Re: Para los catolicos del foro VII...
Para los católicos Dios es amor. La Trinidad el misterio de la Santísima Trinidad es la expresión de esta verdad inaudita: que Dios es amor. Que Dios no es más que amor. Saber que Dios es "tres", es saber que la vida, para Dios, consiste en preferir a otro ("Éste es mi hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias”) en referirse a otro ("El que me envió está conmigo... porque yo hago siempre lo que es de su agrado". "Según le oigo, juzgo”), en dar testimonio de otro ("El Espíritu de verdad... él dará testimonio de Mí”).
El dogma de la Santísima Trinidad nos revela que Dios es totalmente don, movimiento, impulso hacia otro (cual ave que no fuera sino vuelo). El Padre da: "Padre, lo tuyo es mío". Y, por el mismo movimiento, el Hijo restituye: "Y todo lo mío es tuyo". Y esta comunicación entre ambos es algo, tan vivo y tan real que, en sí misma, constituye una persona: el Espíritu Santo, cuyo gozo está en dar testimonio de los otros dos.
Son tres a dar. Y se dan tan totalmente que, empero, son Uno.
De la idea que nos forjemos de la Trinidad procederá, consciente o inconscientemente, la orientación de toda nuestra vida. De la idea que Adán se hizo de la Trinidad –de la vida de Dios dependió la orientación de toda la humanidad. Para ser "como Dios", Adán quiso manumitirse de la necesidad de obedecer, de confiar, de fiar en otro, de no saberlo todo... ¿Soñamos también nosotros con llegar a ser cada vez más fuertes, más suficientes, más capaces de apañarnos solos, más in dependientes más manumitidos, más solitarios? ¿O bien, cada vez más dependientes, más amantes, más conectados a los demás, más vulnerables a los demás, más incapaces de prescindir de los demás?
¿Creéis que Dios se hubiera mostrado más grande de haberse reservado celosamente la salvación de millones de seres aislados, egoístas e impermeables unos a otros?
Dios quiso darnos a conocer el sabor del gozo de Dios, que es el gozo de dar.
Dios quiso darnos el que también nosotros fuéramos Dios. Dios escogió que nos santificáramos los unos por medio de los otros. Quiso tener necesidad de nosotros. No le satisface ser el único que ama, sino lograr que nosotros amemos, verter en nosotros su amor, propagarse con nosotros, por nosotros. Es más fácil hacer por sí mismo que lograr que otros hagan. La obra maestra del amor de Dios es haber arrastrado a los hombres a este movimiento Suyo de amor, a formar con Cristo la Iglesia, el Cuerpo de Cristo