Re: Quiciera morirme, irma ya con el Señor...
vid dijo:
Ultimamente he estado tan decepcionado por tantas cosas y experiencias personales, que de verdad, ya no me hallo cómodo en este mundo. Podría ser cobardía, miedo, depresión, o lo que le quieran llamar, pera mí da igual.
Las personas no entienden el daño que hacen a otros, sobre todo cuando la confianza y la fe que se les tiene la traicionan. Tengo unos meses en que me he sentido tan triste no se, lo que nunca me ha pasado incluyendo crisis que he tenido, pero ahora quiciera morirme irme en un sueño para no volver jamás... Ya no confio en nadie, no creo en pastores, solo por creer en ellos por el hecho de que son pastores, Estoy perdiendo aún las esperanzas... ¡No le deso esto a nadie! ¡Qué duro y dificil!
¿Te has sentido así alguna vez? ¡Entonces sé lo que sentías!
No les pido consejos o argumentos, sino sus oraciones, mi nombre: Alberto, mi espesa: Elizabeth, hijos, Linda y Alberto,jr.
Dios les guarde.
Estimado en Cristo Vid:
Cuando una persona està dentro de la tormenta no oye nada y no entiende nada por màs que uno se esfuerze, y en estos momentos tù estàs dentro del torbellino, pero no te preocupes ni te angusties, manten la paz, ora mucho, ten paciencia y confianza en el Señor, que estas son pruebas de fe pero pasan. Dios nunca nos manda pruebas màs allà de nuestras fuerzas. Si te està probando es porque te considera màs fuerte de lo que tù te imaginas y para que despuès, en base a tu experiencia, tù puedas ayudar a otros a superar este tipo de crisis. Sabias que crisis viene de crecer? Las crisis son buenas, es la poda que necesita la rama para dar màs fruto. No te preocupes. Pronto pasarà.
No pierdas la fe en los hombres. Recuerda que Jesùs comparò a su Iglesia con una red de pescar donde habian peces buenos y malos, tambièn la comparò a un campo de trigo mezclado con cizaña. El trigo son los buenos y la cizaña son los malos. Jesùs tambièn sufriò la traiciòn de Judas y no perdiò la confianza en el hombre. Dios Padre tambièn se sintiò decepcionado de Adàn y Eva pero no peridò la confianza en el hombre. Asi es. Hay personas buenas y otras personas quizàs malas, no lo sè, o lejos del amor de Dios y por eso no lo pueden brindar a los demàs. Pero hay que amarlos.
Espero que esto te sirva. Este es un fragmento de la obra Decenario del Espíritu Santo de la mística Javiera del Valle, mujer santa extremeña que murió en 1930. Sus palabras sobre este tema son tan claras como profundas: Cuando el alma se resuelve a no querer nada si no es el seguir a su amado Redentor, y poniendo en El fija su mirada con el único fin de hacer por El, si pudiera lo que ve que ha hecho y sufrido por ella su adorable Redentor, enfurecido Satanás, prepara una gran batalla y a ella trae todo su ejército infernal.
(...)se propone arrancar de nosotros las tres virtudes teologales. Pero donde va directamente a poner el blanco es en la fe, porque conseguida esta, fácil cosa le es conseguir las otras dos; porque la fe es como el fundamento donde se levanta todo el edificio espiritual, que es lo que él quiere y desea y pretende destruir.
Dios entonces calla; no le impide su intento, antes prepara los caminos para que sea más ruda la batalla.
Y también tiene en ello sus fines, porque el prepararle los caminos es para dejarle en la batalla confundido, burlado y derrotarlo con la más completa derrota, y salgamos nosotros vencedores de esta batalla y quedemos invencibles en lo por venir.
Cuando Satanás ya se acerca a la pelea, lo primero que echamos de menos es la luz clara y hermosa que nos había Dios dado, para con ella conocer la verdad.
La escuela [del Espíritu Santo] se cierra; la memoria y la razón por la fuerza del dolor y sentimiento que el alma tiene, parece que se ha perdido.
¡Pobre alma! Quiere buscar a su Dios, y no sabe. Le quiere llamar, y no puede articular palabra. Todo se le ha olvidado; con tan profunda pena, se siente sola, sin compañía ninguna.
¿A qué compararé yo este estado? Nada hallo, si no es a esas noches de verano, en que se levantan de repente esos nublados tan fuertes y horribles, que por su oscuridad tenebrosa nada se ve, sino relámpagos que asustan, truenos que dejan a uno temblando, aires huracanados, que recuerdan la justicia de Dios al fin del mundo, el granizo y piedra, que parece todo lo va a destruir.
No hallo a que poderlo comparar: sola, sin su Dios, siente venir a ella como un ejército furioso, que la gritan que está engañada, que no hay Dios, y la cercan por todas partes, llenos de retórica que la dan conferencias, sin ella quererlo, pero no la dejan un punto, y con razonamientos tan fuertes y violentos, que a la fuerza la quieren hacer creer que no hay Dios, y con horribles bocachadas, que no hay el tal Dios a quien ella busca, y como con poder sobre las potencias para no poder ni discurrir ni creer otra cosa si no es aquello que a la fuerza y más que a la fuerza quieren hacer entender y creer a uno que nada más se crea lo que ellos dicen, y a ninguna otra cosa más se crea.
(...)En esta tan inmensa y como infinita pena, allá a lo lejos y como una cosa que se soñó y que no se sabe que se ha soñado, se acuerda de la Iglesia y del amor que a ella debemos tener, y este recuerdo, como cuando a uno le ha faltado el conocimiento, y al volverle quiere hablar y habla como entrecortadas palabras, así el alma sin voz, y tartamudeando, como que atinó a decir: me uno a las creencias todas de mi madre la Iglesia y no quiero creer ninguna cosa más.
Y sin poder decir más, ni hablar, ni entender así pasé meses y meses hasta pasados dos años.
Tenía dieciocho años cuando esto pasó por mí, y cuando tanto yo sufría y lloraba sin consuelo la pérdida de mi fe, he aquí que amaneció para mí el día claro y hermoso.
Y así como yo, sin saber nada, en este estado me vi que me metieron, también ahora vi y sentí que de él me sacaron.
Javiera del Valle (1856-1930), Decenario del Espiritu Santo, día octavo
Voy a orar por ti Alberto todos los dìas.
que Dios te Bendiga muchisimo