No hay idiomas angelicales, ceñestiales o espirituales
No hay idiomas angelicales, ceñestiales o espirituales
FRAY PEDRO MALON DE CHAIDE, escritor clásico español del Siglo XVI, con mucha lucidez y propiedad traduce 1Co.13:1:
“Porque si yo tuviese más suelta lengua que los ángeles del cielo...”.
El conflicto se soluciona cuando dejamos de especular con idiomas angelicales y solamente les concedemos a ellos una superior capacidad de lenguaje; tanto como pudiera reunir el vocabulario de todos los idiomas juntos. Que esta era la intención de Pablo, lo vemos por las figuras en contrastes máximos que emplea: el simple ruido, trasladar los montes, dar
el cuerpo a las llamas.
Si en los cultos carismáticos dicen darse lenguas angelicales, diré:
- ¡Qué poco, mal y feo hablan los ángeles!
A más de la repetición de unas pocas sílabas que no pasan de un balbuceo;
maullidos, ladridos, pío-píos, ring-rings telefónicos y el ra-ta-ta-ta de algunos que pretenden ametrallar al Diablo, no recuerdo haber escuchado jamás algo que se aproxime siquiera a un fluido hablar, rico en sonidos, modulación y entonación.
Por supuesto que creo en la actual vigencia de los dones de lenguas e
interpretación; pero en los AUTÉNTICOS, no en estos plagios que ni siquiera merecen calificarse de malas imitaciones.
¡Cuán espiritualmente pobres tienen que ser los cristianos que en vez de buscar los mejores dones - los que sirven para la edificación de la iglesia - se
contentan con una burda simulación para su show personal en el culto!
Ricardo.
No hay idiomas angelicales, ceñestiales o espirituales
FRAY PEDRO MALON DE CHAIDE, escritor clásico español del Siglo XVI, con mucha lucidez y propiedad traduce 1Co.13:1:
“Porque si yo tuviese más suelta lengua que los ángeles del cielo...”.
El conflicto se soluciona cuando dejamos de especular con idiomas angelicales y solamente les concedemos a ellos una superior capacidad de lenguaje; tanto como pudiera reunir el vocabulario de todos los idiomas juntos. Que esta era la intención de Pablo, lo vemos por las figuras en contrastes máximos que emplea: el simple ruido, trasladar los montes, dar
el cuerpo a las llamas.
Si en los cultos carismáticos dicen darse lenguas angelicales, diré:
- ¡Qué poco, mal y feo hablan los ángeles!
A más de la repetición de unas pocas sílabas que no pasan de un balbuceo;
maullidos, ladridos, pío-píos, ring-rings telefónicos y el ra-ta-ta-ta de algunos que pretenden ametrallar al Diablo, no recuerdo haber escuchado jamás algo que se aproxime siquiera a un fluido hablar, rico en sonidos, modulación y entonación.
Por supuesto que creo en la actual vigencia de los dones de lenguas e
interpretación; pero en los AUTÉNTICOS, no en estos plagios que ni siquiera merecen calificarse de malas imitaciones.
¡Cuán espiritualmente pobres tienen que ser los cristianos que en vez de buscar los mejores dones - los que sirven para la edificación de la iglesia - se
contentan con una burda simulación para su show personal en el culto!
Ricardo.