Como deecirle a un ateo sobre...

Re: Como deecirle a un ateo sobre...

Aquelqueesta dijo:
Que es Dios?

quien es?,

como puedes probar que existe?

y eso que tiene que ver conmigo? (preguntas textuales que me hizo)

Amigo, ¿como esta su ingles?, aqui le dejo un link a una muy buena pagina de apologetica, pero esta en ingles... http://www.carm.org/atheism.htm ...espero que le ayude...Dios le bendiga...
 
Re: Como deecirle a un ateo sobre...

Si no quiere creer no te hagas problema, tu solo cumple con decirle el camino correcto, sino te escucha tampoco estas en la obligacion de tirar las perlas a los cerdos o de convencerlos:Sinking:
 
Re: Como deecirle a un ateo sobre...

LA BUSQUEDA DE DIOS

LA PRIMERA PREGUNTA

Examinemos la fe cristiana desde su mismo cimiento. El primer tema que hallamos es Dios.

Leamos algunos versículos de la Biblia. En Salmos 14:1, del Antiguo Testamento, leemos: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios”. Esta frase también puede traducirse: “El necio no quiere a Dios en su corazón”. El resultado de esto se halla en la segunda frase del mismo versículo: “Se han corrompido, hacen obras abominables”.

Veamos también un pasaje del Nuevo Testamento. Hebreos 11:6 dice: “Porque es necesario que el que busca a Dios crea que le hay”.

TRES CLASES DE PERSONAS

Ya sea que usted afirme ser cristiano o incrédulo o que busque la verdad, empezaremos al examinar el tema de Dios. En cuanto a esto el mundo está dividido en tres grupos.
El primero es el de los ateos, quienes no creen en Dios.
El segundo consta de los agnósticos. Estos no tienen un conocimiento claro acerca de la deidad. Por una parte, no se atreven a decir que Dios no existe, pero por otra, no saben con certeza si existe en realidad.
Nosotros pertenecemos a la tercera categoría, la de los que creen en Dios.

LA PARTE ACUSADORA

¿Existe Dios? No trataré de decir ni si ni no a esta pregunta. Más bien, haré de este lugar un tribunal. Le pediré a usted que sea el juez, y yo seré el acusador. La tarea de un juez es tomar decisiones, determinar la veracidad de las declaraciones; la función del acusador es presentar la evidencia y los argumentos que pueda reunir.

Antes de proceder, tenemos que estar seguros de un hecho: no todos los acusadores son testigos de los crímenes ni son policías. Un policía quizás dé testimonio de un evento, mientras que el acusador obtiene su información sólo indirectamente. El presenta delante del juez todos los cargos, evidencias y argumentos recopilados. De la misma manera, yo presentaré delante de usted todo lo que pueda encontrar. Si usted me pregunta si he visto a Dios o no, yo diré que “no”. Yo estoy leyendo y demostrando lo que he recogido. Mi trabajo es investigar los hechos y llamar a los testigos. Usted tiene que llegar a una conclusión.

LOS REQUISITOS

Muchas personas afirman que Dios no existe. Como acusador le pido que verifique la condición de esas personas. ¿Están ellas calificadas para afirmar tal cosa? Aquellos que aseguran que Dios no existe ¿son personas morales o inmorales? No escuche sólo sus argumentos. Aun los ladrones y estafadores tienen sus argumentos. Por supuesto, los argumentos los respaldan como a los ladrones y a los estafadores. El tema de sus argumentos quizá sea muy noble; tal vez hablen de la condición de las naciones y del bienestar de la sociedad, pero sus opiniones no pueden tenerse en cuenta seriamente. Ellos no son dignos de hacer tales juicios. Si un hombre es recto en su conducta y moral en sus juicios, podemos dar crédito a sus palabras, pero si no, sus palabras no tienen peso alguno. Esto es válido especialmente cuando se trata de la deidad. Es interesante notar que el nivel moral de los hombres está directamente relacionado con el concepto que tienen de Dios. Aquellos que admiten su propia ignorancia tienen un nivel aceptable, mientras que los ateos recalcitrantes, sin excepción, tienen un bajo nivel de moralidad. No digo que conozco a todos los ateos, pero de los millares que conozco, ninguno tiene una moralidad notablemente recomendable. Quizás usted me diga que es posible que haya existido o exista un ateo moral, pero en todo caso no tenemos a nuestra disposición a dicha persona. De todos modos, cuando menos podemos decir que no conocemos a ningún ateo moral.

