Re: Sobre el diezmo
Gracia y Paz mis hermanos,
Esperando que todos sus asuntos se encuentren muy bien, hago mi aporte a este tema, esperando ser de provecho y de bendición.
Antes de comenzar, quiero decir que en la congregación de la cual soy miembro practicamos el diezmo, más no como una imposición, no como una obligación, sino como una convicción, como una buena manera de establecer una sana disciplina.
En mi congregación tenemos bien claro que nuestro Dios y Padre no necesita nuestro dinero pues Él es dueño de todo. Pero tenemos igual de claro que ese "todo", del cual Dios es dueño, incluye nuestra vida, nuestro tiempo, nuestros recursos, y que nuestra responsabilidad es administrarlos correctamente, ser mayordomos suyos.
Pero, la cosa no queda ahí, nuestra meta va mucho más allá de la correcta administración de los recursos, va enfocada a que Cristo sea conformado en nosotros, que tengamos Su carácter, que actuemos como Él, empezando por el hecho de que Él se dió asi mismo a los demás.
Por ese motivo, nosotros, estamos convencidos y enseñamos que el dar bíblicamente empieza con la vida misma. Dios nos compró por un precio, la sangre preciosa de Jesús, y le pretenecemos por completo (1 Pedro 1:18-19; 1 Corintios 6:19-20). Y Él nos manda a que presentemos nuestro cuerpo como sacrificio vivo, no solo nuestra billetera, nuestro dinero (Romanos 12:1).
estamos concientes de que en el Antiguo Pacto, los sacrificios eran de animales, pero ahora ahora, en el Pacto Renovado, nosotros mismos debemos ser sacrificio vivo, que implica una negación total, dejando a Cristo el gobierno de nuestra vida. No buscamos vivir bajo el viejo pacto, de ninguna manera, sin embargo, entendemos que los mandamientos que el Señor estableció en él nos puedan dar enseñanzas muy valiosas respecto al carácter de nuestro Padre, pues estos mandamientos emanaron justamente de su carácter y tratamos, detrás de estas leyes, buscar conocerle a Él.
Y ahora, sabemos, que en el Nuevo Testamento, antes de dar, debemos darnos, que nuestro dar debe ir acompañado por una mente y corazón disponibles y por una vida comprometida a servir a Dios. (2 Crintios 8:3-5, 12; Exódo 25:2). De otra manera, no sirve.
Además, estamos concientes de que el dar desarrolla una actitud de gracia y no se necesita ningún talento o habilidad especial para hacerse, sólo gracia (2 Corintios 8:6-7, 9:8), y constituye una inversión en riquezas eternas (Filipenses 4:17; mateo 6:19-21), y desmuestra que Dios es nuestra prioridad (Éxodo 22:29-30, 13:12-13, 34:19-20, 26).
Nosotros sostenemos y enseñamos que el dar bíblicamente es una disciplina sistemática que crece a medidad que nosotros crecemos. Empezamos dando nuestra vida, y el ofrendar debe ser el resultado de un corazón dispuesto.
Nosotros practicamos el diezmo porque estamos convencidos que, correctamente enfocado, sirve para establecer la practica del dar en nuestra vida, para tener una disciplina de mayordomía, pero que de ninguna manera debe ser algo obligado o impuesto, ni debe haber presión ni coreción para que se haga, sino que debe surgir de un correcto entendimiento del principio que está detrás (mayordomía), pero ante todo, y como ya lo he dicho antes en esto foros, tener muy en cuenta que más allá del buscar coumplir con el precepto y el principio, debemos ver cómo estos se originan y emanan del carácter de Dios, y cómo reflejan su amor y su cuidado por nosotros. El propósito es conocer al Dios a quien servimos, no sólo las leyes que obedecemos, pues Su carácter es nuestra base y estandar de comportamiento.
Para nootros, el carácter del diezmo es meramente de enseñanza, de disciplina, pues el verdadero dar del cristiano maduro, va más allá del diezmo, va más allá del dinero, es darse a si mismo como el Señor lo hizo, ser como nuestro Señor es, tener Su carácter.
Al menos en mi congregación todos tenemos claro que, cuando se levantan diezmos y ofrendas, no se está levantando dinero, tampoco se está dando lismosnas, porque nuestro Dios no es limosnero, ni necesita de nuestro dinero, sino que, en ese momento de adoración, se están levantando siervos comprometidos con el Señor, que dan más allá de sus bienes materiales, dan su vida misma a Aquel al que le pertenece.
Como le comenté antes a a un hermano (voz777) en este mismos y sobre este mismo tema, para mí es un gozo saber que hay quienes saben dar conforme a lo que la Palabra indica, en libertad y sin coacción, movidos por el amor y no por el temor y que anhelo para mi vida y la de todos mis hermanos esa madurez, pero desgraciadamente mi vida fue sumamente desordenada y se que necesito constantemente de la gracia de mi Señor para recordar que todo en mí le pertenece (pues algunas veces todavía pienso que merezco algo siendo que no es así, pues si tengo algo es por gracia y misericordia de mi Señor), y el diezmo ha sido para mí una manera de hacerme una disciplina respecto a la mayordomía de los recursos materiales que el Señor ha puesto en mis manos y espero seguir creciendo en ello, no solo en cuento a dinero, sino en todo aquello que el Señor me ha confiado. Para que llegue un día en que pueda darme por completo a los demás, como lo hizo mi Señor.
Por eso cuando diezmo, no estoy pensando en la decima parte de lo que el Señor ha puesto en mis manos gracias al trabajo que el mismo me ha permitido tener, sino que lo que hago pensando en darle las primicias, el primero de cada diez pesos que el me ha permitido tener, reconociendo que Él tiene el primer lugar en mi vida, no solo en este aspecto, sino en todos.
Ahora bien, en qué se destina ese dinero es una cuestión de la que toda la congregación está enterada y de acuerdo. Entre las cosas a la que se destinan los recursos están una serie de comedores de amor (enfocados a niños de la calle y/o de escazos recursos) donde, además de alimentarlos físicamente, se les alimenta espiritualmente (junto con sus padres en algunas ocasiones), además de darles clases de regularización y apoyarlos para que asistena a la escula 8con mochilas, útiles, etc.) . también está el sostenimiento de misiones y misioneros en nuestro país, el materail para los discipulados que se imparten en la iglesia, además de los gastos de operación de las instalaciones que ocupamos.
Pero, como ya lo señalé, todo esto requiere mucho más que recursos económicos, requiere de siervos comprometidos con la obra, que no solo den su dinero, sino su tiempo, sus talentos, sus dones, que se den ellos mismos para la edificación y servicio mutuos, pero ante todo, para la gloria de nuestro Dios y el engrandeciminto de Su reino.
Así entendemos el asunto del diezmo en mi congregación y en todas las que son de la misma denominación (o al menos así debería de ser).
Y a Él sea toda la gloria y todo el reconocimiento.
Atte.
Joaco