PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 8 --- La visión que vino a Pedro
Viernes --- Leer con oración: Hch 8:9-13, 17-25
"También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito" (Hch 8:13)
LA CONVERSIÓN DE SIMÓN EL MAGO
En Hechos 8:9 leemos que en Samaria “había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad”. Él oyó que Felipe predicaba con respecto al reino de Dios y del nombre de Jesús, entonces también creyó y fue bautizado (v. 13). Él se quedó atónito con las señales y grandes milagros que ocurrían. Cuando vio que, por la oración e imposición de manos de Pedro y Juan, el Espíritu de poder era concedido a los creyentes, Simón “les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo” (vs. 18b-19). Probablemente Simón pensó: “Estos apóstoles impusieron las manos y el Espíritu les fue concedido. ¡Ah! esto es muy bueno. Yo también necesito de eso. Tengo dinero, hermanos véndanme ese poder”. Esto nos muestra que él tenía intereses financieros.
Pedro le respondió: “Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero” (v. 20). El don de Dios es dado por el Espíritu, no se compra con dinero. Pedro continuó: “No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás” (vs. 21-23). Gracias al Señor, hay algo muy precioso aquí: Simón recibió la palabra y fue iluminado, por eso respondió: “Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí” (v. 24).
Vemos que eso es muy serio, porque una vez que el corazón no es recto, ofendemos al Espíritu Santo. Alabado sea el Señor, porque Simón se arrepintió. Muchos hermanos ya fueron seducidos y engañados, sin embargo, siempre esperamos que, al oír palabras como éstas, ellos puedan recibirlas y se arrepientan para no hacer nada que no sea recto delante de Dios.
Después de eso, vemos que el evangelio continuó siendo propagado desde Jerusalén a toda a Judea y Samaria. En el versículo 25 leemos: “Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio”. Después de Samaria, ellos continuaron predicando en otros lugares, pues el deseo del Señor era que continuasen la propagación del evangelio.
Punto Clave: Iluminados para arrepentimiento
Pregunta: ¿Qué lección podemos aprender con Simón el mago?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árbore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
Semana 8 --- La visión que vino a Pedro
Viernes --- Leer con oración: Hch 8:9-13, 17-25
"También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito" (Hch 8:13)
LA CONVERSIÓN DE SIMÓN EL MAGO
En Hechos 8:9 leemos que en Samaria “había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad”. Él oyó que Felipe predicaba con respecto al reino de Dios y del nombre de Jesús, entonces también creyó y fue bautizado (v. 13). Él se quedó atónito con las señales y grandes milagros que ocurrían. Cuando vio que, por la oración e imposición de manos de Pedro y Juan, el Espíritu de poder era concedido a los creyentes, Simón “les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo” (vs. 18b-19). Probablemente Simón pensó: “Estos apóstoles impusieron las manos y el Espíritu les fue concedido. ¡Ah! esto es muy bueno. Yo también necesito de eso. Tengo dinero, hermanos véndanme ese poder”. Esto nos muestra que él tenía intereses financieros.
Pedro le respondió: “Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero” (v. 20). El don de Dios es dado por el Espíritu, no se compra con dinero. Pedro continuó: “No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás” (vs. 21-23). Gracias al Señor, hay algo muy precioso aquí: Simón recibió la palabra y fue iluminado, por eso respondió: “Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí” (v. 24).
Vemos que eso es muy serio, porque una vez que el corazón no es recto, ofendemos al Espíritu Santo. Alabado sea el Señor, porque Simón se arrepintió. Muchos hermanos ya fueron seducidos y engañados, sin embargo, siempre esperamos que, al oír palabras como éstas, ellos puedan recibirlas y se arrepientan para no hacer nada que no sea recto delante de Dios.
Después de eso, vemos que el evangelio continuó siendo propagado desde Jerusalén a toda a Judea y Samaria. En el versículo 25 leemos: “Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio”. Después de Samaria, ellos continuaron predicando en otros lugares, pues el deseo del Señor era que continuasen la propagación del evangelio.
Punto Clave: Iluminados para arrepentimiento
Pregunta: ¿Qué lección podemos aprender con Simón el mago?
Dong Yu Lan
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¡Jesús es el Señor!