NINGUN ATEO ES MORAL

Una vez en una reunión en la Universidad de Nanking, comenté que ningún ateo es moral. Había allí muchos estudiantes que no creían en Dios. Ellos se ofendieron muchísimo con esas palabras. Al día siguiente, mientras yo hablaba, ellos empezaron a arrastrar los pies con la intención de distraerme a mí y al auditorio. Al siguiente día cuando volvieron, me hicieron gestos de burla durante mi mensaje. Al cuarto día el vicerrector de la universidad, el doctor Williams, se acercó y me dijo: “Creo que sería mejor cambiar el lugar de reunión. Estos estudiantes se pusieron furiosos con la afirmación que usted hizo el primer día, que los ateos son inmorales. Hoy no van a usar solamente los pies y la boca, sino que van a usar los puños. Oí que van a esperar a la entrada del corredor y que saltarán sobre usted cuando entre”. Estuve de acuerdo con el arreglo y conduje la reunión en otro lugar. Cuando iba para la reunión junto con algunos estudiantes, escuché sus conversaciones. Aunque muchos no estaban de acuerdo conmigo y estaban molestos por mi predicación, querían seguir oyendo. Uno de ellos dijo: “El señor Nee dijo que las personas que no tienen a Dios no tienen sentido de responsabilidad. Eso es perfectamente cierto. ¿Cómo puede una persona decente arrastrar los pies y hacer gestos mientras otro está dando un discurso? Ayer causaron disturbios en la reunión, y hoy quieren pelear. Indudablemente una persona honorable no haría tal cosa. No hay duda de que los que no creen en Dios no tienen decencia. Vayamos a la reunión y no nos preocupemos por lo que ellos planeen hacer”.

Una vez un muchacho le dijo a un predicador: “Cuando yo era joven, creía seriamente en Dios. Pero ahora que estoy en la universidad, ya no puedo creer en El”. El predicador, que tenía cincuenta años, palmeó al joven en el hombro y le dijo: “¿Con que ya no crees en Dios, hijo? Déjame hacerte una pregunta: Desde que te convertiste en ateo, ¿has mejorado moralmente? ¿El ateísmo te ha ayudado a mejorar? ¿Ha hecho tus pensamientos más limpios o tu corazón más puro? O ¿sólo ha producido lo opuesto?” El joven se sintió avergonzado. Admitió que desde que había empezado a negar a Dios iba moralmente cuesta abajo. El predicador continuó: “Me temo que realmente no estás diciendo que crees que Dios no existe, sino que desearías que no existiera”.

NO JUZGUEN SEGUN LO QUE DESEARIAN

Muchas personas no están realmente convencidas de que Dios no existe; solamente desearían que asi fuera. Les gustaría que no hubiera Dios en el universo. Esto les convendría mucho en muchos aspectos.

Yo mismo era una de esas personas. Cuando era un estudiante decía que Dios no existía. Aunque era extremadamente firme en mi declaración, algo dentro de mí parecía protestar y decir: “Dios sí existe”. En lo profundo de mi corazón sabía que Dios existía. Pero mis labios rehusaban admitir eso a fin de tener excusa para pecar. Al decir que Dios no existía, tenía justificación para ir a lugares pecaminosos. Si Dios no existía, me atrevía a pecar. Cuando usted cree en Dios, no se atreve a hacer ciertas cosas. Cuando se deshace de Dios, se siente libre para cometer los peores pecados sin ninguna clase de temor. Si desea sinceramente elevar su nivel moral al afirmar la inexistencia de Dios, entonces sus argumentos aún son aceptables. Sin embargo, la única razón por la que los hombres proclaman que Dios no existe es buscar una excusa para su iniquidad, inmoralidad, liviandad e indecencia. Por consiguiente, sus argumentos no son dignos de consideración. La pregunta es ésta: “¿Está usted calificado para declarar que Dios no existe?” Si su esperanza es solamente escapar de la justicia, ya perdió su base.

¿ES EL HOMBRE LO MAS GRANDE?

