Las tesis Luteranas

27 Abril 2006
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mi tesis es que, como se verá a continuación, Lutero amaba a la santa Iglesia Católica, al Papa, al Sacerdocio, y nunca qiso oponerse, aunque una vez que las circunstancias no lo apoyaron se le fueron las cosas de las manos.
Su intención no era siquira publicar sus escritos, pero sus discípulos lo hicieron.
Todo esto el se dio cuenta l final de su vida.

Transcribo las 95 tesis, las cuales me dio placer leer mas de una vez.

Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: "Haced penitencia...", ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.

Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.

Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obra exteriormente diversas mortificaciones de la carne.

En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos.

El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.

El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.

De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.

Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones.

Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del Papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad.

Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio.

Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían.

Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición.

Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas.

Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas.

Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación.

Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la cuasi desesperación y al seguridad de la salvación.

Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.

Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.

Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.

Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.

En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.

De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.

Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.

Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.

El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.

Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.

Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.

Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.

¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.

Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.

Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.

Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.

Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios.

Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.

Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o confessionalia.

Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.

Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.

No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.

Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo. La prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.

La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.

Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.

Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.

Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.

Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo mas, liberado de la pena.

Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.

Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.

Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.

Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.

Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.

Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.

Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester.

Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.

Son enemigos de Cristo y del Papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.

Oféndese a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.

Ha de ser la intención del Papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante)deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias.

Los tesoros de la iglesia, de donde el Papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.

Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.

Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del Papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.

San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.

No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.

Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del Papa.

El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.

Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros.

En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.

Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.

Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.

Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.

No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.

Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.

Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.

Quién habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.

Mas quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.

Así como el Papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo, con cualquier artimaña de venta en perjuicio de las indulgencias.

Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.

Es un disparate pensar que las indulgencias del Papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.

Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa.

Afirmar que si San Pedro fuese Papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el Papa.

Sostenemos, por el contrario, que el actual Papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 12.

Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.

Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.

Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.

Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?

Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el Papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?

Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del Papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por que no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?

Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?

Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?

Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el Papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?

Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el Papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?

Dado que el Papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?

Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la Iglesia y al Papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.

Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del Papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.

Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: "Paz, paz"; y no hay paz.

Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: "Cruz, cruz" y no hay cruz.

Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.

Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.
Wittenberg, 31 de octubre de 1517.
 
Re: Las tesis Luteranas

Efectivamente, James; Lutero amaba a la Iglesia Católica por cuanto amaba a la Iglesia de Cristo y la veía en ella. Hay que tomar en cuenta que su posición con respecto a la Iglesia Ortodoxa si bien le hacía ver "dos iglesias" en realidad el entendía y amaba a la "única Iglesia" en la que ambas estaban. Fue hasta que él quedó convencido de que la Iglesia de Cristo ya no estaba representada desde Roma que comienza a manifestarse juntando a los creyentes en Cristo fuera de la tradición y comunión romana, para apacentarlos hasta el día en que la Palabra de Dios fuera la que reinara y dirigiera el catolicismo cristiano.

Como puedes ver, se repiten una y otra vez las mentiras de que Lutero buscó romper con Roma y de que Lutero desconocía por completo lo que la Biblia enseñaba. Desde muchos años antes, muchos católicos de buen testimonio hacían llamados para la purificación y reforma de la Iglesia, la cual se realizó solo en temas tales como la disciplina eclesiástica y la apertura a prácticas de contemplación espiritual, pero felizmente, los reformadores católicos no se metieron en asuntos de poder o de dinero; por eso salieron sin excomunión y con vida de sus propósitos. Fue un punto demasiado doloroso el que Lucero tocara el que las indulgencias debían darse por méritos espirituales sin que se cobrara por ellos, o que las indulgencias debían ser dadas por los sacerdotes locales, descentralizando el acopio de poder y de dinero.

Viendo las incongruencias y las afrentas que estas prácticas hacían contra los creyentes, es que él se niega a retractarse si no le es demostrado su error por medio de la Biblia y de las declaraciones de los concilios. Esto jamás llega a realizarse y es entonces que se le excomulga y persigue.

