¿Por qué más de 60.000 jóvenes postergan su educación, el salir en citas, sus carreras y otros intereses durante 18 meses a dos años para servir como misioneros pagando sus propios gastos y en lugares alejados de sus hogares?
¿Por qué 18.000 esposos y padres de familia con trabajos de jornada completa pasan hasta 25 horas a la semana como obispos, atendiendo las necesidades de sus congregaciones sin que se les pague?
¿Y qué hace que un cirujano torácico y cardiovascular de éxito, y otros profesionales de éxito, abandonen sus carreras para servir como líderes ejecutivos de la Iglesia, donde tienen que enfrentar a diario los asuntos administrativos de la Iglesia y dejar a sus familias durante muchas semanas para reunirse con congregaciones en tierras lejanas?
A primera vista, una organización que presenta tales demandas de sus miembros parecería estar condenada al fracaso.
La Iglesia de Jesucristo de Los Santos de los Últimos es una de esas organizaciones.
Por qué todo funciona?
¿Por qué 18.000 esposos y padres de familia con trabajos de jornada completa pasan hasta 25 horas a la semana como obispos, atendiendo las necesidades de sus congregaciones sin que se les pague?
¿Y qué hace que un cirujano torácico y cardiovascular de éxito, y otros profesionales de éxito, abandonen sus carreras para servir como líderes ejecutivos de la Iglesia, donde tienen que enfrentar a diario los asuntos administrativos de la Iglesia y dejar a sus familias durante muchas semanas para reunirse con congregaciones en tierras lejanas?
A primera vista, una organización que presenta tales demandas de sus miembros parecería estar condenada al fracaso.
La Iglesia de Jesucristo de Los Santos de los Últimos es una de esas organizaciones.
Por qué todo funciona?