Un día un joven se me acercó y me dijo: “Yo no creo en el que ustedes llaman Dios. El hombre es el ser más grandioso que existe. Es el más noble entre todas las criaturas. No hay ningún Dios en este universo; el hombre lo es todo”. Estábamos sentados el uno frente al otro. Después de oír lo que dijo, me puse de pie, fui a un lado del salón, e inclinándome me puse a mirarlo. Le dije: “¡Eres realmente grandioso!” Después fui a otro lado del salón y le miré desde otra perspectiva. “Es cierto”, le dije deliberadamente, “¡eres grandioso!” En la provincia de Kiangsu hay treinta millones de personas como tú. Hay por lo menos cuatrocientos millones de tu especie en China. El mundo contiene sólo dos billones de seres iguales a ti. ¿Te enteraste de que durante los últimos días ha habido una inundación en el sur? Los diques a lo largo del río están en peligro. Toda la población de Hsing Hwa, con más de doscientas mil personas, ha sido reclutada y llevada a los diques donde están en un peligro inminente. Están llevando consigo tierra para reforzar los terraplenes. Aún siguen la obra de reparación.

“Supongamos que el mundo entero es reclutado para vaciar el sol. Se hace un hueco en la superficie, y cada persona tiene que sacar una carga completa desde adentro. Contando con que nadie sea reducido a cenizas, ¿crees que podrían hacer el trabajo? Aun si las personas mismas estuvieran dentro, no llenarían el sol. Más aún, si se ponen varios centenares de planetas del tamaño de la tierra dentro del sol, éste seguiría muy vacío. ¿Cuántos soles hay en el universo? ¿Te das cuenta de que el número de sistemas solares es cientos de millones?”

¿QUE TAN VASTO ES EL UNIVERSO?

Después le dije al joven: “¡Y aquí estás tú! Que sin haber recorrido toda la tierra, te consideras más grandioso que todo el universo. Dime: ¿Sabes qué tan vasto es el universo? Observa la luz, por ejemplo. La luz viaja a 300,000 kilómetros por segundo. Trata de calcular qué tan lejos viaja la luz en un minuto, o en una hora, o en un día, o en un año. Hay algunas estrellas cuya luz tarda tres mil años en llegar hasta nosotros. Calcula ¡qué tan lejos están de nosotros! ¡Y tú piensas que eres tan grande! Por lo tanto, les aconsejaría a todos los ateos y a los jóvenes que reconozcan la ineptitud del hombre no sólo moral sino también intelectual y académica”.

¿PUEDE EL HOMBRE EXTENDERSE MAS ALLA
DE LOS LIMITES DEL TIEMPO Y DEL ESPACIO?

En otra ocasión cuando estaba en Kaifeng, me encontré con otro joven, un ateo declarado. Me le acerqué y lo toqué en el hombro, diciéndole: “¡Hoy vi a Dios!” Se me quedó mirando con curiosidad y esperando que le dijera algo más. Agregué: “¡Tú eres Dios! Si sabes que Dios no existe, entonces tú tienes que ser Dios”. Me dijo que le explicara eso. Le dije: “Ya que estás tan convencido de que Dios no existe, debes de haber viajado por toda la tierra. Si Dios no está en Shanghái, puede ser que esté en Nanking. Debes de haber estado en ambos lugares. Si Dios no está en Nanking, es posible que esté en Tientsin. Pero no puedes llegar a esa conclusión simplemente por recorrer a China; Dios puede estar en otro país. Así que tú seguramente has estado en todos los países de la tierra. Si Dios no está en un lugar, puede estar en otro. Por lo tanto, me imagino que has de haber viajado por todo el mundo. Uno nunca sabe si Dios se esconde en el polo norte o en el polo sur, o en los bosques o en el desierto. Así que igualmente debes de haber registrado todas esas regiones. Si Dios no se encuentra en la Tierra, quizá esté en la luna. Por lo tanto, seguramente fuiste a la luna. Dios también puede estar en otros planetas o en el espacio. Esto quiere decir que has viajado por el espacio, y por todas las demás galaxias. Si puedes decir que Dios no existe, entonces entiendo que has viajado por todo el universo. Si tal es el caso, tú mismo debes de ser Dios.

