Re: Algunas tergiversaciones de la “Reina - Varela.
Los evangélicos que hablan el idioma de Cervantes están tan familiarizados con el texto que conocemos como Reina-Valera, que muchos viven como si esa fuera la única versión castellana existente. Es cierto que entre las traducciones castellanas dicha versión no tiene parangón en cuanto a la amplitud de uso entre los protestantes.
<DIR><DIR>
El período anterior a Reina
</DIR></DIR>La Biblia del Oso, de la cual trataremos más adelante, fue publicada en 1569, pero no representa el primer intento de traducir los textos sagrados al castellano. En efecto, lo precedieron otras traducciones, no todas hechas o patrocinadas por cristianos y no todas de igual valor en cuanto a la calidad de la versión o de su uso del idioma. Sin pretensiones de exhaustividad, señalamos a continuación algunas de las traducciones de la Biblia anteriores a 1569.
Como casos curiosos, por no tratarse exactamente de traducciones al castellano… pero dirigidas a «castellanos», mencionamos los siguientes dos: (1) una traducción al árabe hecha en suelo español, en la España musulmana. Álvaro Paulo de Córdoba, reputado como «columna de los mozárabes», se preguntaba: «¿Dónde se encuentra ya un lego que lea el latín de las Santas Escrituras? ¿Quién de ellos estudia los Evangelios, los Profetas y los Apóstoles?». Para poner remedio a ese mal, «para edificar a los fieles que olvidaban el latín y como el mejor medio para ganar a la fe de Cristo a los musulmanes», el obispo Juan Hispalense se entregó a la tarea de traducir la Biblia al árabe. Y (2) una edición de una Biblia latina visigoda, «que perteneció al antiguo monasterio de San Pedro de Cardeña […] Su fecha se calcula que es anterior al año 953 […] Lo mismo ocurre con otro códice de Toledo y otras Biblias antiguas españolas: no siguen la Vulgata, sino que son traducciones independientes».
La Biblia Alfonsina, de 1280. Es traducción de la Vulgata, de toda la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamentos). Vio la luz en 1280 y es parte de la Gran e general Estoria. Su nombre se debe a que se realizó bajo el patrocinio del rey sabio, Alfonso X de Castilla y León. De la información disponible se concluye que esta fue la primera traducción de la Biblia al romance castellano.
La Biblia (del Duque) de Alba es siglo y medio posterior a la Alfonsina, o sea, de 1430. La auspició D. Juan II, rey de Castilla. Es traducción del AT hecha directamente del hebreo y del arameo. Al justificarla, se dijo que «le descontentaban [a Don Luis González de Guzmán, quien encargó la traducción al rabí Moisés Arragel] por su lenguaje anticuado o muy corrupto» las versiones que la habían precedido, como, por ejemplo, la Alfonsina. El lugar donde se conserva (la Biblioteca del Duque de Alba) le dio el nombre a esta versión.
La Biblia del rabino Salomón. «Generalmente se toma como anónima, aunque algunos eruditos la atribuyen al rabino Salomón. Contiene sólo el AT y está fechada en el año 1420. De la misma fecha es otra versión, anónima también, del AT y que no contiene el libro de Eclesiastés».
El Nuevo Testamento de Francisco de Enzinas, publicado por el erudito español en 1543. Por esa publicación (que él presentó al emperador Carlos V) Enzinas fue encarcelado, pero pudo escapar de la prisión y huir de España.
La Biblia de Ferrara, llamada así por haber sido publicada en la ciudad italiana de Ferrara, en 1553, es obra de dos judíos portugueses, que usaron los nombres de Abraham Usqui y Yom Tob Atías. Se caracteriza por su exagerado literalismo y por el carácter anticuado de su castellano.
El Nuevo Testamento traducido por el doctor Juan Pérez de Pineda. Esta versión fue publicada con el siguiente título: El testamento nuevo de nuestro señor y salvador Iesu Christo—nueva y fielmente traduzido del original griego en romance castellano—En Venecia, en casa de Iuan Philadelpho - M.D.LVI. Aunque la edición, de 1556 (única, según la opinión de P.N. Tablante Garrido) no lleva nombre de autor y «el pie de imprenta no corresponde a impresor alguno conocido», por Cipriano de Valera (en la «Exhortación al Christiano lector» de su edición de 1602) sabemos que el autor fue Juan Pérez de Pineda. Esta traducción ha sido muy elogiada por los eruditos. El propio autor era tenido en muy alta estima por la excelente calidad de su producción literaria, como sostiene el Dr. Tablante Garrido, en el trabajo ya citado.
