Re: Urantia ¿El "Libro"?, cristianos vs. marcianos
Traigo también un articulo de Pablo Allegretti, tomado de
“el escéptico digital”, este señor es un rofesor Argentino, Licenciado en Historia e Investigador en Antropología Forense.
URANTIA TRAS BAMBALINAS El Mito de los Supercontactos Cósmicos
Pablo Allegretti
Bueno, me permitiré hablar en primera persona para hacer más amigable el
comentario tocante a la presente pesquisa. Asimismo, quiero destacar que no
existe ninguna intención mía en juzgar los aspectos espirituales del
voluminoso texto de Urantia sino meramente brindar una sincera opinión de mi
propia experiencia personal sobre la propensión hacia lo fenoménico,
añadiendo incluso mi criterio heurístico sobre rigurosos detalles de sentido
común, aunados a otros humanísticos y tecno-científicos de su contenido que
han llamado poderosamente mi atención.
A finales de enero de 1997 realicé un viaje a la célebre Windy City (a.k.a.
Chicago) a los efectos de investigar y profundizar cabalmente sobre la
génesis y objeto de El libro de Urantia. A decir verdad, la lectura del
libro-denuncia "El secreto de URANTIA (Ni caballos ni troyanos)" de Antonio
Ribera y Jesús Beorlegui (Barcelona, Ediciones Obelisco, 1988) me instó a
viajar hasta la consabida ciudad del Estado de Illinois.
En la propia sede de Urantia brotherhood (oficialmente conocida como Urantia
Foundation), logré entresacar y enterarme ---en un comienzo a muy duras
penas--- que durante la primera mitad del siglo XX, un médico/psiquiatra
identificado como William S. Sadler (1875-1969), que trabajaba en el # 533
de Diversey Parkway de Chicago se convirtió en el cerebro de un grupo
conocido como la "Comisión de Contacto". Así acaeció que la reducida y
"cerrada" congregación era el meollo donde se fraguaron y produjeron los
textos categóricos de El libro de Urantia, y ésta también fue la misma
camarilla de gente que custodió el fornido manuscrito por primera vez. Para
ser franco, el tomo de Urantia presenta un contundente esmero asociado ello
a todo un estilo erudito, puntilloso y casi convincente; pero la
consagración a una labor afín no justifica el sofisma implícito en ella.
Según aseveran los panegiristas de tal confraternidad, los participantes
inaugurales del grupo se comprometieron bajo juramento a no irse de lengua
sobre los pormenores de lo que sucedía, puesto que sus fines eran evitar que
las generaciones futuras idolatraran a los miembros de aquella comisión.
Entonces se juzgó prioritario que nadie fuese alabado o exaltado, debido a
su relación con The Urantia Book, dada su condición de revelación
testimonial (de pretendida procedencia espiritual). Por si sólo, el
voluminoso ejemplar se sustentaría por sus propias virtudes, por su
inusitada índole y por su tenor de fondo.
.Bueno, más bribonamente sustentado: imposible.
Para aquellos que no lo conocen, El libro de Urantia es un grueso compendio
cosmológico-religioso impreso en hojas del tipo "biblia" (o semibiblia,
según sea el tipo de edición o reimpresión) dispuesto como un compilado
sucesivo de 196 documentos, divididos en la forma de una revelación
tetralógica la cual consta de 2.097 páginas en total. Y por lo poco que
alcancé a extraer in situ del misterio sobre cómo fueron escritos (léase:
transcriptos) tales documentos urantianos, constaté que todo se encaraba
hacia la aplicación de un procedimiento poco más o menos similar a la
«psicografía» (aunque, en adición, todo indicaría que sincrónicamente se
recurrió a un soberbio semi-plagio enfocado a seleccionar fuentes
públicamente inadvertidas o novedades místicas, historiográficas,
científicas, etc. magistralmente arregladas y clasificadas). Así las cosas
se dispuso que durante el transcurso de la "extraordinaria" trascripción del
contenido de El libro de Urantia, un puñado de adeptos (conocidos como «El
Foro») se congregaría, con disciplinaria puntualidad, teniendo como
propósito el debatir en la casa-clínica del precitado médico y prestar oídos
a las consecutivas lecturas de los documentos, en tanto se interrogaba
acerca de todo lo que fuese indispensable para completar el material
receptado en crudo. Acto continuo, nuevas respuestas a tales interrogantes
se incorporaban a los documentos al momento subsiguiente de su depuración.
