Nulidad Matrimonial (La Gran Tentación)

13 Junio 2002
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LA IGLESIA RECUERDA QUE UN CASAMIENTO PUEDE SER NULO​
Cuando el “sí” no fue válido y es posible volver a empezar

El Sínodo llamó a tramitar la nulidad si se presume alguna de las causalidades. Cuáles son. Cómo es el proceso.
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Sergio Rubin.

Hace tiempo que no soplan vientos a favor del matrimonio. Una cultura dominante –que no proclama el valor de la generosa entrega personal en pos de un bien superior– y la creciente incapacidad de los contrayentes de asumir un compromiso para toda la vida –más allá de los problemas objetivos que pueden hacer insoportable la convivencia –, desembocaron en lo que una vez se definió como “la epidemia del divorcio”. Los matrimonios católicos, por cierto, no escapan a esta realidad. Con el agravante de que el carácter indisoluble del vínculo, consagrado en el sacramento matrimonial, impide una vuelta a fojas cero en materia religiosa. “Lo que Dios unió, el hombre no puede separar”, dice La Biblia.

Con todo, el mayor problema religioso pasa por aquellos cónyuges que se volvieron a casar. Desde la posición católica, se encuentran en una situación objetiva de pecado al mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio sacramental. Dado que su situación contradice la indisolubilidad del sacramento del matrimonio no pueden comulgar. El reciente sínodo de obispos sobre la eucaristía ratificó este criterio, pero recordó que los católicos divorciados en nueva unión no están fuera de la Iglesia, sino que ésta “los acoge y los sigue con especial atención”. A la vez que subrayó la posibilidad que éstos tienen –en caso de que crean que el sacramento estuvo viciado– de pedir la nulidad.

En efecto: la Iglesia considera la posibilidad –no de anular un matrimonio porque, sencillamente, no tiene esa facultad– sino de establecer si efectivamente lo hubo. Ocurre que la legislación canónica (eclesiástica) contempla causales de nulidad, o sea, situaciones que llevan a que el sacramento no sea válido desde el inicio. Frente a esta presunción por parte de uno o de los dos cónyuges, puede pedirse el inicio de un juicio de nulidad que, en caso de probarse, habilita a los involucrados que quieren formar una nueva pareja a volver a pasar por la Iglesia, contraer un matrimonio válido, tener su situación religiosa regularizada y poder, entonces, comulgar.

“La Iglesia protege el matrimonio y su carácter indisoluble. No todo fracaso implica nulidad. Pero si alguien cree que su matrimonio es nulo tiene el derecho de intentar demostrarlo ante un tribunal. Mientras no lo demuestre, su matrimonio debe considerarse válido. Los tribunales eclesiásticos constatan si existió o no matrimonio desde el principio, dice a Valores Religiosos uno de los vicepresidentes del Tribunal Eclesiástico Nacional, el padre Alejandro Bunge. En ese sentido, señala que hay tres tipos de causales de nulidad: si los contrayentes no están habilitados para celebrar el matrimonio, si el nsentimiento matrimonial se expresa sin las formalidades prescritas para su validez o si el consentimiento matrimonial tiene un vicio que lo hace nulo.

En el primer grupo se ubican una docena de impedimentos. Por caso, que la mujer tenga menos de 14 años y el hombre de 16; que el hombre sea impotente; que alguno de ellos ya se haya casado sacramentalmente; que uno de los contrayentes sea sacerdote (y no se le haya dado el permiso) o que tenga votos religiosos que no se le hayan dispensado. En el segundo grupo se encuentran aquellas situaciones en que, por ejemplo, el consentimiento no es dado ante un sacerdote o un diácono autorizado para recibirlo y delante de dos testigos. En el tercer grupo están las causales más comunes y se refieren al contenido del consentimiento matrimonial con el cual los cónyuges expresan su compromiso al momento de casarse.

