la otra parte, no se la puse juntas para no hacerla tan larga.
Bendiciones.-
¿Madre de Dios?
Cuando se definió en una fecha tan tardía como el siglo V que María es <<Madre de Dios >>, se incurrió en uno de los peores errores teológicos posibles. María es la madre de Jesús, la parte humana de Cristo que se hizo carne en el vientre de María por obra del Espíritu Santo para nacer como uno de nosotros. La Deidad de Jesús, Aquello que en él era Dios, existía desde la Eternidad, y por ello no podía tener principio, y por tanto, podría tener madre. Es un absurdo creer que la madre existiera antes que el Creador. Como cristianos creemos que María fue la madre de Jesús, pero no la madre de Dios, quien existe desde siempre y para siempre. El término << madre de Dios >> no es un término bíblico, sino que fue introducido en la Iglesia visible en el siglo V, en el III Concilio ecuménico de Efeso cuando tuvo lugar la famosa discusión contra Nestorio.
Mariología
Con el desarrollo de la << Mariología>> durante la Edad Media, llegó la controversia que explicaremos después. A todo esto, el proceso de dogmatización de la concepción de María no fue tan fácil y rápido en absoluto. El ocho de diciembre de 1854, con su tiara de tres coronas sobre su cabeza, y más de 50.000 fieles a sus pies, el papa Pío IX fue preguntado: <<Padre santo, dinos si podemos creer y enseñar que la madre de Dios, la santa virgen fue inmaculada en su concepción>>. El papa respondió: <<No sé, pidamos la santa luz del Espíritu Santo>>. Ceremonialmente, la pregunta se hizo una segunda y una tercera vez, y entonces el pontífice respondió, como si en aquel momento hubiera recibido la divina inspiración: ¡Sí! Tenemos que creer que la santa virgen, la madre de Dios, fue inmaculada en su concepción...no hay salvación para los que no creen este dogma>>. Así consta en su Bula <<Innefabilis Deus>> como dogma de la Iglesia y artículo de fe: <<Es de Dios revelada la doctrina que sostiene que la bienaventurada virgen María por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en vista de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, fue preservada inmune de toda mancha de pecado original y por lo mismo debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles>>.
A partir de entonces, los católico-romanos deben creer fielmente que María nació sin pecado y no cometió pecado alguno en el transcurso de su vida, cosa que contradice severamente las Escrituras (Salmo 14: 2, 3; 53: 2, 3; Romanos 3: 10- 12; 3: 22, 23; 5: 12). Curiosamente, poco después de esa declaración dogmática empezaron las << apariciones>> de Lourdes.
¿Cómo se originó esa doctrina?
Los orígenes en cuanto a como entró la doctrina de la Inmaculada Concepción de María son más bien oscuros. Existe una leyenda del siglo XII, relatada por el padre Pedro de Rivadeneira en su obra <<Vida de la gloriosa virgen María>> pág. 81. Dicha leyenda cuenta que un ángel se apareció a un abad inglés llamado Elpino quien se hallaba a punto de naufragar con sus compañeros en el mar. El ángel le diría que prometiesen a Dios guardar cada año la fiesta de la Concepción, y de exhortar a otros que la guardasen, y que de esta manera saldrían sanos y salvos de aquel percance.
Por otro lado, la Enciclopedia de la religión Católica en su tomo II, tiene un artículo titulado <<Concepción inmaculada de la santísima virgen>> , y en él se dice que cuando en el año 1140 fue establecida en Lyon (Francia) la fiesta de la Inmaculada Concepción por un grupo de canónigos, estos fueron duramente censurados por san Bernardo, que no creía que tal doctrina fuera bíblica, como no lo es. También en el siglo XIII, este tema fue motivo de gran controversia entre dos famosas escuelas de teología católica romana: La franciscana, representada por Juan Duns Scott, que defendía la doctrina de la Inmaculada Concepción de María, usando el argumento de que < <Dios pudo, quiso y convino hacer que María fuese sin mancha, luego la hizo sin mancha>> , es decir, la preservó del pecado desde su nacimiento. Según J. Duns, María estaba destinada; no tuvo más remedio que ser la madre del Salvador, y para ello Dios la prepararía. Esto contradice abiertamente la Escritura y el Espíritu de la misma, donde claramente vemos que Dios nunca niega la libertad de elección al hombre; no obstante, según Juan Duns, Dios obró de manera contradictoria. María, después de escuchar al ángel Gabriel, aceptó la voluntad de Dios, usando de su libre albedrío: <<...hágase conmigo conforme a tu palabra>> (Lucas 1: 38). En otras palabras, ¡perfectamente podía haber rehusado!. ¡La obediencia sin libertad de elección, no es obediencia!
