Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

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Manuel de León

Perversiones de `diálogo y paz´

Decía Henry Miller que cada guerra es una destrucción del espíritu humano y Thomas Mann que la guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz. Pero entre todas las frases célebres sobre la paz y la guerra la que mas me gusta, porque se aproxima al significado de la paz es la de Neville Chamberlain cuando dijo que para hacer la paz se necesitan por lo menos dos, mas para hacer la guerra basta uno sólo.


La paz, pues, supone un encuentro en la verdad y cuando no se establecen principios de verdad, la paz se pervierte, adquiere un significado distinto y hasta llega a significar lo contrario. El diálogo y la paz no son inocentes y bellas palabras que otorgan certificado de demócrata en la sociedad civil o de mansedumbre de espíritu a quien las utiliza, sino que pervertidas y adulteradas suponen un arma de presión y dominio.

Un asesino de ETA, por ejemplo, se le puede llamar y hasta considerar públicamente un abanderado de la paz, del diálogo y la concordia mientras se le conceda lo que este quiera y demande, de lo contrario será el otro el que quiere la hostilidad y la guerra. Pero esto es una perversión de la paz, porque el asesino debe reconocer sus culpas y como decía Franklin sólo el hombre íntegro es capaz de confesar sus faltas y de reconocer sus errores.

Nada hay mas inquietante que la perversión de la paz interior y exterior, porque, como alguno ha expresado magistralmente estos días desde el Foro de Ermua y otros foros de victimas del terrorismo, que “para obtener la paz, sólo hace falta rendirse. A eso se reduce todo. A eso se redujo siempre. Aquí y en todas partes. ¿Vale la pena combatir para ser libre? ¿O es mejor ser apaciblemente esclavo?”

Spinozza ya lo dejó dicho en frase lapidaria “Si hay que llamar paz a la esclavitud, la barbarie y la soledad, nada hay más miserable que la paz para los hombres” Y es que deberíamos simplemente cambiar diálogo y paz, por libertad y justicia en una sociedad como la nuestra sojuzgada y sometida al chantaje y la opresión de los violentos.

He leído estos días un artículo estremecedor sobre la paz, titulado: “No queremos la paz”, En él se dice: “Entre la vida y la paz, me quedo con la vida... Odio la paz "Se conquista con la boca de los cañones" se decía en la antigüedad. En tiempos de Nikita Kruchev,” el peor enemigo de la vida es la paz”. ¡Noo! La paz la proponen los imperialistas cuando tienen asegurado el botín. Gritan paz para ganarse el Nobel cuando ya han ganado la guerra. No la ganaron en Vietnam. Abandonaron. Perdieron. En Cuba no podrán firmar tratados de paz mientras exista Fidel de guerra permanente. En el lejano oriente, después de tener consolidados los territorios ocupados, invocaron la paz. Qué maravilla es la paz después de una conquista. La paz es el instrumento de la perversión.

En la actualidad asistimos a un grave reflujo hacia el ambiente turbio que desacredita a las víctimas y las hace culpables de no aceptar a los violentos y los terroristas. Y por el contrario desde diversos poderes y medios de masas los terroristas vuelven a ser presentados como interesados en la paz y en una causa política digna de reconocimiento. Esto es una perversión, pues existen múltiples maniobras para dividir a las víctimas o negarles la condición de tales, o para desacreditarlas o para culparlas indirectamente de la pervivencia del terrorismo por exigir la más elemental justicia y defender las libertades. Ello nos está obligando desde estas líneas y desde la deuda que tenemos contraída con ellos a manifestar nuestro apoyo y nuestro activo rechazo a todas las maniobras que conviertan a las victimas en verdugos, cuando en realidad es toda la sociedad la víctima del terrorismo.

La paz de Cristo supone un reto al mundo y a cada uno de nosotros. Cuando el judío se saluda y despide con la palabra “shalom” expresa no solo el deseo de que no haya guerra, sino también un deseo de armonía, unidad y comunión con Dios. Cuando no estamos con Dios, el mal anida en nosotros y nos paraliza, igual que la falta de calor equivale a frío o la falta de luz suponga las tinieblas.

En Efesios 2:14 se nos indica que Cristo es nuestra paz y en esta relación de amor con Dios es donde nace la paz que es mas que una tranquilidad espiritual, pues sabemos que Dios está con nosotros en medio del dolor, los miedos y las angustias. La Jerusalén del tiempo de Jesús, la cuidad de la paz, era muy parecida al mundo de hoy que no ha conocido el tiempo de la visitación de Dios, pues la paz de Dios trasciende las cuestiones políticas, sociales y psicológicas y que se necesita para la vida.


Manuel de León es escritor, historiador, y director de «Vínculo» (revista de las Iglesias de Cristo de España)

© M. de León. ProtestanteDigital.com (España, 2006).

Fuente:
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Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

Aunque no estoy de acuerdo con él (yo soy de los de ojo por ojo) el artículo de Simarro es valiente y consecuente con Mateo 5:38-48. Me ha sorprendido que ningún cristiano salga en el foro en su defensa. En el fondo, la inmensa mayoria practicamos cristianismo de salón.
 
Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial


Los Cristianos Valientes están apoyando a las victimas del terrorismo. Los cristianos de salón apoyan el poder injusto, y se doblegan ante las injusticias bajo un velo de bondad, no sea que algo altere su comodidad.