Ciencia y Religión, según Einstein

Kapa

2
12 Abril 2005
345
0
Apreciados foristas:

Deseo compartir con ustedes un discurso pronunciado por Albert Einstein, en el que hace algunas reflexiones acerca de cómo concebía él la relación que existe entre ciencia y religión. Posiblemente, muchos de ustedes ya hayan tenido oportunidad de leer este material, así como también habrán otros que no. Encuentro en estas palabras sabias reflexiones que espero podamos comentarlas.

CIENCIA Y RELIGIÓN

I. Discurso pronunciado en el seminario teológico de Princetown, el 19 de Mayo de 1939; publicado en Out of My Later Years, Nueva York, Philosophical Library, 1950.

Durante el siglo pasado, y parte del anterior, se sostuvo de modo generalizado que existía un conflicto insalvable entre ciencia y fe. La opinión predominante entre las personas de ideas avanzadas era que había llegado la hora de que el conocimiento, la ciencia, fuese sustituyendo a la fe; toda creencia que no se apoyase en el conocimiento era superstición, y, como tal, había que combatirla. Según esta concepción, la educación tenía como única función la de abrir el camino al pensamiento y al conocimiento, y la escuela, como órgano destacado en la educación del pueblo, debía servir exclusivamente a este fin.

Probablemente será difícil encontrar, si se encuentra, una exposición tan tosca desde el punto de vista racionalista; toda persona sensata puede ver de inmediato la unilateralidad de esta exposición. Pero es aconsejable también exponer la tesis de forma nítida y concisa si uno quiere aclarar sus ideas respecto a la naturaleza de esa tesis.

No hay duda de que el mejor medio de sustentar una convicción es basarla en la experiencia y en el razonamiento claro. Hemos de aceptar sin reservas a este respecto el racionalismo extremo. El punto débil de esta concepción es, sin embargo, este, que aquellas concepciones que son inevitables y que determinan nuestra conducta y nuestros juicios, no pueden basarse únicamente en este sólido procedimiento científico.

En realidad el método científico sólo puede mostrarnos cómo se relacionan los hechos entre sí y cómo están mutuamente condicionados. El anhelo de alcanzar este conocimiento objetivo pertenece a lo más elevado de que es capaz el hombre, e imagino, por supuesto, que nadie sospechará que intente yo rebajar los triunfos y las luchas heroicas del hombre en esta esfera. Es también evidente, sin embargo, que el conocimiento de lo que es, no abre la puerta directamente a lo que debería ser. Uno puede tener el conocimiento más claro y completo de lo que es, y no ser capaz, sin embargo, de deducir de ello lo que debería ser el objetivo de nuestras aspiraciones humanas. El conocimiento objetivo nos proporciona poderosos instrumentos para lograr ciertos fines, pero el objetivo último en sí y el anhelo de alcanzarlo deben venir de otra fuente. Y no creo que haga falta siquiera defender la tesis de que nuestra existencia y nuestra actividad sólo adquieren sentido por la persecución de un objetivo tal y de valores correspondientes. El conocimiento de la verdad en cuanto tal es maravilloso, pero su utilidad como guía es tan escasa que no puede demostrar siquiera la justificación y el valor de la aspiración hacia ese mismo conocimiento de la verdad. Nos enfrentamos aquí, en consecuencia, a los límites de la concepción puramente racional de nuestra existencia.

Pero no debe suponerse que el pensamiento inteligente no juegue ningún papel en la formación del objetivo y de los juicios éticos. Cuando alguien comprende que ciertos medios serían útiles para la consecución de un fin, los medios en sí se convierten por ello en un fin. La inteligencia nos aclara la interrelación entre medios y fines. Pero el mero pensamiento no puede proporcionarnos un sentido de los fines últimos y fundamentales. Aclarar estos fines y estas valoraciones fundamentales, e introducirlos en la vida emotiva de los individuos, me parece concretamente la función más importante de la religión en la vida social del hombre. Y si se pregunta de qué se deriva la autoridad de tales fines fundamentales, dado que no pueden cimentarse y justificarse únicamente en la razón, sólo cabe decir: son, en una sociedad sana, tradiciones poderosas, que influyen en la conducta y en las aspiraciones y en los juicios de los individuos. Es decir, están ahí como algo vivo, sin que sea necesario buscar una justificación de su existencia. Adquieren existencia no a través de la demostración, sino de la revelación, por intermedio de personalidades vigorosas. No hay que intentar justificarlas, sino más bien captar su naturaleza simple y claramente.

