Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

18 Noviembre 1998
12.218
21
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Juan Simarro
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ETA y el amor al enemigo



Yo creo que pocas personas hoy en España no serán conscientes de la importancia de la apertura de un proceso de paz que ayude a la normalización de Euskadi y libere a todos los españoles de la presión de la banda terrorista ETA. Por tanto, si partimos de lo relevante, complicado e importante que es la situación, y de la extrema necesidad de no fracasar otra vez en el intento de crear y vivir una cultura de paz en España, no creo que nadie crea que no merece la pena seguir hablando de ello en un medio evangélico. Los cristianos no sólo deben ser pacifistas, sino activistas en la búsqueda de un proceso de paz. Por eso debemos ser los que más reflexionen y apoyen este proceso.

El amor al enemigo es un tema central en el cristianismo. Y no habla de enemigos peores o mejores. No se hace una gradación de la maldad que pueda o no tener el enemigo para amarle. Por eso creo que este tema del amor al enemigo afecta a las relaciones con ETA. Y en este ámbito del pensamiento cristiano, no deja de ser extraño que en España, precisamente los sectores de derechas más cercanos al catolicismo español, sean los que más insisten en acabar con ETA usando los medios que da el Estado de Derecho, y lo dicen hablando del uso de los métodos policiales, enlazándolo con el hecho de que los presos todos deberían cumplir sus condenas completas, de que no se debe usar de ningún tipo de generosidad con ellos, y que es precisamente la policía y la extrema dureza de los jueces quienes nos deben llevar al final de la banda terrorista ETA.

Así, a muchos de los sectores que huelen a cirio y sacristía, no les importaría, quizás, seguir acorralando a ETA con las fuerzas de Seguridad del Estado, aunque esta presión hiciera que las pistolas volvieran a hablar. Se quiere acabar la violencia con la violencia, lo cual no tiene otro resultado que acumular más violencia, como diría Luther King. Pero para mí me parece une especie de esquizofrenia religiosa el ser cristiano y no ser generoso, a su vez, en el amor al enemigo, máxime cuando el tema del posible final de ETA está en el ambiente y hace ya tanto tiempo que las pistolas no han hablado.

A todo esto se une la crítica dura contra el inicio de todo diálogo con ETA. La acusación constante al Gobierno de estar negociando con ETA no da tregua. Las acusaciones de estar pagando un precio político, aunque el Presidente Zapatero repita una y mil veces que no, son incesantes. Y cuando se dice que sólo se va a hablar con ETA cuando esta deje las armas y cuando se callen las pistolas, ellos siguen diciendo que nunca se debe hablar con una banda terrorista. Los más de mil días de silencio de las pistolas no les parece suficiente, piensan que a la violencia sólo se le puede vencer con más violencia. Se crea, así, un círculo infernal que acumula violencia sobre violencia… y lo que no cabe duda es que si ETA deja las armas, si estos más de mil días sin matar se prolongan y si se produjera algún comunicado de ETA en el que mostrara su voluntad de entrar en un proceso de paz, las conversaciones deben comenzar. El cese de la lucha armada debe dar lugar al diálogo, a la negociación. Es la única forma de vehicular este silencio de las pistolas. Si éste se da, el diálogo es la única vía para la paz.

Yo creo que si alguien debe mostrar alguna generosidad para con el enemigo violento, esos deben ser los cristianos. El mandato de amor al enemigo es radical. Lo que pasa es que, quizás, no vivamos con esa radicalidad los principios cristianos, quizás estemos viviendo una espiritualidad cristiana light y descafeinada, quizás nuestro compromiso cristiano de seguimiento al Maestro sea solamente en la práctica de rituales vanos, quizás el catolicismo vivido por algunos sectores de la derecha española, sea más un catolicismo social, impuesto durante tantos años y del que queda, en algunos de los casos, el olor a cirio y a incienso, pero carente de la profundidad, del compromiso y del amor que demanda la auténtica vivencia de la espiritualidad cristiana.

Si tienen que haber rasgos de generosidad, de perdón, de olvido y de reconciliación, estos rasgos deben partir de los sectores que viven el auténtico cristianismo. Y aquí deberíamos todos los cristianos despojarnos de todo atisbo de política de partido y mostrar la fuerza del amor, independientemente de nuestras preferencias políticas. El amor al enemigo, la capacidad de perdón y los rasgos de generosidad que avalen el inicio de un proceso de paz serio, no deberían confiarse solamente de las fuerzas de izquierda de este país. Se podría fracasar. Los legitimados para una búsqueda de paz activa son los movimientos cristianos, sean éstos católicos o evangélicos. Los deseos de venganza y de llevar hasta el final la destrucción de ETA por métodos policiales, judiciales y manteniendo la persecución y la lucha, no deberían partir de emisoras que se muestran comprometidas con el cristianismo. Es un contrasentido y me llena de sonrojo… Es una burla del cristianismo.

Y no es que sea tan ingenuo de pensar que ante la violencia terrorista deben cesar las actividades de las Fuerzas de Seguridad del Estado, sino que más fuerte que esta fuerza en el proceso de paz, deberían ser las ideas cristianas en un proceso de búsqueda de paz en el que la capacidad de amor al enemigo, la fuerza del perdón, un perdón que no es aquel que no puede olvidar, sino el que olvida y hace nuevas todas las cosas, la eliminación del deseo de venganza, la generosidad y el poner las ascuas de fuego del amor sobre la cabeza del enemigo terrorista, deben ser los métodos cristianos. Máxime en este momento que vive España en el que las pistolas llevan calladas más de mil días.

Los cristianos debemos cogernos a este hilo de esperanza, orar, trabajar por una cultura de paz y vencer la violencia con la no violencia… como hizo Jesús. La paz puede ser el resultado de la generosidad y la fuerza del amor al enemigo, aunque esta se conozca con las siglas de ETA.



Juan Simarro Fernández, licenciado en Filosofía, escritor y director de Misión Evangélica Urbana de Madrid.

© J. Simarro. ProtestanteDigital.com, 2005 (España).