<DIR><DIR>
Reina y la Biblia del Oso
</DIR></DIR>El año 1569 marca un hito en la historia de las traducciones castellanas de la Biblia. Es el año de la edición príncipe de la Biblia en cuya traducción Casiodoro de Reina había estado trabajando por muchos años: la Biblia del Oso, llamada así por la figura de un oso, de pie junto a un madroño, que adorna su portada y que era el «logotipo» del impresor. Especialista en el estudio de esa Biblia, y poseedor de un ejemplar de la edición príncipe (de 1569), el Dr. P.N. Tablante Garrido ha escrito lo siguiente: «Tan discutido como es el asunto, la misma [i.e., la Biblia del Oso] conserva entre sus méritos el de ser la primera traducción castellana integral y directa de las Sagradas Escrituras, y también la primera de tales características que jamás se haya publicado en la propia lengua; sobre el particular es uniforme el parecer de autoridades y de especialistas en la materia: Dn. Marcelino Menéndez y Pelayo…, Eric M. North…, Card. Isidro Gomá Tomás…, John E. Steinmueller…» (y sigue citando el autor a otras autoridades).
Mucho se ha escrito, a lo largo de los años, sobre esta obra. Por supuesto, no han faltado los impugnadores, que incluso han manipulado información falsa para quitarle brillantez a este trabajo, único en su época. Tal ha sido la acogida que el mundo protestante de habla castellana le dispensó a la traducción de Reina, que son muchísimas las revisiones a las que ha sido sometida, como indicamos más adelante en este trabajo.
<DIR><DIR>
La época posterior a Reina
</DIR></DIR>Aunque no se inició de inmediato un período de rápidas y numerosas traducciones e impresiones del texto bíblico en castellano, la fecha de la Biblia del Oso puede tomarse como símbolo de un giro significativo en lo que a este asunto se refiere. Esto es particularmente importante por cuanto el Santo Oficio de la Inquisición entró muy pronto en actividad para prohibir, tanto en la Península Ibérica como en las nuevas tierras allende el mar, la difusión y lectura de tan peligroso libro. En efecto, tres años después de haber aparecido, el Consejo de la Inquisición de Madrid envió, el 17 de enero de 1572, la siguiente comunicación: «…se ha impreso una biblia en romance, á contemplación y costa de algunos herejes españoles, con intención de meterla secretamente en estos reinos; y porque sería muy pernicioso que esta biblia entrase en ellos, convendría que luego que recibiereis esta [comunicación] déis, señores, orden se tenga particular cuidado en prevenir que no entre la dicha biblia, y si algunas hubieren entrado y se hallaren, las mandaréis recoger todas, procediendo contra las personas que las hubieren metido».
Mencionaremos, pues, sólo algunas de las obras publicadas, especialmente en el período anterior a los últimos veinte años, sin entrar en muchos detalles descriptivos ni valorativos. Dedicaremos luego algunos pensamientos a lo que está sucediendo en la actualidad.
1790 a 1793: traducción del P. Scío de San Miguel (de la Vulgata)
1823 a 1825: en estas fechas se publica una traducción que llevó el nombre de Félix Torres Amat (obispo de Barcelona). Posteriormente se reconoció que el trabajo de traducción lo había realizado José Miguel Petisco, S.J. (El autor del presente artículo conoció y usó esa obra en su adolescencia. Era conocida comúnmente como «la Biblia de Petisco y Torres Amat».) También es traducción de la Vulgata.
1893: La Versión moderna. Elogiada por algunos que la consideran muy fiel a los idiomas originales (de los que fue traducida), su castellano puede calificarse de «duro», por carecer de fluidez estilística.
1916: El Nuevo Testamento, versión hispanoamericana. De este habría que decir que fue una lástima que no se hiciera el mismo trabajo con la Biblia entera. Preciso y excelente para estudio.
1944: La Nácar-Colunga. Traducción realizada por los biblistas Eloíno Nácar Fuster y Alberto Colunga. Es la primera edición de una Biblia patrocinada por instituciones católicas (fue publicada por la B.A.C., [Madrid]) y con la debida autorización eclesiástica, hecha con base en los idiomas originales. Desde esta traducción en adelante, prácticamente todas las traducciones realizadas por católicos se basan en los idiomas bíblicos.