Los más elevados principios de nuestras aspiraciones y juicios nos los proporciona la tradición religiosa judeocristiana. Es un objetivo muy elevado que, con nuestras débiles fuerzas, sólo podemos alcanzar muy pobremente, pero que proporciona fundamento seguro a nuestras aspiraciones y valoraciones. Si se desvinculase este objetivo de su forma religiosa y se examinase en su aspecto puramente humano, quizá pudiera exponerse así: Desarrollo libre y responsable del individuo, de modo que pueda poner sus cualidades, libre y alegremente, al servicio de toda la humanidad.

No cabe aquí divinizar una nación, una clase, y no digamos ya un individuo. ¿No somos todos hijos de un padre, tal como se dice en el lenguaje religioso? En realidad, ni siquiera la divinización del género humano, como una totalidad abstracta, correspondería al espíritu de ese ideal. Solo posee alma el individuo. Y el fin superior del individuo es servir más que regir, o imponerse de cualquier modo.

Si uno examina la sustancia y olvida la forma, puede considerar estas palabras expresión, además, de la actitud democrática fundamental. El verdadero demócrata no puede adorar a su nación lo mismo que no puede el hombre que es religioso, en nuestro sentido del término.

¿Cuál es pues en todo esto la función de la educación y de la escuela? Debería ayudarse al joven a formarse en un espíritu tal que esos principios fundamentales fuesen para él como el aire que respira. Sólo la educación puede lograrlo.

Si uno tiene estos elevados principios claramente a la vista, y los compara con la vida y el espíritu de la época, comprueba palpablemente que la humanidad civilizada se halla en la actualidad en grave peligro. En los estados totalitarios son los propios dirigentes los que se empeñan por destruir ese espíritu de humanidad. En zonas menos amenazadas son el nacionalismo y la intolerancia, y la opresión de los individuos por medios económicos, quienes pretenden asfixiar esas valiosísimas tradiciones.

Crece, sin embargo, la conciencia de la gravedad del peligro entre los intelectuales, y se buscan afanosamente medios para combatir el peligro... medios en el campo de la política nacional e internacional, de la legislación, o de la organización en general. Tales esfuerzos son, sin duda alguna, muy necesarios. Sin embargo, los antiguos sabían algo que nosotros parecemos haber olvidado. Todos los medios resultan ser elementos inútiles si tras ellos no hay un espíritu vivo. Pero si el anhelo de lograr el objetivo vive poderoso dentro de nosotros, no nos faltará fuerza para hallar los medios de alcanzar ese objetivo y traducirlo a hechos.



Espero sus comentarios.
 
Re: Ciencia y Religión, según Einstein

Es un discurso muy brillante.

Por el discurso, deduzco que Einstein:
1.- No era antireligioso.
2.- Consideraba la religión digna de ser tenida en cuenta.
3.- El no era creyente.

Yo creo que cuando expuso su discurso, en ese momento no era creyente. No me cabe en la cabeza que un creyente pueda escribir un discurso así. Si mas adelante Einstein llego a tener fe o no, no lo sé.
Creo que Einstein creía que habían un Dios (no lo deduzco del discurso sino de lo poco que he leído sobre Eintein), pero no se si creía en el Dios judeo-cristiano.
Sería interesante si algún forista pudoese aportar mas sobre la fe, o no fe, de Einstein.
 
Re: Ciencia y Religión, según Einstein

mobile21 dijo:
DIOS Y ALMAS

Einstein tiene razón en que no hay nexo causal necesario entre conocimiento natural y sobrenatural.