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Hay mucho que comentar de este artículo infame, pero de momento me quedo con esto. Dice este sujeto que va de bueno y pacifista cristiano:
a muchos de los sectores que huelen a cirio y sacristía, no les importaría, quizás, seguir acorralando a ETA con las fuerzas de Seguridad del Estado, aunque esta presión hiciera que las pistolas volvieran a hablar. Se quiere acabar la violencia con la violencia

Pregunto: ¿cómo se puede ser tan miserable y tan vil como para poner en un mismo nivel la acción terrorista que mata inocentes con la acción policial que persigue al terrorismo?
¿es que son igual de violentos los etarras que los policías que, para salvar su vida, ejercen algún tipo de violencia con los etarras?

A ver, ¿no hay nadie en el protestantismo español que le diga a este señor que no es igual el que mata inocentes que el que, en cumplimiento de lo que enseña la Escritura en Romanos 13,3-5, es servidor de Dios y vengador para castigar al que hace lo malo?

¿Se puede tolerar semejante inicuidad?

Ese es el lenguaje batasuno-etarra: nosotros respondemos con violencia a un ataque violento contra nuestro pueblo. Eta se justifica a sí misma diciendo que son violentos porque las fuerzas de seguridad del Estado son violentas con el pueblo vasco. Pues bien, el señor Simarro, siguiendo el camino marcado por algunos obispos y sacerdotes católicos vascos indignos de ser obispos y sacerdotes, acaba de decir lo mismo aunque sea desde un matiz diferente.
Simarro le da la razón a ETA: dejemos de perseguirles con la policía y así no tendrán que matarnos a todos.

Simarro, váyase a ..... elija el sitio
 
Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial



1 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. 3 Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua.

4 No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad. 5 Incuban huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si los apretaren, saldrán víboras. 6 Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos. 7 Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. 8 No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz.

9 Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad. 10 Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros como muertos. 11 Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros. 12 Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados: 13 el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira. 14 Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. 15 Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. 16 Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia. 17 Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto, 18 como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa. 19 Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. 20 Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová. (Isa. 59.)









:Investiga
 
Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial



17 Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. 18 Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo. (Isa. 32.)






:Eye_anim: :Eye_anim:
 
Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

Luis Fernando dijo:
Juan Simarro
juan_simarro.jpg

ETA y el amor al enemigo

A este hombre parece que se le va bastante la olla últimamente.
Misión Urbana no era mala idea, pero con estos defensores, difícil
lo tienen. La gente no es tan tonta como ellos se creen.

Demócrito
...
 
Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

Ayer mismo le metió un viaje César Vidal de los que hacen época. Sin dar su nombre pero citando literalmente pasajes de su artículo. Lo destrozó
 
Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

Luis Fernando dijo:

Esta criatura tiene todo el derecho a expresarse de la forma que quiera, aún que sea defendiendo al terrorismo, lo que no pretenda es que se le respete mas de lo que se le debe respetar (que no es mucho) con tipos así vamos apañaos en las iglesias Evangélicas!!
 
Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

Pero me pregunto una cosa:

¿Eso que dice es porque lo piensa y lo cree o es para congraciarse con el poder?
 
Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

Luis Fernando dijo:
Ayer mismo le metió un viaje César Vidal de los que hacen época. Sin dar su nombre pero citando literalmente pasajes de su artículo. Lo destrozó.

A la gente hay que saber ponerle límites cuando se pasa.
Simarro está pasando por un proceso de "zetapitis" aguda.
Lo siento por nuestros hermanos evangélicos españoles
que lo son de corazón. Oremos para que no se dejen desanimar
por estas cosas. Simarro es Simarro, un hombre con todas
sus limitaciones.

¿Tienes el link a la respuesta de César Vidal? ¿O, en su
defecto, alguna pista?
...
 
Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

Acabo de terminar de leer el artículo. Este señor se ha puesto la gabardina pacifista de Zapatero, y ha calcado el discurso del gobierno socialista zapateril y de los gánsteres pistoleros (luchan por la misma causa).
La voz de Simarras (la del partido socialista) es la voz de la Francia pre-hitleriana, que creía que podía conseguir la paz mirando para otro lado ante el empuje y el avance de las acciones de los violentos y asesinos con delirios de grandeza.


Simarro, si usted me lee, escuche bien lo que le voy a decir. No sé de dónde ha sacado usted su título teológico, pero me da vergüenza ajena leerle a usted y sus pocas entendederas. Me da vergüenza leer su artículo. Me parece usted un vendido a la causa política y un sectario. Sus palabras no están cargadas del violento amor de Jesús (aquel Amor que provoca la inmediata oposición, odio y persecución de este mundo), ni de evangelio, ni de ese espíritu que impregna al verdadero cristianismo. Lo que veo en usted es lo mismo de lo que usted acusa a los demás, a esas "cadenas supuestamente cristianas que predican el odio" (es decir, que critican al partido en el poder). Si ellos están vendidos a la derecha, usted lo está a la izquierda. En usted se cumple aquello de "¡hipócrita!, no mires la paja en el ojo ajeno sin sacar antes la viga de tu propio ojo".

En la Biblia usted no puede encontrar ni un sólo verso que justifique su modo de pensar. Jesús no era pacisfista. Dios NO es pacifista. ¿No ha leído usted cómo Dios ha procurado siempre la victoria de sus escogidos, y cómo esta victoria suponía una guerra, muerte o destrucción de los enemigos de ese Dios y su pueblo? ¿Dónde ha estudiado usted su "tontología cristiana", señor Simarro? ¿No ha leído que Dios impondrá Su Ley en este universo por la fuerza, y no con besos?

¿No ha leído aquel dicho de Jesús "mi paz no es como el mundo la da"?

¿Y qué pasa con aquello de "desde los días de Juan el Bautista el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan"?

¿Dónde están todos los versos del antiguo testamento donde Dios actúa con gravísima violencia contra sus enemigos? (y a continuación, puede leer aquello de que "Dios es el mismo hoy y ayer y por los siglos de los siglos")

¿No sabe que Jesús se negó a condenar el sistema militar romano de su época por el hecho de usar la violencia (con lo poco "pacifista" que debía ser aquel régimen), y profetizó la destrucción del templo de los judíos y su dispersión por mano de ese violento ejército (con más violencia), cuando podría haberlo evitado (¿no es Dios?)?

¿No ha leído el Apocalipsis, señor Simarro? Léalo, con detenimiento, lentamente, saboreando cada una de sus hojas. La próxima vez que se le ocurra hablar de "paz", recúerdele a sus amigos socialistas ese versículo donde Cristo reunirá a sus ejércitos y a sus santos en los últimos tiempos para librar la última de las batallas. Pero sobre todo, le ruego, no abra la boca para decir tal sarta de burradas teológicas, porque a los que sabemos un poco de lo que usted ignora por completo nos hace sonrojar de pura vergüenza ajena.