“Aun cuando sepas que Dios no existe en Shanghái hoy, ¿qué de ayer? Quizás Dios venga mañana. Dices que sabes que Dios no existe hoy, pero ¿y el año pasado? Y ¿cómo sabes que Dios no vendrá el año que viene? Dices que Dios no existe este año, pero ¿y hace mil años? Muy bien, pues debes ser eterno dado que conoces el pasado y el futuro. Seguramente estás por encima del tiempo y del espacio. Tienes que estar en Tientsin y en otro país al mismo tiempo; tienes que ser omnipresente; vas desde el oriente hasta el occidente, desde el polo norte hasta el polo sur. ¿Quién sino tú podría ser el mismo Dios? Si tú no eres Dios, entonces no estás calificado para decir que Dios no existe”.

LA EVIDENCIA

Algunos se retractan inmediatamente y dicen: “Yo nunca he dicho que sé que Dios no existe. Uno nunca puede determinar si existe o no”. Bueno, si usted no puede dar una conclusión, le preguntaré a los testigos que yo considere fidedignos para que le presenten a usted los argumentos y demuestren la existencia de Dios. Déjeme repetir: Usted es el juez y yo el acusador. Yo sólo estoy presentando delante de usted la evidencia. Decida por sí mismo si Dios existe.

EL UNIVERSO

Primero consideremos la naturaleza, el mundo que está delante de nuestros ojos y los fenómenos que en él vemos. Todos sabemos que el conocimiento científico es la explicación racional de los fenómenos naturales. Por ejemplo, se puede observar una baja de temperatura en un paciente. Esto es un fenómeno, y el conocimiento científico lo explica. Cuando una manzana cae del árbol, tal suceso es un fenómeno. ¿Por qué no vuela la manzana por el aire? El conocimiento puede explicar este fenómeno. Un hombre con conocimiento es un hombre que tiene las explicaciones apropiadas.

SOLAMENTE HAY DOS EXPLICACIONES

El universo contiene incontables fenómenos en diversas formas, colores, aspectos y naturalezas. Es inevitable notar los fenómenos que ocurren frente a nuestros ojos. A la explicación de todos estos fenómenos se le conoce como conocimiento. Todas las personas serias tienen solamente dos explicaciones del origen del universo; no hay una tercera explicación. Se tiene que aceptar la una o la otra.

¿Cuáles son estas dos explicaciones? La primera dice que el universo llegó a existir por evolución natural y por interacción; la segunda atribuye el origen del universo a un Ser personificado con intelecto y propósito. Estas son las dos únicas explicaciones presentadas por los filósofos del mundo. No hay una tercera opción.

¿De dónde provino el universo? ¿Llegó a existir por sí solo o por accidente? O ¿fue diseñado por el ser que conocemos como Dios? Tiene usted que pensar y después tomar una decisión al respecto. Todo lo que se produce por accidente tiene ciertas características. Le sugeriría que hiciera una lista detallada de éstas, cuantas más mejor, y luego compare todos los fenómenos del universo con su lista. Al lado haga otra lista de las características que, en su opinión, serían prominentes si el universo hubiera sido creado por un ser inteligente. Ahora con una simple comparación del carácter de sus dos listas, será fácil llegar a una conclusión razonable.

EVENTOS ACCIDENTALES

¿Cuáles son las características de las cosas que se producen por accidente? Primero, sabemos que son desorganizadas. Cuando mucho, pueden ser integradas parcialmente. Nunca quedan totalmente organizadas. Uno puede alcanzar una meta por casualidad una vez, pero no puede alcanzar una meta específica por casualidad en todos los casos. Todo lo que se forme por accidente sólo puede integrarse parcialmente, nunca totalmente. Por ejemplo, si lanzo esta silla hasta el otro lado del salón, es posible que por casualidad quede en un ángulo perfecto. Si hago lo mismo con otra silla, quizás también quede bien puesta junto a la primera. Pero eso no seguiría sucediendo con la tercera y la cuarta y las demás. La casualidad sólo puede proveer organización parcial. No garantiza integración total. Además, todas las interacciones al azar no tienen meta ni propósito y son desorganizadas, y además carecen de orden y estructura; son dispersas, están desprovistas de forma definida, son desorganizadas y no tiene ningún propósito. En síntesis, podemos decir que las características de los eventos casuales no armonizan, son irregulares, inconsistentes y no tienen ni propósito ni sentido. Escribamos estas cuatro características en nuestra lista.