Un forista ya había propuesto tal cosa, y yo respondí a ello:

http://forocristiano.iglesia.net/showpost.php?p=250685&postcount=13

ALABADO SEA JESUCRISTO



Saludos.

Leí tu aporte del alma escondida. Es realmente grandioso.

Es algo de lo más "grueso" que he leido por estos foros.

Gracias.
voz
 
Re: Ciencia y Religión, según Einstein

Rafael7,
¿Qué te lleva a la conclusión, o sentimiento, de que no era creyente al escribir el discurso?

Por otro lado me parece brillante el discurso de Einstein, y como dice Mobile21, no hay nexo causal entre conocimiento natural y sobrenatural, por eso me da gracia cuando la gente piensa que hay discordancia entre religión y ciencia, como entre fe y razón, son dos campos distintos, sería como si la matemática reemplazara a la gastronomía, es decir, no tiene nada que ver una con la otra.
 
Re: Ciencia y Religión, según Einstein

agrippa dijo:
Rafael7,
¿Qué te lleva a la conclusión, o sentimiento, de que no era creyente al escribir el discurso?
Pues que el discurso lo hace en un Seminario Teológico, por lo cual podría haber manifestado su fe en el discurso, y no lo hizo.(Sobreentiendo que el discurso es completo).
Este discurso lo podría subscribir tanto un no creyente.
Un creyente no hubiese hecho un discurso tan aséptico.
Es un discurso muy aséptico.
Otra cosa es que el discurso, en lugar de un Seminario Teológico, lo hibiera dado en una Universidad no confesional, ...
 
Re: Ciencia y Religión, según Einstein

Dios no juega a los dados!

Me gusta este dicho de Albert Einstein por que es sumamente interesante. Además considero a Einstein uno de los genios más grandes del mundo. Pero el creer en Dios es un asunto personal, depende de uno mismo, y no por la experiencia de "otros". No hay como descubrirlo uno mismo!.
 
Re: Ciencia y Religión, según Einstein

Por lo que he leido aquí...entiendo que se ignora que Einstein escribio mucho sobre religión.....no se si era o no creyente...pero él mencionaba mucho a Dios y las religiones constantemente.

Lo que si es cierto es que fué una mente brillante y partícipe del legado de muchas teorias que a la postre dieron como resultado la creacion de una fuente de energia ilimitada.

Einstein es una muestra palpable en este mundo de lo malo y lo bueno.....de su trabajo y de otros cientificos devino la energia atómica y posteriormente nuclear.....elementos apocalipticos que por si mismos tienen la capacidad de destruir el mundo entero en cuestion de minutos.......(eso en lo malo) .....y en lo bueno.... es una fuente de energia inagotable que cuando el hombre tenga la capacidad de gobernarla adecuadamente servirá para sustituir los combustibles fosiles en la generacion de energia electrica (por ejemplo)....dando como resultado la independencia del petroleo y quizas .....solo quizas...las guerras en el medio oriente cesen de una vez por todas.

El se involucró activamente en la causa del desarme mundial, apoyó a los judios, de hecho declinó una oferta para ser presidente de Israel....son innumerables sus logros y premios a lo largo de su vida.

De alli...que sus estudios y palabras pueden ser analizados y tomados en consideracion de la misma manera que alguien puede tomar los estudios Luteranos o Calvinistas por ejemplo como norma de conducta en su vida.....quedando reducido tal hecho a una comparacion "Hombre contra Hombre" y no "Hombre contra Dios".

Mi punto aqui....es que la conducta de un hombre es reflejo de sus convicciones y experiencias de un lado....y del otro lado ....la conducta de hombre puede ser producto de sus creencias religiosas...pero que a la postre es posible que ambas tengan mucho en comun....por lo que ?quien está equivocado si ambos pueden llegar a ser lo mismo en este mundo?