Estos lectores iniciales constituyeron el núcleo original de creyentes de
aquella revelación y se comprometieron a llevar las enseñanzas de El libro
de Urantia a todos aquellos lectores impróvidos o ingenuos. Entre quienes
figuraban al timón de las tempranas recepciones y recolecciones de Urantia
estaban el Dr William Sadler, su esposa (la Dra. Lena Sadler) y su cuñado
Wilfred Kellogg (1876-1956), un hábil hombre de negocios; no obstante, en
una fase más tardía, aparecería la señora Emma L. Christiensen (una especie
de co-médium enmendadora), el hijo de Sadler (conocido de todos como Bill) y
de seguro se sumarían algunos otros allegados. En realidad, Sadler y Kellog
eran ex feligreses "Adventistas del Séptimo Día" y hacía tiempo que
planeaban erigir una inédita forma de culto convincente, si bien con un bajo
perfil mesiánico. Es posible que si aquel comité fuera de verdad una entidad
comisionada, sólo el Dr. William, la Dra. Lena Sadler y Wilfred Kellogg eran
vital y plenamente conscientes de su truculenta existencia. Una razón para
aseverar esto es que, al contrario de lo que se estimó en un principio, no
fue el equiparar la devoción a la causa lo que desplegó el asunto
confraternal en la mayoría de aquellos asociados, en lo tocante a los
insólitos orígenes del libro/revelación, y en el sentido sobre si estas
personas fueron conscientes de que el super-manuscrito era un complejísimo
fraude. Por cierto, una o dos personas superdotadas ocultando razones
propias y personales podían dirigirse de tal manera, si bien en algunos
adeptos provocaría una dogmática y astuta inaceptabilidad aquella hipótesis
no tan disparatada concerniente a que un grupo deliberadamente más grande,
sin la obtención de un provechoso premio o de una buena cantidad de dinero,
dedicara toda su vida a la tarea de propalar un engaño.
Algunos problemas sobre la hipótesis de la comisión urantiana aluden a que
la misma propone muchos problemas, el principal de ellos es la preservación
del secreto. En buena lógica, cierto caudal del trabajo compilatorio
involucró un re-examen de los profusos y primeros borradores originales de
The Urantia Book, sumando la inversión de una cantidad de tiempo estimado
que exigió un escrito metódico para una pseudo-presentación de inspección a
los Sadlers y amigos, y el obrar acto continuo a reescribirlos hasta llegar
a la ponencia de los proyectos finales, una experiencia que debe de haber
sido enorme y agotadora. Es indudable que cuando un plan a largo plazo es
en extremo fascinante, y provee de múltiples oportunidades de influir en la
humanidad, todo queda supeditado a un tipo de obsesión encauzada a ser el
centro misterioso de una nueva forma de creencia. Por consiguiente, se
trataría de un inédito culto a todo lo que fuese plausiblemente arcano e
inconvencional.
Por culpa de un contaminante efecto ilusorio ocasionado por seguir fielmente
una línea de expectación habitual y ortodoxa, ha sido inevitable llegar a la
espuria conclusión de que determinados miembros (familiares o amigos) de los
primeros tiempos del hipotético comité de psico-contacto urantiano se
habrían vuelto incautos, o infidentes, sobre lo que se estaba "creando".
Pero no fue así dado el mismísimo y puritano cuidado premeditado que se
impuso a los selectísimos miembros fundacionales, de la naciente fraternidad
de Urantia, sobre el secreto documental que ha quedado herméticamente
enraizado ---a pie juntillas--- hasta fechas más o menos recientes.
En consecuencia, como resultado de mi viaje pude hallar algunas
inconsistencias muy llamativas que expondré a continuación, incluyendo en
tales líneas algunos sondeos del acreditado divulgador científico Martin
Gardner autor del libro "Urantia, ¿Revelación divina o negocio editorial?"
(1997):
El idioma inglés es ---conforme consta en El libro de Urantia--- el recurso
comunicativo y lingüístico más idóneo para trasvasar los conceptos
espirituales al modo de pensar de los mortales de Urantia (es decir: de la
Tierra). Acto seguido, en el prefacio [pág. I ] se podrá leer el
correspondiente párrafo:
"EN LA MENTE de los mortales de Urantia -siendo éste el nombre de vuestro
mundo- existe gran confusión en cuanto al significado de términos tales como
Dios, divinidad y deidad. Los seres humanos están aún más confundidos e
inciertos acerca de las relaciones de las personalidades divinas designadas
por estos numerosos apelativos. Debido a esta pobreza conceptual asociada
con tal confusión ideacional, se me ha exhortado a que formule esta
declaración introductoria como explicación de los significados que deben
corresponder a ciertos símbolos verbales que, de aquí en adelante, serán
utilizados en estos documentos, que el cuerpo de Orvonton de reveladores de
la verdad ha sido autorizado a traducir al idioma inglés de Urantia"
(Dictado por un Consejo Divino de Orvonton, jefe del cuerpo de
personalidades superuniversales asignadas a describir en Urantia la verdad
sobre las Deidades del Paraíso y el universo de los universos).
