Libre albedrío es el poder o capacidad del individuo para elegir una línea de acción o tomar una decisión sin estar sujeto a limitaciones impuestas por causas antecedentes, por la necesidad, o por la predeterminación divina. Un acto libre por entero es en sí mismo una causa y no un efecto; está fuera de la secuencia causal o de la ley de la causalidad. La cuestión de la capacidad del ser humano para determinar sus acciones es importante en la filosofía occidental, en particular en la metafísica en la ética, así como en la teología. Por lo general, la doctrina extrema en la que se afirma la libertad de la voluntad se llama libertarismo; su opuesta, determinismo, es aquella donde la acción humana no se dispone con autonomía, sino que más bien es el resultado de influencias tales como las pasiones, los deseos, las condiciones físicas y las circunstancias externas fuera del control del individuo.
Ahora bien, si el ser humano tiene libre albedrío, ¿ por qué a veces es esclavo de conductas pecaminosas que es incapaz de abandonar ?. La respuesta es simple:
Dios tiene un plan A para TODOS nosotros, el plan A es vivir por FE el camino de Dios. Desafortunadamente existe un plan B, el plan B es vivir nuestro camino siguiendo el razonamiento humanista. El humanista dirá: “No veo el camino de Dios” o “Como no creo en Dios, seguiré mi propio camino”. Salomón nos exhorta a seguir el camino de Dios cuando escribe: “No te apoyes en tu propia prudencia” (Plan B), pero “reconócelo en todos tus caminos” (Plan A) PROVERBIOS 3: 5-6.
La fuerza del Plan A la determina nuestra convicción personal en el sentido de que el camino de DIOS siempre es el correcto. La fortaleza del Plan B la determina la cantidad de tiempo y energía que invertimos en la conservación de los pensamientos contrarios a la Palabra de Dios. El Plan B está saturado de mecanismos de defensa y de fortalezas erigidas contra el conocimiento de DIOS. 2 CORINTIOS 10: 3-5.
Mientras más tiempo y energía invertimos en la contemplación de nuestros propios planes acerca de cómo dirigir nuestra vida, es menos probable que busquemos el plan de DIOS. Empezamos a rebotar entre reconocer el plan de DIOS y apoyarnos en nuestra propia prudencia.
Por ejemplo, el plan de DIOS es que el matrimonio se un compromiso heterosexual, monógamo y vitalicio. Supongamos que una esposa cristiana empiece a razonar: No se si mi matrimonio va a durar. En caso que así ocurriera, es mejor que consiga un trabajo para asegurar mi futuro. ¿ Es malo conseguir un trabajo ?, por supuesto que NO, pero en este caso, todo compromiso que esta esposa haga en el Plan B disminuye su compromiso con el Plan A. Mientras más piensa en el Plan B, mayores son las posibilidades de necesitarlo. En realidad ha hecho planes para que su matrimonio fracase.
¿ Donde se originan los pensamientos del Plan B ?. Hay tres fuentes primarias:
Primero, nuestra carne aún genera pensamientos e ideas humanistas. Nuestra carne es esa parte de nosotros entrenada para vivir independientemente de DIOS antes de que fuéramos cristianos.
Segundo, estamos influidos continuamente por este mundo caído. Los medios de comunicación y el ambiente del mundo están dominados por el pensamiento del Plan B.
Tercero, el dios de este mundo se ha opuesto a la Palabra de DIOS desde el huerto del Edén. Satanás, el padre de las mentiras, tentará, acusará y engañará a los hijos de DIOS como lo hizo con Adán y Eva.
La tentación siempre viene por medio del pensamiento, y la clave para resistirla es llevar el pensamiento inicial cautivo a la obediencia a Cristo.
Si no llevamos cautivo el primer pensamiento, probablemente perderemos la batalla contra la tentación. Todos tenemos que aprender la práctica del pensamiento en el umbral. Emprender la huida en el momento en que nuestros pensamientos se inclinen contra la verdad y la justicia de DIOS.
Ahora bien, si el ser humano tiene libre albedrío, ¿ por qué a veces es esclavo de conductas pecaminosas que es incapaz de abandonar ?. La respuesta es simple:
Dios tiene un plan A para TODOS nosotros, el plan A es vivir por FE el camino de Dios. Desafortunadamente existe un plan B, el plan B es vivir nuestro camino siguiendo el razonamiento humanista. El humanista dirá: “No veo el camino de Dios” o “Como no creo en Dios, seguiré mi propio camino”. Salomón nos exhorta a seguir el camino de Dios cuando escribe: “No te apoyes en tu propia prudencia” (Plan B), pero “reconócelo en todos tus caminos” (Plan A) PROVERBIOS 3: 5-6.
La fuerza del Plan A la determina nuestra convicción personal en el sentido de que el camino de DIOS siempre es el correcto. La fortaleza del Plan B la determina la cantidad de tiempo y energía que invertimos en la conservación de los pensamientos contrarios a la Palabra de Dios. El Plan B está saturado de mecanismos de defensa y de fortalezas erigidas contra el conocimiento de DIOS. 2 CORINTIOS 10: 3-5.
Mientras más tiempo y energía invertimos en la contemplación de nuestros propios planes acerca de cómo dirigir nuestra vida, es menos probable que busquemos el plan de DIOS. Empezamos a rebotar entre reconocer el plan de DIOS y apoyarnos en nuestra propia prudencia.
Por ejemplo, el plan de DIOS es que el matrimonio se un compromiso heterosexual, monógamo y vitalicio. Supongamos que una esposa cristiana empiece a razonar: No se si mi matrimonio va a durar. En caso que así ocurriera, es mejor que consiga un trabajo para asegurar mi futuro. ¿ Es malo conseguir un trabajo ?, por supuesto que NO, pero en este caso, todo compromiso que esta esposa haga en el Plan B disminuye su compromiso con el Plan A. Mientras más piensa en el Plan B, mayores son las posibilidades de necesitarlo. En realidad ha hecho planes para que su matrimonio fracase.
¿ Donde se originan los pensamientos del Plan B ?. Hay tres fuentes primarias:
Primero, nuestra carne aún genera pensamientos e ideas humanistas. Nuestra carne es esa parte de nosotros entrenada para vivir independientemente de DIOS antes de que fuéramos cristianos.
Segundo, estamos influidos continuamente por este mundo caído. Los medios de comunicación y el ambiente del mundo están dominados por el pensamiento del Plan B.
Tercero, el dios de este mundo se ha opuesto a la Palabra de DIOS desde el huerto del Edén. Satanás, el padre de las mentiras, tentará, acusará y engañará a los hijos de DIOS como lo hizo con Adán y Eva.
La tentación siempre viene por medio del pensamiento, y la clave para resistirla es llevar el pensamiento inicial cautivo a la obediencia a Cristo.
Si no llevamos cautivo el primer pensamiento, probablemente perderemos la batalla contra la tentación. Todos tenemos que aprender la práctica del pensamiento en el umbral. Emprender la huida en el momento en que nuestros pensamientos se inclinen contra la verdad y la justicia de DIOS.