.
h) Los mismos libros apócrifos delatan no ser de inspiración divina. Por ejemplo, los libros de los Macabeos que tienen un cierto e indudable interés (y aun en ocasiones un evidente valor histórico) renuncian a toda pretensión de inspiración (2 Macabeos 15:39).
i) los apócrifos enseñan doctrinas contrarias a otras enseñanzas bíblicas (Sabiduría 10: 1-4 compárese con Génesis 6:5-7); dejan sentir la influencia pagana sobre sus autores, pues toleran la salvación por obras, los encantamientos mágicos, las oraciones por los muertos, etc.
j) Casi todos estos apócrifos fueron escritos mucho después de que se hubiera cerrado el tiempo del canon del A.T., que duró hasta Malaquías. Sus autores no pueden ser profetas, ni tener el oficio profético, ni ser, por tanto, inspirados. 1 Macabeos 3:46-49 demuestra que Israel, después de Malaquías, se regía por el «Libro de la ley», y en 1 Macabeos 9:27 se confiesa paladinamente que Israel vivía en una época «desde el tiempo en que no había entre ellos profetas».
k) La mayoría de estos libros son fraudulentos desde el principio, pues suelen apoyarse en la autoridad de algún gran hombre de Dios del pasado, como si fuera su verdadero autor.
l) Aunque fue permitido la lectura de dichas obras, tanto en Israel como en la Iglesia Cristiana, para instrucción, jamás fueron tenidas por canónicas ni inspiradas, sino hasta el Concilio de Trento (1546, diecisiete siglos después que la Iglesia había vivido sin ellas); este concilio no fue representativo de la Cristiandad, y hoy en día los mejores teólogos católico-romanos desean que haya sido superada la época tridentina (cf. José Grau, Catolicismo Romano: Orígenes y Desarrollo, tomo II).
m) La inclusión de estos libros en el canon romano se explica históricamente por la actitud que el Vaticano tomó en el siglo XVI de oponerse sistemáticamente a todo cuanto afirmaran los reformadores por el solo hecho de venir de ellos. Además, proveyó a Roma argumentos para algunas de sus doctrinas que no podían recibir espaldarazo de los demás libros (purgatorio, oraciones por los muertos, etc.).
La sola autoridad de Atanasio y de Jerónimo, si tuviéramos que atenernos sólo al testimonio de los llamados Padres de la Iglesia, vale más que todas las declaraciones de Trento.
n) Las Iglesias Evangélicas, al rechazar la apócrifa, siguen fieles a la norma que rigió la historia de Israel y la Iglesia Primitiva.

Una edición completa de la apócrifa admitida por la Iglesia romana se puede encontrar en cualquier versión de la Biblia católica romana. Recomendamos la Nácar-Colunga por el cuidado que tiene en deslindar y advertir cuándo comienza y acaba el texto «deuterocanónico» en oposición al canónico.


6. Algunas reflexiones sobre la teología del Canon
La aportación de H. Ridderbos
Hace medio siglo, en 1955, Herman N. Ridderbos llamó la atención sobre la naturaleza histórico-redentora del canon. Todavía en 1988 se hacían nuevas ediciones de su obra.
Este teólogo holandés recogía y desarrollaba una línea de pensamiento latente desde hace siglos en la teología protestante. Hodge, Bruce, Cuilmann, Ramm y otros laboraron y laboran en este campo de la teología bíblica sobre el canon.
Con toda rotundidad, Ridderbos afirma que la puesta en escrito de la tradición apostólica y su valoración como canon fue única y exclusivamente la obra del mismo Señor resucitado. Fue su acto final en la historia de la salvación y la revelación especial antes de la segunda venida. Había escogido a sus apóstoles para ser sus representantes, habiéndoles dado autoridad para serle testigos de su persona y de su obra, de su enseñanza y de su resurrección. El conjunto de este testimonio escrito bajo dicha autoridad apostólica es la roca sobre la que habló en Mateo 16:1-8. Sobre esta roca corno fundamento, la Iglesia tiene que cimentarse y edificarse.
Al clarificar la naturaleza única, y conclusivo, de la obra redentora de Jesucristo con el cierre del canon bíblico, Ridderbos ha hecho una importante contribución a la teología evangélica. la historia de la salvación es el registro de las obras de la gracia divina para la salvación del mundo. De etapa en etapa, la maravillosa redención llevada a cabo por Dios en Cristo -de manera única, irrepetible y siempre perfecto- fue registrada por escrito y convertida en norma, canon, para el pueblo de Dios.
Así como en la cruz el Salvador pudo decir «Consumado es» Juan 19:30), también podía exclamar al ser completado el canon: «Realizado es». Ya no queda nada más por revelar hasta la segunda venida de Cristo. Corno escribe Ridderbos: «al completarse el canon, la historia de la redención llegaba a su conclusión; ya podía empezar la historia de la Iglesia».
Concretamente, la historia de la Iglesia del N.T. no empezó el día de Pentecostés. Comenzó al cerrarse el canon. Porque lo que leemos en Hechos forma parte todavía de la historia de la salvación.
El libro de Hechos es llamado, con toda propiedad, el Libro de los Hechos de los Apóstoles. Por medio de sus apóstoles, Cristo establece la Iglesia y esto se describe en términos de crecimiento de la Palabra, tanto o más que de crecimiento numérico de personas:
«Y crecía la Palabra de¡ Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén..»
«... la Palabra del Señor crecía y se multiplicaba...»
«... y la Palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia...»
«...así crecía y prevalecía poderosamente la Palabra del Señor»
(Hechos 6:7; 12:24; 13:49; 19:20)

Y así fue cómo la Palabra llegó desde Jerusalén a Roma. Cuando Pablo hubo predicado el Evangelio en el corazón mismo del Imperio Romano, Cristo Jesús entró triunfante como Rey de reyes allí donde Satán tenía su poderoso trono, la ciudad de las siete colinas (Apocalipsis 17:9). La tarea de los apóstoles llegó a su fin. El libro de los Hechos de los Apóstoles podía cerrarse ya.
Las obras de Dios son perfectas. Y la obra de la redención es la más perfecta y maravillosa obra divina. ¿Cómo imaginar siquiera la más mínima imperfección en la obra reveladora del Salvador? El Señor no hace nunca las cosas a medias; nunca ha dejado por terminar ninguna de sus obras. Si la salvación expresa el carácter perfecto de las actuaciones divinas, también tiene que mostrarlo el relato inspirado de esta redención.
Mientras que el Espíritu Santo sigue obrando en la historia de la Iglesia, no debemos confundir, sin embargo, su trabajo providencial en medio de su pueblo con la inspiración por parte de este mismo Espíritu del registro sagrado de acontecimientos salvíficos llevados a cabo por Dios en Cristo. Es decir, debemos diferenciar la historia de la salvación -la historia del canon- de la historia de la Iglesia. 0 lo que es lo mismo, discernir el fundamento del edificio que, luego, va edificándose sobre dicho fundamento único (Efesios 2:20).
Cuando el libro de los Hechos de los Apóstoles llega al final, este final cierra los últimos episodios de la redención llevada a cabo por Cristo. Ya no queda nada más que decir tocante a la redención y a la revelación. Sólo quedaba por hacer una cosa, una sola cosa: la puesta por escrito de algunos documentos más del Nuevo Testamento y el cierre definitivo del canon.
Como señala Ridderbos, esta perspectiva supone un importante discernimiento desde otro punto de vista:
El cierre del canon no forma porte de la historia de la Iglesia. Porque la Iglesia no hizo el canon; como tampoco el Evangelio fue obra suyo. Tanto el Evangelio como el Canon crearon a la Iglesia.
La autoridad de los apóstoles es la autoridad de Cristo mismo. No hay diferencia entre lo que Pablo enseña por «mandamiento» o por «permiso», o, sin tener mandamiento, bajo su propia responsabilidad.
La autoridad del apostolado fue ejercida personalmente en el primer siglo y quedó limitada a este tiempo. los apóstoles murieron y su testimonio dejó de ser personal para convertirse en palabra escrita. El apostolado fue un ministerio único e irrepetible por la misma razón. Único por quedar circunscrito a aquellos que el Señor llamó e invistió de autoridad, una autoridad ejercida con la ayuda del Espíritu Santo, que hizo de los escritos apostólicos textos inspirados e infalibles. Así lo explica Ridderbos:
«Los apóstoles no fueron simplemente testigos o predicadores en sentido general, en sentido eclesiástico. Su palabra es una palabra reveladora, es, en realidad, el testimonio único, dado una vez por todas, sobre Jesucristo; un testimonio frente al cual tanto la Iglesia como el mundo son responsables y por el cual seremos juzgados todos, creyentes e inconversos».