En primer lugar se encuentra la incapacidad psíquica. Son los casos de uso de razón o discreción de juicio; por ejemplo, si el cónyuge es drogadicto. O cuando un cónyuge es incapaz de asumir las obligaciones del matrimonio porque es incapaz de cumplirlas, como en el caso de una tendencia homosexual irrefrenable que lo lleva a no cumplir con la fidelidad matrimonial, o por ser un jugador compulsivo, o un mujeriego que no puede dejar de serlo (no un simple donjuán). “Estas situaciones tienen que ser muy graves, debe haber una anomalía severa”, aclara Bunge. Para su comprobación, siempre intervienen peritos como psiquiatras y psicólogos.

También en el tercer grupo aparecen el engaño o dolo con la intención de lograr el consentimiento. Aunque los casos son raros, existen. Ocurren cuando, por ejemplo, el hombre para obtener el consentimiento le dice a la mujer que es abogado y no lo es, o le oculta que tiene sida, y ésta se casa engañada. Finalmente, figura la simulación. O sea, cuando se expresa para afuera algo distinto de que se piensa, sea rechazando positivamente el matrimonio mismo o algunas de sus propiedades o elementos esenciales. Por caso, cuando se lo considera soluble. Claro que esta tiene que ser una intención expresa formulada ante testigos. O no se anima a decirle al cónyuge que esta ligado afectivamente con otra persona y se casa igual. O una chica se casa embarazada, coaccionada por sus padres. Los juicios de nulidad se inician en los tribunales de primera instancia (Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Santa Fe y Tucumán). Luego pasan a la segunda instancia: el Tribunal Eclesiástico Nacional de la Conferencia Episcopal. Si los pronunciamientos declaran la nulidad en las dos instancias, el matrimonio es nulo. Si ocurre sólo en una, el proceso puede seguirse en el Vaticano (ante la Rota Romana). Los tiempos son variados. Dependen de la facilidad con la que se prueben las causales y la disposición a colaborar de los actores. En general,
la sustanciación en primera instancia dura un mínimo de un año; en segunda instancia, seis meses y la Rota Romana es difícil de estimar.

Existe la idea de que estos procesos son muy caros y, por tanto, que están reservados solo a la gente pudiente. Bunge aclara que la tasa judicial en primera instancia oscila entre los 600 y 700 pesos y que, en la segunda instancia, en la mayor parte de los casos el patrocinio es gratuito, previa demostración de la falta de recursos. El tope de lo que cobra el abogado en las dos primeras instancias es de 2.000 pesos. Si bien no existen datos certeros sobre los procesos que se sustancian en primera instancia en todo el país, sumarían anualmente unos 300. El Tribunal Nacional sustancia un promedio de 150. Si bien los matrimonios nulos son la excepción a la regla, la Iglesia considera que los cónyuges –si creen que el suyo lo fue– deben conocer y hacer uso de esta posibilidad.


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Muchos querrán saber como pueden salir de la encerrona de su matrimonio.
Aquí, como el gato, se puede caer parado y quedar bien con Dios y con el diablo. Eso sí, buenos argumentos mediante. Si aprueba, se le dirá: -Señora, señor, ustedes nunca estuvieron casados. Así lo ha decidido el tribunal eclesiástico de la ICAR
Qué les parece. No puede haber divorcio donde no hubo matrimonio.
Creo que cualquiera que esté casado, salvo contadas excepciones, tendría los argumentos necesarios para decir que jamás se casó.
Hay por allí, y no son pocos, líderes protestantes que argumentan contra el matrimonio de manera muy similar; ellos dicen: "El matrimonio es indisoluble como la Biblia lo dice: Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre." Y a renglón seguido, argumentan: "Ahora, hay que ver si en verdad Dios ha unido ese matrimonio."
Es hipocresía refinada?
Son lícitos y escriturales tales argumentos para dejar al cónyugue y volverse a casar como si nunca se hubiera casado antes?
En fin, lo dejo para que mis hermanos foristas y todos aquellos que tengan interés en este espinoso asunto puedan dar su opinión.:cuadrado:

Dios bendiga ricamente a Su Pueblo.

NitoAvellaneda.
 
