Hermanos, les quiero proponer una reflexión acerca de cómo funciona el la práctica el lema de Sola Scriptura. Este lema significa que la Escritura es la suprema autoridad en materia de fe. No hay autoridad o magisterio humano que esté por encima de la Sagrada Escritura.
Bien, mi reflexión es la siguiente: en la práctica, ¿la autoridad final en materia de fe es la Escritura, o soy Yo?
Porgamos un ejemplo. Yo decido ser evangélico y debo ahora decidir a qué corriente evangélica voy a pertenecer, a qué denominación. Pues bien, debo decidir, por ejemplo, si la salvación una vez obtenida se puede perder o no. Depende de eso, a qué corriente o congregación voy a pertenecer. Hay una corriente que afirma categóricamente que es enseñanza bíblica la doctrina "salvo siempre salvo". Otra corriente afirma categóricamente lo contrario: que la Biblia enseña que la salvación se puede perder.
Como no hay acuerdo debo hacer un profundo estudio bíblico, pues la Biblia es la que dirime todas las doctrinas. Pues bien, luego de mi estudio bíblico, he decidido que la doctrina bíblica es que la salvación no se puede perder. He decidido que eso dice la Biblia. Luego, me voy a una iglesia de esa corriente.
Acá el tema es el siguiente: ¿quién decidió cual era la doctrina cristiana? ¿La Biblia o Yo? ¿Las doctrinas las indica la Biblia o en último término las discierno Yo?
El punto es que, aunque yo reconozco a la Escritura como autoridad suprema en materias de fe, resulta que en la practica, la autoridad suprema en materia de fe... soy Yo?
Mi reflexión es sobre cómo se da el principio de Sola Scriptura en la práctica. A mi me da la impresión que, en la práctica, gran parte de los asuntos doctrinales no los decide la Biblia, sino que los decide uno.
¿Sola Scriptura? Muy bien, me guio solo por lo que dice la Biblia. Pero, ¿qué dice la Biblia? Ah, eso lo decido Yo.
Bien, mi reflexión es la siguiente: en la práctica, ¿la autoridad final en materia de fe es la Escritura, o soy Yo?
Porgamos un ejemplo. Yo decido ser evangélico y debo ahora decidir a qué corriente evangélica voy a pertenecer, a qué denominación. Pues bien, debo decidir, por ejemplo, si la salvación una vez obtenida se puede perder o no. Depende de eso, a qué corriente o congregación voy a pertenecer. Hay una corriente que afirma categóricamente que es enseñanza bíblica la doctrina "salvo siempre salvo". Otra corriente afirma categóricamente lo contrario: que la Biblia enseña que la salvación se puede perder.
Como no hay acuerdo debo hacer un profundo estudio bíblico, pues la Biblia es la que dirime todas las doctrinas. Pues bien, luego de mi estudio bíblico, he decidido que la doctrina bíblica es que la salvación no se puede perder. He decidido que eso dice la Biblia. Luego, me voy a una iglesia de esa corriente.
Acá el tema es el siguiente: ¿quién decidió cual era la doctrina cristiana? ¿La Biblia o Yo? ¿Las doctrinas las indica la Biblia o en último término las discierno Yo?
El punto es que, aunque yo reconozco a la Escritura como autoridad suprema en materias de fe, resulta que en la practica, la autoridad suprema en materia de fe... soy Yo?
Mi reflexión es sobre cómo se da el principio de Sola Scriptura en la práctica. A mi me da la impresión que, en la práctica, gran parte de los asuntos doctrinales no los decide la Biblia, sino que los decide uno.
¿Sola Scriptura? Muy bien, me guio solo por lo que dice la Biblia. Pero, ¿qué dice la Biblia? Ah, eso lo decido Yo.