7. La autoridad de la Biblia
¿De dónde procede la autoridad de la Biblia? De su autor: Dios.
-Porque Dios es la máxima autoridad, su Palabra es la máxima autoridad.
-Porque Dios es absoluto, su Palabra es autoridad absoluta.
La naturaleza de la autoridad de la Biblia es triple:
- necesaria
- total
- final
«Si la Biblia es el portador único de la autoridad del Dios Creador único y de Jesucristo, el Salvador único del mundo, ello supone que no puede surgir, ni en la Iglesia ni fuera de ella, otra fuente de autoridad que pretenda suplantar su lugar. La autoridad de la Biblia radica en Dios, el único que tiene derecho soberano sobre el universo entero»
(Andrés Kirk)


8. El Canon: ¿Confesión de fe de la Iglesia o fuente de la fe de la iglesia?
Marción y el canon del Nuevo Testamento
«El desafío de Marción al cristianismo obliga a las iglesias a decidir qué libros debían estar incluidos en los Escrituras sagradas y cuáles no. En esta perspectiva, Marción habría hecho más bien que daño a la Iglesia. ¿No quedó establecido el canon del Nuevo Testamento como consecuencia del desafío de Marción a la cristiandad?»
Con estas u otras palabras parecidas se suele explicar hoy en multitud de libros y seminarios la génesis del canon novotestamentario y los orígenes de su formación.
¿Es correcta dicha «explicación»? 0, dicho de otro modo, ¿queda despachada así, suficientemente, toda la compleja problemática de la gestación del canon cristiano?

Evidentemente, Marción sirvió de acicate para que las iglesias proclamaran y confesaran cuáles eran a su parecer los escritos inspirados del Nuevo Testamento.
Todos estamos de acuerdo en que Marción ayudó a la Iglesia a definirse en su confesión de fe sobre el canon sagrado de manera oficial e inequívoca. Pero no olvidemos que mientras la proclamación de la Iglesia es confesión de fe, el Canon es fuente de fe. Es decir, algo muy distinto. Sin esta fuente primera no existiría la posterior confesión.

¿Historia de la formación o del reconocimiento del canon?
La Iglesia no decidió nunca qué libros tenían que formar el Nuevo Testamento. la Iglesia, las iglesias, confesaron los escritos que habían recibido de la autoridad de los apóstoles, porque eran conscientes de que debían cimentarse sobre el fundamento de los apóstoles y profetas (cf. Ef. 2:20).
El Señor, en su providencia, ya había decidido desde el principio los libros que constituirían el Canon inspirado.
Muchos hablan hoy de la «historia de la formación del canon». Creo que este lenguaje puede inducir a confusión y operar como una cortina de humo que dificulta la visión clara de toda la problemática inherente en las cuestiones que atañen a la autoridad del Nuevo Testamento. En lugar de referirnos a la «formación del canon», sería más concreto y exacto matizar: «historia del reconocimiento del canon».
Porque la Iglesia no formó, sino que reconoció el canon. la Iglesia no engendró el N.T., sino que reconoció agradecida los escritos que le eran dados por el testimonio apostólico.
En términos sencillos, digamos que la Iglesia fue la editora, pero no la autora del canon inspirado.
Autores como Ridderbos, Bruce y Ramm han señalado atinadamente que Dios es soberano tanto en la revelación como en la salvación. Por consiguiente, la génesis del canon no hay que ir a buscarla en la historia de la Iglesia, sino en la historia de la salvación.
El carisma de la inspiración no lo dio Dios a la Iglesia, sino a sus profetas y apóstoles escogidos precisamente con la finalidad de que fueran testigos autorizados de la vida, la muerte, la resurrección y las enseñanzas de Jesucristo (cf. Jn. 17:20). Testigos inspirados, se entiende.
La autoridad inspirada de los apóstoles es el fundamento, mientras que las confesiones y los credos de la Iglesia pertenecen al edificio que va construyéndose a lo largo de los siglos hasta que Cristo vuelva, para ser un templo santo en el Señor.
Repitámoslo: el testimonio y los credos de la Iglesia son confesión de fe. Pero el canon mismo es fuente de fe, fuente inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16).

Significado de la condena de Marción
¿Por qué fue criticado, y rechazado, Marción al reducir el número de los libros del Nuevo Testamento?
La oposición que recibió de parte de los líderes más destacados de las iglesias y de cristianos de mayor valía, como lreneo y Tertuliano, no obedecía a rencillas ni antipatías personales. Ellos estaban contra Marción porque rechazaba gran parte de los Evangelios y otras porciones de los escritos apostólicos que no admitía en su lista -o canon- particular.
¿Qué significa esto? Que ya existía una colección de libros tenidos como inspirados en las iglesias y considerados canónicos, independientemente del hecho de que el discernimiento de cada comunidad necesitó cierto tiempo para reconocer algunos de estos escritos, exactamente como había ocurrido en el antiguo Israel para reconocer todo el Antiguo Testamento.
la condena de Marción como hereje es inimaginable sin la existencia previa de una colección de escritos tenidos como inspirados. Ello supone el concepto bien arraigado de una norma identificada como una colección de la que era ¡lícito apartarse, pues era canon para la Iglesia de Iodos los tiempos.
Por ejemplo, lreneo defiende los 4 Evangelios, ni uno más ni uno menos (Ady. Haer, 111, 1 1) con un claro sentido de continuidad con lo que siempre se había creído y con las fuentes inspirados de donde se había bebido. La dependencia de Ireneo de anteriores y continuados convicciones con respecto al canon de los 4 Evangelios se remontaba a Papías y a Policarpo.
Para Tertuliano, los 4 Evangelios tienen por autores a los apóstoles, a quienes impuso el Señor mismo el encargo de predicar las buenos nuevas. Si tenemos también por autores a discípulos de los apóstoles (los apostólicos Marcos y Lucas) estos últimos no han escrito solos, sino con los apóstoles y según los apóstoles (cf. Lucas 1:2). Porque la predicación de los discípulos podría ser sospechosa de vanagloria si no estuviera apoyada por la autoridad de los maestros y por la autoridad de Cristo mismo, quien hizo a los apóstoles maestros (Tertuliano, Contra Marción, IV, 2).
Aquí tenemos compendiada toda la teología del Canon.

El Canon, ¿Historia de la Iglesia, o historia de la Salvación?
El vocablo griego «Canon» que utilizamos, tanto por nuestra parte como en el cristianismo primitivo, se empleaba con dos significados:
1. Para referirse a una regla o norma (Gálatas 6:16).
2. Haciendo alusión a una lista o colección de libros inspirados. Desde el tiempo del período apostólico (historia bíblica, o de la salvación) hasta la época postapostólica (la época de la Iglesia) se produjo una progresión, o evolución, del lenguaje: primero fue el canon de la fe, como regla y norma reconocidas desde el principio de la predicación apostólica como inspirados (y éstos sobre la base de su apostolicidad, su antigüedad y su verdad).
Esta progresión conlleva asimismo una continuidad. Comprobamos esta ininterrumpida continuidad en el testimonio de Justino, lreneo, Tertuliano y otros autores hasta llegar a Atanasio, quien confiesa recibir como inspirado lo que ha sido transmitido desde el principio con este carácter.
Marción, pues, no movió a las iglesias a formular una lista de libros autorizados como si nunca antes hubiese habido ninguna. Marción, simplemente, forzó a las iglesias a confesar su fe con rotundidad, para informar al mundo inequívocamente de las fuentes de su fe.
Porque la Palabra de Dios es fuente de fe, mientras que la palabra de la Iglesia es solamente confesión de fe.
Afirmaba Zwinglio con razón:
«La Santa iglesia Cristiana, de la cual Jesucristo es la única cabeza, ha nacido de la Palabra de Dios, en la cual permanece y no escucha la voz de un extraño».