Abandone la política, y dedíquese al Señor Jesús con toda su alma, corazón y fuerzas. Quizás entonces empiece a entender qué quería decir el Rey cuando animaba a poner la otra mejilla. Entonces, y sólo entonces, quizás usted despierte de su crisis de identidad y pueda aportar algo digno del Nombre a este mundo necesitado de Él.


Un saludo de un cristiano del montón.
 
Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

Como decía Bart:

Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.
 
Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

Me alegro mucho de que haya habido reacción al infame artículo de Simarro.
Estas son los comentarios que saco de Protestante Digital:

El amor al prójimo es el tema central en las Escrituras. Cuando las Escrituras hablan de enemigo no se refieren a aquel que me quiere matar o que ha matado, sino al hermano, que es mi prójimo y que gozaba de mi confianza y que ahora se ha convertido en mi enemigo. Es tan cristiano hablar de justicia como del perdón. La Biblia enseña que sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados. El principio es el mismo para entendernos, sin justicia (también entendida como sentencia) no puede haber perdón. Cuando se hace justicia viene como consecuencia la generosidad y el perdón. No creo que se pueda exigir o señalar a los cristianos o a personas que han pasado por la pérdida de un hijo, o una esposa o esposo, asesinados por terroristas de ETA o por los terroristas Islámicos, que en aras del “pensamiento cristiano” perdonen y olviden.

¿Qué clase de perdón aplicó Jesús el Mesías a los que expulsó del Templo a golpes? Empleó justicia sin la cual no puede haber perdón. La justicia trae reflexión y lo que necesitan los terroristas es reflexionar en la tranquilidad de una celda de máxima seguridad ¿Cómo se aplica el perdón? Comentarios como los de el señor Simarro, si que sonrojan y preocupan a muchos de nosotros que no tenemos oportunidad de expresarnos en un medio como el presente. Pareciere que nuestra opinión es diabólica cuando exigimos justicia. Ese eufemismo de llamar “enemigo violento” a los asesinos es cuanto menos provocador e injusto con la causa que pareciere defender, con las victimas que quedan y con la memoria de los asesinados. La Biblia enseña que hay pecados por los cuales no se puede pedir, el asesinato es uno de ellos, lea las Escrituras, por favor.

Pastor José Ignacio Rodríguez

José Ignacio Rodríguez Cancio
Pastor de Labranza de Dios Internacional

A este pastor, al que creo que conozco personalmente, le responde el mano derecha de Simarro (aunque creo que es justo al revés, pero bueno) en Misión Urbana:

El Sr. Rodríguez Cancio parece desconocer el NT. Su concepto de prójimo, justicia y perdón pertenecen totalmente al Antiguo. En el NT, prójimo es cualquiera que, en un sentido amplio está próximo; justicia es algo muy diferente a la vetero-testamentaria Ley del Talión o al infausto canto de venganza de Lamec; perdón es, y lo reafirmo, un don o gracia que no puede ser exigido por el verdugo a la víctima, pero don que Jesucristo sí pide a los suyos.
Según el NT el único pecado que no se perdona es el pecado contra el Espíritu Santo. Y éste tiene que ver con la función que tiene de guiarnos a toda verdad. Por otro lado, calificar a Jesús de justiciero por el episodio del Templo de Jerusalén presupone, a mi modo de ver, toda una manipulación de la figura de Jesús que queda definida por el dictado del mandamiento del amor al enemigo, no sólo al amigo, y por cómo lo ejemplificó en la cruz perdonando a los soldados que los estaban ejecutando y a todos aquellos que intervinieron en el proceso.

Como he dicho antes, lejos esté de mi exigir que la víctima haya de otorgar a la fuerza el perdón al verdugo. Por eso son de agradecer actitudes consecuentes como la de la pastora inglesa que ha renunciado a su ministerio por no ser capaz de dar lo que Jesucristo le pide. Y mucho más aquellas otras actitudes de quienes sin ser cristianos han perdonado a sus verdugos, que también los hay.
Lo lamentable de todo este episodio es que, una vez más, son las piedras las que transmiten el mensaje que los cristianos callamos o deformamos.


David Casado Cámara
Vicepresidente de Misión Evangélica Urbana de Madrid

Y claro, recibe una respuesta CONTUNDENTE de Nacho.

El Sr. Casado Cámara parece conocer muy bien el NT. Pensábamos que el Dios de Abraham, de Isaac y Jacob era el mismo que el Padre del Mesías, tendremos que reevaluar nuestra teología. El concepto Nuevo o Antiguo Testamento como usted sabrá, no es un término teológico, sino exclusivamente cronológico. La hermeneutica filosófica animista de la que hace gala, no deja de ser una mínima definición de carácter religioso. Su conocimiento tal vez de deba a su cargo de Vicepresidente de Misión Evangélica Urbana de Madrid y disponga por tanto de una información extra-bíblica que nosotros desconocemos. Le ofrecemos Sr. Casado la posibilidad de darnos una conferencia en nuestro Seminario, los alumnos estarían “absortos y de rodillas como se adora a Dios ante su Altar” ante tan eminente intérprete del Nuevo Testamento.

El estilo de su homilética nos sobrecoge y nos certifica que estamos muy lejos de alcanzar el don de sabiduría que manifiestan cada una de sus elocuentes y elaboradas expresiones lingüísticas. Con su altísimo nivel intelectual nos sentimos acomplejados y nuestras balbuceantes palabras se descubren cual hidalgo caballero ante su amada Dulcinea.

Permítame el respetuoso atrevimiento de hacerle una pregunta de carácter exegético, relacionada con el Nuevo Testamento y del cual es usted tan profundo conocedor. Le rogamos tenga a bien instruirnos y nos diga si el Espíritu Santo que se manifestó en el Vetusto- Pacto sobre la faz de las aguas en Génesis, es la misma persona de la Santísima Trinidad que ajustició a Ananías y Safira en el texto, no masorético del Primicerio Nuevo Testamento, reflejado en el libro de Hechos de los Apóstoles capítulo 5 de los versículos 1 al 10. Esperamos anhelantes su respuesta que nos permitirán salir de nuestra burbuja de transparente desconocimiento Novo-testamentario.