Es una lástima realmente que la unidad de la iglesia se haya roto, y que esto genere demasiadas mentiras, leyendas urbanas y confusiones. Pero sería peor todavía, que no existiera un ejemplo de que seguir con prácticas anti-bíblicas para acumular poder y riquezas provoca males mayores; males que, siguiendo la escritura “ayudan a bien”, restaurando a la Iglesia de Cristo en el acercamiento y seguimiento fiel de la Verdad de Cristo a través de las escrituras. Si la unidad de la Iglesia no puede darse, no es porque el protestantismo, la ortodoxia y otras tradiciones cristianas no lo acepten, lo que no es posible aceptar es el mantenimiento de tantas leyendas y tradiciones humanas puestas al mismo nivel de la Palabra de Dios y que, así como la venta de indulgencias en la época de Lucero, solo esquilman a la gente y no le llevan al conocimiento de Cristo.
 
Re: Las tesis Luteranas

Victor:
1ro Lutero no critica tampoco que se pague por las indulgencias, ya que enetiende qeue es una contribución, se queja que los falsos prdicadores de indulgencias que decían que con las platita basta...

Te parece lutero un ejemplo a seguir?, quien encontro su vocación mediante una promesa, la cual, por demás rompió?
Que quemaba Iglesias?
Que perseguia en alemania junto con el Emperador a los Católicos (era reciproco, pero no quita el hecho)
La unidad se está logrando gracias al ecumenismo, en el Conilio Vaticano II participaron Protestantes.
Una enorme cantidad de Protestantes (en especial anglicanos y luteranos) están volviendo al seno de su Madre.
 
Re: Las tesis Luteranas

Lutero no quemó ninguna iglesia.

Desde el Concilio Vaticano II han sido muchísimos más los católicos que se han convertido en protestantes que viceversa.
 
Re: Las tesis Luteranas

James
Como ya te comenta también Luis Fernando, Lutero no destruyó ni quemó iglesias. En todo caso, sí hubo atentados contra las parroquias por parte de los reformadores radicales a los cuales Lutero mismo combatió.

Es la segunda vez que dices que junto con el emperador se perseguía a los católicos, lo cual ya te había señalado hace varias semanas que es ridículo, pues hasta antes del conflicto que culmina con el Sacco di Roma, el emperador se mantuvo siempre al servicio del papa y a quienes cazaba era a los protestantes. James, veo que tus posts abundan en datos inexactos y francas leyendas urbanas; te recomendaría que seleccionaras mejor tus fuentes.

Por otra parte, te he solicitado también pruebas de muchas de las cosas que has escrito, al menos dinos si podrás aportar dichas pruebas en algún momento o no, para no estarlas esperando.

Saludos.
 
Re: Las tesis Luteranas

James
No existe fuera de Cristo el modelo perfecto para que lo tengamos como ejemplo. Lutero tuvo muchos errores, fallas y hasta maldades, tal como los tenemos tu y yo, tal como todos los padres y guías de la iglesia los han tenido. Curiosamente esos verdaderos puntos débiles de Lutero son de los que menos se hablan y mas bien siempre salen a relucir puras leyendas urbanas de lo que realmente no hizo.

Rompió sus votos, si, pero toma en cuenta que mientras él se consideró -y fue considerado por el catolicismo- como sacerdote católico, todos esos votos los obedeció y cumplió sin falla alguna. ¿O la excomunión da cabida a que la persona excomulgada deba aún estar sometida a sus votos y sin embargo estar excluída de la comunión con la iglesia y declarada anatema? ¿Aplicarás ese mismo razonamiento a líderes que han roto votos de castidad, odediencia y demás estando en la Silla de Pedro? Estoy seguro que en ese otro caso aplicarías la apología de que eran humanos, de que también tenían fallas pero gracias al Espíritu Santo pudieron aún seguir al frente de la grey ¿no?