Ya vimos que san Bernardo, el más ilustre de los teólogos pertenecientes a esta escuela, mantenía el punto de vista contrario. Por otro lado estaba la escuela dominicana, cuyo máximo representante era s. Tomás de Aquino, el más renombrado de los teólogos católico-romanos. Este también se oponía a la doctrina en cuestión apoyándose en la Palabra de Dios que afirma categóricamente: <<... todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios>> (Romanos 3: 23). La controversia siguió en los siglos siguientes hasta que, como vimos, el 8 de diciembre de 1854, el papa Pío IX, en su bula <<Innefabilis Deus>> , proclamara como dogma de la Iglesia (romana) esa controversial doctrina como una verdad que debía ser creída sin duda alguna por todos los fieles a Roma.
Más de cien papas
Más de cien papas antes que Pío IX jamás lo habían creído. Los santos padres jamás lo creyeron (porque nada de eso habla la Biblia, sino todo lo contrario), en los últimos diez siglos se les preguntaba a los papas acerca de esta cuestión, y la respuesta oficial era: <<No sabemos>> , pero ahora estaba ese hombre, Pío IX, infaliblemente diciendo que toda la catolicidad romana y el mundo entero debía creer que María fue concebida sin pecado; además añadiendo esta coletilla sin sentido: <<La Iglesia ha sabido y creído siempre que la virgen María era inmaculada>> . Este anuncio asombró a los católico-romanos de todo el mundo. Este mismo papa declararía unos años más tarde, en el 1870, que los pontífices romanos son infalibles cuando hablan ex-cátedra.
Intuitu meritorum Christi
El latín de la Bula en cuestión dice <<intuitu meritorum Christi>> , es decir, <<en previsión de los méritos de Cristo>>, porque la Redención del Calvario no se había efectuado todavía, pero, en la presciencia divina, ya estaba contabilizada, según el papa. Ahora bien, el singular privilegio de María en la mente del pontífice no consiste en que fuese redimida < <en previsión de los méritos de Cristo>>, puesto que esto es común a todos los que somos santificados; a todos los salvos, ya que lo somos por gracia, por medio de la fe. Este siempre ha sido el plan de salvación de Dios del cual hablaremos someramente al final del librito; aquí de lo que se trata es de creer según Roma, que María < <fue preservada inmune del contagio del pecado original>>. Esto no enseña la Biblia, sino todo lo contrario.
Usando mal la Biblia
No obstante, Roma dice basarse en algunos textos bíblicos para sostener ese dogma. Uno es Génesis 3: 15. Roma entiende que la mujer de perpetuas enemistades con la serpiente, cuya cabeza había de quebrantar en unión con su Hijo, es proféticamente María. La traducción de s. Jerónimo llamada la <<Vulgata>>, en cuyo texto se apoya expresamente Roma para formular su dogma, traduce el pronombre hebreo <<HU>>, que significa <<él>> (masculino), por <<ella>> (femenino), como si fuese esta <<mujer>>, María, la que habría de quebrantar la cabeza de la serpiente.
La respuesta que rebate de plano este argumento es que el pronombre hebreo en cuestión, a saber, <<HU>>, es, efectivamente, masculino, y admitido hoy en día por exégetas tanto evangélicos como católico-romanos. La traducción literal del hebreo de ese versículo es así: <<Y enemistad pondré entre ti y entre la mujer; tu descendencia y entre su descendencia. Él te aplastará la cabeza, y tú le herirás en el talón.>> (Génesis 3: 15). En el texto y en el contexto, la mujer a la cual se refiere, no es otra que Eva, la <<madre de todos los vivientes>>, que representa a su descendencia caída, toda la humanidad. Evidentemente ese << Él >> es Cristo, el cual vencería a Satanás en la cruz. Esa cruz es Su talón o calcañar. Esta posición doctrinal tan diáfana, está a su vez sostenida por diferentes padres de la Iglesia como s. Basilio, s. Agustín, s. Juan Crisóstomo, entre otros.
¡Saludos!
El otro texto bíblico donde Roma se apoya para su dogma mariano es Lucas 1: 28, <<Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres>> (Lucas 1: 28). Veamos, < <Salve >>, en griego <<Chaire>> , significa ¡Saludos!. No es más que un ¡ Hola ! actual. <<¡Muy favorecida!>>, en griego: <<Kecharitoméne>> , a cual participio Roma se ha agarrado para enseñar que María estaba << llena de gracia >> hasta los topes, sin dejar resquicio a pecado alguno, ni original ni personal, carece de todo fundamento, y para refutarla basta con advertir que Efesios 1: 6 usa exactamente el mismo verbo griego, sin que a nadie se le ocurra decir que todos los creyentes están <<llenos de gracia>> a la manera que Roma dice de María. Hechos 4: 33, dice:<<Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos>>, es decir, favor de Dios para con todos, cumpliéndose así las palabras de los ángeles de Lucas 2: 14, <<...en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres>>.