Asimismo, en el texto se afirma con asiduidad que el "Padre Celestial"
(mencionado alternativamente con patronímicos como Dios, el Todopoderoso, el
Altísimo, etc.) no hace distinciones entre los seres humanos; aunque sí se
hace ostensible que con The Urantia Book se permitió el capricho de elegir a
un grupo elite de contactados de la localidad de Chicago (Illinois - USA)
para propalar su "Quinta Revelación Epocal". Y es más: el libro referido
parece ser muy universalista pero expone como ejemplo vivo de organización
simiente y "superestatal" al infaltable Estados Unidos de América. En las
páginas 1.489 y 1.490 podemos leer lo siguiente (aclaro que el
entrecomillado es mío):
"Estos cuarenta y ocho estados [en referencia al territorio continental de
USA], al abandonar el doble sofisma de la soberanía y la autodeterminación,
disfrutan de paz y tranquilidad interestatal. Así comenzarán a disfrutar de
la paz las naciones de Urantia, cuando renuncien libremente a su soberanía
para confiársela a un gobierno mundial -la soberanía de la fraternidad de
los hombres. En este estado mundial las naciones más pequeñas serán tan
poderosas como las más grandes, así como el pequeño estado de Rhode Island
tiene sus dos senadores en el Congreso norteamericano, al igual que el
estado de Nueva York con su gran población, o que el estado de Texas con su
gran territorio.
La soberanía (estatal) limitada de estos cuarenta y ocho estados, fue
instituida por los hombres y para los hombres. La soberanía superestatal
(nacional) de la unión federal norteamericana fue creada por los primeros
trece estados para su propio beneficio, y para el beneficio de los hombres.
Del mismo modo las naciones crearán alguna vez la soberanía supernacional
del gobierno planetario de la humanidad, para su propio beneficio y para el
beneficio de todos los hombres".
Opera de un modo asaz obvio la certeza de que a través de todo el voluminoso
cuerpo documental de la vanagloriada revelación se jerarquiza impropiamente
el eje doctrinal del cristianismo angloamericano por sobre el resto de las
religiones.
El tema biorracial se muestra y se presenta de una manera muy prevenida;
aunque resulta demasiado enfático y bastante sospechoso a lo largo del texto
(en este sentido es importante observar ciertos paralelismos con el "Libro
de Mormón"). Conjuntamente, guarda una estrechísima relación con el racismo
angloamericano y la xenofobia de entre los años 1930 a 1950 (a modo de
abstruso resabio de la obra de Robert Knox "The races of man. A fragment" de
1850). En sí, se trata de una característica inherente a precisos prejuicios
provenientes de los países noroccidentales de aquel entonces. En el
Documento 51 titulado "Los Adanes Planetarios", donde se desarrolla el
apartado número 4 ("Las Seis Razas Evolucionarias"), página 585, El libro
de Urantia expresa textualmente:
"[.]La dificultad de ejecutar un programa tan radical en Urantia consiste en
la ausencia de jueces competentes para decidir sobre la aptitud o inaptitud
biológica de los individuos de vuestras razas mundiales. A pesar de este
obstáculo, parecería que vosotros debierais ser capaces de concordar en la
desconfraternización biológica de vuestras cepas más marcadamente ineptas,
defectuosas, degeneradas y antisociales".
Determinados fragmentos relativos a temas cosmológicos, paleontológicos o
históricos son explicados, en su decurso progresivo, de un modo tan nebuloso
como súbito, y dan lugar a una mayor confusión cuando El libro de Urantia,
en innumerables ocasiones, invierte el orden pedagógico de su lectura puesto
que, de hecho, avanza desde lo más complejo a lo más simple. En pocas
palabras, el robusto ejemplar deja traslucir la estrategia de no arriesgar
demasiada información humana que no haya sido debidamente clasificada por la
calidad heurística de la época de marras. Y cuando se hace referencia al
futuro lo hace sin afrontar precisiones fácticas ni datos concretos.
Contradictoriamente, el texto es una asombrosa revelación que no revela casi
nada de lo que el hombre no pueda descubrir a través del sentido cabal de
sus potencias estrictamente humanas (en especial: a partir de una facultad
lógica irrefutable y de la intuición).
Existen evidencias testimoniales y circunstanciales que indican que el
multi-documento urantiano original (manuscrito) fue retocado varias veces
mientras estuvo archivado en un banco de Illinois (algunos informantes y
divulgadores serios aseguran que esto pudo haber ocurrido al promediar los
años '40).
