Encíclica: Dios es amor

Re: Encíclica: Dios es amor

Pienso que la mayoría de los cristianos evangélicos podrían subscribirse con algo más del 90% de la encíclica.
Lo mejor, lo hallo en la siguiente declaración ya al comienzo en el primer numeral:
No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. En su Evangelio, Juan había expresado este acontecimiento con las siguientes palabras: « Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todos los que creen en él tengan vida eterna » (cf. 3, 16).
Lo conocido por todos los católicos, universalmente y desde siempre, es que el verbo “bautizar” aplicado a los recién nacidos se usa indistintamente con el de “cristianizar”. El nuevo Catecismo retiene todavía en toda su fuerza la regeneración bautismal, liberación del pecado, llegar a ser miembros de Cristo e incorporación a la Iglesia (1213).
La declaración más arriba citada, sin embargo, podría resumir una definición de lo que es la conversión o experiencia de salvación en boca de cualquier evangelista protestante. Si se imprimiera en una tarjeta ese párrafo de Benedicto XVI, podría encararse a cuanto cura, monja o católico encontráramos, para edificar sobre esta cláusula de la encíclica una presentación Cristocéntrica del evangelio, que aunque única posible en nuestra práctica, sabemos que en la católica - aunque se asuma tácitamente -, se distorsiona con el énfasis mariano y el sacramental.
Por supuesto que este no es el único aspecto positivo de esta carta, pero sí creo que es el que vale la pena destacar.
Lo que no puedo menos que reconocer como un error (15) es la inadvertencia tan común también entre los evangélicos, de llamar de “parábola” la historia de ultratumba relatada por Jesús en Lucas 16:19-31. Efectivamente, las parábolas no son anécdotas sino alegorías en que los personajes y hechos son anónimos y ficticios, aunque verosímiles. En este relato, en cambio, no sólo están los nombres de Lázaro y Abraham, sino que jamás Jesús hubiera puesto en boca de Abraham palabras que este jamás hubiera pronunciado. Esta historia es una prueba adicional a la deidad de Cristo, pues únicamente siendo Él el Hijo eterno de Dios pudiera conocer esa conversación más allá de la muerte.
En el numeral 28 vale la pena una reflexión al siguiente párrafo:
En este punto se sitúa la doctrina social católica: no pretende otorgar a la Iglesia un poder sobre el Estado. Tampoco quiere imponer a los que no comparten la fe sus propias perspectivas y modos de comportamiento. Desea simplemente contribuir a la purificación de la razón y aportar su propia ayuda para que lo que es justo, aquí y ahora, pueda ser reconocido y después puesto también en práctica.
El pensamiento es: Ojalá esta doctrina social católica se hubiera mantenido desde Constantino hasta la Revolución Francesa, y no haber sido forzada a seguirla desde 1789 para acá, al impulso de los nuevos tiempos. De haber sido así, no se hubieran conocido los horrores de la Inquisición ni la imposición de la religión a sangre y fuego por los dominios de los reyes católicos. Pero como el Papa anterior pidió perdón (?!), Benedicto XVI ya se olvidó de aquel pasado no demasiado remoto todavía, y ahora habla como si tal doctrina fuera la que desde siempre observara la Iglesia Católica.
Lo último que quisiera comentar y que desde un principio ya notara José Lahoz, es cuando al final del numeral 41, hablando de María dice:
“más tarde, en el momento de Pentecostés, serán ellos los que se agrupen en torno a ella en espera del Espíritu Santo (cf. Hch 1, 4).” El relato del pasaje sigue este orden: 1ero. los once apóstoles; 2do. las mujeres; 3ero. María; 4to. los hermanos. Seguidamente en el v.15 dice que la multitud de los reunidos era como de ciento veinte. En todo el relato no hay la más mínima idea de que ella fuese centro de la reunión. De haber estado Jesús todavía muerto, se comprende que la madre fuese el objetivo del consuelo que los demás procurarían brindarle. Pero ese no era el caso, pues Él ya había resucitado y se les había estado apareciendo por 40 días. Incluso de los hermanos de Jesús se seguirá hablando en el N.T., pero María no volverá a ser mencionada a partir de aquí.
Ricardo.
 