Muchos de los que se opusieron
El saludo de parte del ángel Gabriel a María, significaba lo mismo gracia que favor. María, por tanto, obtenía la gracia, es decir, el favor de parte de Dios de elegirla como a la mujer que iba a llevar en su vientre al Redentor del mundo. Esa gracia que Dios dio a María no tenía nada que ver con el concepto de gracia que existía en la Edad Media entre los escolásticos y que significa ausencia de pecado. Además, no todos los doctores y teólogos católico-romanos están de acuerdo con esta doctrina mariana. Hay muchos que se opusieron, baste mencionar aquí a algunos.
En cuanto a los padres de la Iglesia dice Eusebio de Cesarea: <<Ninguno está exceptuado de la mancha del pecado, ni aun la madre del Redentor del mundo, sólo Jesús se halló exento de la ley del pecado aun cuando haya nacido de una mujer sujeta al pecado >>. San Ambrosio, doctor de la Iglesia y obispo de Milán, dijo: <<Jesús él sólo a quien los lazos del pecado no vencieron, ninguna criatura concebida por el contacto por el hombre y la mujer ha sido exceptuada del pecado original ; sólo ha sido exceptuado Aquel que fue concebido de una virgen sin aquél contacto, por obra del Espíritu Santo>>. San Agustín, doctor de la Iglesia, comentando el salmo 34 versículo 3, afirmó: << María, hija de Adán, murió por causa del pecado , y la carne del Señor nacida de María murió para borrar el pecado>>.
En cuanto a los doctores y teólogos católicos, citaremos entre otros importantes al doctor de la Iglesia san Anselmo, arzobispo de Canterbury, quien en su obra <<¿Por qué Dios se hizo hombre?>> , dice: <<Si bien la concepción de Cristo ha sido inmaculada, no obstante, la misma virgen de la cual él nació ha sido concebida en la iniquidad y nació con el pecado original >>. San Bernardo, gran devoto de María, en su carta a los canónigos de Lyon afirmó: <<Sólo el Señor Jesucristo fue concebido del Espíritu Santo porque era el único Santo antes de la concepción>> . San Buenaventura, patrón de los teólogos franciscanos, afirma que todos los santos que han hecho mención de este asunto, con una sola boca han aseverado que la bendita virgen fue concebida en pecado original .
Pero la cosa no queda aquí, hasta hubo tres papas que mantuvieron ese mismo criterio: León I(440-461), dijo: <<Así como nuestro Señor no encontró a nadie exento de pecado, así también vino para el rescate de todos>> . El papa Gregorio el Grande (590-604), comentando el pasaje de Job 14: 4, expresa que Jesucristo es el único que no ha sido concebido de sangre impura, y el único también que ha sido verdaderamente puro en su carne. Inocencio III (1198-1216), dijo: <<Eva fue formada sin la culpa y engendró en la culpa, María fue engendrada en la culpa y engendró sin culpa>>.
De nuevo la Edad Media
Roma dice que en los registros de la tradición de los llamados santos padres de la Iglesia viene toda esa doctrina mariana, pero lo cierto es que no es así en absoluto. ¡En esos escritos, ninguno de esos primeros cristianos escribieron nada que tuviera que ver con un culto a María antes del año 600!. Todo lo relacionado con la <<Mariología>> es posterior a esa fecha, realmente a partir de la oscura y supersticiosa Baja Edad Media, y fue incrementándose con el paso de los siglos. Pero esto a nadie debe sorprender. El mismo apóstol Pablo lo dijo: < <Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios>> (1 Timoteo 4:1). ¿Por qué nos ha de sorprender si ya fue escrito? Los <<postreros tiempos>> son los tiempos de la Iglesia, y seguirán hasta que Cristo vuelva a por ella; no una organización ni una institución, sino a por todos los que amamos a Jesús.
Resuelta la cuestión
Jesús pudo nacer de María sin ningún problema ya que no recibió su herencia genético-espiritual de ella, sino de su Padre Celestial. Por otra parte, y contrariamente a lo que se creía, la sangre de la madre no es la sangre del hijo que tiene en su vientre. Son dos vidas, la de la madre y la del feto, individuales y separadas. Por lo tanto, no era necesario que María fuera << sin pecado >> como asegura actualmente Roma. El que el dogma católico romano diga que María fue preservada del pecado original, no tiene apoyo ninguno en la Escritura, y no sólo eso, sino que contradice abiertamente la Escritura: <<Como está escrito: No hay justo, ni aun uno .... por cuanto todos pecaron , y están destituidos de la gloria de Dios>> (Romanos 3:10,23) <<Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres , por cuanto todos pecaron>> (Romanos 5:12).