Lutero es ejemplo por sus hechos, por el lograr la restauración de la Palabra de Dios como centro de la praxis cristiana y a Cristo como centro y razón de la Iglesia. A Lutero no se le idolatriza en la Iglesia, ni se habla de él como el máximo ejemplo, ni como una persona infalible. En la iglesia se señalan sus errores e incluso sus fallas y limitaciones doctrinales, si bien es en realidad muy poco lo que se habla de Lutero en la iglesia protestante. Creo que en la gran mayoría de los casos, los cristianos hablamos de Lutero gracias a los constantes ataques católicos contra él, ya que por alguna razón dada, piensan que sus escritos son considerados ley entre nosotros y no es así.

Saludos.
 
Re: Las tesis Luteranas

LAs pruebas de lo que digo están en las cartas entre Moro, Lutero, Erasmo, y los muchos seguidores de Lutero, si bien no las conozco directamente (hay una edición de las mismas que no poseo), si las conozco por biografías.

La excomunión no da permiso a romper los votos, que son promesas solemnes a Dios, no a la Iglesia.
no usaría para los Papas, ni menos para Alejandro VI (creo que fue el) que tuvo incesto esa regla, o sea, si, la usaría, pero más bien diría otra cosa.
Todos los Papas que en lo personal tuvieron una "vida de mierda" (perdonando la expreción) supieron públicamente predicar conforme a las escrituras, aunque deba decirse "hagan lo que doicen y no lo que hacen".
Sin embargo, no por nada la Iglesia no los canoniza y pide perdon por estos errores.
La Iglesia hoy por hoy no condena siquiera a judas (a la persona) por ende, menos a los Papas, pero aun con el argumento de que son hombres y "el espíritu está dispuesto, pero la carne es Débil", no quita que no puedan ser tenidos como Santos debido a estos pecados (o sea, no los justifico).

En cuanto a Lutero, bueno, está todo dicho, solo quería resaltar su Manifiesta Catolicidad y devoción al Papa, aunuque después se corropiera.

Podes ver algunos fragmentos de las cartas en la biografía de lucrecia Sanz sobre "Tomás Moro, hmanista y Martir"...

Lo de las conversiones lo explicaré en otro foro.

Lutero intentó separar la cizaña del trigo antes de tiempo, y logró que el trigo se pudra.
 
Re: Las tesis Luteranas

Luis Fernando dijo:
Lutero no quemó ninguna iglesia.

Desde el Concilio Vaticano II han sido muchísimos más los católicos que se han convertido en protestantes que viceversa.

No diría que eso es tan cierto, pero aquí nome dejás más que recurrir a la Fraternidad Sacerdotal San Pio X, que noe stá en plena cominión con la Iglesia.

1_Es teremendo el numero de Obispos protestantes, especialmente Anglicanos que con sus diósesis enteras que se convierten al Catolicismo, en especial con la ordenación de pastoras y "obispas", y homosexuales.

2_El movimiento Carismático surgió a raiz del gran numero de evangelistas que se convertían y aun asumían el Sacerdocio.
Desgraciadamente esta practica no es siempre tan favorable como pondré en el sig. punto de este epigrafe, y nos saca fieles tb.

3_Finalmene (gracias lefebvristas) es culpa del concilio Vaticano II que flexibilizó mucho la Iglesia, y envió laicos sin formación a predicar en casa de evangelistas, queen poco tiempo los masacraron, a eso se debe la perdida de tantos Laicos. Mas all´pa de las deficiencias de la Catequesos.

4_Finalmente es menester mostrar que la Iglesia logra grandes conversiones de Teólogos protestantes que tras evaluar las escrituras notan la Verdad, mientras que los protestantes y las sectas se llevan muchos laicos sin preparación.
 
