EL SEÑOR JESUCRISTO ES JEHOVA
La pregunta más importante de toda la doctrina cristiana es: ¿quién es El Señor Jesucristo? De la contestación que se dé a esta pregunta depende toda la fe que profesamos, y también depende la salvación o perdición eterna del alma.
La misma palabra “Cristiano” implica que Cristo es el fundamento y el todo de nuestra fe.
Si Jesucristo es Dios, como afirmamos y como enseñan claramente las escrituras, entonces le debemos suprema adoración y podemos esperar de Él una salvación eterna y perfecta. Si es una criatura, una creación de Dios, por alto que sea su rango, no merece nuestra adoración, y nada podemos esperar de Él sino poderes o capacidades derivados de manera que, en el último análisis, Él no puede ser el salvador, pudiéndolo ser solamente Dios.
Esta cuestión es tan importante que, si Cristo no es Dios, solo son unos pocos consejos morales, y eso en medio de muchas mentiras, pues se afirma en todas partes del Nuevo Testamento la deidad de Nuestro Señor.
En la iglesia de los primeros siglos, se debatió fuertemente la cuestión de la deidad de Cristo. Arrio y otros opositores a esta doctrina surgieron a principio del cuarto siglo para atacarla. Se valieron de muchos medios, aun haciendo coros e himnos que negaban la deidad de Cristo, con música llamativa, y muchos los cantaron. Pero Dios levantó a Atanasio para defender la doctrina de la persona de su Hijo, y en el concilio de Nicea en el año 325 se definió esta doctrina Bíblicamente para la iglesia de Cristo en todo tiempo, en el sentido de que Cristo es Dios, igual al Padre y de una sola sustancia con Él.
La iglesia cristiana en general no ha cambiado de esta opinión. Pero el diablo, en los últimos años, ha suscitado varias doctrinas falsas que pretenden ser cristianas pero que niegan la Deidad de Cristo. Una de las más curiosas de estas, es la que comúnmente llaman: “los russellistas” la cual fue fundada en 1884 por un individuo llamado, Charles Taze Russell, el cual nació el 16 de noviembre de 1852 e influenciado por otro llamado Guillermo Miller (el fundador del adventismo) que había hecho la predicción de que Cristo volvería a la tierra en 1844 y aunque no se cumplió, Russell estaba convencido de que su método de interpretación bíblica estaba correcto y lo utilizó para hacer sus propios cálculos respecto a la venida de Nuestro Señor. Russell pasó por varios procesos judiciales: uno por inmoralidad, otro por negocios fraudulentos y uno más por divorcio. Vendía trigo milagroso, frijoles mileniales y la semilla milagrosa del algodón. Todo esto obviamente falso. Russell hizo por lo menos ocho profecías falsas: siendo las principales que en 1914 se acabaría el mundo; y en 1915 tendría lugar “la batalla de armagedón” En fin... sin las enseñanzas de esta persona jamás se les hubiera ocurrido a los hombres dar las interpretaciones fantásticas a las Escrituras, que vemos en sus libros. Lo más curioso, quizás, de esta congregación es el hecho de que ellos se llaman así mismos testigos de Jehová pero al mismo tiempo niegan la Deidad de Nuestro Señor Jesucristo, diciendo que Él es una creación de Dios, que es el comisionista, el hijo de Dios, el ángel numero uno, etc. Entre todas las criaturas, ellos le dan el lugar supremo, pero desde luego, se reconocerá que esto dista infinitamente de admitir su Deidad.
Lo extraño del caso es que El Señor Jesucristo que ellos rebajan al nivel de una criatura, es el mismo Jehová de que ellos hacen tanto alarde. Las pruebas de ello abundan en las Escrituras y veremos algunas de ellas en el siguiente estudio. Reconoceremos por supuesto que el nombre de Jehová se usa en el Antiguo Testamento no solo de la segunda persona de la Trinidad sino también del Padre, y pocas veces del Espíritu Santo, pero en muchas de las referencias, se emplea con respecto a la segunda persona como veremos.