LA REGULARIDAD Y LA ORGANIZACION

Ahora comparemos los elementos del universo con estas características. Tomemos, por ejemplo, el ser humano. Es preservado en el vientre de su madre durante nueve meses y luego nace, crece y finalmente muere. Este ciclo se repite en todos los individuos. Siempre se repite; no está supeditado al azar ni a la casualidad. Consideremos ahora el sol que brilla sobre nosotros. Su existencia tiene propósito y sentido. Miremos la luna, las estrellas y las miríadas de galaxias por el telescopio. Algunas estrellas tienen sus propios planetas. Todos los astros siguen órbitas definidas y están organizados. Su manera de moverse puede calcularse y predecirse. El calendario que tenemos en nuestras manos se deriva de ellas. Aun el calendario del próximo año puede imprimirse antes que se acabe éste. Todo lo anterior muestra que el universo está organizado, es consistente y está lleno de propósito.

LOS MICROORGANISMOS

Vayamos al mundo de los microbios. Tomemos una muestra delgada de madera. Pongámosla bajo el microscopio y observemos su estructura, todo es meticulosamente regular y rítmico. Incluso una hierba y el pétalo de una flor tienen una precisión asombrosa. Nada está desorganizado ni confuso. Todo está en orden y es funcional. Todas las cosas dan testimonio de un solo hecho: el universo con su aspecto astronómico y su aspecto microscópico está lleno de propósito y de significado. ¿Puede usted decir que todo esto llegó a existir por accidente? Por supuesto que no.

¿ESTA OCUPADO?

Una vez estaba predicando el evangelio en mi pueblo con un colaborador mío. Cuando regresábamos teníamos mucha sed y no había ni una sola casa donde tomar té ni un arroyo. De hecho, toda el área estaba deshabitada. Después de caminar un rato encontramos una choza de paja. Nos acercamos a la puerta rápidamente y llamamos por un largo rato pero sin respuesta. Pensamos que nadie vivía allí. Cuando abrimos la puerta y entramos, encontramos el piso bien barrido, y en uno de los cuartos había una cama con sabanas bien dobladas. Había una olla pequeña sobre la mesa, y el té aún estaba caliente. Yo dije: “Con seguridad aquí vive alguien. Todo indica, sin lugar a dudas, que este lugar está habitado. No debemos beber este té. Debemos salirnos rápidamente o la gente pensará que somos ladrones”. Nos salimos y esperamos que el dueño regresara.

Al observar la organización de la casa, concluimos que alguien vivía allí, sin haber visto al ocupante. De la misma manera, sabemos que Dios existe por el orden de todas las cosas en el universo, aunque no lo veamos a El. Todos los fenómenos de la naturaleza son equilibrados, organizados, están llenos de significado y son funcionales. Usted quizás diga que proceden de la casualidad, pero me parece imposible creer que la casualidad sea su único origen. En la Biblia leemos: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios”. Sólo los necios pueden decir en su corazón que no hay Dios.

CASUALIDAD O DESIGNIO

El universo tiene que haber sido creado por alguien profundamente sabio, y con un vasto conocimiento y con la capacidad de crear diseños intrincados. Si usted no puede aceptar la idea de que el universo fue hecho al azar, tiene que reconocer entonces que fue creado por Dios. No puede haber una tercera explicación. La decisión es suya. Usted tiene que decidir si el universo llegó a existir por accidente o fue creado por Dios.

UN ANHELO Y SU OBJETO

Un testigo quizás no sea suficiente. Buscaré a otro. Esta vez consideraremos el corazón del hombre. Antes de hacerlo, debemos observar un hecho: si hay un deseo, tiene que existir primero el objeto de ese deseo. Por ejemplo, un huérfano que nunca ha visto a su padre anhela recibir algún amor paternal. Les he preguntado a muchas personas huérfanas, y todas han sentido este anhelo insatisfecho. Con esto podemos ver que todo deseo del corazón tiene su origen en un objeto real.