Re: Encíclica: Dios es amor

Pecado es lo que hace daño, ciertamente no el amor, ni tampoco el sexo, a menos que sea forzado o algo así.
El tiempo dirá quién tiene razón. Hay coincidencias y diferencias entre mis ideas y las del Papa Benedicto XVI en su nueva Encíclica "Dios es amor" (Deus Caritas est). http://www.abc.es/abc/pg060125/actu...n/200601/25/carta-enciclica-benedicto-XVI.asp o http://www.ssbenedictoxvi.org/mensaje.php?id=156. También hay puntos en común, aunque pocos. Concuerdo con algunas frases, por ejemplo el título, aunque seguramente sería sacarlas de contexto, si fueron puestas allí para darle al documento un leve toque de cordura, unas motitas de modernidad, como pocos puntos de sujección de donde cuelga todo el peso de la teoría, tratando de frenar el crecimiento humano, tirando hacia abajo, hacia atrás. El tiempo pasa, las cosas cambian, para mejor o para peor, depende de nosotros. La gente está entendiendo mejor lo que decían los hippies hace 40 años. Y la Iglesia descubre ahora que eso está escrito en los Evangelios desde hace 2 mil años, e intenta aparentar que desea adaptarse a estos tiempos. Pero lo hace de tal manera que revela sus verdaderas intenciones, tergiversando el sentido de las palabras, traicionando su espíritu. Hay que tener en cuenta que es una institución muy conservadora, conducida por los representantes de su ala más retrógrada (la Congregación para la Doctrina de la Fe, actual nombre de la Inquisición, de donde vienen el Panzerkardinal y sus secuaces), con una visión un tanto anacrónica, medieval. Imaginate, la Inquisición halando de amor. Estas son citas de la novela "1984" de George Orwell: "Su vida sexual, por ejemplo, estaba totalmente regulada por las dos palabras de neolengua sexocrimen (inmoralidad sexual) y buensexo (castidad)." "Éste sabía lo que quería decir buensexo, es decir, el coito normal entre marido y mujer con el solo propósito de engendrar hijos y sin placer físico por parte de la mujer; todo lo demás era sexocrimen.". ¿Se ve el tipo de sociedad que pretenden crear?. Se pretende disociar casi completamente el amor del sexo, salvo quizás un único caso, muy puntual y se condenan todos los demás. El poder condena el amor, lo persigue, enseña que es malo, lo desprestigia asociando amor con sexo (el "fruto prohibido") y sexo con prostitución (como el Papa en el Punto 5, la única vez que se refiere al sexo en sí, la otra de las dos únicas veces que usa la palabra sexo en el documento es para referirse al sexo opuesto), algo sucio, vergonzoso, pecaminoso, con tanto éxito hasta ahora que hasta nos da vergüenza usar la palabra amor. Para la Iglesia el amor de los laicos es igual a prostitución. Pero eso está mal, terriblemente mal, no sé si se alcanza a percibir lo malo que es, lo dañino que ha sido y es. Negar el amor es negar a Dios. El sexo se asocia naturalmente sólo al amor romántico o de pareja, el eros, pero dentro de él hay muchas variantes, y el amor no se termina ahí, hay muchas otras clases de amor no necesariamente ascociadas con el sexo: fraternal, maternal, paternal, filial, incluso la amistad, la solidaridad, la compasión, la caridad, podrían considerarse formas "light" o suaves de amor. El amor es una emoción que atrae a las personas, que las une, como una fuerza de atracción, que tiende a su comunión (¿koinonia?), entre sí y con Dios, que es precisamente lo que se quiere impedir al perseguirlo. Cada persona es distinta y ama de forma distinta, con diferentes clases de amor a personas diferentes. Cada forma de amar tiene sus ventajas y sus desventajas, virtudes y defectos, es mejor para unas cosas y peor para otras, no hay formas "mejores" y "peores", sólo diferentes. El amor es una emoción y las emociones mueven al mundo ("la pasión es lo que nos mueve", dice el comercial de Skip). El poder se basa en emociones, el poder es la capacidad de generar emociones. Hay emociones malas, las que separan a la gente (miedo, odio, culpa, vergüenza), y emociones buenas (distintas formas de amor), las que las unen. Desde el poder perverso se persigue al amor porque es una emoción buena. Si te tragás su discurso te alineás con ese poder maligno, te sintonizás con él, te sumás a él, te integrás a sus huestes, sos cómplice del daño que causa, lo avalás, le das tu consenso. El