Saulo de Tarso era un joven, cuando por primera vez lo vemos en las páginas de la historia. Presenció el martirio de Esteban, en esa ocasión,” Los testigos, quitándole los mantos, los depositaron a los pies de Saulo” < Hech. 7:58 > luego lo vemos luchando ferozmente contra Jesús en la persona de sus discípulos “respirando aun amenazas y muerte contra los discípulos del Señor <Hech. 9:1> ¿Porqué hacía esto Pablo? Porque estaba sirviendo a su Dios con todas las veras de su alma, y con todas las fuerzas físicas que poseía. Era fariseo, y como tal, poseía un celo extraordinario por Jehová, el Dios de los judíos, el Dios del A.T.
< Hech. 23:1 y Flp.3: 5,6> Por consiguiente consideraba a este Jesús como un impostor que había pretendido una divinidad, y había blasfemado contra Jehová, no siendo mas que un simple hombre. Lo vemos muy celoso por Dios, el único Dios del A.T. ¿Cómo es posible que un hombre de convicciones monoteístas tan profundas como Pablo haya cambiado tan de repente, y haya rendido toda la reverencia y devoción que se debe a Dios, a otro ser? Pues luego después lo vemos sirviendo al Señor Jesucristo con todas sus energías.
¿Cómo es posible tal cambio de lealtad?
La única explicación satisfactoria es que no fue un cambio de lealtad en Saulo, sino que él reconoció que el mismo Señor Jesucristo era el mismo Jehová a quien él estaba procurando servir en su ignorancia y ceguedad espiritual. Cuando el resplandor de luz del cielo le cercó, y la voz le preguntó: “Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?” Él respondió: “¿quién eres, Señor?” Este titulo, “SEÑOR” es la traducción griega, de Jehová del A.T. (Adonai). El Señor del antiguo testamento.
No se si Saulo y el Señor hablaron en griego, arameo o hebreo, pero no importa. Aquí tenemos el relativo de la conversación, y según cualquiera de los idiomas mencionados, Saulo no pudo haber tenido otra idea sino de la que hablaba de la deidad. Por causa de las palabras “¿Porqué me persigues?” Saulo pregunta “¿Quién eres?” Se extraña de esto porque NO HA ESTADO PERSIGUIENDO A DIOS según él. Por eso pide la identificación. ¿Cómo es esto? La respuesta le asombra, le es un golpe tremendo: “YO SOY JESÚS A QUIEN TU PERSIGUES”.
Inmediatamente Saulo le rinde todo su ser, acto que demuestra que él cree firmemente que El Señor es la misma Deidad. Pues dice: SEÑOR, ¿qué quieres que haga?
Algunos han tratado de decir que Saulo aquí usó el titulo “Señor” como una cortesía, como nos dirigimos a cualquier hombre, pero la prueba de que no fue así, la vemos en este acto de homenaje y completa rendición. Ningún hebreo piadoso, como lo era Saulo, hubiera podido usar como una cortesía el título con que se refería a Dios, y luego rendirse en completa negación a tal persona.
Esto no fue una impresión momentánea en el apóstol. Fue una convicción en la que no vaciló, en todo lo demás de su vida trajo paz duradera a su corazón. Y permítasenos decir que la única paz permanente y profunda que el hombre puede experimentar es la que proviene de un conocimiento del Señor Jesucristo como Dios verdadero, Señor de Señores, Dios fuerte y Padre de la Eternidad.
La demostración de que nuestra interpretación de lo que sucedió en el camino de Damasco es cierta, se encuentra en muchas comparaciones que podemos hacer entre el A.T. y el N.T. si es así como decimos, debe haber pruebas de ello, y las hay en abundancia. Lo que ya hemos indicado, es decir, que “SEÑOR” es la traducción griega de Jehová no solo en el nuevo testamento sino también en la Septuaginta versión griega del A.T. Esto constituye una prueba contundente de que este título se reserva para la Deidad. Bendito sea.
QUE YAHWÉH LOS BENDIGA Y LOS GUARDE. AMÉN.