El canon no es el producto de la decisión de la Iglesia, de ninguna iglesia.
La diferencia entre Roma y la Reforma en este punto no consiste en el valor intrínseco de la Escritura como Palabra de Dios, que ambas reconocen igualmente. La diferencia tiene que ver con el reconocimiento de ese valor divino de la Escritura y la manera de llevarse a cabo. Según Roma, dicho reconocimiento dependería de la Iglesia C.R. Según la Reforma, de las mismas evidencias de la Escritura que se impone por sí misma a la Iglesia. La Reforma, a diferencia de Roma, no ató el canon a la Iglesia, sino la Iglesia al canon. Como enseñaba Calvino:
«Por lo que la Iglesia, al recibir la Sagrado Escritura y al vindicarla por su sufragio, no la hace más auténtica, como si antes hubiese sido dudosa; sino porque la Iglesia la reconoce como la pura verdad de su Dios, la reverencia y la honro, obligada por su deber de piedad» 0. Calvino, Institución, 1, 7)

La verdad histórica, pura y simple, es que todo lo que constituye el Nuevo Testamento no fue el producto, sino la base de la decisión de la Iglesia al expresar la conciencia de su aceptación y reconocimiento de lo que el Espíritu le reveló que era canon, es decir, norma inspirada. Es aplicable al N.T. lo que Josefo decía de los libros del Antiguo:
«se impusieron al consenso general de Israel como órdenes de Dios»
El desafío de Marción obligó a la Iglesia a confesar, pero no a elaborar el canon cuya gestación y orígenes arrancan de la historia de la salvación.
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

La Enciclopedia católica hace esta puntualización:

San Jerónimo echó su considerable peso hacia el lado desfavorable a los libros discutidos...

Explícitamente afirma que Sabiduría, Eclesiástico, Tobías y Judit no pertenecen al canon. Añade que esos libros se leen en los templos para la edificación de los fieles pero no para confirmar la doctrina revelada. Si se analizan cuidadosamente las expresiones de Jerónimo, en sus cartas y prefacios, acerca de los deutero, podemos ver los siguientes resultados: primero, duda seriamente de su inspiración divina; segundo, el hecho de que ocasionalmente los cite y que haya traducido algunos de ellos como concesión a la tradición eclesiástica, es un testimonio involuntario de su parte al elevado reconocimiento que gozaban en la Iglesia en general, y a la fuerza de la tradición práctica que prescribía su uso en el culto público. Obviamente, el rango inferior al que autoridades como Orígenes, Atanasio y Jerónimo los relegaban se debían a una concepción muy rígida de canonicidad, que exigía que un libro, para ser elevado a esa dignidad suprema, debería ser reconocido por todos, tener la sanción de la antigüedad judía y ser apto no sólo para edificar sino para “confirmar la doctrina de la Iglesia”, para utilizar una frase de Jerónimo…”


http://www.enciclopediacatolica.com/c/canonantiguo.htm
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

Mi buen hermano Krelian:

Me place saludarte y extiende mi saludo a tu esposa.

La Septuaginta (LXX) fue muy valiosa para el mismo Cristo y los discípulos. Con ella se enseño el Evangelio. Muchos traductores, aunque lo hacen del hebreo, cotejan la Septuaginta al hacer sus traduciones. Tener una copia de ese texto griego vale la lena, pues los traductores originales contaban con manuscritos mucho más antigos que los que se juntaron en Jamnia.

Debemos ser lo suficientemente maduros para aceptar los analisis de versiones diversas. Es así como la Palabra de Dios se enriquece.

Que Dios siga contigo y en ti.
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

Católicos y ortodoxos tenemos UNA MISMA BIBLIA.

Es el protestantismo el que tiene que dar explicaciones de porqué han quitado de la Biblia unos libros que eran aceptados por prácticamente todos los cristianos desde que se fijó el canon hasta el siglo XVI.
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

Católicos y ortodoxos tenemos UNA MISMA BIBLIA.

Es el protestantismo el que tiene que dar explicaciones de porqué han quitado de la Biblia unos libros que eran aceptados por prácticamente todos los cristianos desde que se fijó el canon hasta el siglo XVI.

Es la Enciclopedia católica la que da explicaciones, como ya hemos visto.


San Jerónimo echó su considerable peso hacia el lado desfavorable a los libros discutidos...

Explícitamente afirma que Sabiduría, Eclesiástico, Tobías y Judit no pertenecen al canon. Añade que esos libros se leen en los templos para la edificación de los fieles pero no para confirmar la doctrina revelada. Si se analizan cuidadosamente las expresiones de Jerónimo, en sus cartas y prefacios, acerca de los deutero, podemos ver los siguientes resultados: primero, duda seriamente de su inspiración divina; segundo, el hecho de que ocasionalmente los cite y que haya traducido algunos de ellos como concesión a la tradición eclesiástica, es un testimonio involuntario de su parte al elevado reconocimiento que gozaban en la Iglesia en general, y a la fuerza de la tradición práctica que prescribía su uso en el culto público. Obviamente, el rango inferior al que autoridades como Orígenes, Atanasio y Jerónimo los relegaban se debían a una concepción muy rígida de canonicidad, que exigía que un libro, para ser elevado a esa dignidad suprema, debería ser reconocido por todos, tener la sanción de la antigüedad judía y ser apto no sólo para edificar sino para “confirmar la doctrina de la Iglesia”, para utilizar una frase de Jerónimo…”


http://www.enciclopediacatolica.com/c/canonantiguo.htm
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

Mi buen hermano Krelian:

Me place saludarte y extiende mi saludo a tu esposa.

La Septuaginta (LXX) fue muy valiosa para el mismo Cristo y los discípulos. Con ella se enseño el Evangelio. Muchos traductores, aunque lo hacen del hebreo, cotejan la Septuaginta al hacer sus traduciones. Tener una copia de ese texto griego vale la lena, pues los traductores originales contaban con manuscritos mucho más antigos que los que se juntaron en Jamnia.

Debemos ser lo suficientemente maduros para aceptar los analisis de versiones diversas. Es así como la Palabra de Dios se enriquece.

Que Dios siga contigo y en ti.

Es correcto esto.

Y no solamente eso amigo Kreilian sino que la LXX es la Biblia que leyeron Jesús y los apóstoles, pues el Tanaj no fué hecho sino después del concilio de Jamnia casi en el 100 d.c....

En resumen: la versión masorética (sin deuterocanónicos) fué la que los judíos diseñaron para apartarse del naciente cristianismo!!!

Isaias 7:14 da una pista importante: La septuaginta dice "la VIRGEN concebirá" en cambio la masorética dice "la JOVEN concebirá".

Además la versión LXX fué escrita pensando que Dios no solo se revelaba a los judíos de Israel, sino que se revelaba a los que incluso estaban en el exilio (Alejandria de Egipto), esta es una de las razones que consideraron los masoretas para descartar los deuterocanónicos (por supuesto estaban escritos en griego originalmente).

Saludos
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

Es correcto esto.

Y no solamente eso amigo Kreilian sino que la LXX es la Biblia que leyeron Jesús y los apóstoles, pues el Tanaj no fué hecho sino después del concilio de Jamnia casi en el 100 d.c....

En resumen: la versión masorética (sin deuterocanónicos) fué la que los judíos diseñaron para apartarse del naciente cristianismo!!!

Isaias 7:14 da una pista importante: La septuaginta dice "la VIRGEN concebirá" en cambio la masorética dice "la JOVEN concebirá".

Además la versión LXX fué escrita pensando que Dios no solo se revelaba a los judíos de Israel, sino que se revelaba a los que incluso estaban en el exilio (Alejandria de Egipto), esta es una de las razones que consideraron los masoretas para descartar los deuterocanónicos (por supuesto estaban escritos en griego originalmente).

Saludos


Esto es erróneo y lleno de imprecisiones.

Jesús leía y usaba la versión hebrea, es la que se usaba en la sinagoga y en el Templo.

Los rollos de cada uno de los libros del Tanaj en hebreo estaban presentes en cada culto, y los antiguos o deteriorados jamás se destruían, sino que eran enterrados (de ahí los descubrimientos como la Genizá de El Cairo), o los descubrimientos de Qumran, en los que los rollos estaban en grandes vasijas.

Los masoretas copiaron con signos de puntuación vocálicos, para no olvidar la pronunciciación de las palabras, dado que el hebreo no tiene vocales y también crearon notas marginales y ayudas para los cánticos. Su labor fue muy posterior a los tiempos de Cristo, se cree que entre los siglos IX al XII, si mal no recuerdo.

Sobre la palabra "almá" y "betulá" en hebreo, hay buenas explicaciones en estos foros, según he ido leyendo antes de inscribirme.

La Septuaginta se creó para que los judíos de la diáspora que habían olvidado el hebreo, pudiesen leerlo en griego, el idioma más extendido en la época, dada la hegemonía del imperio griego.