Como seres humanos tenemos la necesidad de ser parte de una colectividad. Necesitamos compañerismo y mutualidad. Si se pone a un niño en una isla desierta y él crece allí solo, anhelará tener compañeros, querrá estar acompañado de seres como él, aunque nunca haya visto un ser humano. Este anhelo o deseo es la verdadera prueba de que en algún lugar del mundo tiene que haber más seres humanos. A cierta edad el hombre empieza a pensar en la prosperidad; empieza a desear hijos y nietos. Esto no es una simple fantasía. Este deseo surge de la existencia y la posibilidad de tener descendencia. Por lo tanto, cuando hay un deseo, tiene que haber un objeto para el mismo.

DIOS EXISTE EN EL CORAZON

Además de la identidad social y la propagación, ¿tenemos algunos deseos? ¿Qué otros anhelos tenemos? En lo profundo de cada persona hay un anhelo de Dios. Ya sean pueblos altamente civilizados, como los caucásicos, o civilizaciones milenarias, como los chinos, o pueblos antiguos o aborígenes incultos, todos ellos tienen un ardiente deseo común: Dios. Por el simple hecho de ser hombres, anhelan a Dios, no importa de qué raza o nacionalidad sean. Este es un hecho irrefutable. Es evidente que todos los hombres buscan a Dios.

Al aplicar el principio que acabamos de mencionar,podemos ver que como nuestro corazón siente la necesidad de un Dios, necesariamente tiene que haber un Dios en el universo. Si Dios no existiera, no tendríamos ese anhelo en nuestro corazón. Todos tenemos un apetito por el alimento. De la misma manera, todos tenemos un apetito por Dios. Sería imposible vivir si solamente tuviéramos apetito por la comida y ésta no existiera. De igual manera, sería imposible vivir si tuviéramos lugar para Dios, pero no tuviéramos a Dios.

¿NUNCA PIENSA USTED EN DIOS?

Una vez un ateo me reprendió rudamente en alta voz: “Usted dijo que el hombre tiene una necesidad psicológica de Dios. Pero eso no es cierto, y yo no lo creo”. Le dije: “¿Quiere usted decir que nunca ha pensado en Dios? De hecho, aun mientras usted hablaba, estaba pensando en El. Eso indica que usted tiene lugar para Dios. No hay nadie que jamás haya pensado en Dios. Quizás trate de no pensar mucho en El. Como este pensamiento está en usted, debe de existir tal objeto fuera de usted”.

LAS PALABRAS Y EL CORAZON

Un joven una vez se me acercó para discutir acerca de Dios. Se oponía con vehemencia a la existencia de Dios. Me dio una razón tras otra diciendo que Dios no existe. Mientras enumeraba las diversas razones por las cuales Dios no debe existir, le escuché en silencio, sin decir ni una palabra. Después dije: “Aunque usted alegue que Dios no existe y se respalde con tantos argumentos, ya perdió el caso”. El dijo: “¿Qué quiere decir con eso?” Le expliqué: “Su boca puede decir todo lo quiera acerca de que Dios no existe, pero su corazón está de mi lado”. Tuvo que asentir. Aunque uno puede dar toda clase de razones con la cabeza, hay una creencia en el corazón que ningún argumento puede derrotar. Una persona obstinada puede dar miles de razones, pero usted puede tener el atrevimiento de decirle: “Usted sabe en su corazón que Dios existe. ¿Para qué se molesta buscando evidencias externas?”

CLAMAR A DIOS EN EL PELIGRO

Una vez un misionero en América del Sur vio a un hombre predicando a una multitud en una selva al aire libre. Este negaba la existencia de Dios con toda firmeza y vehemencia. Con entusiasmo dio más de diez razones para demostrar que Dios no existía. Después de terminar, preguntó: “Si hay alguien que quisiera objetar, por favor acérquese”.