Fuente: Santa Biblia y casa unida de publicaciones
Apartado 97 Bis
México, D.F.
Edición: ssc[/url]
ESTE FORO ES CATOLICO seguido expulsan a los evangelicos
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La misma palabra “Cristiano” implica que Cristo es el fundamento y el todo de nuestra fe.
Si Jesucristo es Dios, como afirmamos y como enseñan claramente las escrituras, entonces le debemos suprema adoración y podemos esperar de Él una salvación eterna y perfecta. Si es una criatura, una creación de Dios, por alto que sea su rango, no merece nuestra adoración, y nada podemos esperar de Él sino poderes o capacidades derivados de manera que, en el último análisis, Él no puede ser el salvador, pudiéndolo ser solamente Dios.
Esta cuestión es tan importante que, si Cristo no es Dios, solo son unos pocos consejos morales, y eso en medio de muchas mentiras, pues se afirma en todas partes del Nuevo Testamento la deidad de Nuestro Señor.
En la iglesia de los primeros siglos, se debatió fuertemente la cuestión de la deidad de Cristo. Arrio y otros opositores a esta doctrina surgieron a principio del cuarto siglo para atacarla. Se valieron de muchos medios, aun haciendo coros e himnos que negaban la deidad de Cristo, con música llamativa, y muchos los cantaron. Pero Dios levantó a Atanasio para defender la doctrina de la persona de su Hijo, y en el concilio de Nicea en el año 325 se definió esta doctrina Bíblicamente para la iglesia de Cristo en todo tiempo, en el sentido de que Cristo es Dios, igual al Padre y de una sola sustancia con Él.
La iglesia cristiana en general no ha cambiado de esta opinión. Pero el diablo, en los últimos años, ha suscitado varias doctrinas falsas que pretenden ser cristianas pero que niegan la Deidad de Cristo. Una de las más curiosas de estas, es la que comúnmente llaman: “los russellistas” la cual fue fundada en 1884 por un individuo llamado, Charles Taze Russell, el cual nació el 16 de noviembre de 1852 e influenciado por otro llamado Guillermo Miller (el fundador del adventismo) que había hecho la predicción de que Cristo volvería a la tierra en 1844 y aunque no se cumplió, Russell estaba convencido de que su método de interpretación bíblica estaba correcto y lo utilizó para hacer sus propios cálculos respecto a la venida de Nuestro Señor. Russell pasó por varios procesos judiciales: uno por inmoralidad, otro por negocios fraudulentos y uno más por divorcio. Vendía trigo milagroso, frijoles mileniales y la semilla milagrosa del algodón. Todo esto obviamente falso. Russell hizo por lo menos ocho profecías falsas: siendo las principales que en 1914 se acabaría el mundo; y en 1915 tendría lugar “la batalla de armagedón” En fin... sin las enseñanzas de esta persona jamás se les hubiera ocurrido a los hombres dar las interpretaciones fantásticas a las Escrituras, que vemos en sus libros. Lo más curioso, quizás, de esta congregación es el hecho de que ellos se llaman así mismos testigos de Jehová pero al mismo tiempo niegan la Deidad de Nuestro Señor Jesucristo, diciendo que Él es una creación de Dios, que es el comisionista, el hijo de Dios, el ángel numero uno, etc. Entre todas las criaturas, ellos le dan el lugar supremo, pero desde luego, se reconocerá que esto dista infinitamente de admitir su Deidad.
Lo extraño del caso es que El Señor Jesucristo que ellos rebajan al nivel de una criatura, es el mismo Jehová de que ellos hacen tanto alarde. Las pruebas de ello abundan en las Escrituras y veremos algunas de ellas en el siguiente estudio. Reconoceremos por supuesto que el nombre de Jehová se usa en el Antiguo Testamento no solo de la segunda persona de la Trinidad sino también del Padre, y pocas veces del Espíritu Santo, pero en muchas de las referencias, se emplea con respecto a la segunda persona como veremos.
