Re: El Concilio de Trento a la Luz de Calvino
Dios te bendiga Tobi.
Perdón que no había visto tu aporte entre los otros. Te respondo.
Lo primero es que lo que Tomás dice lo dice parafraseando Romanos 7, 7: "
Sin embargo yo no conocí el pecado sino por la ley. De suerte que yo hubiera ignorado la concupiscencia si la ley no dijera: ¡No te des a la concupiscencia!". Y venga que sí me sorprende que esta opinión de Tomás muy típica del protestantismo, sea corregida precisamente por un protestante. No es nueva tu opinión, de hecho está muy de moda ahora entre los tuyos con esto de la Nueva Perspectiva de Pablo (NPP), de la que apenas me estoy empezando a enterar.
Pablo me da lo que para él fué una solución diciendome que el Evangelio es poder de Dios para salvación. Pero de nuevo surge el problema en mi, y es mediante la pregunta: ¿Y como funciona en mi este poder de Dios?
La tesis de Tomas y la del Concilio de Trento pretenden que la gracia de Dios hará que esto sea para mi creible. Es decir que dicha gracia me dará la fuerza suficiente para que, de mi mismo, se genere la suficiente capacidad de creencia (fe) para que se me haga creible. Pero no es eso lo que dice Pablo. Lo que el dice es que la fe es un don de Dios. Y no obstante perdura una cuestión, la de mi libre albedrío y este me lleva a la pregunta. ¿Acaso Dios me obliga mediante esta fe que me regala (gracia) a que lo acepte y obre en consecuencia? ¿No fué este el error de Calvino con su concepto de predestinación? (la polémica de calvinistas y arminianos)
Cada vez traes más tópicos difíciles. "La Justicia de Dios" ¿qué es? Tobi, sin engaños, y sin excusas, sabemos que ni tus exégetas, ni los míos, ni los unos, ni los otros, ni juntos se ponen de acuerdo respecto a esto. Es más, es en este aspecto donde parece que se borran las líneas denominacionales y se mezclan "mansos con cimarrones" como dicen en el caribe.
Ya lo dije en un epígrafe hace muchos meses que a mí me sorprende y me es de no buen agrado que en el Catolicismo se haga poco énfasis en el aspecto objetivo de nuestra Justificación. Que después de la muerte de Anselmo y Bernardo nada novedoso ha habido en ese sentido.
En Trento (y ya lo hacía Tomás) el énfasis era decir que yo soy hecho justo porque Dios me salva de lo que me hace injusto. La idea es, yo peco porque soy pecador. No es al revés, yo no soy un pecador porque peco sino que peco porque estoy consituído como pecador. Entonces la Justificación consiste en dos aspectos, uno objetivo en el que Jesús satisface legalmente mis faltas y Dios, por esa satisfacción, decide no imputarme más mis pecados. Lo segundo es el aspecto subjetivo en el que Dios borra de mi alma el pecado propiamente dicho y me entrega "algo" por lo que puedo optar por Dios como mi opción fundamental, ese "algo" es la gracia santificante.
Los teólogos postridentinos católicos se dedicaron a enfatizar y subrayar el aspecto subjetivo porque el error de la Reforma era quedarse SOLO con el objetivo. Y muchas veces cometimos el error contrario, hemos oscurecido el aspecto objetivo y de ese oscurecimiento la penumbra ha alcanzado otras verdades, como la Imputación de la Justicia de Cristo, hemos "cosificado" la Gracia Santificante, hemos oscurecido la relación entre la In-Habitación del Espíritu Santo y el estado de Gracia, hemos sobrevalorado el valor de la naturaleza hasta coquetear de nuevo con el... etc., etc., etc.
Esto no son recovecos teológicos, esto en la pastoral se nota gravemente, y por eso mucha comunidad católica no termina de ver la diferencia entre Cristianismo y Ética.
Hay una gran cantidad de teólogos católicos embarcados en la labor de hacer girar el foco católico y alumbrar lo que es netamente propiedad nuestra aprovechando estos aires post-Vaticano II.
En el Amor de Jesús.
Gabaon.