José Ignacio Rodríguez Cancio
Director del Seminario Bíblico Esdras


Más comentarios:
Solamente comentar hermanos la tristeza al leer el artículo del Sr. Simarro sobre ETA y la paz.La verdad que para mí es descorazonador leer muchas cosas de las que aquí se escriben con todo el respeto que los hermanos me merecen.

Tal vez algunos piensen que soy un cristiano poco comprometido , no lo sé.Lo que si quiero decir claramente es que ni me convence él ni tampoco los que él dice que huelen a "cirio y sacristia" de quienes por cierto ,a esta nuestra nación, le han venido muchos males, uno de ellos llamado nacionalismo.

Javier Moro

y

El Señor Simarro es un hombre curioso: opina de todo o casi todo con buena voluntad y agradable panoplia, argumentos justos, casi exigüos, poder de convicción practicamente nulo. Me ha sido siempre curioso observar a los que se dedican -profesionalmente- a las tareas sociales, acaban pontificando sobre cuestiones éticas.

Siento que existan personas que expresan argumentos tan baladíes, tan faltos de telogía. Lo que Simarro habla no es ética, ni teología, ni politica, ni nada.

Luis Zistakov
profesor

A este le responde el mismísimo Simarro...... con postre:
Permitidme que intervenga desde la humildad y asumiendo ciertos niveles de duda: Quizás "lo que Simarro habla no es ética, ni teología, ni política, ni nada", porque el cristianismo en su radicalidad es un escándalo para el hombre natural, sea teólogo, político u obrero.

Pero si Jesús pudo perdonar a sus asesinos, no veo razón de que sus seguidores critiquen este tipo de perdón.

Nota de la Redacción. Nos solidarizamos con la respuesta de Juan Simarro, y a la vez pedimos que se lea adecuadamente lo que dice Y LO QUE NO DICE. Hay alguna respuesta que o no ha leido o no ha interpretado adecuadamente lo que quiere decir Juan Simarro (o esta redacción no lo ha expresado adecuadamente, todo puede ser)

Juan Simarro Fernández
Director de Misión Urbana

Así que la Redacción de Protestante Digital se solidariza con el artículo infame de Simarro, ¿verdad?
Vale, tomamos nota.

Más reacciones:
Solo quiero mencionar un texto de las Sagradas Escrituras
"Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo."

Isaías 32:17,18.

Querido Juan Simarro, la Escritura me impide estar de acuerdo con usted en esta cuestión. Que Dios nos bendiga a todos.

J. Sánchez
PSA

Y la última, de momento:
"Porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, VENGADOR para castigar al que hace lo malo" (Ro 13:4b)

La Palabra de Dios enseña el amor al enemigo, a poner la otra mejilla y a no devolver mal por mal, sino a vencer con el bien el mal. Está muy claro lo que Dios espera de nosotros como cristianos; lo que parece no estarlo tanto es qué espera Dios de las autoridades.

A algunos -creo que Juan Simarro entre ellos- les gustaría ver al Estado poniendo la otra mejilla. Tal vez les gustaría ver a la policía haciendo las paces con los delincuentes. Pero no es el policía el llamado a amar al delincuente; éste no es su enemigo. Es la víctima la que tiene que amarlo, ponerle la otra mejilla y aún perdonarlo, puesto que el delincuente sí que es, manifiestamente, su enemigo. El policía, o cualquier autoridad por Dios establecida, no es una parte del conflicto, su papel es más bien el de árbitro.

Hemos comenzado este artículo con una cita bíblica; unos versículos antes podemos leer: "No os VENGUÉIS vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la VENGANZA, yo pagaré, dice el Señor" (Ro 12:19). Y ahora, en el versículo citado al principio se nos dice en relación a la autoridad que es "servidor de Dios, VENGADOR para castigar al que hace lo malo". La Palabra de Dios nos está revelando aquí lo que Él espera de las autoridades, basta relacionar ambos textos para comprenderlo.

Ciertamente, la ira del hombre, cuando se venga o se toma la justicia por su mano, no obra la justicia de Dios. Pero Dios utiliza a las autoridades de este mundo para hacer justicia. Cuando las autoridades no sirven a Dios en este propósito, sino que se corrompen, sea por dinero o por otros intereses, y hacen las paces, o pactan, con los delincuentes, ¿quien defenderá el derecho del inocente, del pobre o de los débiles? En este caso a Dios no le queda otro remedio que actuar por Sí mismo, y, como dice la Biblia: "Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo".

José Antonio Juliá Moreno

Pues muy bien
 
Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

CARTA ABIERTA A JUAN SIMARRO

Amado hermano Simarro, sí, amado. Al fin y al cabo ésta y no otra debería ser la relación existente entre hijos del mismo Padre por cuyas venas circula la misma preciosa sangre celestial, sangre llena de Vida, que nos ha sido dada gratuitamente por nuestro común Señor y Salvador Jesucristo.

He leído el comentario que acerca del perdón y amor hacia los enemigos, en este caso ETA, has escrito hace poco tiempo. La verdad es que, y no sin razón, se han levantado voces por doquier discrepando tanto los argumentos como el fin que en él exponías.

Nadie puede negar que nuestro Señor abogó por el amor hacia los enemigos como claramente se nos muestra en el llamado Sermón del Monte, principalmente en los versículos 21 a 26 y 38 a 48 del capítulo 5 del Evangelio de Mateo pero, y esto es un mal endémico dentro del pueblo de Dios, no ponemos el sentido en lo que leemos y, si nos fijamos bien, en ningún lugar de estos dos sublimes pasajes se nos habla del perdón.

Hay un clarificador mensaje en los versículos 23 y 24 que hablan de arreglar los problemas que podamos tener con alguien antes de acercarnos al altar del Señor.

Jesús enseñó en público que para obtener el perdón y que éste sea efectivo en el corazón de las personas previamente tiene que haber arrepentimiento.

El hecho en sí de tener una actitud abocada al perdón, actitud totalmente loable que debiera anidar en todos los hijos de Dios, no es suficiente motivo para que, como ya he señalado antes, el perdón sea efectivo.