Por un rato hubo silencio. El misionero decidió que debía decir algo. Se levantó y le dijo a la multitud: “Amigos, no puedo presentar muchos argumentos. Sólo puedo presentar hechos y contarles una historia. Ayer caminaba por la rivera del gran río que, como todos ustedes saben, es muy caudaloso y va hacia una peligrosa cascada. Yo estaba en la rivera y oí a un hombre pedir ayuda. Claramente gritaba: ‘¡Oh, Dios! ¡Sálvame!’ Corrí hacia él y encontré a un hombre en medio del río que era arrastrado hacia la cascada. Sin vacilar y sin pensar en el peligro, me tiré al río. La corriente iba rápido y luché mucho para yo mismo no ser arrastrado. Afortunadamente tuve suficiente fuerza. Con un brazo alrededor de él y con el otro nadando, logré arrastrarlo hasta la orilla. Después de que pasó el peligro, me sentí bastante feliz. ¿Saben ustedes quién era el hombre que clamaba a Dios pidiendo ayuda? Permítanme presentárselo”. Y señaló al hombre que acababa de hablar. “El que clamó a Dios ayer”, concluyó, “es el mismo que niega a Dios hoy. ¡He ahí un ateo!”

Todos los problemas vienen de adentro. Cuando un hombre está entre la vida y la muerte, clama a Dios. Cuando el peligro pasa, discute y niega a Dios. En nuestro corazón todos sabemos que Dios existe; no hay duda de ello. Lo sabemos porque hay un lugar para Dios en nosotros. Esto demuestra que Dios existe.

¿ES LA ORACION CONTESTADA?

No debemos mirar solamente el fenómeno objetivo sino también nuestra experiencia personal. Sabemos que Dios contesta las oraciones. Una vez hablé con una persona que resueltamente negaba la existencia de Dios. Le dije que no fuera tan atrevido ni tan presuntuoso. La historia de la humanidad tiene como cinco o seis mil años. Durante ese tiempo, innumerables personas cristianas y no cristianas han orado a Dios. ¿Puede usted probar que ni una de todas esas oraciones, a lo largo de tantos años y entre tanta gente, ha sido contestada? ¿Se atreve usted a hacer a un lado de golpe la validez de todas las respuestas a las oraciones? Esas personas oraron al cielo. ¿Puede decir usted que ninguna de sus oraciones fue contestada? Déjenme testificar que no sólo ha habido una o dos respuestas; ha habido incontables respuestas. Por supuesto, una respuesta sería suficiente para probar la existencia de Dios. Amigos, ¿piensan que nunca ha habido una respuesta a la oración? ¿Dirían que todas las respuestas a la oración son falsas? Yo personalmente he tenido cuando menos de dos a tres mil respuestas a mis oraciones. ¿Puede concebirse que todas ellas sean simples coincidencias? Muchas otras personas han recibido respuestas a sus oraciones. ¿Son esas también coincidencias?

Una vez un predicador estaba viajando por el Atlántico cuando una densa niebla rodeó el barco repentinamente. El navío no pudo proseguir y tuvo que anclarse en alta mar. El hombre fue al capitán y le dijo: “Usted tiene que continuar el viaje; yo tengo programado predicar en Quebec el martes”. El capitán replicó: “¿Acaso no ve usted la densa niebla? Es imposible que el barco prosiga. Si usted puede orar para que desaparezca la niebla, levaré el ancla”. El predicador contestó: “Voy a orar aquí mismo mientras usted levanta el ancla. No hay tiempo que perder”. El empezó a orar y el capitán empezó a subir el ancla. Cuando el ancla estuvo arriba, la niebla se había ido, y el barco llegó a tiempo. ¿Fue eso coincidencia?

EL VERDADERO DIOS CONTESTA LAS ORACIONES

Una vez fui con algunos hermanos a un pueblo a predicar. Mucha gente allí dijo: “Nuestro dios es el más poderoso; se llama Dah-wang (es decir, el Gran Rey). Una vez al año le hacemos una procesión, y durante muchos años hemos tenido buen tiempo en ese día”. Incitado por Dios, uno de nosotros dijo: “Mañana cuando vaya la procesión, ciertamente lloverá”. Al día siguiente, el desfile estaba programado para las diez en punto. Pero desde las nueve de la mañana, llovió torrencialmente; el Gran Rey no pudo salir, y el desfile programado se canceló. Después de mucho debate se anunció que como resultado de un mal cálculo el día se había escogido erróneamente; que debería ser el catorce en lugar del once. Nosotros osadamente declaramos que llovería de nuevo el catorce. Llegó el día, y llovió otra vez. Sin otra alternativa, el pueblo sacó la estatua de Dah-wang para la procesión. Los que lo llevaban en andas se resbalaron por el camino varias veces, y finalmente Dah-wang se cayó y se quebró en pedazos. ¿Fue eso una coincidencia? Hay innumerables incidentes de esa misma naturaleza. Son una parte muy pequeña de la experiencia cristiana. Si todas las respuestas a las oraciones pudieran contarse, nadie sabe qué tan grande volumen constituirían. Esas respuestas a las oraciones son una evidencia clara de la existencia de Dios.