Los deuterocanónicos fueron descartados por el llamado Concilio de Jammnia, a finales del primer siglo, mucho antes de que apareciesen los masoretas.
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

Un link absolutamente imparcial:

http://www.proel.org/traductores/aquila.html

La primera traducción que los judíos hicieron del Antiguo Testamento, dejando aparte las paráfrasis al arameo, es la que 70, o 72 para ser más exactos, eruditos judíos hicieron del hebreo al griego en Alejandría en el siglo III a. C. bajo el reinado de Filadelfo (285-247 a. C.) y que llegó a ser conocida como la Septuaginta (LXX). Alrededor de esta traducción se elaboró, ya desde antiguo, toda una historia en lo que respecta a la manera casi milagrosa de cómo se produjo. Ireneo relata en su obra Contra las herejías algo de lo que decimos:

"Antes que los romanos establecieran su gobierno, mientras los macedonios todavía poseían Asia, Tolomeo, hijo de Lagos, anhelando adornar la biblioteca que había fundado en Alejandría con los mejores escritos procedentes de todo lugar, pidió a los de Jerusalén que tradujeran sus Escrituras al griego. Todavía sometidos a los macedonios en aquel entonces, enviaron setenta ancianos, los más competentes que tenían en las Escrituras y en el conocimiento de ambas lenguas, cumpliendo así el propósito de Dios. Temiendo que pudieran conspirar para ocultar en su traducción el verdadero sentido de las Escrituras, Tolomeo los separó y les mandó a todos que escribieran la misma traducción de todos los libros. Cuando se reunieron ante Tolomeo y compararon sus distintas versiones, Dios fue glorificado y la Escritura fue reconocida como divina, porque todos decían las mismas cosas en las mismas palabras y frases de principio a fin, de modo que incluso los paganos que estaban presentes supieron que las Escrituras habían sido traducidas por inspiración de Dios."

La LXX gozó de reconocimiento oficial por la comunidad judía de Alejandría y escritores posteriores como Filón o Josefo la usaron en sus escritos. Debido a que los judíos, en la etapa de la Diáspora, habitaban muy lejos de la tierra de sus padres fueron perdiendo poco a poco el conocimiento del hebreo, lo que supuso que la LXX llenara un hueco vital para la subsistencia de dichas comunidades.
Además la LXX preparó el terreno para los misioneros cristianos que vendrían algo más tarde, pues fue la versión que en los primeros días del cristianismo usó la iglesia; de hecho las citas del Antiguo Testamento recogidas en el Nuevo proceden de la LXX.

Génesis 1:1-8 en la traducción de la LXX
Sin embargo, poco después de que los cristianos comenzaran a usarla, la LXX comenzó a perder prestigio entre los judíos. Varias razones hubo para ello: en primer lugar, en las disputas teológicas entre cristianos y judíos, ciertos pasajes de la LXX parecían inclinarse del lado cristiano; tal vez el más famoso de ellos sea el de Isaías 7:14, en el que la LXX traduce el hebreo 'almah como virgen, confirmando así la creencia cristiana del nacimiento virginal de Jesús. Otra razón para el abandono de la LXX por los judíos fue la fijación del texto y el canon del Antiguo Testamento en Palestina hacia el final del siglo I d. C. Ahora bien, este canon palestiniense no concordaba exactamente con el canon de la LXX; ciertos libros contenidos en este último, Macabeos, Judit, Tobías, Baruc, Sabiduría, Eclesiástico, Salmos de Salomón y otras porciones fueron desechadas en el concilio de Jamnia que fijó el canon.
Además, y tal vez como resultado de la difusión imparable del cristianismo, en el seno del judaísmo se desarrolló en los primeros siglos de la era cristiana un movimiento muy conservador. Bajo la influencia del rabí Akiba (siglo II d. C.) nace una escuela de interpretación rabínica que subraya el valor de cada letra en el texto sagrado, siendo estrictamente literales en el respeto escrupuloso del valor de las palabras. A esta escuela le parece la LXX una traducción demasiado libre.

Saludos :chicomalo
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

Muy acertado el contenido de ese link, las imprecisiones estaban en tu escrito, estimado Coco Loco. :terco:
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

San Jerónimo no era partidario de incluir los deuterocanónicos pero obedeció al Papa Dámaso y los incluyó en la Vulgata.
Es lógico que así lo hiciera pues este era su concepto del papado:

Epist.15 ad Damasum:
"Yo no sigo más que a Cristo como primera cabeza: luego estoy ligado por la comunión de vuestra Beatitud, es decir a la Cátedra de Pedro, sabiendo que sobre esa piedra esta edificada la Iglesia....Hablo al sucesor del Pescador y al discípulo de la Cruz... Estoy ligado por la comunión a Vuestra Beatitud, es decir, a la Cátedra de Pedro. Sé que sobre esa piedra se ha edificado la Iglesia.

Epist.16 ad Damasum:
"Si alguno está unido a la Cátedra romana de Pedro, ése es mi hombre."


El concilio de Jamnia aprobó, mediante la introducción de una oración de maldición, la expulsión de los judeocristianos de las sinagogas así que sospecho que un cristiano de verdad no puede fiarse de lo que dijeron los judíos de dicho concilio. Además, hoy sigue habiendo judíos, los falasha, que aceptan la canonicidad de toda la LXX (o sea, incluso más libros que los que tenemos ortodoxos y católicos)
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

WOW este epigrafe esta super chevere jeje esta tomando forma tal como queria.
Solo comentare unas cositas es o debe ser de conocimiento general de todo aquel que estudia seriamente el TExto Biblico la importancia de la LXX y todo lo que esta influyo en los Escritores del Nuevo Testamento. Pablo era un fanatico de la LXX pues solo observando la Seguna Epistola a los Corintios en esta tiene como 15 alusiones al AT usando la version de la LXX no del Hebreo. Incluso los Evangelistas cuando citan a Jesus Citando algun texto veterotestamentario casi siempre es segun la LXX. Hasta el sol de hoy no he logrado leer una sola biblia que sea traduccion literal y exacta del hebreo sin usar la LXX como referencia para completar los textos. Incluso Lucas cuando habla de la bendicion a Maria usa no solo una cita del canto de Ana sino un texto de Judit que interesante verdad.
Todavia me quedo con la duda de pq si aceptamos la version de los Setenta como buena valida para establecer ampliar incluso el texto hebreo no le damos validez a los textos deuterocanonicos que fueron escritos en Griego y son exclusivos de la version? Fuerte la pregunta para nosotros los evangelicos verdad pq o es buena para todo o para nada?
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

WOW este epigrafe esta super chevere jeje esta tomando forma tal como queria.

.......

Todavia me quedo con la duda de pq si aceptamos la version de los Setenta como buena valida para establecer ampliar incluso el texto hebreo no le damos validez a los textos deuterocanonicos que fueron escritos en Griego y son exclusivos de la version? Fuerte la pregunta para nosotros los evangelicos verdad pq o es buena para todo o para nada?


Pues concuerdo que està interesante el tema.

Haciendo alusiòn a lo que plantea, me parece haber leìdo que I de Macabeos fue escrito en hebreo.

Este dato me parece sumamente relevante pues incluso tengo entendido que en Jamnia, uno de los aspectos que se tomò en consideración para la eliminacion del canon judió fue casualemente que todos los libros eliminados habìan sido escrito en griego y no en hebreo.

Otro aspecto importante, es la consideración en sí misma que para aceptar o rechazar los libros como inspirados, se apela a la interpretación de personas (concilios, sean católicos o judíos), que son las que se declaran divinamente inspiradas para discurrir la divinidad de los textos.
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

Los libros de Macabeos, siendo una narración histórica fidedigna del pueblo judío, se desautorizan a si mismos como inspirados por el Espíritu Santo, pues éste no puede equivocarse, ni contener errores en Sus palabras, sin embargo, esta es la intesis que del relato hace su autor:

Así pasaron los acontecimientos relacionados con Nicanor. Como desde aquella época la ciudad quedó en poder de los hebreos, yo también terminaré aquí mismo mi relato.Si ha quedado bello y logrado en su composición, eso es lo que yo pretendía; si imperfecto y mediocre, he hecho cuanto me era posible. II Macabeos 15:37-38

¿creen que es propio del Espíritu Santo o acaso habitual en otros libros SI inspirados, dudar de la belleza y de la perfección de lo escrito, o afirmar que puede resultar mediocre el relato? :terco:

Yo, soy de la opinión de Jerónimo:

esos libros se leen en los templos para la edificación de los fieles pero no para confirmar la doctrina revelada

Es decir, los deuterocanónicos, son comparables a una buena prédica o sermón, que pueden ser de edificación, pero las palabras del predicador no pueden ser usadas como confirmación de la doctrina revelada, dado que su origen es el pensamiento y la elaboración humana; sólo lo auténticamente revelado e inspirado por Dios tiene autoridad y no se contradice con el resto de la Escritura. Los deuterocanónicos, contienen contradicciones con las doctrinas generales de las Sagradas Escrituras. Bueno, hay algunos como el Eclesiástico o Sabiduría, que contienen consejos y máximas muy parecidos a Proverbios de Salomón, a los que no he encontrado objeciones de carácter doctrinal.
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

Caminante, tú no eres de la opinión de Jerónimo porque él dejó de opinar lo que opinaba cuando vio que la Iglesia opinaba distinto que él. Es decir, sometió su opinión particular a la del magisterio.
Que es lo lógico claro: el canon de la Escritura no puede estar sujeto a la opinión particular de cada uno de nosotros.