1947: La Bover-Cantera, llamada así por el nombre de los traductores: José María Bover y Francisco Cantera Burgos. También hecha de las lenguas originales, se trata de una edición crítica. (J. M. Bover ya había publicado una edición del NT en griego y latín.)
1948–1951: Traducción, recientemente editada de nuevo, de Mons. Straubinger. Tiene abundantes notas de una acentuada orientación pastoral.
1966: Biblia de Jerusalén. Sigue los criterios propios de la edición original publicada por la Escuela Bíblica San Esteban, de Jerusalén, en francés. La traducción se basa en los idiomas originales. Sus notas son de muchísimo valor.
1966: Dios llega al Hombre. El Nuevo Testamento en versión popular, publicado bajo los auspicios de las Sociedades Bíblicas Unidas, en donde se aplican los principios de traducción conocidos como de equivalencia dinámica, promovidos por el Dr. William L. Wonderly. Su lenguaje sencillo, que busca comunicar el mensaje del Evangelio al lector común, es su gran valor y su gran debilidad, como más adelante comentaremos.
1968: Edición, en tres volúmenes, realizada por un equipo de biblistas de las Universidades Pontificias de Roma y Letrán. Es traducción del italiano y fue publicada por la Editorial Labor.
1972: La Biblia. Edición pastoral, Latinoamericana. La portada de la segunda edición, de 1972, reza así: «La Biblia en su texto íntegro. Traducida, presentada y comentada para las comunidades cristianas de Latinoamérica y para los que buscan a Dios, por un equipo pastoral bajo la dirección de Ramón Ricciardi». Se trata de la edición que provocó revuelo en América Latina, por lo atrevido de sus fotografías y de algunos de sus comentarios. En 1979, la Conferencia Episcopal Argentina publica un librito titulado «Biblia latinoamericana. Suplemento obligatorio» (Buenos Aires: Editorial Claretiana). En él dice el Cardenal Primatesta: «Con la publicación de este "Suplemento" llega a su fin, luego de un proceso más largo de lo esperado, cuanto los Obispos Argentinos manifestábamos el 30 de octubre de 1976, acerca de la necesidad de una revisión y complementación de la edición de la Biblia, llamada "para Latinoamérica" o vulgarmente "Latinoamericana"» (p. 7). (Recuérdese que todo esto ocurre bajo la dictadura militar.)
1975: La Biblia, de Herder. El NT (en cuya revisión participaron dos evangélicos: uno de América Latina y otro de España), se publicó en 1968 y tuvo amplia difusión. Preciso en el lenguaje, es de lectura agradable. El trabajo (tanto el AT como el NT) fue dirigido por el P. Serafín de Ausejo.
1976: Nueva Biblia Española. Traducción de los textos originales dirigida por Luis Alonso Schökel y Juan Mateos. Esta versión es muy rica por la novedad y frescura de su lenguaje, como corresponde a un estilista de la talla y erudición de L. Alonso Schökel. Sin embargo, la búsqueda de lo novedoso a veces no hace necesariamente más claro el mensaje. Un notorio ejemplo lo encontramos en el cambio, en Romanos, del lenguaje de «justicia» por el de «rehabilitación» («El que se rehabilita por la fe, vivirá»: 1.17). Las notas del NT son valiosísimas.
1978: La Biblia interconfesional: Nuevo Testamento. Se trata de un esfuerzo interconfesional en el que participaron Sociedades Bíblicas Unidas, la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) y EDICABI (la Casa de la Biblia). Se ha publicado sólo el NT. Al parecer, hay interés en continuar con la traducción del AT.
1979: Dios habla hoy. Mejor conocida como «Versión popular». Esta traducción sigue también el principio de la equivalencia dinámica, teniendo en mente la comunicación con el lector común, y no necesariamente con los más cultivados desde el punto de vista de las letras. Este aspecto es su gran valor y su gran debilidad. Para la traducción del NT se tomó como texto base el producido por Sociedades Bíblicas Unidas y conocido como «texto crítico». Es versión interconfesional. Ha sido revisada.
1980: El libro del pueblo de Dios. Traducción del P. Armando J. Levoratti y del P. A.B. Trusso, quienes contaron con un equipo de colaboradores. Es muy contemporánea y de gran sencillez y belleza. Un crítico ha dicho de esta traducción lo siguiente: «Pretende ser una traducción por argentinos para argentinos. No es exacto. Es un tesoro de la lengua española. El equipo que lo tradujo ha logrado un texto español bellísimo y una notable profundidad exegética».