Hay varios pasajes del libro que delatan el inequívoco estilo de composición
de un psiquiatra comedido (¡vaya qué sugestivo!), pues en muchos giros
argumentales se hace un desusado hincapié en la psiquis de los creyentes
como estando alerta de no delatarse al precisar técnica y explícitamente las
patologías que allí se retratan como al pasar, o por inferencia. Y quien
mejor para llevarlo a cabo que un psiquiatra el cual tendría como meta el
convencernos que los supercontactos cosmo-mesiánicos realmente existen y no
son parte de nuestras neuropatologías.
En el relato cuasibiográfico «Historia del Movimiento Urantia» (1980), Emma
L. Christensen (una integrante clave de la Comisión de Contacto,
corrientemente conocida como Christy) arguyó lo siguiente:
"Bajo la guía de la comisión reveladora, la Fundación Urantia se formó el 11
de enero de 1950.
La Fundación Urantia tiene el objeto de actuar como un protector para la
[r]evelación (sic). Ha sido encargada «de conservar perpetuamente inviolado
el texto de El Libro de Urantia», incluyendo cualquier trabajo de traducción
y obra derivada. Tiene la última responsabilidad «de difundir los
principios, las enseñanzas y las doctrinas de El Libro de Urantia».
El derecho de autor sobre El Libro de Urantia y las marcas registradas
Urantia y el símbolo de círculos concéntricos son defensas importantes para
la conservación del texto y para la difusión de las enseñanzas.
Simultáneamente con la autoridad legal, el apoyo y la amistad de muchos
lectores siempre han sido esenciales.
Hasta el momento de su publicación El Libro de Urantia ha estado bajo las
directivas de la comisión reveladora"
El asunto de la Comisión Reveladora involucró (entre otros excéntricos
sujetos) a "antiguos pacientes" del doctor en psiquiatría William Sadler,
algo estrafalario que nos obliga a pensarlo más de una vez. Con el paso del
tiempo los adeptos del Dr. William S. Sadler, en su defensa, transcribirían
en su nombre lo siguiente:
"Tras unos veinte años de experiencia en los contactos, durante una de esas
veladas nocturnas, un supuesto visitante estudiantil, hablando a través del
sujeto dormido, nos dijo en respuesta a una de nuestras preguntas: "Si
supierais con quien estáis en contacto no haríais preguntas tan triviales,
sino que haríais preguntas que suscitaran respuestas de supremo valor para
la raza humana".
Ahora bien, y en otro orden de cosas, el afamado reportero de lo
extraterrestre J.J. Benítez y sus libros referentes a la «Rebelión de
Lucifer», al «Testamento de San Juan», sin dejar de mencionar sus
controvertibles sagas caballo-troyescas, urdió sus manuscritos sobre la base
de un oportuno "canibalismo literario" (hay quienes afirman que lo de J.J.
Benítez fue un flagrante plagio técnico o "fusilamiento"). Sin embargo, por
su parte, la Fundación Urantia (o quien corresponda) jamás se decidió a
entablarle una demanda al escritor español debido a algo "desencajado
implícitamente": el sobrehumano gazapo multi-autoral del mismísimo
manuscrito bajo custodia. La razón de ello estribaba en un contra-argumento
nomotético atinente a que si los "creadores" del Libro de Urantia habían
sido seres invisibles o celestiales (esto es: sobrenaturales) entonces éstos
no formarían parte del ámbito legal-terrenal del Derecho de Autor que
protege la custodia concreta de la voluminosa obra (empero: los derechos de
la Fundación Urantia privilegian sobre todo la custodia pro-celestial del
manuscrito original, antes que la inherente Propiedad Intelectual de persona
física alguna .¿puede un juez, o una corte judicial, aceptar ésto?). Pues,
precisamente ésto salió a relucir durante el polémico pleito sostenido por
la citada fundación contra Harry McMullan III por los derechos autorales de
la IV Parte del Libro de Urantia. Lo más increíble del caso fue que, desde
el año 1988, se descargaron una serie de denuncias cruzadas por fraude en
cuanto a quien sería el titular auténtico del manuscrito y, de igual manera,
quien sería el dueño legal de tal revelación epocal (a modo de publicación).
Por consiguiente, en marzo de 2002, se presentó el último de los documentos
de comparecencia ante la Corte de Apelaciones del Décimo Circuito de los
EEUU en el caso de Michael Foundation, Inc. versus Urantia Foundation. Esta
cuestión surgió a raíz de la publicación no autorizada por parte de Harry
McMullan III de un trabajo que copia todos los documentos de la Parte IV de
The Urantia Book: "La Vida y Las Enseñanzas de Jesús", a excepción de uno