Algunos de los argumentos que se usan contra la canonicidad de determinados libros deuterocanónicos podrían ser utilizados para dudar de la canonicidad de otros libros que sí son aceptados por todos.
Por ejemplo, hay algunos versículos en el NT donde el que los escribe dice expresamente que eso que escribe es suyo y no de Dios.
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

La Preunta otra que me surge a mi es pq si no sirven para enseñar doctrina gente como Jesus y Pablo los usaban a la hora de enseñar doctrina?Creo q es muy muy buena preguntaSera que ellos vieron mas lejos de lo que nuestros ojos vieron? El Canon y lo que se acepto y lo que no es un tema bien delicado pues siempre hay la intervencion de la opinion del Hombre. Ejemplo de esto es que Apocalipsis no fue aceptado en elCanon hasta casi casi el final de la jornada de la elaboracion pues muchos de los lideres de las diferentes IGlesias o regiones no estaban deacuerdo con su canonicidad.
Pero seguiremos por ahi tambien hay q mencionar que algunos APocrifos que es distinto a los Deuterocanonicos fueron usados por escritores biblicos para enseñar sobre determinadas cosas. Por lo que tenemos no que admitirlos pero darle un valor especial en el sentido de que era literatura que realmnete ayudo a establecer nuestra Biblia y nuestropensamiento como Cristianos.
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

La Preunta otra que me surge a mi es pq si no sirven para enseñar doctrina gente como Jesus y Pablo los usaban a la hora de enseñar doctrina?Creo q es muy muy buena preguntaSera que ellos vieron mas lejos de lo que nuestros ojos vieron? El Canon y lo que se acepto y lo que no es un tema bien delicado pues siempre hay la intervencion de la opinion del Hombre. Ejemplo de esto es que Apocalipsis no fue aceptado en elCanon hasta casi casi el final de la jornada de la elaboracion pues muchos de los lideres de las diferentes IGlesias o regiones no estaban deacuerdo con su canonicidad.
Pero seguiremos por ahi tambien hay q mencionar que algunos APocrifos que es distinto a los Deuterocanonicos fueron usados por escritores biblicos para enseñar sobre determinadas cosas. Por lo que tenemos no que admitirlos pero darle un valor especial en el sentido de que era literatura que realmnete ayudo a establecer nuestra Biblia y nuestropensamiento como Cristianos.


Estoy muy interesado en tener una relación de cítas, o varios ejemplos en los que Jesús y Pablo hayan usado los deuterocanónicos para enseñar doctrina; evidentemente deben ser cítas exclusivas de los deuterocanónicos y que no se hallen en el resto de las Escrituras inspiradas. Gracias
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

Caminante, tú no eres de la opinión de Jerónimo porque él dejó de opinar lo que opinaba cuando vio que la Iglesia opinaba distinto que él. Es decir, sometió su opinión particular a la del magisterio.
Que es lo lógico claro: el canon de la Escritura no puede estar sujeto a la opinión particular de cada uno de nosotros.

Algunos de los argumentos que se usan contra la canonicidad de determinados libros deuterocanónicos podrían ser utilizados para dudar de la canonicidad de otros libros que sí son aceptados por todos.
Por ejemplo, hay algunos versículos en el NT donde el que los escribe dice expresamente que eso que escribe es suyo y no de Dios.


El hecho es que Jerónimo escribió lo que escribió, y escrito quedó, y plasmado en la Enciclopedia católica. :terco:

Es obvio que cuando determinados autores como Pablo afirman que lo que escribe es suyo y no de Dios, vemos la mano del Espíritu Santo, dejando plasmado y aclarando lo que no es Palabra de Dios, como en el caso citado anteriormente de Macabeos, que cuestiona la calidad de su narración en el último capítulo de II Macabeos.
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

Cito las palabras y el analisis del hermano Armando Hoyos en el pasado aqui en el mismo foro.

· Tob. 4:7-11 <SUP>7</SUP>Así sucederá también a todos los que viven honradamente. “Da limosna de lo que tengas. Y cuando des limosna, no seas tacaño. Cuando veas a un pobre, no le niegues tu ayuda. Así Dios tampoco te negará la suya.<SUP> 8</SUP>Da limosna según tus posibilidades. Si tienes mucho, da mucho; si tienes poco, no te dé miedo dar limosna de ese poco.<SUP> 9</SUP>Haciéndolo así, estarás ahorrando un tesoro precioso que te servirá cuando pases necesidad.<SUP> 10</SUP>Porque la limosna libra de la muerte e impide que el hombre caiga en las tinieblas.<SUP> 11</SUP>Dar limosna es hacer una ofrenda agradable al Altísimo.<o:p></o:p>

Lc. 11:41 Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio.

· Tob. 12:15 Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio del Señor y que pueden entrar ante su presencia gloriosa.<o:p></o:p>

Ap. 8:2 Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas.<o:p></o:p>

· Jdt. 8:14 Si ni siquiera pueden penetrar en los secretos del corazón humano ni entender los pensamientos del hombre, ¿cómo podrán entender a Dios, que hizo todas las cosas? ¿Cómo podrán captar su entendimiento y comprender sus intenciones? ¡No, hermanos, no hagan enojar al Señor nuestro Dios!<o:p></o:p>

Ro. 11:33 ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!<o:p></o:p>

· 1 Mac. 2:52 Dios puso a prueba a Abraham; lo encontró fiel, y lo aceptó como justo.<o:p></o:p>

Stg. 2:21-23 <SUP>21</SUP>¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?<SUP> 22</SUP>¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?<SUP> 23</SUP>Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.<o:p></o:p>

· 2 Mac. 6:12-16 <SUP>12</SUP>Recomiendo a los que lean este libro que no se desconcierten por causa de estas desgracias, sino que consideren que aquellos castigos eran para corregir a nuestro pueblo y no para destruirlo.<SUP> 13</SUP>Pues es señal de gran bondad de Dios no condescender con los pecadores, sino castigarlos pronto;<SUP> 14</SUP>para castigar a las otras naciones, el Señor aguarda con paciencia a que llenen la medida de sus pecados, pero a nosotros<SUP> 15</SUP>nos castiga antes de que lleguemos al extremo de los nuestros.<SUP> 16</SUP>Pues él no aparta de nosotros su misericordia, y aunque nos corrige con calamidades, no nos abandona.<o:p></o:p>

Ap. 3:19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.<o:p></o:p>

· 2 Mac. 7:9 Pero él, exhalando el último suspiro, dijo: —Tú, criminal, nos quitas la vida presente. Pero el Rey del mundo nos resucitará a una vida eterna a nosotros que morimos por sus leyes.<o:p></o:p>

Jn. 6:40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.<o:p></o:p>

· Eclo. 1:30 No te eleves demasiado, si no quieres caer y traer sobre ti mismo la deshonra. El Señor pondrá al descubierto tus secretos y te humillará delante de la gente, por no haberle dado honra y por tener el corazón lleno de engaños.<o:p></o:p>

Mt. 23:12 Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.<o:p></o:p>

· Eclo. 2:1 Hijo mío, si tratas de servir al Señor, prepárate para la prueba.<o:p></o:p>

Stg. 1:2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,<o:p></o:p>

· Eclo. 2:5 Porque el valor del oro se prueba en el fuego, y el valor de los hombres en el horno del sufrimiento.<o:p></o:p>

1 P. 1:7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,<o:p></o:p>

· Eclo. 2:11 Porque el Señor es tierno y compasivo, perdona los pecados y salva en tiempo de aflicción.<o:p></o:p>

Stg. 5:11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.<o:p></o:p>

· Eclo. 4:10 Pórtate como un padre con los huérfanos y como un esposo con las viudas. Así Dios te llamará hijo, te amará y te librará de la desgracia.<o:p></o:p>

Stg. 1:27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.<o:p></o:p>

· Eclo. 4:31 No mantengas la mano extendida para recibir, y recogida para dar.<o:p></o:p>