1983: La Universidad de Navarra inició en esta fecha la publicación de la Sagrada Biblia. Traducida y anotada por profesores de la Facultad de Teología de dicho centro de estudios. Se han publicado todos los volúmenes del Nuevo Testamento. Es un texto bilingüe, latín y castellano.
1989: La Biblia traducida bajo la dirección de Evaristo Martín Nieto. Es esta una «refundición a fondo» de la traducción original, de la que se habían hecho más de un centenar de ediciones, según dice la casa editorial en su «Presentación».
1992: Edición de la Casa de la Biblia, de Madrid. Es una «traducción totalmente revisada [de la edición de 1966] con amplias notas introductorias». El equipo de colaboradores estuvo dirigido por Santiago Guijarro y Miguel Salvador. Las notas (no a versículos sino a perícopas) son de gran ayuda. Las introducciones están primorosamente escritas. Hay una edición latinoamericana, con el nombre de Biblia de América (también publicada por la Casa de la Biblia: 1994).
1993: La Biblia del peregrino, de Luis Alonso Schökel y un equipo de colaboradores. No es la misma mencionada antes (de L. Alonso S. y Juan Mateos), aunque se presenta como una revisión completa de ella. Algunos textos vuelven a versiones más «tradicionales» (compárense, por ejemplo, las dos traducciones del himno cristológico de Flp 2.5–11).
1994: Aparece la primera edición de estudio, de la Biblia completa, preparada y editada por Sociedades Bíblicas Unidas. La mencionamos aquí por dos razones principales: primero, porque prácticamente todas las Biblias de estudio que han aparecido en castellano usan el texto de la Reina-Valera de 1960, mientras que esta se basa en el texto de la versión popular; y segundo, porque el texto bíblico, especialmente el NT, fue revisado.
1995: Se publica una revisión de la llamada Biblia Latinoamericana, con muchas más notas de las que tenía la original (de 1972).
1995: Nuevo Testamento, Salmos y Proverbios, de la Nueva versión internacional. Se trata de un trabajo realizado por un equipo de biblistas (entre los que se cuenta un consultor de traducciones de Sociedades Bíblicas Unidas) y patrocinado por la Sociedad Bíblica Internacional. Sigue los principios de traducción establecidos por la New International Version.
<DIR><DIR>
Las revisiones de la versión de Reina-Valera
</DIR></DIR>La «permanencia», por su uso, de la traducción de Reina ha llevado a diversas personas e instituciones a preparar periódicamente revisiones del trabajo original. La primera revisión fue la de Cipriano de Valera, en 1602. Los lectores contemporáneos llaman a la revisión que utilizan en la actualidad (la mayoría usan la de 1960; algunos, la de 1909), la «Reina-Valera». Ambos nombres han quedado definitivamente soldados.
En la «Síntesis cronológica de las revisiones hechas a la Biblia Reina-Valera», preparada por la Srta. Margarita T. Hills {???} (bibliotecaria de la Sociedad Bíblica Norteamericana) y con una nota añadida por el compilador de la obra (relativa a la revisión que se conocería como «del 60»), se cuentan diecinueve revisiones, {!!!} de diversa naturaleza (y, algunas, sólo del NT).
A esas habría que añadir las siguientes: la de la Editorial CLIE, de España (1977), la de los bautistas (Reina-Valera Actualizada [Editorial Mundo Hispano; 1989]) y la de la Editorial Emanuel (adventista; 1990). La Biblia de las Américas (1986) no aparece como una revisión de la versión Reina-Valera, pero su lenguaje se asemeja muchísimo a esta última. Por razón de las leyes vigentes sobre derechos de autor, estas revisiones no pueden haber sido de la revisión de 1960, sino de alguna otra anterior a esa. Ninguno de estos esfuerzos parece haber gozado de amplia acogida por parte de los lectores evangélicos.
<DIR><DIR>
La Reina-Valera de 1995
</DIR></DIR>A fines de 1995 se distribuyó una edición limitada de la última revisión de la Reina-Valera, patrocinada por Sociedades Bíblicas Unidas. A principios de 1996 se inició la distribución general. Se trata de una revisión más completa que las anteriores, pero dentro de patrones estilísticos y de traducción que la continúan identificando como parte de la historia de la Reina-Valera. Esta primera edición ha aparecido como Biblia de estudio.