Se que la respuesta para muchos sería que la diferencia estriba en "Dios"...deviniendo para algunos que eso es un tanto "subjetivo".....y para otros muy "objetivo"...por lo que todo puede reducirse a que la buena armonia en este mundo debe estar en el respeto a las creencias de cada quien....y un en momento dado a ceder espacio a nuevas alternativas de conducta y la adecuada conducta en este mundo no es patrimonio de una religion, sino patrimonio de un individuo como tal bajo un principio muy elemental ?quien es superior? ...? Las creencias, la hipocresía, o las convicciones?....en ese órden la mejor forma de "predicar" es con el ejemplo y por los frutos de cada quien se puede deducir cual pudiera ser la mejor forma de vivir la vida.
 
Re: Ciencia y Religión, según Einstein

Gracias a todos por participar.

Para Rafael:

Efectivamente, Einstein no era antirreligioso. El matiz está en lo que cada quien entienda por religión, frente a lo que Einstein entendía por religión. Precisamente, en un simposium en New York pronunció otro discurso en el que deja más claro lo que el entendí por religión. Es esta religión la que él considera, más que simplemente de ser tomada en cuenta, como el único medio de guiar al hombre a fijarse objetivos, a evolucionar cada vez más a niveles superiores.

En cuanto a si era creyente, nuevamente tendríamos que definir exactamente qué se entiende por creyente cuando tratemos de afirmar si lo era o no. Si se pregunta si era creyente a la manera de un cristiano, pues no lo era. No
creía en un Dios personal, antropomorfo, con injerencia directa y evidente en la humanidad.

Para Agrippa:

Einstein consideraba que la religión (como él la entendía) y ciencia sí están relacionados y explica claramente en qué consiste esta relación. La ciencia, decía Einstein, nos dice lo que es, mientras que la religión nos dice lo que
debería ser. El detalle está dónde encontramos eso que llamamos religión, o dónde están esas leyes o patrones de conducta religiosas. En otro de sus artículos, esta vez en el NY Times, aborda lo que para él es la evolución de la
religión. Habla de una religión primitiva, que denomina religión del miedo. Posteriormente se llega a una religión moral y finalmente a una que él llama religión cósmica.

Para Jojolín:
La frase que mencionas de Einstein, es uno de los tantos aforismos que Einstein solía usar en sus discursos y escritos. La confusión surge cuando algunos cristianos, pretenden hacer de estas frases pruebas irrefutables de que, si el genio más grande de los últimos tiempos -probablemente de todos- lo dijo, el Dios cristiano sin duda existe. No digo que sea tu caso, pues bien dices que el creer en un Dios es asunto personal y no por la experiencia de
otros, así este otro sea un respetadísimo genio. Lo mismo aplicaría (no sirve para probar irrefutablemente la inexistencia de Dios) si encontraríamos -y sí que hay muchas- frases y escritos de Einstein que dijeran todo lo contrario a la existencia de un Dios, tal cual lo conciben los cristianos.




Luego postearé el otro discurso que mencioné anteriormente. Está muy bueno.
 
Re: Ciencia y Religión, según Einstein

Posteo ahora este otro discurso donde expresa más claramente su pensamiento.


Simposium publicado por la Conference on Science, Philosophy and Religion in Their Relation to the Democratic Way of Life, New York, 1941

No sería difícil llegar a un acuerdo sobre lo que entendemos por ciencia. Ciencia es el empeño, secular ya, de agrupar por medio del pensamiento sistemático los fenómenos perceptibles de este mundo en una asociación lo más amplia posible.

Dicho esquemáticamente, intentar una reconstrucci6n posterior de la existencia a través del proceso de conceptualización. Pero cuando me pregunto lo que es religión, no puedo dar tan fácilmente con una respuesta. E incluso después de dar con una que pueda satisfacerme en este momento concreto, sigo convencido de que nunca podré, de ningún modo, unificar, aunque sea un poco, los pensamientos de todos los que han prestado una consideraci6n seria a esta cuestión.