Hch. 20:35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.<o:p></o:p>

· Eclo. 5:1 No confíes en tu riqueza, ni digas: “Tengo suficiente.”<o:p></o:p>

Mr. 10:24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!<o:p></o:p>

· Eclo. 5:5 No confíes en su perdón para seguir pecando más y más. <o:p></o:p>

Ro. 6:1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?<o:p></o:p>

· Eclo. 5:11 Date prisa para escuchar, pero ten calma para responder.<o:p></o:p>

Stg. 1:19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;<o:p></o:p>

· Eclo. 5:13 El hablar puede servir para la honra y la deshonra. ¡La lengua es la ruina del hombre!<o:p></o:p>

Stg. 3:8,9 <SUP>8</SUP>pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.<SUP> 9</SUP>Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.<o:p></o:p>

· Eclo. 7:14 No te metas en las reuniones de los que gobiernan, ni repitas las palabras cuando ores.<o:p></o:p>

Mt. 6:7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.<o:p></o:p>

· Eclo. 7:34 No tardes en socorrer al que llora, y comparte el duelo con el que está de luto.<o:p></o:p>

Ro. 12:15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.<o:p></o:p>

· Eclo. 10:14 Dios derriba del trono a los orgullosos, y en lugar de ellos pone a los humildes.<o:p></o:p>

Lc. 1:52 Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes.<o:p></o:p>

· Eclo. 11:18 Hay quien se hace rico a fuerza de trabajos, pero se queda sin su recompensa.<o:p></o:p>

Lc. 1:53 A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos.<o:p></o:p>

<o:p></o:p>

<o:p></o:p>

· Eclo. 11:32 Una chispita puede causar un gran incendio, y un malvado está listo a cometer un crimen.<o:p></o:p>

Stg. 3:5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!<o:p></o:p>

· Eclo. 14:1 ¡Dichoso el hombre que no sufre por lo que dice y a quien la conciencia no le acusa!<o:p></o:p>

Ro. 14:22 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.<o:p></o:p>

· Eclo. 15:11 No digas: “Es Dios quien me hace pecar”;porque él no hace lo que detesta.<o:p></o:p>

Stg. 1:13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;<o:p></o:p>

· Eclo. 15:19 Dios ve a todos los seres que creó, y se da cuenta de todo lo que el hombre hace.<o:p></o:p>

He. 4:13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.<o:p></o:p>

· Eclo. 16:12 Tan grande como su misericordia es su castigo; él juzga a cada uno según lo que haya hecho.<o:p></o:p>

Mt. 16:27 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.<o:p></o:p>

· Eclo. 18:13 El hombre se compadece solo de su prójimo, pero el Señor se compadece de todo ser viviente; él reprende, corrige, enseña y guía como un pastor a su rebaño.<o:p></o:p>

2 P. 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.<o:p></o:p>

· Eclo. 23:9 No te acostumbres a jurar ni a pronunciar para todo el nombre del Dios santo.<o:p></o:p>

Mt. 5:34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;<o:p></o:p>

· Eclo. 25:24 Por una mujer comenzó el pecado, y por ella todos morimos.<o:p></o:p>

1 Ti. 2:14 y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.<o:p></o:p>

· Eclo. 27:6 El fruto muestra si un árbol está bien cultivado; así, al discurrir se revela el carácter del hombre.<o:p></o:p>

Mt. 12:33 O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.<o:p></o:p>

· Eclo. 28:2 Perdona las ofensas a tu prójimo, y Dios perdonará tus pecados cuando se lo pidas.<o:p></o:p>

Mt. 6:14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;<o:p></o:p>

· Eclo. 28:3 Si uno guarda rencor a su prójimo, ¿cómo querrá que Dios le dé a él la salud?<o:p></o:p>

Lc. 6:37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.<o:p></o:p>

· Eclo. 29:1 El hombre compasivo presta a su prójimo; dar ayuda es cumplir los mandamientos.<o:p></o:p>

Mt. 5:42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.<o:p></o:p>

<o:p></o:p>

· Eclo. 29:9 En atención a los mandamientos, socorre al pobre; si está en necesidad, no lo despidas con las manos vacías.<o:p></o:p>

Mt. 25:34,35 <SUP>34</SUP>Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.<SUP> 35</SUP>Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;<o:p></o:p>

· Eclo. 31:5 El que va tras el oro no queda sin culpa, y el que ama el dinero se extraviará por él.<o:p></o:p>

1 Ti. 6:9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;<o:p></o:p>

· Eclo. 33:13 Como el barro en manos del que lo trabaja, que puede hacer con él lo que quiera, así es el hombre en manos de su Creador, que le señala un puesto en su presencia.<o:p></o:p>

Ro. 9:21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?<SUP> </SUP><o:p></o:p>

· Eclo. 33:32 Si tienes un solo esclavo, trátalo como a un hermano, pues lo necesitarás como a ti mismo.<o:p></o:p>

Flm. 1:15,16 <SUP>15</SUP>Porque quizá para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre;<SUP> </SUP><SUP>16</SUP>no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor.<o:p></o:p>

· Eclo. 34:22 Quitarle el sustento al prójimo es como matarlo; no dar al obrero su salario es quitarle la vida.<o:p></o:p>

Stg. 5:4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.<o:p></o:p>

· Eclo. 35:9 Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con generosidad, de acuerdo con tus capacidades,<o:p></o:p>

2 Co. 8:12 Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene.<o:p></o:p>

· Eclo. 39:16 “Todo lo que Dios ha hecho es bueno; él, a su tiempo, provee a todas las necesidades.”<o:p></o:p>

1 Ti. 4:4 Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias;<o:p></o:p>

· Eclo. 42:21 La eficacia de su sabiduría está bien establecida; él es el mismo desde la eternidad. No hay nada que añadirle ni quitarle; no necesita de nadie que le dé instrucciones.<o:p></o:p>

He. 13:8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.<o:p></o:p>

· Eclo. 44:16 Henoc vivió de acuerdo con la voluntad del Señory dejó un ejemplo para todas las edades.<o:p></o:p>

He. 11:5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.<o:p></o:p>

· Sab. 2:24 sin embargo, por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la sufren los que del diablo son.<o:p></o:p>

Ro. 5:14 No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.<o:p></o:p>

<o:p></o:p>

<o:p></o:p>

· Sab. 3:7 El día en que el Señor venga a juzgarlos, resplandecerán como antorchas, como chispas que prenden entre el rastrojo.<o:p></o:p>

Mt. 13:43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.<o:p></o:p>

· Sab. 3:8 Juzgarán a las naciones y gobernarán a los pueblos, y el Señor reinará sobre ellos para siempre.<o:p></o:p>

1 Co. 6:2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?<o:p></o:p>

· Sab. 5:16 Por lo tanto, recibirán de manos del Señor un reino glorioso y una hermosa corona; él los protegerá con su mano y los defenderá con su brazo.<o:p></o:p>

Stg. 1:12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.<o:p></o:p>

· Sab. 5:22 y con furor saldrá el granizo disparado como piedras. Las olas del mar se embravecerán contra ellos, y los ríos los arrollarán sin compasión;<o:p></o:p>

Lc. 21:25 Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;<o:p></o:p>

· Sab. 6:18 amarla es cumplir sus leyes; cumplir sus leyes es asegurarse la inmortalidad,<o:p></o:p>

Jn. 8:51 De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte.<o:p></o:p>

· Sab. 9:1 “Dios de mis antepasados, Señor misericordioso, que por tu palabra has hecho todas las cosas,<o:p></o:p>

Jn. 1:3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.<o:p></o:p>

· Sab. 9:13 Porque, ¿qué hombre conoce los planes de Dios? ¿Quién puede imaginar lo que el Señor quiere?<o:p></o:p>

Ro. 11:34 Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?<o:p></o:p>

· Sab. 9:16 Con dificultad imaginamos las cosas de la tierra, y trabajosamente hallamos lo que está a nuestro alcance. Pero, ¿quién puede descubrir las cosas celestiales?<o:p></o:p>

Jn. 3:12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?<o:p></o:p>

· Sab. 9:17 Nadie puede conocer tus planes sino aquel a quien das sabiduría y sobre quien desde el cielo envías tu santo espíritu.<o:p></o:p>

Mt. 11:27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.<o:p></o:p>

· Sab. 12:12 pues, ¿quién podrá pedirte cuentas de lo que haces u oponerse a tu sentencia? ¿Quién podrá acusarte de haber destruido naciones que tú mismo hiciste? ¿Quién puede levantarse contra ti para defender a los malvados?<o:p></o:p>