discurso es poder, y cuando uno lo cree se subordina a él. El discurso de los que manejaron y manejan el mundo puede ser seductor a veces, todo muy lindo en teoría, pero basta ver bien cómo están las cosas en realidad, los efectos, los resultados, para ver la distancia que hay entre las palabras y los hechos. Creo que es a lo que Jesús se refería cuando decía "por sus frutos los conoceréis". No los frutos que se dan a sí mismos, sino los que dan a los demás. No creo que sea como dicen los evangélicos, que se refiere a quienes llevan una vida ordenada, exitosa en todos los aspectos, familiar, afectiva, laboral, social, política, etc. Nada de eso se aplicaría al mismísimo Jesús, y lo descalificarían. Es un claro ejemplo de que es más bien al revés. Si una persona está en buenos términos con el poder, es natural que le vaya bien en todo, mientras que si es perseguida es lógico que le vaya mal. Ellos no reconocerían a Jesús en la persona que sufre, la víctima de las injusticias, y lo volverían a crucificar. Es como cuando estaba en la plaza apoyando la protesta, y el Obispo, desde la Catedral, cruzando la calle, nos descalificaba para justificarse, nos tildaba de comunistas ateos y suicidas (no éramos nada de eso, al menos no todos, ni la gran mayoría), pero hubo un tipo haciendo huelga de hambre un mes entero enfrente de su nariz y jamás el santo varón se acercó ni para preguntar qué pasa. Los que manejan el mundo dirán que hacen todo lo que pueden y que si las cosas andan mal no es culpa de ellos, que hay cosas fuera de su control que los superan. Pero eso no es verdad. Son más falsos que Papa americano. Es obvio que no quieren hacer las cosas bien. Si empezaran a hacer las cosas bien las cosas empezarían a mejorar paulatina y progresivamente, hasta que todo mejore mucho. Los países escandinavos son un ejemplo de eso en muchos aspectos. Pero ellos entienden el poder como la capacidad de hacer sufrir, de generar miedo y odio ("Que me odien, pero que me teman" decía Julio César), y así no se pueden resolver los problemas, porque perderían poder, sólo pueden aumentarlos. Las perversas reglas morales y legales del mundo están hechas para hacer el mayor daño posible. El delito y el pecado se manipulan y tergiversan para hacer el mayor daño posible y de paso se usan para perseguir implacablemente a los que se oponen al perverso orden establecido. Conductas inocuas se vuelven pecados y otras dañinas reciben sólo un castigo simbólico. "Que beber café es pecado dicen los mormones", "rezando un padrenuestro el asesino no revive a su muerto", canta Ricardo Arjona en "Jesús, verbo no sustantivo". Adhiero a su forma de ser cristiano. Si uno cree de verdad en Dios, sea de la religión que sea, no hace ciertas cosas, como asesinar, con balas o con corrupción, violar, torturar, robar, vender drogas, como los mafiosos que van a misa los domingos para guardar las apariencias y asesinan gente toda la semana. Por otro lado, si uno cree de verdad en Cristo, que vivió, que murió por nuestros pecados, que resucitó, no sólo él sino también a otras personas en ese mismo momento, no importa lo que uno haya hecho, lo que no es una licencia para hacer cualquier cosa, si uno se arrepiente de corazón y no vuelve a pecar puede ser perdonado y resucitado de la misma forma. Sólo se necesita creer, Jesús lo dijo.
El Papa dice que no hay que reducir el amor a sexo, a una mercancía, pero él lo reduce a caridad (sobre todo en la Segunda parte, desde el punto 19), a donaciones para las arcas del Vaticano, es decir, a una mercancía, a una cuestión de dinero. Es lo que han estado haciendo en los últimos mil quinientos años, nada ha cambiado. Quieren reducir el amor de los católicos a amor por la Iglesia ("Quien ama a Cristo ama a la Iglesia y quiere que ésta sea cada vez más expresión e instrumento del amor que proviene de Él.", punto 33). La caridad no excluye el eros y otras formas de amor. Parece que adoran al dinero. Nunca pretendí ser un santo, sólo manifestar mi opinión. Al Capone hacía caridad y tenía una recomendación papal. Casi lo canonizan San Capone Gángster.
