Re: Les duele nuestra alegría
Convertir nuestra vida
Desde el inicio de la cuaresma, cuando el miércoles de ceniza el sacerdote nos la impone, las palabras que escuchamos son “convertíos y creed en el Evangelio” y con ello queda plasmada la primera invitación de este tiempo litúrgico.
Cuaresma, decimos con razón, es tiempo de conversión. Y a veces nos atrevemos a preguntarnos conversión de qué y a qué. Si “convertirse” quiere decir cambiar de orientación, de dirección la vida, entonces empezamos a entender la invitación que la Iglesia nos dirige en este tiempo.
Convertirme para en mi vida hacer vida el Evangelio, la palabra de Dios; convertirme para reorientar mi vida, para dejar de lado todo cuanto puede apartarme de Dios.
Y ahí está un camino que va mucho más allá del tiempo de cuaresma, porque en realidad abarca toda la vida. Si examinamos nuestra vida reconocemos que siempre hay algo que no está completamente de acuerdo con mi vida cristiana, con mi opción personal, siempre hay algo o mucho para convertir.
Que la cuaresma sea tiempo de conversión, tiempo de transformación, tiempo también de acción de gracias por la paciencia de Dios, por su infinito amor que nos permite llegar a la gran celebración pascual.
Texto: Sor Carmen Solé
Convertir nuestra vida
Desde el inicio de la cuaresma, cuando el miércoles de ceniza el sacerdote nos la impone, las palabras que escuchamos son “convertíos y creed en el Evangelio” y con ello queda plasmada la primera invitación de este tiempo litúrgico.
Cuaresma, decimos con razón, es tiempo de conversión. Y a veces nos atrevemos a preguntarnos conversión de qué y a qué. Si “convertirse” quiere decir cambiar de orientación, de dirección la vida, entonces empezamos a entender la invitación que la Iglesia nos dirige en este tiempo.
Convertirme para en mi vida hacer vida el Evangelio, la palabra de Dios; convertirme para reorientar mi vida, para dejar de lado todo cuanto puede apartarme de Dios.
Y ahí está un camino que va mucho más allá del tiempo de cuaresma, porque en realidad abarca toda la vida. Si examinamos nuestra vida reconocemos que siempre hay algo que no está completamente de acuerdo con mi vida cristiana, con mi opción personal, siempre hay algo o mucho para convertir.
Que la cuaresma sea tiempo de conversión, tiempo de transformación, tiempo también de acción de gracias por la paciencia de Dios, por su infinito amor que nos permite llegar a la gran celebración pascual.
Texto: Sor Carmen Solé