Saulo de Tarso era un joven, cuando por primera vez lo vemos en las páginas de la historia. Presenció el martirio de Esteban, en esa ocasión,” Los testigos, quitándole los mantos, los depositaron a los pies de Saulo” < Hech. 7:58 > luego lo vemos luchando ferozmente contra Jesús en la persona de sus discípulos “respirando aun amenazas y muerte contra los discípulos del Señor <Hech. 9:1> ¿Porqué hacía esto Pablo? Porque estaba sirviendo a su Dios con todas las veras de su alma, y con todas las fuerzas físicas que poseía. Era fariseo, y como tal, poseía un celo extraordinario por Jehová, el Dios de los judíos, el Dios del A.T.
< Hech. 23:1 y Flp.3: 5,6> Por consiguiente consideraba a este Jesús como un impostor que había pretendido una divinidad, y había blasfemado contra Jehová, no siendo mas que un simple hombre. Lo vemos muy celoso por Dios, el único Dios del A.T. ¿Cómo es posible que un hombre de convicciones monoteístas tan profundas como Pablo haya cambiado tan de repente, y haya rendido toda la reverencia y devoción que se debe a Dios, a otro ser? Pues luego después lo vemos sirviendo al Señor Jesucristo con todas sus energías.
¿Cómo es posible tal cambio de lealtad?
La única explicación satisfactoria es que no fue un cambio de lealtad en Saulo, sino que él reconoció que el mismo Señor Jesucristo era el mismo Jehová a quien él estaba procurando servir en su ignorancia y ceguedad espiritual. Cuando el resplandor de luz del cielo le cercó, y la voz le preguntó: “Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?” Él respondió: “¿quién eres, Señor?” Este titulo, “SEÑOR” es la traducción griega, de Jehová del A.T. (Adonai). El Señor del antiguo testamento.
No se si Saulo y el Señor hablaron en griego, arameo o hebreo, pero no importa. Aquí tenemos el relativo de la conversación, y según cualquiera de los idiomas mencionados, Saulo no pudo haber tenido otra idea sino de la que hablaba de la deidad. Por causa de las palabras “¿Porqué me persigues?” Saulo pregunta “¿Quién eres?” Se extraña de esto porque NO HA ESTADO PERSIGUIENDO A DIOS según él. Por eso pide la identificación. ¿Cómo es esto? La respuesta le asombra, le es un golpe tremendo: “YO SOY JESÚS A QUIEN TU PERSIGUES”.
Inmediatamente Saulo le rinde todo su ser, acto que demuestra que él cree firmemente que El Señor es la misma Deidad. Pues dice: SEÑOR, ¿qué quieres que haga?
Algunos han tratado de decir que Saulo aquí usó el titulo “Señor” como una cortesía, como nos dirigimos a cualquier hombre, pero la prueba de que no fue así, la vemos en este acto de homenaje y completa rendición. Ningún hebreo piadoso, como lo era Saulo, hubiera podido usar como una cortesía el título con que se refería a Dios, y luego rendirse en completa negación a tal persona.
Esto no fue una impresión momentánea en el apóstol. Fue una convicción en la que no vaciló, en todo lo demás de su vida trajo paz duradera a su corazón. Y permítasenos decir que la única paz permanente y profunda que el hombre puede experimentar es la que proviene de un conocimiento del Señor Jesucristo como Dios verdadero, Señor de Señores, Dios fuerte y Padre de la Eternidad.
La demostración de que nuestra interpretación de lo que sucedió en el camino de Damasco es cierta, se encuentra en muchas comparaciones que podemos hacer entre el A.T. y el N.T. si es así como decimos, debe haber pruebas de ello, y las hay en abundancia. Lo que ya hemos indicado, es decir, que “SEÑOR” es la traducción griega de Jehová no solo en el nuevo testamento sino también en la Septuaginta versión griega del A.T. Esto constituye una prueba contundente de que este título se reserva para la Deidad. Bendito sea.
QUE YAHWÉH LOS BENDIGA Y LOS GUARDE. AMÉN.
Fuente: Santa Biblia y casa unida de publicaciones
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