En principio, pues, en vez de plantear lo que es la religi6n, preferiría plantear lo que caracteriza las aspiraciones de una persona que a mí me parece religiosa: la persona que a mí me parece religiosamente ilustrada, es la que se ha liberado, en la medida máxima de su capacidad, de los grilletes de los deseos egoístas y está entregada a pensamientos, sentimientos y aspiraciones a los que se adhiere por el valor suprapersonal que poseen. Creo que lo importante es la fuerza de este contenido suprapersonal y la profundidad de la convicción relacionada con su significación irresistible, independientemente de que se haga cualquier tentativa de unir ese contenido con un ser divino, pues de otro modo no sería posible incluir a Buda y a Spinoza entre las personalidades religiosas. En consecuencia, una persona religiosa es devota en el sentido de que no tiene duda alguna de la significación y elevación de aquellos objetos y objetivos suprapersonales que no requieren un fundamento racional ni son susceptibles de él. Existen con la misma inevitabilidad y naturalidad con que existe el individuo mismo. En este sentido, la religión es la vieja tentativa humana de alcanzar clara y completa conciencia de esos objetivos y valores y de fortalecer y ampliar constantemente su efecto. Si uno concibe la religión y la ciencia según lo dicho, resulta imposible un conflicto entre ellas. Porque la ciencia só1o puede afirmar lo que es, pero no lo que debiera ser, y fuera de su campo siguen siendo necesarios juicios de valor de todo tipo. La religión, por otra parte, aborda sólo valoraciones de pensamientos y acciones humanos: no puede hablar, justificadamente, de datos y relaciones entre datos. Según esta interpretación, los famosos conflictos entre religión y ciencia del pasado, deben atribuirse, todos ellos, a una concepción errónea de la situación que se ha descrito.

Surge, por ejemplo, conflicto cuando una comunidad religiosa insiste en la veracidad absoluta de todas las afirmaciones contenidas en la Biblia. Esto significa una intervención de la religión en la esfera de la ciencia; aquí es donde hemos de situar la lucha de la Iglesia contra las doctrinas de Galileo y Darwin. Por otra parte, representantes de la ciencia han intentado muchas veces llegar a juicios fundamentales sobre valores y fines basándose en el método científico, y han chocado así con la religión. Estos conflictos han originado, todos ellos, errores fatales.

Ahora bien, aunque los campos de la religión y de la ciencia están en sí mismos claramente diferenciados, existen entre ambos relaciones y dependencias mutuas. Aunque la religión pueda ser la que determine el objetivo, sabe, sin embargo, por la ciencia, en el sentido más amplio, qué medios contribuirán al logro de los objetivos marcados. Pero la ciencia sólo pueden crearla los que están profundamente imbuidos de un deseo profundo de alcanzar la verdad y de comprender las cosas. Y este sentimiento brota, precisamente, de la esfera de la religión (Nota mía: entendiendo religión como lo ha definido Einstein). También pertenece a ella la fe en la posibilidad de que las normas válidas para el mundo de la existencia sean racionales, es decir, comprensibles por medio de la razón. No puedo imaginar que haya un verdadero científico sin esta fe profunda. La situación puede expresarse con una imagen: la ciencia sin religión está coja, la religión sin ciencia, ciega.

Aunque he dicho antes que no puede existir en realidad verdadero conflicto entre religión y ciencia, debo matizar, sin embargo, tal afirmación, una vez más, en un punto esencial. En lo que respecta al contenido real de las religiones históricas. Esta matización se relaciona con el concepto de Dios. Durante la etapa juvenil de la evolución espiritual del género humano, la fantasía de los hombres creó dioses a su propia imagen que, con su voluntad parecían determinar el mundo fenoménico, o que hasta cierto punto influían en él. El hombre procuraba influir la actitud de estos dioses en favor propio con la magia y con la oración. La idea de Dios de las religiones que se enseñan hoy es una sublimación de aquel antiguo concepto de los dioses. Su carácter antropomórfico lo muestra, por ejemplo, el hecho de que los hombres apelen al Ser Divino con oraciones y le supliquen que satisfaga sus deseos.