El amoroso padre de la incomparable parábola del hijo pródigo nos enseña que de no haber vuelto y pedido perdón (“…he pecado contra el cielo y contra ti…”) no hubiera recibido el abrazo y los besos de su padre, ni el vestido, ni el anillo, ni el calzado. De permanecer en la provincia lejana, donde vivía perdidamente, nada hubiera tenido. El padre atisbaba a diario para ver si su apreciado hijo volvía y, viéndolo de lejos, corrió a abrazarle, besarle y restaurarle. Ese es el bendito Padre que todos sus hijos tenemos. Esta es la hermosa historia de cualquiera de nosotros. Pero si hubiéramos continuado en la dureza de nuestros corazones, nunca habríamos experimentado personalmente el amoroso perdón de nuestro Padre. Creo, hermano Juan, que ésta es tu historia, y la mía, y la de cualquier otro que lea estas líneas. Así pues, es preciso el arrepentimiento primero para gozar del perdón después. En boca de otros personajes neotestamentarios encontramos el mismo principio. Cito sólo unos pocos pasajes: Mt. 3:2, Mr. 1:4. Lc. 3:3 y 24:47, Hch. 2:38 y 5:31 etc.

Está no solamente bien, si no muy bien, el desear el perdón de personas que han dado muerte a cerca de 1000 inocentes pero, que yo sepa jamás se han arrepentido de su acción (no sé si existirá alguno que sí haya sentido pesar en su interior, es posible que lo haya). Por el contrario celebran con efusión, incluso dentro de la cárcel, los nuevos asesinatos que llegan a los oídos de los que están presos. ¿Qué es lo que tú, Juan, entiendes por justicia? Si tan sólo se trata de amar y perdonar, pues que salgan de la cárcel todos los ladrones, violadores y asesinos que están en ella. ¿Porqué perdonar exclusivamente a los sicarios de ETA? ¿No deben merecer nuestro mismo afecto los violadores, los que hurtan con violencia, los conductores borrachos que causan destrozos y siegan vidas, los que engañan y defraudan a las personas sean éstas las que sean? ¿Para qué haber cárceles? Que todos sean liberados y se reinserten el la sociedad.

No nos equivoquemos amado; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Hemos de juzgar al mundo y a los ángeles y los juzgaremos con justicia, lo sé. Cuando a ti y a mí se nos demande juzgar algo de parte de Dios, ya nos habrán preparado para ese juicio, ya estará nuestra mente llena del Cristo glorioso. En aquel día no tendremos la mente que hoy tenemos.

Llevando las cosas al extremo. También Dios podría perdonar a Satanás, su enemigo acérrimo, en vez de tener un lago de fuego (sea esto lo que sea) para enviarle allí.

Pensemos con madurez, no con mente infantil conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuantos se opongan a la sana doctrina, según el glorioso evangelio que a mi me ha sido encomendado (1 Tm. 1: 9-11). Sin la ley ni siquiera se podría vivir en este mundo.

Alguien te ha acusado de coincidir tus razonamientos con las tesis del gobierno. Tú sabrás en tu conciencia si tiene algún fundamento o es mera casualidad. Sólo te digo una cosa para finalizar, si te alías con alguien que éste sea el Señor, tu y mí verdadero Rey de quien somos y a quien servimos.

Dios te bendiga, amado.

Epafrodito
 
Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

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El "affaire" Simarro en Protestante Digital

Madrid, 14/3/2006

El Señor Simarro es un hombre curioso: opina de todo o casi todo con buena voluntad y agradable panoplia, argumentos justos, casi exigüos, poder de convicción practicamente nulo. Me ha sido siempre curioso observar a los que se dedican -profesionalmente- a las tareas sociales, acaban pontificando sobre cuestiones éticas.

Siento que existan personas que expresan argumentos tan baladíes, tan faltos de telogía. Lo que Simarro habla no es ética, ni teología, ni politica, ni nada.

Luis Zistakov
Profesor



Oviedo, 15/3/2006

Solamente comentar hermanos la tristeza al leer el artículo del Sr. Simarro sobre ETA y la paz.La verdad que para mí es descorazonador leer muchas cosas de las que aquí se escriben con todo el respeto que los hermanos me merecen.

Tal vez algunos piensen que soy un cristiano poco comprometido , no lo sé.Lo que si quiero decir claramente es que ni me convence él ni tampoco los que él dice que huelen a "cirio y sacristia" de quienes por cierto ,a esta nuestra nación, le han venido muchos males, uno de ellos llamado nacionalismo.

Javier Moro
Empresa



Madrid, 16/3/2006

Permitidme que intervenga desde la humildad y asumiendo ciertos niveles de duda: Quizás "lo que Simarro habla no es ética, ni teología, ni política, ni nada", porque el cristianismo en su radicalidad es un escándalo para el hombre natural, sea teólogo, político u obrero.

Pero si Jesús pudo perdonar a sus asesinos, no veo razón de que sus seguidores critiquen este tipo de perdón.

Nota de la Redacción. Nos solidarizamos con la respuesta de Juan Simarro, y a la vez pedimos que se lea adecuadamente lo que dice Y LO QUE NO DICE. Hay alguna respuesta que o no ha leido o no ha interpretado adecuadamente lo que quiere decir Juan Simarro (o esta redacción no lo ha expresado adecuadamente, todo puede ser).

Juan Simarro Fernández
Director de Misión Urbana



España, 16/3/2006

Solo quiero mencionar un texto de las Sagradas Escrituras
"Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo."

Isaías 32:17,18.

Querido Juan Simarro, la Escritura me impide estar de acuerdo con usted en esta cuestión. Que Dios nos bendiga a todos.

J. Sánchez
PSA



Madrid, 17/3/2006

El Sr. Rodríguez Cancio parece desconocer el NT. Su concepto de prójimo, justicia y perdón pertenecen totalmente al Antiguo. En el NT, prójimo es cualquiera que, en un sentido amplio está próximo; justicia es algo muy diferente a la vetero-testamentaria Ley del Talión o al infausto canto de venganza de Lamec; perdón es, y lo reafirmo, un don o gracia que no puede ser exigido por el verdugo a la víctima, pero don que Jesucristo sí pide a los suyos.

Según el NT el único pecado que no se perdona es el pecado contra el Espíritu Santo. Y éste tiene que ver con la función que tiene de guiarnos a toda verdad. Por otro lado, calificar a Jesús de justiciero por el episodio del Templo de Jerusalén presupone, a mi modo de ver, toda una manipulación de la figura de Jesús que queda definida por el dictado del mandamiento del amor al enemigo, no sólo al amigo, y por cómo lo ejemplificó en la cruz perdonando a los soldados que los estaban ejecutando y a todos aquellos que intervinieron en el proceso.