La Biblia declara que solamente ha habido un justo sobre la tierra en su propia justicia: Cristo Jesús hombre, ya que fue el único que no heredó la naturaleza caída debida al pecado de Eva y Adán. Jesús fue engendrado por el Espíritu Santo. La Biblia claramente nos habla de que sólo hay un justo, el Hijo del Hombre, Jesús, el cual se dio a sí mismo por todos nosotros: <<Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los justos, para llevarnos a Dios...>> (1ª Pedro 3:18). María no podía morir ni por ella misma, ni por nosotros, sólo el Justo podía hacerlo, porque sólo Él nació sin la lacra del pecado original, ya que María virgen, concibió milagrosamente por el Espíritu Santo. Romanos 3: 9-31; 5: 12, Hebreos 4: 15; 7: 26, dejan bien sentado que, excepto Cristo, no hay un solo ser humano libre de pecado.
Muchos católico-romanos, por creer que María fue concebida sin pecado y que vivió sin pecado como Jesús, creen por ello que pueden acudir a ella como mediadora , auxiliadora y co-redentora. ¡Ahí está el error y la trampa!. Este error está demasiado incrustado en la mente y el corazón del fiel católico-romano. Tanto es así que, en la llamada << Letanía>>, o conjunto de alabanzas a María, esta es invocada como <<Puerta del cielo>>, << Madre de la misericordia>>, << Refugio de los pecadores >>, y otros muchos títulos entre el que se encuentra el de < <Reina del Cielo >>, como veremos con más extensión, título pagano condenado expresamente en la Palabra de Dios (Jeremías 7: 18; 44: 17).
Si María hubiese sido concebida sin pecado, como Roma hace creer, todos los creyentes tendríamos la libertad de acudir a ella para lograr << el favor >> de Dios; aunque entonces ya no tendríamos un solo Mediador, que es Cristo hombre (1ª Timoteo 2: 5-7), sino que tendríamos dos mediadores, Cristo y María. Evidentemente esto es una aberración porque es falso. Esto constituye una mentira y una blasfemia, ya que automáticamente se eleva a una criatura humana a la categoría divina. Veamos que dice la Escritura: <<Porque hay un solo Dios , y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre , el cual se dio a sí mismo en rescate por todos>> (1ª Timoteo 2: 5-6). Cristo es la única propiciación por nuestros pecados.<<Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. << Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo .>> (1 Juan 2: 1, 2). La Biblia dice que al único que debemos dirigirnos es al Dios vivo, en el nombre de Jesús, único Mediador, Sumo Pontífice, y Autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2). Colocar por en medio más personajes, es definitivamente una enseñanza pagana y una aberración a los ojos de Dios.
Hasta que...
María concibió siendo virgen, y tuvo a Jesús siendo virgen. Los verdaderos cristianos creemos en el nacimiento virginal de Jesús, sin lugar a dudas. No obstante, en el relato de Mateo encontramos lo siguiente en el versículo 25 hablando de José: <<Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito, y le puso por nombre Jesús>>. En el griego original, leemos: <<Kai ouk eginosken anten eos ou eteken uion...>>. La traducción al español literal es como sigue: <<y no conoció a ella hasta que dio a luz un hijo...>>. Claramente la Escritura nos dice que José conoció a María, es decir, tuvo trato marital (como debe ser, ya que tanto el matrimonio como el sexo son obra de Dios y nada hay de que sentirse avergonzado al respecto). Sólo observa que no tuvieron relaciones sexuales hasta que (en griego: eos ou ) Jesús hubo nacido.
Por lo tanto, María dejó de ser virgen al poco tiempo de haber tenido a su primogénito, Jesús el Hijo de Dios, tal y como está en las Escrituras (Is. 7: 14). La prueba, además de lo que declara Mateo 1:25, está en la lista de hijos y algunas hijas que tuvieron luego María y José. La Biblia nos da la lista de sus hermanos y de una hermana. Esta lista no es exhaustiva: Jacobo (el ya mencionado), José, Simón, Judas (el autor de su Epístola universal), y Salomé (Marcos 15: 40).¡Qué bueno es saber que Jesús no fue el típico hijo único, sino que se crió con más hermanos y hermanas aprendiendo a convivir con ellos!. También en Marcos 3:31-32, al igual que en Mateo 12: 46-50 o en Lucas 8: 19-21, se menciona a los hermanos de Jesús.
Hermanos, primos, parientes
En algunas versiones católicas se pone una nota aclarando que, aunque se hablaba de hermanos de Jesús, hay que entender que eran primos o parientes. Sin embargo, en el griego en el que fueron escritos los Evangelios, la palabra helena para hermanos , tal y como está recogida en ese pasaje bíblico, es adelfoi , que literalmente, como en el español, se traduce por hermano carnal o hermano espiritual, nunca por <<primo>> o por <<pariente>>. En todo el Nuevo Testamento, no encontramos el empleo de hermanos por primos. Lucas distingue bien entre hermano : << adelfós>> (Lc. 8: 21; 16: 28), por primo , << anepsiós >> y parientes : << synguenís>> (Lc. 1: 36).