EL CORREO DE LOS ESTADOS UNIDOS

Cuando era joven tenía una mentalidad arrebatada y testaruda. No sólo rehusaba creer en Dios, sino que rehusaba creer aun en los Estados Unidos de América. Aún después de verlo en el mapa no creía que existiera tal lugar. Un día cuando mi padre iba a ordenar por correo algunas cosas de ese país, casualmente ordené un par de zapatos y un barco de juguete. Más tarde cuando él trajo el paquete de la oficina de correo y me dio los zapatos y el barco, empecé a creer en la realidad de los Estados Unidos porque vi con mis propios ojos el paquete de dicho país. Años después cuando estuve en Chicago, visité a propósito la tienda donde había obtenido mi juguete. Apuntando al edificio con mi dedo, me dije a mí mismo que aquella tienda me había hecho creer en Estados Unidos.

No puedo darles ni una prueba ni una respuesta directa a la pregunta de la existencia de Dios. Pero voy a presentarles todos estos testimonios de las respuestas a las oraciones. No deben tener el atrevimiento de negar rotundamente ni rechazar categóricamente la credibilidad de las oraciones.

TENER CONTACTO CON DIOS MEDIANTE LA ORACION

Una vez me encontré con un estudiante en la Universidad de Yenching. Me confesó: “Cuando estaba en la secundaria, tanto el capellán como los maestros me enseñaban que Dios existía, y creí en El. Después cuando fui a la universidad, todos decían que Dios no existía. El mundo, afirmaban, llegó a existir por evolución natural, y el universo se formó por casualidad. Muchas personas decían lo mismo, y yo me confundí. Durante meses este problema me turbaba. Tenía que escoger una de las dos posibilidades. ¿Existe Dios o no? Al principio consideré la teoría de la casualidad. ¿Es inconcebible que varias cosas que están amontonadas, se sacudan y que se mezclen y puedan producir un ser humano vivo? ¿Es concebible que el mundo entero y aun el universo entero fueran constituidos de esa manera? No pude llegar a una conclusión con esta clase de conjeturas. Finalmente, no pude evitar caer de rodillas y decir: “Oh, Dios, no sé si realmente existes. Cuanto más pienso en ello, más me confundo. Por favor muéstrate a mí”. Dos semanas después de hacer esa oración, rechacé la teoría de la casualidad y creí que hay un Creador. No puedo decirles por qué tomé esta decisión. Pero creo que Dios contestó mi oración y me guió a creer en El. Este es otro caso de la oración contestada. Conozco a Dios muy bien. He tenido experiencias con El numerosas veces, y hemos tenido muchas transacciones El y yo. Sé lo que estoy diciendo. Si usted alguna vez ha tocado a Dios, sabrá también de qué estoy hablando.

JUICIO CUIDADOSO

Ahora, ¿qué dirá usted? Después de considerar la naturaleza y el universo, después de verificar en su sentir interior, y de escuchar los testimonios de tantos testigos, es usted quien debe decidir si Dios existe o no. Pero no debe ser irresponsable; su actitud debe ser sobria porque cada persona tendrá que encontrarse con Dios pronto. Un día todos compareceremos ante El. Todo lo relacionado con usted será puesto al descubierto. En ese día cada quien conocerá a Dios. Pero ahora es el tiempo cuando cada uno debe prepararse. Todos debemos estar preparados para encontrarnos con nuestro Dios.


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Re: Como deecirle a un ateo sobre...

Aquelqueesta dijo:
como puedes probar que existe?
Estimado, no tienes que probarlo (si es que puedes...) es solo una cuestion de fe, saludos.
 
Re: Como deecirle a un ateo sobre...

Jesus ni Pablo fueron a las personas a convencerlos, les dio el mensaje, porque el Padre es el que llama NO nosotros.

Hay que tener FE en la obra del evangelio.