<DIR><DIR>
Observaciones finales
</DIR></DIR>Primera: Es digno de destacar el hecho de que estamos presenciando en la actualidad un inusitado interés por la traducción y distribución de las Sagradas Escrituras, cual nunca antes se había visto. Para algunos, el elevado número de traducciones disponibles hoy en el mercado del libro puede ser motivo de confusión. Sin embargo, si se reconoce la naturaleza particular de ese libro que es «el Libro», deberá aceptarse también que la variedad de traducciones es, más que un estorbo, una valiosísima ayuda para la mejor comprensión de su mensaje.
Segunda: Estas traducciones son ahora fruto del trabajo laborioso de equipos de especialistas. Ya no aparecen las obras monumentales de una sola persona (aunque esta necesariamente aproveche el trabajo de otros), como en el caso de Reina o de Straubinger.
Tercera: Como consecuencia de lo anterior, las traducciones contemporáneas de la Biblia suelen ser de excelente calidad.
Cuarta: Aunque no en la medida de lo que quizá sería deseable, se han producido también traducciones realizadas por equipos interconfesionales, constituidos por católicos y protestantes.
Quinta: Es cada vez más evidente que el lector contemporáneo necesita contar con otros materiales auxiliares, además de una buena traducción. Los mismos evangélicos, que por muchísimo tiempo fueron reacios a la publicación del texto bíblico con notas (quizá como una comprensible actitud ante la posición que había asumido la Iglesia Católica), desde hace ya bastantes años vienen publicando ediciones anotadas o con materiales complementarios. Pueden mencionarse la llamada «Biblia de Scofield», la «de Thompson», la de «Mundo Hispano», la «Biblia de estudio de Caribe» y muchas otras de relativamente reciente aparición.
Sexta: Sociedades Bíblicas Unidas publicó, en 1990, un NT y Salmos como edición de estudio. Ha sido muy bien recibido. En 1994 apareció la Biblia completa. Aunque las Biblias con material auxiliar que se mencionan en el párrafo anterior usan la versión Reina-Valera de 1960, ninguna de ellas es publicación de Sociedades Bíblicas Unidas. Esta institución se limitó a autorizar el uso del texto de la referida traducción. Ahora, con la publicación de su edición de estudio, por primera vez Sociedades Bíblicas Unidas hace un aporte de esta naturaleza, para beneficio de los cristianos de habla castellana y de los amantes de la lectura bíblica. Además, como primicia, el texto traducido que sirve de base a esa edición es el de la llamada «versión popular», que para ese efecto ha sido revisado.
Séptima: Las ediciones de estudio publicadas por Sociedades Bíblicas Unidas, a las que nos hemos referido en el último párrafo, se han preparado siguiendo los criterios fundamentales establecidos por la propia institución. Entre esos criterios cabe destacar los siguientes: no incluir notas dogmáticas sobre temas cuya definición les corresponde a las iglesias particulares; usar los resultados que se han obtenido en la investigación bíblica contemporánea; proveer material auxiliar que oriente al lector y lo ayude en su estudio de la Biblia, sin convertir ese material en un comentario; ofrecer información lingüística, léxica, textual, histórica, geográfica, religiosa, social y cultural que ayude a la más cabal comprensión del texto bíblico. En el caso de la edición de estudio con el texto de Reina-Valera, se ha querido, además, conservar el «sabor» de las revisiones de ese texto, que forman ya, prácticamente, una gloriosa tradición.
<DIR><DIR>
Conclusión
</DIR></DIR>Damos gracias a Dios porque nos permite acercarnos a su Palabra por medio de una traducción en nuestra propia lengua, la lengua en que expresamos nuestros sentimientos e ilusiones, la lengua en que discutimos y soñamos, y, sobre todo, la lengua en que oramos a Dios y escuchamos su voz.
Damos gracias a Dios por todos los hombres y mujeres que han dedicado sus energías y talentos a hacer posible que lo anterior se haya convertido en realidad.
Damos gracias a Dios por las instituciones que se esfuerzan por hacer llegar un ejemplar de las Escrituras a cada ser humano, en un lenguaje que pueda entender y a un precio que esté a su alcance. Este es el lema que guía el ministerio de Sociedades Bíblicas Unidas.
A Dios sea la gloria.
********************************
Articulo tomado de la Compubiblia: Traducciones castellanas...
Sacad vuestras propias concluciones.