Ro. 9:20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?<o:p></o:p>

· Sab. 15:7 El alfarero, por ejemplo,amasa laboriosamente el barro blando y moldea cada vasija que necesitamos; pero del mismo barro hace por igual las que sirven para usos nobles y las que sirven para otros usos; es él, sin embargo, quien decide cuál ha de servir para este o aquel uso.<o:p></o:p>

Ro. 9:21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?<o:p></o:p>

<o:p></o:p>

<o:p></o:p>

· Sab. 16:6,7 <SUP>6</SUP>Los asustaste un poco, para que escarmentaran, pero les diste una señal de salvación, para que recordaran los mandatos de tu ley. <SUP>7</SUP>Quien se volvía hacia aquella señal, se salvaba, no en virtud de la señal misma que veía, sino gracias a ti, salvador de todos.<o:p></o:p>

Jn. 3:14,15 <SUP>14</SUP>Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,<SUP> 15</SUP>para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.<o:p></o:p>

· Sab. 16:9 Ellos murieron picados por langostas y mosquitos, sin hallar un remedio para salvar su vida. Al fin y al cabo merecían tal castigo.<o:p></o:p>

Ap. 9:3-6 <SUP>3</SUP>Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra.<SUP> 4</SUP>Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.<SUP> 5</SUP>Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre.<SUP> 6</SUP>Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.<o:p></o:p>

· Sab. 16:26 para que aprendieran tus amados hijos, Señor, que no son las cosechas de la tierra las que alimentan al hombre, sino que es tu palabra la que mantiene a los que en ti confían.<o:p></o:p>

Mt. 4:4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.<o:p></o:p>

· Sab. 16:27 El maná, que no era destruido por el fuego, se derretía simplemente con el calor del primer rayo del sol,<o:p></o:p>

Jn. 6:33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.<o:p></o:p>

· Sab. 17:1 Tus juicios son grandiosos e inexplicables. Por eso, la gente que no aprende se equivoca.<o:p></o:p>

Ro. 11:33 ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!<o:p></o:p>

· Bar. 5:1 ¡Jerusalén, quítate tu ropa de luto y aflicción, y vístete de gala con el esplendor eterno que Dios te da!<o:p></o:p>

Ap. 21:2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.<o:p></o:p>

· Dn. dc. 3:27 Tú has sido justo en todo lo que has hecho con nosotros. En todo lo que haces eres sincero; tu proceder es recto; tú siempre juzgas según la verdad.<o:p></o:p>

Ap. 16:7 También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.<o:p></o:p>

· Dn. 13:42 Entonces Susana gritó con todas sus fuerzas: “¡Dios eterno, que conoces las cosas ocultas, que sabes todo antes de que suceda,<o:p></o:p>

He. 4:13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.<o:p></o:p>
 
Re: La Iglesia Protestante y la Septuaginta. Unas Preguntas

La Preunta otra que me surge a mi es pq si no sirven para enseñar doctrina gente como Jesus y Pablo los usaban a la hora de enseñar doctrina?Creo q es muy muy buena preguntaSera que ellos vieron mas lejos de lo que nuestros ojos vieron? El Canon y lo que se acepto y lo que no es un tema bien delicado pues siempre hay la intervencion de la opinion del Hombre. Ejemplo de esto es que Apocalipsis no fue aceptado en elCanon hasta casi casi el final de la jornada de la elaboracion pues muchos de los lideres de las diferentes IGlesias o regiones no estaban deacuerdo con su canonicidad.
Pero seguiremos por ahi tambien hay q mencionar que algunos APocrifos que es distinto a los Deuterocanonicos fueron usados por escritores biblicos para enseñar sobre determinadas cosas. Por lo que tenemos no que admitirlos pero darle un valor especial en el sentido de que era literatura que realmnete ayudo a establecer nuestra Biblia y nuestropensamiento como Cristianos.


DESARROLLO DEL CANON DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS

Durante el transcurso de los siglos se desarrollaron varios cánones o listas de libros sagrados. Veamos las razones.

Por el a�o 605 a.C., el Pueblo de Israel sufrió una dispersión o, como se le conoce B�blicamente, una "diaspora". El rey Nabuconodosor conquisto a Jerusalén y llevo a los israelitas cautivos a Babilonia, comenzando la "Cautividad de Babilónica" (cf. 2 Reyes 24,12 y 2 Reyes 25,1).

Pero no todos los israelitas fueron llevado cautivos, un "resto" quedo en Israel: 2 Reyes 25,12; 2 Reyes 25,22; Jeremías 40,11; Ezequiel 33,27. También un número de Israelitas no fueron cautivos a Babilonia sino que fueron a Egipto: 2 Reyes 25,26; Jeremías 42,14; Jeremías 43,7.

El rey Ciro de Persia conquisto a Babilonia (2 Crónicas 36,20; 2 Crónicas 36,23) y dio la libertad a los israelitas de regresar a Israel, terminando así su esclavitud. Algunos regresaron a Palestina (Esdras 1,5; 7,28 y Nehemias 2,11) pero otros se fueron en vez a Egipto, estableciéndose, en su mayoría, en la ciudad de Alejandría (fundada por Alejandro Magno en el 322 a.C, contaba con la biblioteca mas importante del mundo en esa época). En esta gran ciudad convivían griegos, judíos y egipcios. Así que los judíos estaban disgregados aun después del fin del cautiverio, unos en Palestina y otros en la diáspora, sobre todo en Alejandría. En el tiempo de Jesús habían más judíos en Alejandría que en la misma Palestina (1 Macabeos 1,1)

Mientras la primera semejanza de un canon hebreo se empieza a formar, la lengua hebrea comienza a morir y desapareció completamente para el año 135 a.C. Por esta razón Jesús y sus contemporáneos en Palestina hablaban arameo, un dialecto del hebreo.

La Traducción de los Setenta (Septuagésima)

Como en la mayor parte del mundo civilizado, la lengua principal de Alejandría en el siglo III a.C. era el griego. Había por eso gran necesidad de una traducción griega de las Sagradas Escrituras. La historia relata que Demetrio de Faleron, el bibliotecario de Plotomeo II (285-246 a.C.), quería unas copias de la Ley Judía para la Biblioteca de Alejandría. La traducción se realizo a inicios del siglo tercero a.C. y se llamo la Traducción de los Setenta (por el numero de traductores que trabajaron en la obra). Comenzando con el Tora, tradujeron todas las Sagradas Escrituras, es decir todo lo que es hoy conocido por los cristianos como el Antiguo Testamento. Introdujeron también una nueva organización e incluyeron Libros Sagrados que, por ser mas recientes, no estaban en los antiguos cánones pero eran generalmente reconocidos como sagrados por los judíos. Se trata de siete libros, escritos en griego, que son llamados hoy deuterocanonicos. Vemos entonces que no hay un "silencio bíblico" (una ausencia de Revelación) en los siglos precedentes al nacimiento de Jesús. La mayoría de los judíos de aquel tiempo sabían que Dios continuaba revelándose. Aquella era la última etapa de revelación antes de la venida del Mesías.

La Traducción de los Setenta contiene los textos originales de algunos de los deuterocanonicos (Sabiduría y 2 Macabeos) y la base canónica de otros, ya sea en parte (Ester, Daniel y Sirac) o completamente (Tobit, Judit, Baruc y 1 Macabeos).

La Traducción de de los Setenta es la que se usaba en tiempo de Jesucristo y los Apóstoles

La versión alejandrina, con los siete libros deuterocanonicos, se propago mucho y era la generalmente usada por los judíos en la era Apostólica. Por esta razón no es sorprendente que esta fuera la traducción utilizada por Cristo y los escritores del Nuevo Testamento. 300 de las 350 referencias al Antiguo Testamento que se hacen en el Nuevo Testamento son tomadas de la versión alejandrina. Por es no hay duda de que la Iglesia apostólica del primer siglo acepto los libros deuterocanonicos como parte de su canon (libros reconocidos como Palabra de Dios). Por ejemplo, Origenes, Padre de la Iglesia (+254), afirmo que los cristianos usaban estos libros aunque algunos líderes judíos no los aceptaban oficialmente.

Al final del primer siglo de la era cristiana, una escuela judía, quizás de rabinos, hicieron un canon hebreo en la ciudad de Jamnia, en Palestina. Cerraron el canon con los profetas Esdras (458 a.C.), Nehemias (445 a.C.), y Malaquias (433 a.C.). Este canon comprendía de 22 a 24 libros. No rechazaron los libros deuterocanonicos definitivamente, pero no los incluyeron entre los canónicos. El canon reconocido por los judíos no se fijo hasta más de cien años después. Aun entonces, los libros "deuterocanonicos" siguieron siendo leídos y respetados por los judíos. Mientras tanto los cristianos siguieron reconociendo la versión alejandrina. Es así que surgieron los dos cánones del Antiguo Testamento.