Cuando el ángel se aparece a María en la Anunciación, le dice que su parienta Elisabet había concebido hijo en su vejez. Usa la palabra parienta (synguenés) y no la palabra hermana , esto podemos verlo en Lucas 1: 36. Asimismo, cuando se dice que Marcos era el primo de Bernabé, se usa el término primo (anepsiós) , y no el de hermano. Sin embargo, cuando se nos relata que el apóstol Andrés conoció a Jesús, se nos dice que él fue en busca de su hermano Simón Pedro, utilizando la palabra hermano (adelphós), y no la palabra primo o la palabra pariente; es decir que usa cada palabra con su significado propio y literal. Además, no se trata de un simple pasaje en el que los hermanos de Jesús son mencionados, y en el que pudiera haberse usado una palabra por otra, sino que la misma cosa se lee en varios pasajes de los Evangelios, en el libro de los Hechos de los Apóstoles Cap. 1: 14; y en las epístolas del apóstol S. Pablo con el mismo resultado.
Orígenes...
También existe otra versión en cuanto a los hermanos de Jesús; estos serían hermanastros , es decir, hijos de José quien habría contraído matrimonio con María siendo ya viudo y padre de todos esos hijos. Sin aportar evidencias históricas ni pruebas bíblicas, Orígenes elaboró esta tesis valiéndose de dos obras apócrifas del siglo II, el << evangelio de Pedro>> y el < <Protoevangelio de Jacobo >>, en los que se relata que José era de más de ochenta años cuando se casó en segundas nupcias con María, dándose los hijos e hijas tenidos en su primer matrimonio. Esta es la tesis mantenida por los eruditos griegos, sostenida principalmente por Epifanio en el siglo IV.
Jerónimo...
Otra interpretación, mantenida por la Iglesia romana es la que procede de los tiempos de s. Jerónimo quien refutando a Elvidio a finales del siglo IV, sostenía que los hermanos de Jesús eran hijos de una hermana de María, lo que significaría que eran primos de Jesús.
José y María...
La tercera interpretación, que es la más natural y la que se desprende del contexto de los 15 pasajes bíblicos en los que se habla de los hermanos de Jesús, es la mantenida por la inmensa mayoría de los cristianos, es decir, que eran hijos reales de José y María. La Biblia nos habla de que María tuvo a Jesús por medio del Espíritu Santo, y dice que fue el primogénito, (Mt. 1: 25) implicando que María tuvo otros hijos, de lo contrario se hubiera usado la palabra unigénito como se usa para describir a Jesús como Único Hijo de Dios. Sabemos que José vivió con María por lo menos doce años, pues cuando Jesús tenía esa edad, y subió al templo, José estaba con María tal y como leemos en Lc. 2: 41-52.
¿Por qué tanto énfasis en alguna perpetua virginidad?
La cosa es clara en la Escritura, el interés por cambiar el sentido natural de lo expresado en el griego original de los Evangelios, es decir, el llamar primos a los hermanos, obedece simplemente al hecho de mantener la doctrina de la virginidad perpetua de María. Esta doctrina tuvo su origen a mediados del siglo II de nuestra era como consecuencia de las erróneas doctrinas ascéticas que prevalecían en aquella época y que consideraban la virginidad como de mayor santidad que el estado matrimonial. La doctrina fue declarada artículo de fe en el siglo VI, en el V Concilio ecuménico de Constantinopla. Dos siglos después, en un concilio celebrado en Roma, el papa Martín I (649-653), declaró que María fue siempre virgen, y permaneció virgen ¡aun después del parto!.
No hay que olvidar que la perpetua virginidad nunca alcanzó en Israel la importancia que consiguió posteriormente entre los así llamados cristianos.
Para los judíos, la maternidad era considerada como el honor más grande de toda mujer. El deseo mayor de toda joven hebrea era casarse y llegar a ser madre de muchos hijos, considerándose la esterilidad como una verdadera desgracia; esto lo encontramos a lo largo de todas las Escrituras. Esa perpetua virginidad de la que venimos hablando no constituye ninguna virtud ante los ojos de Dios, por mucho que muchos hayan intentado esforzarse en declarar lo contrario.
¿No es el matrimonio una institución de Dios?
