Re: Gigantes: Nuevamente la Biblia tenía razón
CarlosJuarez dijo:
Excelente. Me refiero a que si no hubiesen esas pruebas de una inundación global, el mensaje Bíblico no perdería validez alguna.
Bendiciones de Nuestro Señor.
Ajá.
Otra cosa que los católicos de hoy suelen ignorar es que el último pronunciamiento auténticamente magisterial (vía encíclica papal) acerca de los primeros padres confirma la existencia de una primera pareja humana de la cual descendemos todos.
Pío XII prohibe explícitamente la creencia en el poligenismo
Mas, cuando ya se trata de la otra hipótesis, es a saber, la del poligenismo, los hijos de la Iglesia no gozan de la misma libertad, porque los fieles cristianos no pueden abrazar la teoría de que después de Adán hubo en la tierra verdaderos hombres no procedentes del mismo protoparente por natural generación, o bien de que Adán significa el conjunto de muchos primeros padres, pues no se ve claro cómo tal sentencia pueda compaginarse con cuanto las fuentes de la verdad revelada y los documentos del Magisterio de la Iglesia enseñan sobre el pecado original, que procede de un pecado en verdad cometido por un solo Adán individual y moralmente, y que, transmitido a todos los hombres por la generación, es inherente a cada uno de ellos como suyo propio (Humani Generis, 30).
Ya de paso copio otros pasajes de esa encíclica papal (y conste que Pío XII no es un Papa medieval):
"Y como en las ciencias biológicas y antropológicas, también en las históricas algunos traspasan audazmente los límites y las cautelas que la Iglesia ha establecido. De un modo particular es deplorable el modo extraordinariamente libre de interpretar los libros del Antiguo Testamento. Los autores de esa tendencia, para defender su causa, sin razón invocan la carta que la Comisión Pontificia para los Estudios Bíblicos envió no hace mucho tiempo al Arzobispo de París. La verdad es que tal carta advierte claramente cómo los once primeros capítulos del Génesis, aunque propiamente no concuerdan con el método histórico usado por los eximios historiadores greco-latinos y modernos, no obstante pertenecen al género histórico en un sentido verdadero, que los exégetas han de investigar y precisar; los mismos capítulos -lo hace notar la misma carta- con estilo sencillo y figurado, acomodado a la mente de un pueblo poco culto, contienen ya las verdades principales y fundamentales en que se apoya nuestra propia salvación, ya también una descripción popular del origen del género humano y del pueblo escogido.
Mas si los antiguo hagiógrafos tomaron algo de las tradiciones populares -lo cual puede ciertamente concederse-, nunca ha de olvidarse que ellos obraron así ayudados por la divina inspiración , la cual los hacía inmunes de todo error al elegir y juzgar aquellos documentos. Por lo tanto, las narraciones populares incluidas en la Sagrada Escritura, en modo alguno pueden compararse con las mitologías u otras narraciones semejantes, las cuales más bien proceden de una encendida imaginación que de aquel amor a la verdad y a la sencillez que tanto resplandece en los libros Sagrados, aun en los del Antiguo Testamento, hasta el punto de que nuestros hagiógrafos deben ser tenidos en este punto como claramente superiores a los escritores profanos."
Luminoso Pío XII, ¿verdad?
Pues lástima que lo que dice inmediatamente después sea sólo una especie de profecía sobre el desastre que se cernía sobre universidades y centros de formación teológica católicos:
33. En verdad sabemos Nos cómo la mayoría de los doctores católicos, consagrados a trabajar con sumo fruto en las Universidades, en los Seminarios y en los Colegios religiosos, están muy lejos de esos errores, que hoy abierta u ocultamente se divulgan o por cierto afán de novedad o por un inmoderado celo de apostolado. Pero sabemos también que tales nuevas opiniones hacen su presa entre los incautos, y por lo mismo preferimos poner remedio en los comienzos, más bien que suministrar una medicina, cuando la enfermedad esté ya demasiado inveterada. Por lo cual, después de meditarlo y considerarlo largamente delante del Señor, para no faltar a Nuestro sagrado deber, mandamos a los Obispos y a los Superiores generales de las Ordenes y Congregaciones religiosas, onerando gravísimamente sus consecuencias, que con la mayor diligencia procuren el que ni en las clases, ni en reuniones o conferencias, ni con escritos de ningún género se expongan tales opiniones, en modo alguno, ni a los clérigos ni a los fieles cristianos.
34. Sepan cuantos enseñan en Institutos eclesiásticos que no pueden en conciencia ejercer el oficio de enseñar que les ha sido concedido, si no acatan con devoción las normas que hemos dado y si no las cumplen con toda exactitud en la formación de sus discípulos. Esta reverencia y obediencia que en su asidua labor deben ellos profesar al Magisterio de la Iglesia, es la que también han de infundir en las mentes y en los corazones de sus discípulos.
Esfuércense por todos medios y con entusiasmo para contribuir al progreso de las ciencias que enseñan; pero eviten también el traspasar los límites por Nos establecidos para la defensa de la fe y de la doctrina católica. A las nuevas cuestiones que la moderna cultura y el progreso del tiempo han hecho de gran actualidad, dediquen los resultados de sus más cuidadosas investigaciones, pero con la conveniente prudencia y cautela; finalmente, no crean, cediendo a un falso irenismo, que pueda lograrse una feliz vuelta-a la Iglesia- de los disidentes y los que están en el error, si la verdad íntegra que rige en la Iglesia no es enseñada a todos sinceramente, sin ninguna corrupción y sin disminución alguna.
Pues a eso muchos que se han dicho católicos......... ni puñetero caso, oye.
Y así vemos hoy que muchos catequistas no tienen narices a sostener que todos venimos de una pareja original, a la cual la Biblia llama Adán y Eva. Se empieza negando eso, se prosigue negando a Noé, se continua con Abraham, se duda de muchas cosas de la historia de Moisés, David y los profetas y se acaba diciendo que eso de que Cristo resucitó corporalmente es una alegoría ahistórica que simplemente sirve para explicar que Él resucitó en los corazones de sus seguidores (algo así dice Küng).
Eso sí, siempre habrá un "erudito" dispuesto a "confirmar" que la ciencia contradice la Revelación de Dios. Y siempre habrá oídos dispuestos a creer más en la última parida del erudito de turno que en lo que la Escritura enseña y lo que la Iglesia ha transmitido desde hace siglos.