Nadie negará, desde luego, que la idea de que exista un Dios personal, omnipotente, justo y misericordioso puede proporcionar al hombre solaz, ayuda y guía, y además, en virtud de su sencillez, resulta accesible incluso a las inteligencias menos desarrolladas. Pero, por otra parte, esta idea conlleva un fallo básico, que el hombre ha percibido dolorosamente desde el principio de la historia. Es decir, si éste ser es omnipotente, todo suceso, incluidas todas las acciones humanas, todos los pensamientos humanos y todos los sentimientos y aspiraciones humanos son también obra suya; ¿cómo es posible pensar que los hombres sean responsables de sus actos y de sus pensamientos ante tal ser todopoderoso? Al administrar premios y castigos, estaría en cierto modo juzgándose a sí mismo. ¿Cómo conciliar esto con la bondad y la rectitud que se le asignan?

La fuente principal de conflicto entre el campo de la religión y el de la ciencia se halla, en realidad, en este concepto de un Dios personal. El objetivo de la ciencia es establecer normas generales que determinen la conexión recíproca de objetos y acontecimientos en el tiempo y en el espacio. Estas normas, o leyes de la naturaleza, exigen una validez absolutamente general... no probada. Es básicamente un programa, y la fe en la posibilidad de su cumplimiento sólo se basa en principio en éxitos parciales. Pero difícilmente podría alguien negar estos éxitos parciales y atribuirlos a la ilusión humana. El hecho de que basándonos en tales leyes podamos predecir el curso temporal de los fenómenos en ciertos campos con gran precisión y certeza, está profundamente enraizado en la conciencia del hombre moderno, aunque pueda haber captado muy poco del contenido de las citadas leyes. Basta con que piense que los movimientos de los planetas dentro del sistema solar pueden calcularse previamente con gran exactitud a partir de un número limitado de leyes simples. De modo similar, aunque no con la misma precisión, es posible calcular por adelantado el funcionamiento de un motor eléctrico, un sistema de transmisión o un aparato de radio, aun cuando se trate de cosas recientes.

Desde luego, cuando el número de factores que intervienen en un complejo fenomenológico es demasiado grande, nos falla en la mayoría de los casos el método científico. Basta que pensemos en la meteorología, y que pensemos que la predicción del tiempo, incluso por un período de unos cuantos días, resulta imposible. Nadie duda, sin embargo, de que se trata de una conexión causal cuyos componentes causales nos son conocidos en su mayoría. Los fenómenos de este campo no permiten una predicción exacta debido a la variedad de factores implicados, no a un fallo de las leyes de la naturaleza.
Hemos penetrado con mucha menor profundidad en las regularidades que se derivan del reino de las cosas vivas, pero sí lo bastante, sin embargo, para percibir al menos la norma de necesidad fijada. Basta pensar en el orden sistemático de la herencia, y en el efecto de tóxicos, como por ejemplo el alcohol, en la conducta de los seres humanos. Lo que falta en este campo es captar conexiones de generalidad profunda, pero no un conocimiento del orden en sí mismo.

Cuanto más imbuido está un hombre de la regularidad ordenada de todos los acontecimientos, más sólida es su convicción de que no queda espacio al margen de esta regularidad ordenada para causas, de naturaleza distinta. Para él, no existirá la norma de lo humano ni la norma de lo divino como causa independiente de los acontecimientos naturales. No hay duda de que la ciencia no refutará nunca, en el sentido auténtico, la doctrina de un Dios personal que interviene en los acontecimientos naturales, donde esta doctrina siempre puede refugiarse en aquellos campos en los que aún no ha sido capaz de afianzarse el conocimiento científico.

Pero estoy convencido de que el que los representantes de la religión adoptasen esa conducta no sólo sería indigno sino también fatal para ellos. Creo que una doctrina que no es capaz de mantenerse a la luz sino que ha de refugiarse en las tinieblas, perderá inevitablemente su influencia sobre el género humano, con un daño incalculable para el progreso de éste. En su lucha por el ideal ético, los profesores de religión deben tener talla suficiente para prescindir de la doctrina de un Dios personal, es decir, abandonar esa fuente de miedo y esperanza que proporcionó en el pasado un poder tan inmenso a los sacerdotes. Tendrán que valerse en su labor de las fuerzas que sean capaces de cultivar el Bien, la Verdad y la Belleza en la humanidad misma. Se trata, sin duda, de una tarea más difícil, pero muchísimo más meritoria y digna. Cuando los maestros religiosos logren realizar el proceso indicado, sin duda verán con alegría que la auténtica religión resulta ennoblecida por el conocimiento científico que la hará más profunda.