Nótese la diferencia entre lo que hace la Iglesia (que se queda en los ritos, las formalidades, las apariencias, los dogmas, las teorías), y lo que Jesús enseñaba. Al respecto, en la primera comunión el cura suele citar una parte de los Evangelios donde Jesús realiza por primera vez esa ceremonia en la última cena, Juan cap. 13 vers. 26., pero hay que leer tres versículos antes. Buscá la Biblia y leelo. Pero no te quedes con eso. "Que haces hermano leyendo la Biblia todo el día, lo que ahí está escrito se resume en amor, vamos ve y practícalo", canta Ricardo Arjona en "Jesús, verbo no sustantivo".
"Ciertamente, el eros quiere remontarnos « en éxtasis » hacia lo divino, llevarnos más allá de nosotros mismos, pero precisamente por eso necesita seguir un camino de ascesis, renuncia, purificación y recuperación", dice el Papa, al final del punto 5. ¿Así que debemos resistirnos?. Disiento con el Papa y Coincido con Nietzsche. El tema de el amor, el sexo y el pecado es una cuestión que los católicos tendrían que revisar profundamente y que el Papa no ayuda mucho a resolver. Algunas frases que rescato: "El amor es gratuito; no se practica para obtener otros objetivos.", punto 31, inciso c. "No obstante, éste es un proceso que siempre está en camino: el amor nunca se da por « concluido » y completado; se transforma en el curso de la vida, madura y, precisamente por ello, permanece fiel a sí mismo.", punto 17 (todo cambia), que parece contradecir la parte donde explica que "A la imagen del Dios monoteísta corresponde el matrimonio monógamo.", al final del punto 11, a "El desarrollo del amor hacia sus más altas cotas y su más íntima pureza conlleva el que ahora aspire a lo definitivo, y esto en un doble sentido: en cuanto implica exclusividad -sólo esta persona-, y en el sentido del « para siempre »." (punto 6), y a la denostación del « dodim », "Primero, la palabra « dodim », un plural que expresa el amor todavía inseguro, en un estadio de búsqueda indeterminada. Esta palabra es reemplazada después por el término « ahabá », que la traducción griega del Antiguo Testamento denomina, con un vocablo de fonética similar, « agapé », el cual, como hemos visto, se convirtió en la expresión característica para la concepción bíblica del amor. En oposición al amor indeterminado y aún en búsqueda, este vocablo expresa la experiencia del amor que ahora ha llegado a ser verdaderamente descubrimiento del otro, superando el carácter egoísta que predominaba claramente en la fase anterior. Ahora el amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo, sumirse en la embriaguez de la felicidad, sino que ansía más bien el bien del amado: se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca.", punto 6. Creo que allí, en el Cantar de los Cantares que cita, « ahabá » o « agapé » quiere decir entregarse a sí mismo, no hacer donaciones. Entonces puede fundirse con el eros, de modo que este último no necesariamente tiene que ser posesivo, como afirma en el punto 7.
Hay una diferencia entre amor puro y sexo puro, como la diferencia entre la parte que va de la cintura para arriba y la que va de la cintura para abajo, como la diferencia entre complacer al otro o usar al otro para satisfacerse uno mismo. Es como si fueran dos extremos de una escala, y una persona, puede, en un determinado momento de su vida, reconocerse, ubicarse a sí mismo en algún punto de esa escala. El que es más egoísta se ubicará más cerca de un extremo y el que no, más cerca del otro, o del medio. En cualquier caso, esto es normal y no tiene nada de malo. Mientras sea consentido y no haya daño y víctimas, lo relacionado con el sexo son cuestiones privadas, y el tiempo y recursos humanos y materiales que se desperdician hablando de eso se distraen de las importantes cuestiones públicas, políticas y sociales. Cuando lo privado se vuelve público, lo público se hace privado (secreto, cerrado, oscuro). Cuando el foco de la atención se centra en el individuo y sus actos privados, se vuelve objeto de vigilancia (por parte del Gran Hermano), mientras lo público, la administración pública, el Estado, se vuelve invisible, simplemente porque la atención no se centra sobre él, de modo que el Estado puede controlar al individuo y no al revés. Tenemos entonces una sociedad como la descrita en "1984", corrupta y atea, basada en el miedo y el odio, donde nada es verdadero, nada es bueno o decente. ¿Es eso a lo que queremos llegar?. Creo que si el mundo no tolera lo inocuo se autodestruirá.
 