Como he dicho antes, lejos esté de mi exigir que la víctima haya de otorgar a la fuerza el perdón al verdugo. Por eso son de agradecer actitudes consecuentes como la de la pastora inglesa que ha renunciado a su ministerio por no ser capaz de dar lo que Jesucristo le pide. Y mucho más aquellas otras actitudes de quienes sin ser cristianos han perdonado a sus verdugos, que también los hay.

Lo lamentable de todo este episodio es que, una vez más, son las piedras las que transmiten el mensaje que los cristianos callamos o deformamos.

David Casado Cámara
Vicepresidente de Misión Evangélica Urbana de Madrid



17/3/2006

"Porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, VENGADOR para castigar al que hace lo malo" (Ro 13:4b)

La Palabra de Dios enseña el amor al enemigo, a poner la otra mejilla y a no devolver mal por mal, sino a vencer con el bien el mal. Está muy claro lo que Dios espera de nosotros como cristianos; lo que parece no estarlo tanto es qué espera Dios de las autoridades.

A algunos -creo que Juan Simarro entre ellos- les gustaría ver al Estado poniendo la otra mejilla. Tal vez les gustaría ver a la policía haciendo las paces con los delincuentes. Pero no es el policía el llamado a amar al delincuente; éste no es su enemigo. Es la víctima la que tiene que amarlo, ponerle la otra mejilla y aún perdonarlo, puesto que el delincuente sí que es, manifiestamente, su enemigo. El policía, o cualquier autoridad por Dios establecida, no es una parte del conflicto, su papel es más bien el de árbitro.

Hemos comenzado este artículo con una cita bíblica; unos versículos antes podemos leer: "No os VENGUÉIS vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la VENGANZA, yo pagaré, dice el Señor" (Ro 12:19). Y ahora, en el versículo citado al principio se nos dice en relación a la autoridad que es "servidor de Dios, VENGADOR para castigar al que hace lo malo". La Palabra de Dios nos está revelando aquí lo que Él espera de las autoridades, basta relacionar ambos textos para comprenderlo.

Ciertamente, la ira del hombre, cuando se venga o se toma la justicia por su mano, no obra la justicia de Dios. Pero Dios utiliza a las autoridades de este mundo para hacer justicia. Cuando las autoridades no sirven a Dios en este propósito, sino que se corrompen, sea por dinero o por otros intereses, y hacen las paces, o pactan, con los delincuentes, ¿quien defenderá el derecho del inocente, del pobre o de los débiles? En este caso a Dios no le queda otro remedio que actuar por Sí mismo, y, como dice la Biblia: "Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo".

José Antonio Juliá Moreno
Diseñador gráfico



Madrid, 18/3/2006

El Sr. Casado Cámara parece conocer muy bien el NT. Pensábamos que el Dios de Abraham, de Isaac y Jacob era el mismo que el Padre del Mesías, tendremos que reevaluar nuestra teología. El concepto Nuevo o Antiguo Testamento como usted sabrá, no es un término teológico, sino exclusivamente cronológico. La hermeneutica filosófica animista de la que hace gala, no deja de ser una mínima definición de carácter religioso. Su conocimiento tal vez de deba a su cargo de Vicepresidente de Misión Evangélica Urbana de Madrid y disponga por tanto de una información extra-bíblica que nosotros desconocemos. Le ofrecemos Sr. Casado la posibilidad de darnos una conferencia en nuestro Seminario, los alumnos estarían “absortos y de rodillas como se adora a Dios ante su Altar” ante tan eminente intérprete del Nuevo Testamento.

El estilo de su homilética nos sobrecoge y nos certifica que estamos muy lejos de alcanzar el don de sabiduría que manifiestan cada una de sus elocuentes y elaboradas expresiones lingüísticas. Con su altísimo nivel intelectual nos sentimos acomplejados y nuestras balbuceantes palabras se descubren cual hidalgo caballero ante su amada Dulcinea.

Permítame el respetuoso atrevimiento de hacerle una pregunta de carácter exegético, relacionada con el Nuevo Testamento y del cual es usted tan profundo conocedor. Le rogamos tenga a bien instruirnos y nos diga si el Espíritu Santo que se manifestó en el Vetusto- Pacto sobre la faz de las aguas en Génesis, es la misma persona de la Santísima Trinidad que ajustició a Ananías y Safira en el texto, no masorético del Primicerio Nuevo Testamento, reflejado en el libro de Hechos de los Apóstoles capítulo 5 de los versículos 1 al 10. Esperamos anhelantes su respuesta que nos permitirán salir de nuestra burbuja de transparente desconocimiento Novo-testamentario.

José Ignacio Rodríguez Cancio
Director del Seminario Bíblico Esdras



Pamplona, 18/3/2006

Me parece lamentable el artículo de Juan Simarro sobre ETA en el que se evidencia la deriva de un sector del evangelismo español hacia el laicismo socialista que, a la larga, dejará también vacías nuestras iglesias, pues ZP está vendiendo nuestro país al islamismo más radical y violento.

Los ciudadanos, Sr. Simarro, tenemos derecho a la legítima defensa y mejor que la ejerza el Estado de Derecho y no la "iniciativa privada" como ocurrió en 1936 ante el vacío de poder a consecuencia del acoso y derribo de la II República por el frentepopulismo.

No tiene nada que ver el "amor al enemigo" con la tolerancia hacia el terrorismo y la delincuencia organizada. Creo que los cristianos hemos que tener las ideas claras sobre esto y no dejarnos confundir por la demagogia barata de quienes dicen hablar en nombre del Evangelio.

Atentamente.

Camilo Tuche
Médico



Zaragoza, 18/3/2006

En general me parece que la mayoría de quienes contestan a Simarro (no todos afortunadamente) están poseidos de un espíritu de luchar contra el "hereje" antes que entender lo que realmente dice.

Le acusan de no defender el Estado de derecho, cuando (y he leido y oido lo que dice) siempre resalta que la justicia y las fuerzas del Estado actúen sin duda contra el terrorismo.

Creo que en definitiva lo que dice el Sr. Simarro es que hay que hacer justicia sin venganza; venganza que parece muy cercana a la mayoría (repito que no todos) de quienes le contestan antes incluso que la propia justicia y la búsqueda de la paz.