Re: Las tesis Luteranas

James
Ok, que bueno que no canonicen a Papas que cometieron aberrantes pecados, pero no se hablaba de canonizaciones, sino de seguir a Lutero a pesar del rompimiento de votos. Tú dices del mal ejemplo de Lutero por haber hecho eso, pero no encuentras problema con el que la Iglesia haya seguido a Papas abiertamente pecadores. ¿Por qué no aplicas el "Hagan lo que dicen, no lo que hacen" con Lutero?

Como ya comenté, si, Lutero cometió muchos errores, tuvo sus maldades e incluso algunas de sus conclusiones e interpretaciones fueron erradas. La Iglesia protestante, fiel seguidora de la Palabra de Dios antes que los hombres, es la primera en señalar esos casos para mantener pura la doctrina de Cristo, no tomando como infalibles las palabras y enseñanzas de Lutero.
 
Re: Las tesis Luteranas

PAX

No justifico ni apruebo la doble moral de algunos Papas, la cual no considero un error de la Iglesia, sino de la decadencia de la humanidad, la cual dejo algunos ejemplos contaminados en la Iglesia.
Lutero creo que, además de obrar mal, hablí mal, vos lo dijiste "Lutero cometió muchos errores, tuvo sus maldades e incluso algunas de sus conclusiones e interpretaciones fueron erradas", desde ese momento no se lo puede seguir, sin embargo, con el tiempo llege a apreciar mucho de él, a quien reconozco que más allá de sus errores su corazon no era en si malo, peor como dicen "el camno al infierno está empedrado de buenas intenciones", se a que se refiere el dicho, pero igualmente se aplica.
Los Papas cometieron errores, y mejor hubiera sido que no existieran, pero como dije, su enseñanza fue impecable (no así su ejemplo).
No este epígrafe, sino aquel llamado "los Crimenes de la iglesia protestante", viene más bien porel sig motivos (que es por el cual resalto los errores de Lutero), hace 500 años que se agarran de Leon X para atacar a la Iglesia, 500 años, 5 siglos, como si a la Iglesia la hiciera un hombre nacido 1500 años después de Cristo, NO, en cambió, Lutero, padre de la reforma, saco a la luz y evidenció "los crímenes de la Iglesia Católica", y volvió a la luz a los fieles de todo el mundo, y hoy tenemos tantas sectas que no las podemos ni pensar, todas con creencias diferentes. Entendés mi punto?, 1 hombre, 2, 5 a lo sumo, en momentos en que es esperable (no justificable), en la Iglesiapecaron (me refiero a papas, no?), pero eso convierte la IGlesia entera en pecadora, en cambió, aquella que nació de errores es Santa, o no, esa no, la que surgió después, o la siguiente, o la otra, o alguna de las 3000000 de iglesias/sectas. y en su empecinamiento contra la Santa Iglesia Católica, no abren los ojos, y no ven el camino barroso por el que los están llevando, por qué?, cual es la excusa?... "ah, pero la Iglesia Católica.
Pensalo.
Ahh, estoy en deuda con vos, te debo una bibliografía "La Religión Revelada", ahi cuenta la historia que te conté de Lutero...

y no se si te mostré lo sigiente:

¿Puede el Papa Canonizar a un condenado?

Lo que ha dicho esa persona, sin juzgar sus intenciones, es absurdo y veo que en el fondo lo que ignora es el sentido de la infalibilidad pontificia. Infalibilidad significa que, por una particular asistencia divina, el Papa no puede equivocarse en ninguna cosa que afecte a la fe y a la moral (dentro de lo cual se incluye el acto de canonizar a un santo); no significa que pueda cambiar el bien en mal ni el mal en bien, ni sacar una persona del infierno. Por la infalibilidad, es decir, por esta asistencia del Espíritu Santo, el Papa jamás podría declarar santo a una persona que está condenada. Si declarase santo a un condenado, no lo sacaría del infierno, sino que mostraría que la infalibilidad es algo falso. Es decir, no pueden sostenerse las dos cosas juntas.