¿Por qué me censuran?

¿Por qué me censuran?

No podía entrara al foro por ninguna circunstancia. Se rechazó mi contraseña, así que hice click en "olvidé mi contraseña" para que me la envíen. Me enviaron un mail con un link que lleva a una página que dice "Mensaje del Foro
La dirección que has introducido para solicitar un passowrd nuevo no es válida. Vuelve a reintentarlo utilizando este formulario."
Es un ciclo infinito. Tuve que crear otra cuenta. No voy a hacerlo de nuevo. Si no me quieren en este foro voy a ir a otro más abierto.
 
Re: Encíclica: Dios es amor

Por los términos que usa, el Papa no puede ignorar que cuando se reprime el eros se libera el tánatos, el impulso de muerte. Es obvio que lo hace adrede.
 
Re: Encíclica: Dios es amor

Nadie le ha censurado. Ahora queda expulsado por incumplimiento de la norma 6.


DLB.
--
Webmaster
 
Re: Encíclica: Dios es amor

Amado hermano Luis Fernando. Recibe mis saludos, mi amor y mis bendiciones.

Es una lástima dejar de contar con tu participación en este foro. Aunque no compartas para nada mi pensamiento y mi credo, pienso que eres un hermano sincero con tu fe y eso merece todo mi respeto. Espero que eso más importante que tienes que hacer, te llene de dicha y felicidad. Sin embargo permíteme decirte lo siguiente:

La Verdad, amado hermano, es infinita. Por lo tanto son infinitos los temas que aún te quedan por tratar. Y el repetirse ,amado Luis Fernando, solo muestra una escacés muy grande de creatividad y conocimiento.


Con amor:Junegofe



YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.

(Espero que donde vayas no lo olvides)
 
Re: Encíclica: Dios es amor

Ciertamente, el amor es « éxtasis », pero no en el sentido de arrebato momentáneo, sino como camino permanente, como un salir del yo cerrado en sí mismo hacia su liberación en la entrega de sí y, precisamente de este modo, hacia el reencuentro consigo mismo, más aún, hacia el descubrimiento de Dios.
Esta Frace fue la mas q me impacto de la enciclica. Pues aveces no vemos esto de amor como algo evolutivo sino como algo estatico del momento y es una evolucion total que nos lleva a conocer las profundiades de Dios ciertamente. Entiendo que esto es inspirado por el Espiritu Santo.
 
Re: Encíclica: Dios es amor

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Primera enciclica del nuevo Papa



Nueve meses después de su elección a la jefatura del Vaticano, el Papa Benedicto XVI ha hecho pública su primera Encíclica, fechada en Roma el 25 de diciembre de 2005. En España los medios de comunicación la dieron a conocer el 26 de enero del año que estamos viviendo. Tengo ante mi tres ediciones de la Encíclica, que me han llegado por diferentes conductos. La he leído dos veces, he subrayado párrafos, he anotado ideas.

En la prensa escrita de nuestro país el documento del Papa ha tenido muy poca repercusión. La novedad del primer día, tímidas alusiones dos días después y paremos de contar.

La Encíclica está muy bien escrita, con un alto nivel literario y teológico. Joseph Ratzinger es un intelectual de talla, culto y profundo. A este su primer documento papal ha querido ponerle como título "Dios es amor". Ratzinger discurre sobre el amor de Dios, el amor entre los seres humanos y el complemento material del amor, el eros, el sexo.

Que un Papa hable del eros y llegue a calificar de erótico el amor, puede parecer una revolución del pensamiento y del lenguaje vaticano, pero no aporta novedad alguna. El tema que ha elegido el Papa para su primera Encíclica es tan antiguo como el despertar de los tiempos. Ya lo apuntó Adán cuando, contemplando la desnudez de Eva, exclamó: "Esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne". Añade el texto inspirado que inmediatamente la "conoció", es decir , la poseyó, el amor espiritual derivó en carne de deseo.