¿No es el matrimonio una institución de Dios?...Ahora, prejuicios religiosos aparte, ¡pensemos un poco!. Imaginemos a José, un hombre, casado con María, su mujer, y toda una vida sin siquiera poder tocarla. Imaginemos a María, casada con José, y ambos durmiendo en camas separadas hasta la muerte. ¿Es esto lógico? No, no lo es. Eso sería de lo más antinatural y enfermizo. ¿Cómo a María no iba a darle Dios la bendición de tener más hijos, siendo los hijos la máxima bendición en lo natural que una mujer casada anhelaba sobretodo en los tiempos bíblicos, como venimos diciendo?. Lo niegue Roma o no, la verdad es que María, después de tener virginalmente a Jesús, tuvo más hijos e hijas. El padre de ellos fue José, con el que estaba casada, y al cual amaba.
¿La Asunción de María?
El dogma de la Asunción de María es el último dogma proclamado por la Iglesia de Roma al respecto, y lo fue en una fecha tan reciente como la del año 1950, siendo una consecuencia lógica de aceptar la doctrina de la Inmaculada Concepción. La Escritura dice que la paga del pecado es la muerte (Ro. 6: 23). Con que María, según Roma, era sin pecado, no podría morir. En ese momento, el Vaticano debía tomar una decisión. Si ella no podía morir, debía ser tomada en cuerpo y alma al cielo, como lo fue Jesús.
Desde hace poquísimos años, cada católico-romano está obligado a creer que esto fue así, que María fue ascendida por los ángeles en cuerpo y alma al cielo. Evidentemente, ninguna mención hay de eso en la Biblia, sencillamente porque no la puede haber. Aquí, nos encontramos con la contradicción entre lo que declara la Sagrada Escritura y el dogma romano. Además de lo que la Biblia nos dice en cuanto a que << no hay justo ni aún uno >>, que ya vimos en su momento, la Palabra de Dios nos dice en 1 Corintios 15: 50, <... la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios ...>>.¡Dios no se contradice!
De tradiciones se trata
¿Según esa doctrina, María no murió sino que se quedó dormida?. Existen dos tradiciones distintas según el diccionario de teología católico romana sobre este particular. Una tradición apoya la inmortalidad de María, es decir, que no pasaría por el trance de la muerte, sino que simplemente se quedaría dormida. La otra tradición indica que María murió tranquilamente sin sentir el sufrimiento y el temor que normalmente padecen las personas al morir (los pecadores), puesto que ello es consecuencia del pecado, y esto no afectó a María; y que lo mismo que su hijo Jesús, resucitó al tercer día. Hay diversas variantes de esta tradición, una de las cuales dice que resucitó en el día quince, y otra que lo hizo en el día cuarenta después de su muerte.
Fantasía religiosa medieval
Muchos de estos detalles son fantásticos, novelescos y del todo inverosímiles, que no se compaginan en absoluto con los relatos de los Evangelios canónicos. Según estas tradiciones, la madre de nuestro Salvador siendo ya una anciana y cansada de vivir en este mundo, le suplicaría a su hijo en el cielo que se la llevara cuando antes a estar con él. Jesús entonces le enviaría un ángel para que le anunciase su muerte, noticia que ella recibiría con inmenso júbilo, mandando aparejar muchas velas (costumbre esa proveniente del paganismo) y aderezar el aposento. Para estar presentes en el momento de la muerte de María, todos los apóstoles con excepción de Tomás se darían cita en Belén donde ella viviría ¿?. Juan se trasladaría desde Efeso cabalgando en una nube, y del mismo modo viajarían los demás apóstoles desde los distintos países del mundo en que se encontraban predicando. Llegado el momento de su muerte, María se recostaría en su cama mientras que los apóstoles, de rodillas, y envueltos en lágrimas, la besarían y la despedirían. Ella los bendeciría y consolaría diciéndoles, <<quedaos con Dios hijos míos, muy amados; no lloréis porque os dejo, sino alegraos porque voy a mi querido hijo>>.
Ángeles del cielo comenzarían a llegar, y después Jesucristo mismo, descendiendo en otra nube, aparecería ante su madre, y en medio de una luz deslumbradora, de dulces armonías celestiales, llevaría el alma de María al cielo. Su cadáver no se corrompería sino que derramaría delicadísimos perfumes. Después los apóstoles le darían honrosa sepultura en el valle de Josafat. De que como se enterarían los apóstoles de su resurrección, la tradición dice que al tercer día de estar sepultada, llegó Tomás en una nube, y al descender en el monte de los Olivos observaría como en aquel mismo instante María era transportada a los cielos en cuerpo y alma, llevada por su hijo Jesús, y un coro de seres angelicales. Luego Tomás buscaría a los otros apóstoles y les relataría lo acontecido, pero ellos se mostrarían incrédulos afirmando que ellos mismos la habían sepultado. Ante la insistencia de Tomás, irían con él al sepulcro convenciéndose por sí mismos de que estaba vacío, lo cual les haría aceptar la creencia de que María había resucitado y había sido elevada al cielo en cuerpo y alma.