ETA mató a un amigo mío. Yo les perdono (y no creo que esto sea un pecado, me ha costado mucho), a la vez que pido justicia, y deseo que nadie más vuelva a pasar por lo mismo que he visto pasar a su familia. Sin concesiones, pero buscando la paz.

Antonio Gómez
Administrativo



Madrid, 18/3/2006

Dejando de lado la ironías, que no me molestaré en contestar, una cosa sí quisiera decirle respecto de lo que sé del Antiguo y del Nuevo Testamento: la diferencia entre ambos es fundamentalmente teológica.

Pablo contrapone el Antiguo al Nuevo. El evangelio de Juan declara que "todas las cosas han sido hechas nuevas", cobrando especial relevancia a este respecto los episodios en los que Jesús considera periclitados el templo y el ceremonial judío. La epístola de Hebreos lo declara igualmente superado porque Cristo, el prometido, llegó y lo que era figura alcanzó la plenitud con lo que perdió su razón de ser. Jesús mismo habla de su sacrificio como de un Nuevo Pacto, pacto que Pablo declara Testamento porque en el antiguo no hubo testador, etc.

Por otra parte lamento que el hecho de que haya personas que no se consideran cristianas hayan sido capaces de perdonar, mientras que los que nos confesamos cristianos no queramos o no podamos hacerlo no le haya merecido ninguna atención.

Por último, en respuesta a su invitación, le diré que mi pensamiento sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento lo tengo expuesto con bastante detalle en el libro "EL APOCALIPSIS, Revelación y Acontecimiento humano", editado por CLIE.

Un saludo fraternal y... nada más.

David Casado Cámara
Vicepresidente de Misión Evangélica Urbana de Madrid

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Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

Si el pensamiento de Simarro es muy bonito, solo que ...

Hay que perdonar, pero solo al que pide perdón, en el caso etarra si dejara de antentar (cosa que no ocurrió) y por supuesto sino tuvieran dobles intereses (alguna promesa interna debe haber de zETAp para darles la independencia a los vascos... tiempo al tiempo.)

No hace mucho, en mi iglesia me encontre a uno que dijo exactamente estas palabras:

"¿Con este Cesar Vidal voy a tener que estar toda la eternidad?" lo malo de esto es que yo también empecé a buscar nombres que encajaran en ese mismo planteamiento, espero que al bueno de Simarro no se le valla otra vez la olla y escriba con la sabiduría del Espíritu, no con la de los hombres.

Shalom!!!
 
Re: Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

epafrodito2006 dijo:

CARTA ABIERTA A JUAN SIMARRO

Amado hermano Simarro, sí, amado. Al fin y al cabo ésta y no otra debería ser la relación existente entre hijos del mismo Padre por cuyas venas circula la misma preciosa sangre celestial, sangre llena de Vida, que nos ha sido dada gratuitamente por nuestro común Señor y Salvador Jesucristo.

He leído el comentario que acerca del perdón y amor hacia los enemigos, en este caso ETA, has escrito hace poco tiempo. La verdad es que, y no sin razón, se han levantado voces por doquier discrepando tanto los argumentos como el fin que en él exponías.

Nadie puede negar que nuestro Señor abogó por el amor hacia los enemigos como claramente se nos muestra en el llamado Sermón del Monte, principalmente en los versículos 21 a 26 y 38 a 48 del capítulo 5 del Evangelio de Mateo pero, y esto es un mal endémico dentro del pueblo de Dios, no ponemos el sentido en lo que leemos y, si nos fijamos bien, en ningún lugar de estos dos sublimes pasajes se nos habla del perdón.

Hay un clarificador mensaje en los versículos 23 y 24 que hablan de arreglar los problemas que podamos tener con alguien antes de acercarnos al altar del Señor.

Jesús enseñó en público que para obtener el perdón y que éste sea efectivo en el corazón de las personas previamente tiene que haber arrepentimiento.

El hecho en sí de tener una actitud abocada al perdón, actitud totalmente loable que debiera anidar en todos los hijos de Dios, no es suficiente motivo para que, como ya he señalado antes, el perdón sea efectivo.

El amoroso padre de la incomparable parábola del hijo pródigo nos enseña que de no haber vuelto y pedido perdón (“…he pecado contra el cielo y contra ti…”) no hubiera recibido el abrazo y los besos de su padre, ni el vestido, ni el anillo, ni el calzado. De permanecer en la provincia lejana, donde vivía perdidamente, nada hubiera tenido. El padre atisbaba a diario para ver si su apreciado hijo volvía y, viéndolo de lejos, corrió a abrazarle, besarle y restaurarle. Ese es el bendito Padre que todos sus hijos tenemos. Esta es la hermosa historia de cualquiera de nosotros. Pero si hubiéramos continuado en la dureza de nuestros corazones, nunca habríamos experimentado personalmente el amoroso perdón de nuestro Padre. Creo, hermano Juan, que ésta es tu historia, y la mía, y la de cualquier otro que lea estas líneas. Así pues, es preciso el arrepentimiento primero para gozar del perdón después. En boca de otros personajes neotestamentarios encontramos el mismo principio. Cito sólo unos pocos pasajes: Mt. 3:2, Mr. 1:4. Lc. 3:3 y 24:47, Hch. 2:38 y 5:31 etc.

Está no solamente bien, si no muy bien, el desear el perdón de personas que han dado muerte a cerca de 1000 inocentes pero, que yo sepa jamás se han arrepentido de su acción (no sé si existirá alguno que sí haya sentido pesar en su interior, es posible que lo haya). Por el contrario celebran con efusión, incluso dentro de la cárcel, los nuevos asesinatos que llegan a los oídos de los que están presos. ¿Qué es lo que tú, Juan, entiendes por justicia? Si tan sólo se trata de amar y perdonar, pues que salgan de la cárcel todos los ladrones, violadores y asesinos que están en ella. ¿Porqué perdonar exclusivamente a los sicarios de ETA? ¿No deben merecer nuestro mismo afecto los violadores, los que hurtan con violencia, los conductores borrachos que causan destrozos y siegan vidas, los que engañan y defraudan a las personas sean éstas las que sean? ¿Para qué haber cárceles? Que todos sean liberados y se reinserten el la sociedad.