Los dos cánones del Antiguo Testamento:

El canon de Alejandría (la traducción de los Setenta al griego, hecha antes de Cristo y aceptada por todos los cristianos y muchos judíos, que contiene los libros deuterocanonicos)

El canon de Palestina (Jamnia, traducción hebrea hecha después de Cristo).

Los historiadores ponen como fecha en que se fijaron los cánones de las traducciones de Alejandría y de Palestina para el siglo segundo de nuestra era. El Obispo Melito de Sardis registro la primera lista conocida del canon alejandrino en el año 170 A.D. Contenía 45/46 libros (el libro de Lamentaciones se consideraba como parte de Jeremías). El canon Palestino contenía solo 39 libros pues no tenia los libros 7 libros Deuterocanonicos.

La Vulgata de San Jerónimo

La primera traducción de la Biblia al latín fue hecha por San Jerónimo y se llamo la "Vulgata" (año 383 AD). El latín era entonces el idioma común en el mundo Mediterráneo. San Jerónimo en un principio tradujo del texto hebreo del canon de Palestina. Su estilo era más elegante y en algunas frases distinto a la Traducción de los Setenta. Además le faltaban los libros deuterocanonicos por no estar en el texto hebreo. Esto produjo una polémica entre los cristianos. En defensa de su traducción, San Jerónimo escribió una carta: "Ad Pachmmachium de optimo genere interpretandi", la cual es el primer tratado acerca de la traductologia. Por eso se le considera el padre de esta disciplina. Ahí explica, entre otras cosas el motivo por el cual considera inexacta a la septuagésima. Finalmente se acepto su versión, pero con la inclusión de los libros deuterocanonicos. Por eso la Vulgata tiene todos los 46 libros.

La Iglesia establece el canon

La controversia sobre que libros son canónicos fue larga, extendiéndose hasta el siglo IV y aun más tarde. Las polémicas con los herejes, particularmente los seguidores de Marcion, que rechazaban libros generalmente reconocidos por los Padres, hizo que la Iglesia definiera con autoridad la lista de los libros sagrados (el canon).

Los concilios de la Iglesia, el Concilio de Hipo, en el año 393 A.D. y el Concilio de Cartago, en el año 397 y 419 A.D., ambos en el norte de África, confirmaron el canon Alejandrino (con 46 libros para el Antiguo Testamento) y también fijaron el canon del Nuevo Testamento con 27 libros. La carta del Papa S. Inocencio I en el 405, también oficialmente lista estos libros. Finalmente, el concilio de Florencia (1442) definitivamente estableció la lista oficial de 46 libros del A.T. y los 27 del N.T.

El canon del Nuevo Testamento se definió en el siglo IV tras un largo y difícil proceso de discernimiento. El mismo nombre de "Nuevo Testamento" no se uso hasta el siglo II. Uno de los criterios para aceptar o no los libros fue que tuviese como autor a un apóstol; su uso, especialmente en la liturgia en las Iglesias Apostólicas y la conformidad con la fe de la Iglesia. Fue bajo estos criterios que algunos evangelios atribuidos a los Apóstoles (ej. Ev de Tomas, Ev. de Pedro) fueron rechazados. El evangelio de San Juan y el Apocalipsis se consideraron por largo tiempo como dudosos por el atractivo que tenían con grupos sectarios y milenaristas.

Todos los católicos aceptaron el canon de la Biblia fijado por los concilios mencionados y, como este canon no fue causa de seria controversia hasta el siglo XVI, no se necesito definir el canon de la Biblia como una verdad infalible.

A la Biblia Protestante le faltan libros

En el 1534, Martín Lutero tradujo la Biblia al alemán y agrupo los siete libros deuterocanonicos bajo el titulo de "apócrifos", señalando: "estos son libros que no se tienen por iguales a las Sagradas Escrituras y sin embargo son útiles y buenos para leer." Es así como los protestantes llegaron a considera a los deuterocanonicos como libros no aceptados en el canon, o sea como libros apócrifos.

La historia demuestra que no es verdad lo que dijo Lutero. Siempre los cristianos habían reconocido esos libros como parte de la Biblia. Los concilios del siglo IV y posteriores habían confirmado la creencia cristiana. La opinión de Lutero era más bien la de los judíos que seguían la traducción de Jamnia. Lamentablemente Lutero propago sus errores junto con su rebelión. Es por eso que sus seguidores, los protestantes, carecen de los libros deuterocanonicos de la Biblia:

Tobías

Judit

Ester (protocanonico con partes deuterocanonicas)

Daniel (protocanonico con partes deuterocanonicas)

I Macabeos

II Macabeos

Sabiduría

Eclesiástico (también llamado "Sirac")

Baruc

Lutero no solo elimino libros del Antiguo Testamento sino que hizo cambios en el Nuevo Testamento.

"El [Martín Lutero] había declarado que la persona no se justifica por la fe obrando en el amor, sino solo por la fe. Llego incluso a añadir la palabra "solamente" después de la palabra "justificado" en su traducción alemana de Romanos 3, 28, y llamo a la Carta de Santiago "epístola falsificada" porque Santiago dice explícitamente: "Veis que por las obras se justifica el hombre y no solo por la fe". -Scott y Kimberly HAHN, "Roma dulce hogar", ed. Rialp, Madrid, 2000, pagina 57. (Scott Hahn fue ministro protestante, presbiteriano antes de su conversión)

Se tomo la libertad de separar los libros del Nuevo Testamento de la siguiente manera:

Libros sobre la obra de Dios para la salvación: Juan, Romanos, Galatas, Efesios, I Pedro y I Juan

Otros libros canónicos: Mateo, Marcos, Lucas, Hechos, el resto de las cartas de Pablo, II Pedro y II de Juan

Los libros no canónicos: Hebreos, Santiago, Judas, Apocalipsis y libros del Antiguo Testamento.

Gracias a Dios, los protestantes tienen los mismos libros que los católicos en el Nuevo Testamento porque no aceptaron los cambios de Lutero para esta parte del canon.

Los protestantes y evangélicos se encuentran en una posición contradictoria: Reconocen el canon establecido por los concilios del siglo IV para el Nuevo Testamento (los 27 libros que ellos tienen) pero no reconocen esa misma autoridad para el canon del AT.

Es interesante notar que la Biblia Gutenberg, la primera Biblia impresa, es la Biblia latina (Vulgata), por lo tanto, contenía los 46 libros del canon alejandrino.

Posición de la Iglesia Anglicana

Según los 39 Artículos de Religión (1563) de la Iglesia de Inglaterra, los libros deuterocanonicos pueden ser leídos para "ejemplo de vida e instrucción de costumbres", pero no deben ser usados para "establecer ninguna doctrina" (Articulo VI). Consecuentemente, la Biblia, versión King James (1611) imprimió estos libros entre el N.T. y el A.T. Pero Juan Lightfoot (1643) critico este orden alegando que los "malditos apócrifos" pudiesen ser así vistos como un puente entre el A.T. y el N.T. La Confesión de Westminster (1647) decidió que estos libros, "al no ser de inspiración divina, no son parte del canon de las Escrituras y, por lo tanto, no son de ninguna autoridad de la Iglesia de Dios ni deben ser en ninguna forma aprobados o utilizados mas que otros escritos humanos."

Clarificación Católica del Canon

La Iglesia Católica, fiel a la encomienda del Señor de enseñar la verdad y refutar los errores, definió solemnemente, en el Concilio de Trento, en el año 1563, el canon del Antiguo Testamento con 46 libros siguiendo la traducción griega que siempre habían utilizado los cristianos desde el tiempo apostólico. Confirmo así la fe cristiana de siempre y dijo que los libros deuterocanonicos deben ser tratados "con igual devoción y reverencia". El Catecismo de la Iglesia Católica reafirma la lista completa de los Libros Sagrados, incluyendo los deuterocanonicos.

Esta enseñanza del Concilio de Trento fue ratificada por el Concilio Vaticano I y por el Concilio Vaticano II (Constitución Dogmática Dei Verbum sobre la Sagrada Escritura).

La Biblia es un regalo del Señor presentado como obra terminada a través de un largo proceso culminado por el Espíritu Santo en la Iglesia Católica por cuya autoridad se establece el canon definitivo.