Hola, La noticia hoy en el Diario Vasco: http://www.diariovasco.com/edicion/prensa/noticias/Mundo/200510/05/DVA-MUN-299.html
NUEVA YORK. DV. En diciembre del año pasado, el sacerdote católico Ryan Erickson, de 39 años, prefirió ahorcarse antes que enfrentar la vergüenza pública de que había abusado sexualmente de los niños de su parroquia, pero el lunes pasado un juez hizo público el secreto que quiso llevarse a la tumba. Para garantizarlo, el sacerdote llegó a matar a dos personas, según ha determinado un juez. «Encuentro y concluyo que Ryan Erickson cometió los crímenes en cuestión», declaró el juez Eric Lundell, para alivio y consternación de los familiares sentados en la sala. «En una escala (de probabilidades) de 1 a 10, lo considero 10. Es un caso muy consistente de pruebas circunstanciales».
El inusual proceso judicial a título póstumo, que tenía como misión devolver la serenidad a la pequeña población de Hudson (Wisconsin) donde se produjeron las muertes, es legal en apenas unos cuantos estados del país. En él no se determina formalmente la culpabilidad del acusado, sino la «causa probable», aunque esta vez el juez haya ido unos cuantos pasos más lejos. Los padres del sacerdote que apareció colgado de la escalera de incendios de su parroquia, tras haber sido interrogado dos veces por la Policía por supuestos abusos sexuales y su implicación en un crimen, aseguran que «un jurado imparcial nunca lo hubiera declarado culpable por encima de cualquier duda razonable». Nunca se sabrá, porque Erickson ya no está para defenderse a sí mismo.
Detalles
Según los hechos probables que se han establecido con las declaraciones de quince testigos e informes policiales, el dueño de la funeraria local, Dan O'Connel, de 39 años de edad, decidió confrontar al sacerdote con sus sospechas de pederastia en el despacho de su funeraria el 5 de febrero de 2002. Erickson le respondió con un disparo a la cabeza, y cuando su ayudante, James Ellison, de 22 años, acudió alarmado, le asestó otra bala en la cabeza. El crimen estaba aún en investigación cuando una de sus víctimas, acosada por la Policía, le acusó de «tocamientos sexuales» y de haberle intoxicado con alcohol dos años antes.
El joven de 17 años contó bajo juramento durante el juicio póstumo los detalles de cómo el sacerdote le llevó a su cama después de emborracharlo. La conductora del autobús declaró que el director de la funeraria había estado haciendo indagaciones sobre el comportamiento del cura con los niños. El decano del colegio católico donde servía el sacerdote admitió haber tenido una conversación inculpatoria con él después de que la Policía le interrogase por primera vez. «Yo lo hice, y van a cogerme», recuerda que le dijo en relación a los dos crímenes. «¿Sabes cómo tratan a los jóvenes en prisión, y en particular a los curas?», le preguntó el sacerdote atormentado. Aparentemente, Erickson no quiso comprobarlo.
NUEVA YORK. DV. En diciembre del año pasado, el sacerdote católico Ryan Erickson, de 39 años, prefirió ahorcarse antes que enfrentar la vergüenza pública de que había abusado sexualmente de los niños de su parroquia, pero el lunes pasado un juez hizo público el secreto que quiso llevarse a la tumba. Para garantizarlo, el sacerdote llegó a matar a dos personas, según ha determinado un juez. «Encuentro y concluyo que Ryan Erickson cometió los crímenes en cuestión», declaró el juez Eric Lundell, para alivio y consternación de los familiares sentados en la sala. «En una escala (de probabilidades) de 1 a 10, lo considero 10. Es un caso muy consistente de pruebas circunstanciales».
El inusual proceso judicial a título póstumo, que tenía como misión devolver la serenidad a la pequeña población de Hudson (Wisconsin) donde se produjeron las muertes, es legal en apenas unos cuantos estados del país. En él no se determina formalmente la culpabilidad del acusado, sino la «causa probable», aunque esta vez el juez haya ido unos cuantos pasos más lejos. Los padres del sacerdote que apareció colgado de la escalera de incendios de su parroquia, tras haber sido interrogado dos veces por la Policía por supuestos abusos sexuales y su implicación en un crimen, aseguran que «un jurado imparcial nunca lo hubiera declarado culpable por encima de cualquier duda razonable». Nunca se sabrá, porque Erickson ya no está para defenderse a sí mismo.
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Según los hechos probables que se han establecido con las declaraciones de quince testigos e informes policiales, el dueño de la funeraria local, Dan O'Connel, de 39 años de edad, decidió confrontar al sacerdote con sus sospechas de pederastia en el despacho de su funeraria el 5 de febrero de 2002. Erickson le respondió con un disparo a la cabeza, y cuando su ayudante, James Ellison, de 22 años, acudió alarmado, le asestó otra bala en la cabeza. El crimen estaba aún en investigación cuando una de sus víctimas, acosada por la Policía, le acusó de «tocamientos sexuales» y de haberle intoxicado con alcohol dos años antes.
El joven de 17 años contó bajo juramento durante el juicio póstumo los detalles de cómo el sacerdote le llevó a su cama después de emborracharlo. La conductora del autobús declaró que el director de la funeraria había estado haciendo indagaciones sobre el comportamiento del cura con los niños. El decano del colegio católico donde servía el sacerdote admitió haber tenido una conversación inculpatoria con él después de que la Policía le interrogase por primera vez. «Yo lo hice, y van a cogerme», recuerda que le dijo en relación a los dos crímenes. «¿Sabes cómo tratan a los jóvenes en prisión, y en particular a los curas?», le preguntó el sacerdote atormentado. Aparentemente, Erickson no quiso comprobarlo.
