Re: "Comunicación con los muertos, ¿es posible?
¿Qué
sucedió en el caso de Saúl?
Considere esta experiencia de la vida real que menciona la Biblia: Por temor a sus enemigos los filisteos, el rey Saúl del Israel antiguo buscó la ayuda de una médium espiritista de En-dor. Le pidió que lo comunicara con el difunto profeta Samuel. Ella le describió a un hombre de edad avanzada que llevaba una vestidura sin mangas, y Saúl supuso que esta aparición era "Samuel". ¿Y qué mensaje recibió? Israel sería entregado a los filisteos, y al día siguiente Saúl y sus hijos estarían con "Samuel", lo que indicaba que morirían en batalla con los filisteos. (1 Samuel 28:4-19.) ¿Sucedió así?
No exactamente. Saúl fue gravemente herido en batalla contra los filisteos, pero murió por su propia mano. (1 Samuel 31:1-4.) Y contrario a la predicción que sugería que todos los hijos de Saúl morirían con él, su hijo Is-bóset le sobrevivió.
Pero, ante todo, ¿estuvo bien que se consultara a los muertos? No; no estuvo bien. Las Escrituras nos dicen: "Murió Saúl por su infidelidad [...] y también por preguntar a una médium espiritista para inquirir". (1 Crónicas 10:13.) ¿Nos enseña algo esto? Sí. Saúl murió por pedirle a una médium espiritista que consultara a los muertos. ¿Por qué? Porque aquello era desobedecer una ley explícita de Dios: "No debe hallarse en ti [...] nadie que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová". (Deuteronomio 18:10-12.) ¿Por qué detesta Dios el que se consulte a los muertos? Antes de contestar eso, pudiéramos preguntar:
¿Se
puede realmente hacer eso?
Para que se pudiera hablar con los muertos, los difuntos en realidad tendrían que estar vivos. Tendrían que tener almas inmortales. Pero la Biblia dice: "Jehová Dios procedió a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente". (Génesis 2:7.) Por eso, la persona misma es el alma. No tiene un alma inmortal que siga viva después de la muerte del cuerpo. De hecho, las Escrituras dicen: "El alma que peca... ella misma morirá". (Ezequiel 18:4.) Además, la Palabra de Dios dice: "Los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto [...] No hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol", el sepulcro común de la humanidad. (Eclesiastés 9:5, 10.)
Por lo tanto, lejos de tener más iluminación, los muertos están inconscientes. Por eso es imposible hablar con ellos. Así, pues, el que nos amoldemos a la ley de Dios contra consultar a los muertos nos protege de engaños. No obstante, sí es posible recibir mensajes de la región espiritual, como lo muestra la experiencia del rey Saúl.
Pero
¿de dónde vienen?
Para empezar, hay mucho engaño entre los que dicen que se comunican con los muertos. The World Book Encyclopedia nos informa: "Se ha demostrado que en las sesiones espiritistas se emplean trucos para hacer creer que los espíritus pueden comunicarse con los vivos. La ciencia da explicaciones para mucho de lo que sucede en las sesiones espiritistas. Por ejemplo, puede que el médium sea ventrílocuo. Otros se valen de auxiliares y de equipo variado para engañar. Algunos utilizan la hipnosis. Muchos de los que asisten a las sesiones tienen un intenso deseo de comunicarse con una persona amada que ha muerto. Ese deseo puede hacerles creer que cualquier mensaje que dé el médium viene del mundo de los espíritus".
Pero ¿deberíamos verlo todo así? No, porque el adherirnos al decreto de Dios contra consultar a los muertos también nos protege mucho más significativamente. Es cierto que de la región espiritual vienen mensajes, pero la fuente de estos son poderosas criaturas que quieren engañar al hombre. La Biblia las llama "fuerzas espirituales inicuas", y son Satanás el Diablo y los ángeles desobedientes conocidos como demonios. (Efesios 6:12.) Cuando el rey Saúl visitó a la médium espiritista de En-dor, fue un demonio quien se hizo pasar por el profeta ya muerto, Samuel.
Como lo ilustra el caso de Saúl, los demonios no comunican nada provechoso, y su supuesta ayuda no es durable. Como su gobernante, el Diablo, son mentirosos. (Marcos 3:22; Juan 8:44.) A este respecto, un inglés que investigó fenómenos síquicos, sir Arthur Conan Doyle, escribió: "Desafortunadamente, afrontamos mentiras absolutas y premeditadas de parte de inteligencias inicuas o traviesas. Supongo que todo investigador de este asunto se ha topado con ejemplos de engaño deliberado mezclados a veces con comunicaciones buenas y verdaderas". (The New Revelation, página 72.) Por supuesto, usted no desea que lo engañen, ¿verdad?