De lo que ahora escribe el Papa ya escribieron en la antigüedad lejana Salomón en "El Cantar de los cantares", Platón en "El banquete", Ovidio en "El arte de amar", en los tiempos modernos Erich Fromm en una excelente obra que lleva el mismo título que la de Ovidio, Ortega y Gasset en "Estudios sobre el amor" y centenares de escritores en todas las épocas y en multitud de países. Ahora mismo, hoy, las "Webs" que se anuncian en Internet facturan quince millones de euros al año procedentes de hombres y mujeres que navegan en busca de amor y sexo.

Dice el Papa que "una primera lectura de la Encíclica podría suscitar quizás la impresión de que está quebrada en dos partes, una primera teórica que habla de la esencia del amor, y una segunda parte que trata de las organizaciones caritativas" de la Iglesia. Esto no es una impresión, es la evidencia que resulta de la lectura del documento.

Pero este contiene un tercer asunto, al que apenas se ha concedido atención, la Iglesia y la política, el Vaticano y los estados. El punto número 28 de la Encíclica aborda esta cuestión. El Papa defiende la independencia de la Iglesia frente a la política, "que el Estado debe respetar". Sigue diciendo que "la Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible". Añade que "en este punto se sitúa la doctrina social católica: no pretende otorgar a la Iglesia un poder sobre el Estado".

Esto es lo que Francisco Umbral llama "trampa de sacristía". ¿Qué otra cosa ha hecho la Iglesia católica a lo largo de toda la Historia sino imponerse, manipular, dominar al Estado donde ha podido, como ha podido, por las buenas o por las malas, estableciendo lazos de paz o declarando guerra abierta? ¿Qué ha pretendido la fascinación de la Iglesia católica por las grandes potencias de Occidente, sino las intenciones ocultas de tutelarlas en su provecho?

Lo acaba de decir el teólogo alemán Hans Kung, militante en la disidencia vaticana: Mientras la Iglesia católica no se democratice ella misma y siga ornándose con el aura de la infalibilidad, su pretendida democracia e independencia frente al Estado no pasará de ser una pura conveniencia táctica.

En el conocido episodio de la moneda que presentan a Jesús, el Señor se pronuncia con claridad sobre la separación entre Iglesia y Estado. Al Cesar, lo que corresponda a sus funciones terrenales, a Dios lo que es patrimonio del alma.

Los primeros cristianos siguieron por poco tiempo este modelo ideal de sociedad. A finales del siglo II la Iglesia ya había extendido su poder a los emperadores romanos. La conversión de Constantino a mediados del siglo IV fue una alianza táctica entre el emperador y los altos jefes de aquella Iglesia, orgullosa y ambiciosa de poder. Desde entonces, la Iglesia adopta el modelo político y jerárquico del imperio romano y extiende sus tentáculos por el mundo de la política. La Iglesia domina pueblos, reyes, caudillos. Provoca guerras civiles y guerras entre naciones.

En la Edad Media el poder temporal de los Papas controla Italia, Francia, Alemania, España, todas ellas regidas por el absolutismo de la Iglesia católica, que se considera un poder espiritual instituido por el mismo Dios para conducir la humanidad hasta su último destino. Se impone al Estado, dicta la política que más conviene a sus intereses.

Así hasta hoy. El libro del alemán Karleinz Deschner, "La política de los papas en el siglo XX", estremece por sus revelaciones. El Vaticano ha estado presente en la política de los regímenes fascistas, en los comunistas, en la política internacional de Estados Unidos desde la partición de Corea hasta la guerra de Vietnam, provocada en gran medida por el cardenal Spellman. Por no hablar de la guerra civil en España.

¿Cómo se atreve a decir Benedicto XVI que la Iglesia no pretende un poder sobre el Estado? ¿Acaso el Vaticano no es un Estado más, un Estado político, con política propia? ¿No es el Papa el jefe supremo de ese Estado? ¿No existe un parlamento llamado Gobernatorio, donde cada ministerio tiene sus funciones propias? ¿No mantiene un cuerpo diplomático? El ministro de Asuntos Exteriores tiene categoría de Secretario de Estado, como en Norteamérica, y los embajadores son Nuncios Apostólicos.

En su discurso sobre el amor el Papa merece un diez, pero cuando roza el tema de la política da la impresión de que ha perdido la memoria. Serán cosas de la edad.


J. A. Monroy es un escritor y conferenciante internacional.

© J. A. Monroy, ProtestanteDigital.com, 2005 (España).