Si uno de los objetivos de la religión es el de liberar al máximo al género humano de las ataduras de los temores, deseos y anhelos egocéntricos, el razonamiento científico puede ayudar a la religión también en otro sentido. Aunque sea cierto que el objetivo de la ciencia es descubrir reglas que permitan asociar y predecir hechos, no es éste su único objetivo. Pretende también reducir las conexiones descubiertas al menor número posible de elementos conceptuales mutuamente independientes. Es en esta búsqueda de la unificación racional de lo múltiple donde se hallan sus mayores éxitos, aunque sea precisamente esta tentativa lo que presenta un mayor riesgo de caer víctima de ilusiones. Pero todo el que haya pasado por la profunda experiencia de un avance positivo en este campo se siente conmovido por una profunda reverencia hacia la racionalidad que se manifiesta en la vida. Mediante la comprensión, logra emanciparse en gran medida de los grilletes de las esperanzas y los deseos personales, alcanzando así esa actitud mental humilde ante la grandeza de la razón encarnada en la existencia, que es inaccesible al hombre en sus profundidades más hondas. Sin embargo, esta actitud me parece religiosa en el sentido más elevado del término. Y me parece asimismo que la ciencia no sólo purifica el impulso religioso de la escoria del antropomorfismo sino que contribuye también a una espiritualización religiosa de nuestra visión de la vida.

Cuando más progrese la evolución espiritual de la especie humana, más cierto me parece que el camino que lleva a la verdadera religiosidad pasa, no por el miedo a la vida y el miedo a la muerte y la fe ciega, sino por la lucha en pro del conocimiento racional. Creo, a este respecto, que el sacerdote ha de convertirse en profesor y maestro si desea cumplir dignamente su excelsa misión educadora.


Ya lo comentaremos.

Saludos cordiales.
 
Re: Ciencia y Religión, según Einstein

jojolin dijo:
Dios no juega a los dados!

Me gusta este dicho de Albert Einstein por que es sumamente interesante. Además considero a Einstein uno de los genios más grandes del mundo. Pero el creer en Dios es un asunto personal, depende de uno mismo, y no por la experiencia de "otros". No hay como descubrirlo uno mismo!.
El libro de Romanos dice: "...así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia" Y en Juan encontramos: "...no me elegisteis vosotros a mi sino que yo os elegí a vosotros" Asi que no es un asunto que dependa mucho de nosotros mismos...!

Greivin.
 
Re: Ciencia y Religión, según Einstein

jojolin dijo:
Dios no juega a los dados!

Me gusta este dicho de Albert Einstein por que es sumamente interesante. Además considero a Einstein uno de los genios más grandes del mundo. Pero el creer en Dios es un asunto personal, depende de uno mismo, y no por la experiencia de "otros". No hay como descubrirlo uno mismo!.

A mi me llama la atencion eso de "Dios no juega a los dados"

Por ejemplo existen muchos pasajes en la Biblia que hablan de la suerte de ciertos individuos y pueblos.

Números 33:54
Y heredaréis la tierra por sorteo por vuestras familias; a los muchos daréis mucho por herencia, y a los pocos daréis menos por herencia; donde le cayere la suerte, allí la tendrá cada uno; por las tribus de vuestros padres heredaréis.

Josué 15:1
[ El territorio de Judá ] La parte que tocó en suerte a la tribu de los hijos de Judá, conforme a sus familias, llegaba hasta la frontera de Edom, teniendo el desierto de Zin al sur como extremo meridional.


De hecho escrito estaba que sobre el ropaje de Jesus se echarían suertes para poseerlas

Juan 19:24
Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. m Y así lo hicieron los soldados.


Pero lo que mas me llama la atencion es que un apostol fue elegido a la suerte:

Hechos 1:26
Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles


No se si tal suerte fue decidida a los dados o que....pero el hecho que el nombramiento de todo un apostol mediante la "suerte" pues me parece curioso..se que alguien me dirá que la suerte no tuvo que ver sino que fue decision de Dios pero lo cierto es que la Biblia asi lo dice.
 
