Y lo mejor de todo es que el Padre James Manjackal M.S.F.S escucha a Dios.
Pueden tomarla como una revelación privada o como una homilia inspirada pero esta vez no podrán decir que se trata de meditaciones de una ama de casa ni que la CDF lo está investigando. Y hasta con citas escriturales¡¡¡¡
El Señor es manso y humilde en verdad.
“UNIDOS, NOS MANTENEMOS”
MENSAJE V – 15 de mayo – PENTECOSTES 2005
Jesucristo, el Señor dice: “Queridos bienamados hermanos y hermanas, estoy contento de veros rezar juntos con un corazón sincero junto con Mi Madre, a quién os he dado como vuestra madre, para recibir al Espíritu Santo, el poder de lo alto, para que otra vez podáis ser fuertes para amar a vuestro Dios con todo vuestro corazón y amar a los demás como Yo os he amado, para que tengáis fortaleza para resistir las obras de vuestro enemigo Satanás y estéis llenos de gracia para controlar vuestra lujuria y vuestras pasiones. Quiero que vuestros corazones se conviertan en cenáculos en donde reuní Mis discípulos para tomar la Última Cena dando Mi carne y Mi sangre y envié una porción de Mi Espíritu para hacerlos hijos y coherederos de Dios, Mi Padre, conmigo, y para ser mis testigos en todo el mundo. Fue allí en donde les lavé los pies para enseñarles lecciones de humildad y servicio. En el cenáculo es en donde, con sentimiento y emoción, derramé a mis seguidores el deseo de mi corazón de que se amasen unos a los otros como mis auténticos testigos. Les mostré el amor en la Trinidad como modelo y recé por ellos para que pudieran ser uno como Yo y Mi Padre somos uno en el Espíritu.
Ahora, vosotros que creéis en mi y estáis salvados por mi sangre, sois mis discípulos. En mi corazón estoy afligido al ver las separaciones, divisiones, rivalidades y facciones en la Iglesia. En cada momento la Iglesia, Mi Cuerpo, es dividido, Yo soy herido y afligido. ¿Quién de vosotros puede decir que cuando es herido un miembro de su cuerpo no está afligido? Si me amáis y me seguís, debéis escuchar lo que os digo en vuestro corazón, en el Cenáculo, con emociones y sentimientos de “perdonarse unos a otros y amarse unos a otros”.
He venido para destruir las obras del maligno y para salvar a todos los que le pertenecen. Como sabe que continúo actuando contra él y sus tácticas, intenta destruir mis obras de salvación. Hasta el punto que estáis divididos y separados con ira y odio, os habéis convertido en débiles e impotentes para al enemigo, Satanás. En la unidad es donde encontraréis fuerza y entereza. Deberíais saber que este es el tiempo en que Satanás está intentando cambiar a mis creyentes y seguidores con diversas clases de tentaciones y seducciones del mundo de la carne.
Como os tenéis envidia unos de otros y os provocáis con divisiones, mucha de mi gente está siendo arrebatada por el enemigo y destruida. Muchos de los que han encontrado la salvación a través de mi sangre están lejos de la vida divina y están a tientas en la oscuridad y en la ceguera. Deberíais saber que el enemigo, Satanás y sus obras, no puede prevalecer sobre la Iglesia que he fundado sobre Pedro, la roca, a quién he entregado las llaves del Reino de los cielos.
He llamado y designado a mi nuevo vicario, como sucesor de Pedro, desde una tierra y nación en la que mi Iglesia está dividida y debilitada. Yo se que todos mis seguidores y discípulos están padeciendo dolores y heridas como consecuencia de esta división que divide los corazones de la gente, la armonía en las familias y comunidades, parroquias y diócesis y a la Iglesia en general. Las heridas están todavía sangrando y malolientes. Quiero que la Iglesia se sane, se restaure en amor y en unidad a través de mi nuevo Vicario convocado desde la misma tierra y nación. Quiero que todos vosotros le aceptéis como vuestro líder, nombrado por mí como mi representante y embajador, para conduciros al amor y a la unidad según el deseo de mi corazón.
Envié Mi Espíritu sobre todos vosotros para que podáis llegar a un perdón incondicional de los sucesos históricos del pasado y para hacer acuerdos y para la aceptación mútua de todos los factores que os mantienen divididos. Este debe de ser el nuevo Pentecostés del tercer Milenio cuando una nueva Iglesia, unida en amor, nazca como luz del mundo y sal de la tierra, alumbrando a todos los que están en tienieblas, fortaleciendo a los que viven en la debilidad, sanando a los que están heridos y enfermos, y trayendo de regreso a los que están apartados del Camino, la Verdad y la Vida. Quiero que la Iglesia sea la conciencia de la gente en el mundo. Soy el Señor, quién ha destruído el poder de Satanás y de la oscuridad sobre la Cruz en el Calvario, y soy Yo el que os ha llamado al amor y a la unidad y que con seguridad os traeré de vuelta de la esclavitud de la división y de la separación y os restauraré en la unidad. Leed:
Mt 5: 14-16; 12: 25; 16: 16-19
Lc 24: 49
Jn 10: 10; 13: 34-35; 14: 6, 16-17; 17: 11, 20-21; 19: 27; 20: 22
Hech 1: 8, 14; 2: 1-4
Rom 1: 21-22; 5: 5; 8: 14-17
I Cor 12: 26
II Cor 4: 4
Gal 4: 4-6; 5: 25-26
Ef 2: 1-2; 4: 18
Col 1: 18
II Tim 1: 6-7
I Ped 1: 19; 5: 8
I Jn 3: 8; 4:4