La muerte de Esteban

hgo

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5 Septiembre 2001
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PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 8 --- La visión que vino a Pedro
Martes --- Leer con oración: Hch 6:8-15; 7:51-60; 8:1
"Pero él (Esteban), lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios" (Hch 7:55-56)
LA MUERTE DE ESTEBAN
El Señor necesitó levantar una circunstancia para esparcir a los hermanos por toda Judea y Samaria, y donde quiera que iban predicaban el evangelio y anunciaban a Jesús.
De entre los siete diáconos elegidos, estaba Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, lleno de gracia y poder, “hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. Entonces se levantaron unos [...] disputando con Esteban. Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio. Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley” (Hch 6:8-13). En todo eso, vemos como el Señor actuaba para realizar la propagación.
En el Sanedrín, Esteban tenía el rostro como si fuese de un ángel (6:15), es decir, aunque era hombre en la tierra, tenía apariencia celestial, aun en medio de la persecución. Allí él dio un mensaje maravilloso, lleno de vida y Espíritu, y concluyó diciendo: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis” (7:51-53). Entonces, los judíos, enfurecidos, crujían los dientes contra él (v. 54).
En los versículos 55 y 56 leemos: “Pero él, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios”. Las personas en la tierra estaban cerradas para lo que Esteban hablaba, pero los cielos estaban ampliamente abiertos. El Señor Jesús dio importancia al testimonio de Esteban, por eso el Señor estaba en pie a la diestra de Dios; atento a la condición y a la situación de Su testigo. Cuando Esteban fue apedreado, él invocaba al Señor (v. 59), y oró por los que lo apedreaban, diciendo: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado” (v. 60).
Saulo, aún joven en esa ocasión, se quedó guardando las vestiduras de los que le apedreaban (22:20), pero consentía en la muerte del testigo del Señor (8:1). Saulo probablemente estaba contento, pues él era judío fervoroso para con las costumbres de sus antepasados, y pensaba que así estaba guardando la ley.
En aquel día, no sólo fue muerto el primer mártir del Nuevo Testamento, sino también se levantó una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos fueron dispersos. Tal vez se hayan dispersado porque ya no poseían bienes, propiedades y nada que los ataba allí, pues ya habían vendido todo y transformaron sus bienes en algo común para todos.
Este es el plan eterno de Dios en Su economía, de acuerdo con Su voluntad eterna. Él quería que los discípulos saliesen para todos los lugares a fin de ser fructíferos y predicar el evangelio a las personas, y no sólo a los que estaban en Jerusalén. El Señor quiere que la iglesia llene toda la tierra, por eso hizo que ellos salieran para llevar el evangelio a todos los lugares habitados. Por un lado, los santos en Jerusalén sufrieron persecución; por otro, por estar libres de cualquier cosa que los atara, pudieron salir, y el evangelio fue propagado.
Punto Clave: Ser fructíferos y predicar el evangelio
Pregunta: ¿Por qué el Señor permitió que se levantase una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árbore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
 
Re: La muerte de Esteban

hgo dijo:
PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 8 --- LA MUERTE DE ESTEBAN

De entre los siete diáconos elegidos, estaba Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, lleno de gracia y poder, “hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. era hombre en la tierra, tenía apariencia celestial, aun en medio de la persecución.
En los versículos 55 y 56 leemos: “Pero él, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios”. Las personas en la tierra estaban cerradas para lo que Esteban hablaba, pero los cielos estaban ampliamente abiertos.

Saulo, aún joven en esa ocasión, se quedó guardando las vestiduras de los que le apedreaban (22:20), pero consentía en la muerte del testigo del Señor (8:1). Saulo probablemente estaba contento, pues él era judío fervoroso para con las costumbres de sus antepasados, y pensaba que así estaba guardando la ley.

En aquel día, no sólo fue muerto el primer mártir del Nuevo Testamento, sino también se levantó una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos fueron dispersos. !

Podriamos ver estos asesinatos como los primeros terroristas en el nombre de Dios ?