Re: Ciencia y Religión, según Einstein

nikita dijo:
A mi me llama la atencion eso de "Dios no juega a los dados"

Por ejemplo existen muchos pasajes en la Biblia que hablan de la suerte de ciertos individuos y pueblos.

Números 33:54
Y heredaréis la tierra por sorteo por vuestras familias; a los muchos daréis mucho por herencia, y a los pocos daréis menos por herencia; donde le cayere la suerte, allí la tendrá cada uno; por las tribus de vuestros padres heredaréis.

Josué 15:1
[ El territorio de Judá ] La parte que tocó en suerte a la tribu de los hijos de Judá, conforme a sus familias, llegaba hasta la frontera de Edom, teniendo el desierto de Zin al sur como extremo meridional.
De hecho escrito estaba que sobre el ropaje de Jesus se echarían suertes para poseerlas

Juan 19:24
Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. m Y así lo hicieron los soldados.


Pero lo que mas me llama la atencion es que un apostol fue elegido a la suerte:

Hechos 1:26
Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles


No se si tal suerte fue decidida a los dados o que....pero el hecho que el nombramiento de todo un apostol mediante la "suerte" pues me parece curioso..se que alguien me dirá que la suerte no tuvo que ver sino que fue decision de Dios pero lo cierto es que la Biblia asi lo dice.
La suerte es una herramienta en las manos de Dios. Así lo dice la biblia en varios pasajes como bién apuntas, además de estos que creo son los más claros al respecto: "La suerte descansa en el regaso del hombre pero es de Jehovah el darla" Proverbios. "Tu eres la porción de mi herecia y de mi copa, tu sustentas mi suerte" Salmos.

Greivin.
 
Re: Ciencia y Religión, según Einstein

Deseo llamar su atención en los sigueintes párrafos:

Cuanto más imbuido está un hombre de la regularidad ordenada de todos los acontecimientos, más sólida es su convicción de que no queda espacio al margen de esta regularidad ordenada para causas, de naturaleza distinta. Para él, no existirá la norma de lo humano ni la norma de lo divino como causa independiente de los acontecimientos naturales. No hay duda de que la ciencia no refutará nunca, en el sentido auténtico, la doctrina de un Dios personal que interviene en los acontecimientos naturales, donde esta doctrina siempre puede refugiarse en aquellos campos en los que aún no ha sido capaz de afianzarse el conocimiento científico.

Pero estoy convencido de que el que los representantes de la religión adoptasen esa conducta no sólo sería indigno sino también fatal para ellos. Creo que una doctrina que no es capaz de mantenerse a la luz sino que ha de refugiarse en las tinieblas, perderá inevitablemente su influencia sobre el género humano, con un daño incalculable para el progreso de éste. En su lucha por el ideal ético, los profesores de religión deben tener talla suficiente para prescindir de la doctrina de un Dios personal, es decir, abandonar esa fuente de miedo y esperanza que proporcionó en el pasado un poder tan inmenso a los sacerdotes. Tendrán que valerse en su labor de las fuerzas que sean capaces de cultivar el Bien, la Verdad y la Belleza en la humanidad misma. Se trata, sin duda, de una tarea más difícil, pero muchísimo más meritoria y digna. Cuando los maestros religiosos logren realizar el proceso indicado, sin duda verán con alegría que la auténtica religión resulta ennoblecida por el conocimiento científico que la hará más profunda.

.....


Cuando más progrese la evolución espiritual de la especie humana, más cierto me parece que el camino que lleva a la verdadera religiosidad pasa, no por el miedo a la vida y el miedo a la muerte y la fe ciega, sino por la lucha en pro del conocimiento racional. Creo, a este respecto, que el sacerdote ha de convertirse en profesor y maestro si desea cumplir dignamente su excelsa misión educadora.

........

¿Qué piensan de esto mis amigos cristianos? ¿No les parece interesante lo que propone Einstein?