Evidentemente, todo este relato no es sino una leyenda de la más pura fantasía medieval. Las Sagradas Escrituras no dicen nada al respecto, ni por asomo, ¿cómo, entonces, se originó todo esto?. Los orígenes de estas leyendas son muy oscuros. Las primeras referencias parecen hallarse en unos libros apócrifos titulados <<La dormición de María>> y <<El tránsito de María>> , escritos ambos a finales del siglo IV; expresamente condenados como heréticos por el papa romano Gelasio I a principios del siglos VI. Sin embargo, a finales de ese siglo (s.VI), la festividad empezaba a tener arraigo entre los católicos de Oriente de aquel tiempo, decidiendo entonces el emperador Mauricio que se celebrase el 15 de agosto. También el papa Gregorio el Grande ordenó que se celebrase en esa misma fecha en el Occidente. San Juan Damasceno afirma que en el siglo VIII que la festividad de la Asunción es ampliamente observada entre los católico romanos. Durante la Edad Media apareció un libro escrito en latín, titulado <<Evangelio del nacimiento de María>> , en el que se recogen muchas de estas historias con respecto a María, tales como su nacimiento milagroso de unos padres ya ancianos llamados Joaquín y Ana; su vida en el Templo desde la edad de tres años hasta los doce; su boda con José cuando este contaba con ¡más de ochenta años!; y algunas de las anécdotas de su muerte y de su resurrección, tales como las que hemos mencionado, y que parecen provenir de libros apócrifos como el <<Protoevangelio de Santiago>> , que no tiene nada que ver con la Epístola de Santiago.
Sin embargo, el papa Benedicto XIV declaraba en 1840 que esta clase de tradiciones no encerraban el peso suficiente como para declararlas artículo de fe. No obstante, al final, fue declarado el dogma, y por tanto, los verdaderos católico-romanos deben creerlo, tal dogma de la Asunción de María basado en todas esas tradiciones sin fundamento en la verdad. El papa Pío XII, el 1 de noviembre de 1950, en una constitución apostólica, proclamó como artículo de fe y dogma oficial de la Iglesia de Roma, la doctrina de la Asunción de María a los cielos, con las siguientes palabras: <<Nos pronunciamos, declaramos, y definimos que es un dogma revelado por Dios el que la Inmaculada madre de Dios, la siempre virgen María, fue llevada a los cielos en cuerpo y alma cuando terminó el curso de su vida en la tierra>> . Como se puede ver, en esta declaración no se especifica si María murió o no, ni se narran los hechos que la tradición atribuye a Tomás y a los demás apóstoles viajando en nubes, etc. pero en ellas está basado, como venimos diciendo.
Hay que apuntar que el mismo papa Pío XII, cuatro años antes de su dogmática declaración, había escrito una carta a los obispos católicos del mundo entero consultándoles sobre la conveniencia o no de declarar dicha doctrina como dogma, siendo la respuesta del episcopado favorable. Vemos aquí que ese dogma no fue declarado por Dios, tal y como reza la declaración dogmática arriba leída, sino que fue una simple decisión humana.
¿Debemos dirigirnos a María?
La Iglesia de Roma enseña a los niños que en el cielo tienen un padre y una madre; su padre es Jesús y su madre es María. Esto es contrario a lo que la Biblia enseña. Esto viene a cuento, porque Roma manifiesta que un padre es más severo y duro que una madre, entonces, es mejor acercarse primero a María, que por ser madre, es más caritativa y misericordiosa que Jesús. Todo esto no es más que un argumento sentimentalista sin fundamento en la Palabra de Dios, es lo que ha venido a llamarse < <a Jesús por María>>. Este argumento mariano aparta a la gente de la verdad. Dale a un niño la verdad y los principios de Dios y llegará a ser un adulto recto y temeroso de Dios. Dale a un niño la barbaridad de << a Jesús por María >>, y ese niño difícilmente podrá sacudirse esa mentira de su corazón cuando sea adulto.
¿A Jesús por María?
Jesús nos dice en Su Palabra:<<Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cansados que Yo os haré descansar>> (Mateo 11: 28). Cristo nos dice que sólo a través de Él y en Su nombre podemos alcanzar los favores de Dios. Cristo añade: <<Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por Mí>> (Juan 14: 6). También dice: <<Todo lo que pidiereis al Padre en Mi nombre se os dará>> (Juan 14: 13, 14).