Re: Nulidad Matrimonial (La Gran Tentación)

Ya veo que ninguno tiene "siquiera", un "quítame de allí esas pajas" con su consorte.
Tampoco nadie jamás caminó por los ásperos caminos de la separación o amenaza de divorcio.
Ni que hablar de haber sufrido el divorcio mismo.

Por supuesto que ya hubo epígrafes parecidos, pero este está fresquito para poder recobrar la ilación de un tema que parece ser tabú para muchos, especialmente para los cristianos.
Satanás tiene un especial empeño en destruir la familia.
El matrimonio es uno de sus blancos favoritos por lo que se puede apreciar.
Oro para que el Señor bendiga tu matrimonio y toda tu familia.
Para que la Sangre Preciosa de Cristo cubra tu hogar y lo preserve del mal que vendrá sobre este mundo.
Dios te bendiga.

NitoAvellaneda
 
Re: Nulidad Matrimonial (La Gran Tentación)

DIOS Y ALMAS
NITOAVELLANEDA dijo:

Qué les parece. No puede haber divorcio donde no hubo matrimonio.

Querido hermano en Cristo Nito Avellaneda:

Aunque se refiera sarcásticamente de la anulación, ésta es real.

Recuerde que el Derecho secular surgió en la Iglesia.

El estudio de la voluntad jurídica surge en la Iglesia.

Y lo más curioso de todo es que las palabras de Chesterton sobre las contradicciones obvias en los ataques contra la Iglesia que van de un extremo al otro siguen siendo verdaderas hoy.

En éste caso vemos lo siguiente:

Si la Iglesia prohíbe el divorcio, se le ataca.

Si la Iglesia reconoce las situaciones de voluntad viciada en un matrimonio, se le ataca también.

Y la única constante no son los argumentos, sino la voluntad de atacar a la Iglesia detrás de ellos.

ALABADO SEA JESUCRISTO
 
Re: Nulidad Matrimonial (La Gran Tentación)

mobile21
En éste caso vemos lo siguiente:

Si la Iglesia prohíbe el divorcio, se le ataca.

Si la Iglesia reconoce las situaciones de voluntad viciada en un matrimonio, se le ataca también.

Y la única constante no son los argumentos, sino la voluntad de atacar a la Iglesia detrás de ellos.

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Nito Avellaneda:

No, no es así.
En este caso, como en cualquiera otro; vemos la hipocresía de querer borrar con el codo lo que se escribió con la mano.
No se trata de atacar a la ICAR. Eso está lejos de mis intenciones aquí. Se trata de señalar conductas erróneas que más que ayudar y clarificar acerca de lo que se trata de resguardar confunden y promueven el error.
Si un matrimonio se realiza y hay causas suficientes de divorcio, se debe aceptar que ninguna persona debiera permanecer atada a ese yugo de manera dictatorial. Pues, ni el mismo Señor lo quiso así.
Si ponemos el destino de una pareja en un contrato civil y en un santo sacramento llamado matrimonio, y éste, a su vez, se pone en las manos de Dios, ante el altar, el día de la boda en la iglesia ante los testigos pertinentes mediante los oficios del ministro cristiano correspondiente, se me hace difícil comprender que ese mismo ministro u otro cualquiera que se diga "cristiano", trate de quitar de las manos de Dios, aquello que un día puso de manera solemne y definitiva en ellas. El divorcio es mucho más aceptable y comprensible que la llamada "nulidad del matrimonio". Implica, lo que Jesús mismo a los fariseos hipócritas; a saber: (Ev. S. San Marcos cap. 10)

"2. Y se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar a su mujer.
3. Él, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?
4. Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla.

5. Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento;
6. pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.
7. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
8. y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.
9. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.

Hasta aquí pareciera que el Señor públicamente se reserva la autorización del controvertido mandamiento de divorcio de Moisés para algunos caso extremos.
Sin embargo, después ....


10. En casa volvieron los discípulos a preguntarle de lo mismo,
11. y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella;
12. y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.


Notamos una leve diferencia en el Evang. Según San Mateo cap. 19

7. Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?
8. Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no era así.
9. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera
.