No nos equivoquemos amado; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Hemos de juzgar al mundo y a los ángeles y los juzgaremos con justicia, lo sé. Cuando a ti y a mí se nos demande juzgar algo de parte de Dios, ya nos habrán preparado para ese juicio, ya estará nuestra mente llena del Cristo glorioso. En aquel día no tendremos la mente que hoy tenemos.

Llevando las cosas al extremo. También Dios podría perdonar a Satanás, su enemigo acérrimo, en vez de tener un lago de fuego (sea esto lo que sea) para enviarle allí.

Pensemos con madurez, no con mente infantil conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuantos se opongan a la sana doctrina, según el glorioso evangelio que a mi me ha sido encomendado (1 Tm. 1: 9-11). Sin la ley ni siquiera se podría vivir en este mundo.

Alguien te ha acusado de coincidir tus razonamientos con las tesis del gobierno. Tú sabrás en tu conciencia si tiene algún fundamento o es mera casualidad. Sólo te digo una cosa para finalizar, si te alías con alguien que éste sea el Señor, tu y mí verdadero Rey de quien somos y a quien servimos.

Dios te bendiga, amado.

Epafrodito





:101010:
 
Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

...
Hoy mi madre cumplió noventa años. Estuve hablando con ella del asesinato
de su padre y su hermano por las tropas franquistas. La verdadera causa fue
que mi abuelo le alquiló un bajo comercial a un farmacéutico. La única farmacia
que había en el pueblo era de un cacique católico y vio en este alquiler una
ofensa imperdonable, por lo que aprovechó el revuelo de la guerra para
acusarlo falsamente y mandarlo al paredón junto con mi tío Julio, un joven
aparejador, simpático y trabajador. Murieron los dos abrazados y mi abuelo,
que no era creyente, escribió a su hijo mayor, mi tío Manolo, ya fallecido, una
larga carta que termina así:

"No te olvides de todo cuanto te digo, no te metas en ninguna clase
de política, es una ingrata, el que va de buena fe, siempre sale mal,
recomiendo lo mismo a tus hermanos para cuando sean mayores, no
guardéis rencor a nadie, y los tengo perdonado a todos [los] que han
contribuido a este triste desenlace.

[...]

Adiós.

Serafín".


Mi madre, a día de hoy, no fue capaz de perdonar a los asesinos de su
padre y de su hermano. Yo le pregunté: "¿Y si ellos te hubieran perdido
perdón, los perdonarías?". "Entonces, sí", me respondió sin dudarlo.

Demócrito
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Juan Simarro equipara la violencia etarra a la actuación policial

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Fe de erratas

Demócrito dijo:
y los tengo perdonado a todos [los] que han contribuido a este triste desenlace.

DONDE DICE: y los tengo perdonado a todos [los] que han contribuido a este triste desenlace.

DEBE DECIR: yo los tengo perdonado a todos [los] que han contribuido a este triste desenlace.

En gallego el verbo "tener" sustituye a veces al verbo "haber". La construcción gramatical en castellano sería: yo los he perdonado a todos [los] que han contribuido a este triste desenlace.
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El "affaire" Simarro en Protestante Digital
Suma y sigue...


Barcelona, 19/3/2006

Este escrito es para llamar a cordura a unos y a otros.

¿Quién les ha mandado a ustedes a ponerse del lado de tal o cual bando político y sus respectivos postulados?

Este tipo de enfrentamiento, debilita aún más al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia.

Bien haríamos en estar predicando el Evangelio, en vez de defender posturas políticas; no estaría nada mal defender los postulados del Reino de Dios, y dejar al mundo enfrentarse con sus políticas.

Para el señor Simarro, sólo un humilde consejo, el perdón es para los que se arrepienten, Dios no perdona si no hay arrepentimiento. Si un etarra se arrepiente, hay que perdonarle desde la perspectiva cristiana, pero debe cumplir su pena.Dios mismo estabeció: La paga del pecado es la muerte, y Él mismo cumplió Su propia Ley enviando a Su Hijo a morir por nosotros.

Busquemos con nuestras palabras construir para el Reino de Dios y no enfrentarnos entre hermanos por ideas políticas creadas para el beneficio de unos pocos.

El Reino al que pertenecemos, señores-as, no es de este mundo...¿a qué luchar por los ideales políticos del mundo, si este ha de perecer bajo el fuego?

¡¡¡Vayamos y prediquemos a los etarras, para que éstos se arrepientan y nazcan de nuevo!!!

Esa es nuestra misión, predicar el Evangelio.

Bendiciones en Cristo.

Mari Paz Cala Lorenzo
Secretaria

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Fuente: www.protestantedigital.com/new/leerRespuesta.php?524

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Madrid, 14/3/2006

El amor al prójimo es el tema central en las Escrituras. Cuando las Escrituras hablan de enemigo no se refieren a aquel que me quiere matar o que ha matado, sino al hermano, que es mi prójimo y que gozaba de mi confianza y que ahora se ha convertido en mi enemigo. Es tan cristiano hablar de justicia como del perdón. La Biblia enseña que sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados. El principio es el mismo para entendernos, sin justicia (también entendida como sentencia) no puede haber perdón. Cuando se hace justicia viene como consecuencia la generosidad y el perdón. No creo que se pueda exigir o señalar a los cristianos o a personas que han pasado por la pérdida de un hijo, o una esposa o esposo, asesinados por terroristas de ETA o por los terroristas Islámicos, que en aras del “pensamiento cristiano” perdonen y olviden.

¿Qué clase de perdón aplicó Jesús el Mesías a los que expulsó del Templo a golpes? Empleó justicia sin la cual no puede haber perdón. La justicia trae reflexión y lo que necesitan los terroristas es reflexionar en la tranquilidad de una celda de máxima seguridad ¿Cómo se aplica el perdón? Comentarios como los de el señor Simarro, si que sonrojan y preocupan a muchos de nosotros que no tenemos oportunidad de expresarnos en un medio como el presente. Pareciere que nuestra opinión es diabólica cuando exigimos justicia. Ese eufemismo de llamar “enemigo violento” a los asesinos es cuanto menos provocador e injusto con la causa que pareciere defender, con las victimas que quedan y con la memoria de los asesinados. La Biblia enseña que hay pecados por los cuales no se puede pedir, el asesinato es uno de ellos, lea las Escrituras, por favor.

Pastor José Ignacio Rodríguez

José Ignacio Rodríguez Cancio
Pastor de Labranza de Dios Internacional
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