¿Quién vino al mundo a salvar a los pecadores, Jesús o María?: Jesús. ¿Quién es el mejor amigo del pecador?: Jesús. Cuando María y Jesús estuvieron en la tierra, ¿invitó Jesús a los pecadores a ir a Él o a María para alcanzar salvación?: A Él. ¿Habla la Biblia de algún pecador que haya temido ir a Jesús y que le haya pedido a María que se acercara a Jesús a interceder por él?: No. Al ladrón en la cruz, ¿le convenía más hablar con Jesús o con María que estaba a sus pies?: Con Jesús, claro. Si Jesús amó a los pecadores hasta el punto de morir por ellos, ahora que Jesús está en el cielo, ¿habrá perdido algo de aquel amor divino y misericordia superior que tenía por los pecadores por los cuales dio su propia vida?: ¡¡No!! Entonces, si Jesús es nuestro mejor amigo, ¿por qué muchos católico-romanos prefieren ir antes a esa supuesta María?: Porque ya desde pequeños les inculcaron la absurda falsedad de << a Jesús por María>>.
Rezar u orar a María, es un absurdo y aun un pecado, al igual que hacerlo a los santos, ya que la Biblia prohíbe que nos dirijamos a los muertos, por muy obedientes a Dios que hayan sido (Deuteronomio18:11). Al único que debemos dirigirnos es al Padre en el nombre de Jesús. Nunca podremos esperar ninguna gracia de María ya que el único que da la gracia y que reparte las bendiciones es el Autor de las mismas: el Dios de Israel: <<La bendición de Yahvéh es la que enriquece, y no añade tristeza con ella>> (Proverbios 10:22).<< Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación>> (Santiago 1:17). Esperar recibir algo de otros seres celestiales es pagano e impío, y es donde el diablo tiene oportunidades de engañar a muchos que se dicen creyentes. En ningún lugar de la Biblia se nos habla de María como <<corredentora, mediadora, intercesora, auxiliadora>>. Todo ese culto a María es sencillamente una fantasía religiosa, sin ningún fundamento en la verdad revelada por Dios. Más adelante veremos de dónde procede. Muchos se sorprenderán al saber de dónde viene ese culto a María, ¡siga leyendo!
¿Querrá María que se la venere?
¿Querrá María, la que se consideraba a sí misma <<con bajeza>> y necesitada de la salvación de Dios, que los creyentes la adoren, o siquiera, veneren? ¡No! ¿Querrá María que se le prive de alguna adoración y veneración a Dios para recibirla ella, por mínima que sea, contradiciendo el mandamiento bíblico de sólo adorar y venerar a Dios? ¡No!. Es un abuso exigir a los católico-romanos que le den a María el culto de < <hiperdulía >> que es un tipo de adoración algo menor que a Dios. En ningún lugar en la Biblia viene esa pretendida << hiperdulía>>, la cual, inexorablemente, se traduce de hecho en una adoración real, tal y como como explicaba D. José Borrás. El único que merece toda la adoración y alabanza es el Dios de Israel, y nunca la compartirá con nadie: << Yo Yahvéh; este es mi nombre (Padre, Hijo y Espíritu Santo), y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas >> (Isaías 42:8).
La verdadera regla de fe y conducta
Los cristianos, sólo aceptamos la Sagrada Escritura como la única norma de fe y conducta, porque sólo ella es la Palabra de Dios. Por lo tanto, rechazamos como verídica, cualquier revelación que contradiga la Palabra de Dios. No creemos estas historias y leyendas que hemos leído, así como otras, basadas en libros apócrifos que no pertenecen al canon del Nuevo Testamento, ni tampoco fueron creídas por los padres y doctores de la Iglesia, ni por los teólogos más prestigiosos. Si la pretendida Asunción de María hubiera sido un hecho real, resultaría ilógico el que hubiera sido silenciado en la Palabra de Dios. Pero lo cierto es que ni en los cuatro Evangelios, ni en las Epístolas apostólicas, ni en el libro de los Hechos de los apóstoles, ni en los mismos escritos del apóstol San Juan, quien estuvo al cargo de María por encargo de Jesús cuando estaba clavado en la cruz del Calvario, se menciona nada sobre el particular.
Está demostrado que cuando se enfatiza en la <<Virgen>>, Jesucristo queda a un lado, se le ve como el <<niñito>>, pero cuando se enfatiza al Hijo de Dios, María queda en su lugar, sin exageraciones.
Por todo ello, los cristianos no rendimos a María ningún culto, así como tampoco se lo rendimos a Moisés, a Abraham, o al apóstol San Pablo, ni a ningún otro personaje humano, por muy devoto y santo que haya sido, ya que el mismo Jesús fue quien dijo: <<Al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo servirás >> (Mateo 4: 10). No obstante, de idéntica manera que reconocemos la fe de Abraham, el celo de Elías, la obediencia de David, el arrepentimiento de Pedro y el celo de Pablo, por sólo citar unos ejemplos de siervos del Señor, estimulando a las gentes a que imiten su piedad, así también amamos y respetamos a María, a la que reconocemos una obediente mujer, a la que Dios escogió para llevar en su vientre al Salvador del mundo, y por ello, es bienaventurada, y bendita entre las mujeres (Lc. 1: 28).