La paz personal sólo se alcanza con la comunión con Dios. Es una paz que no implica la ausencia de problemas sino la seguridad de que Él está a nuestro lado para todo lo que necesitemos.
La paz del mundo es imposible hasta que el Señor vuelva e imponga su Reino, pero aun así debemos hacer todo lo posible para evitar cualquier guerra.
Habrá dolor para los que se oponen a Él. Será la hora del pago a todos aquellos que han hecho de su vida una oposición constante a la voluntad de Dios.
Sin duda, todos aquellos que se dedican a hacer el mal tendrán mucho que temer en ese día.
Para los que somos de Cristo, sin embargo, ese será un día de felicidad completa.