Defender la familia

18 Noviembre 1998
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blogs.periodistadigital.com
<TABLE class=contentpaneopen><TBODY><TR><TD class=contentheading width="100%">Defender la familia </TD><TD class=buttonheading align=right width="100%"> </TD><TD class=buttonheading align=right width="100%"> </TD><TD class=buttonheading align=right width="100%"> </TD></TR></TBODY></TABLE><TABLE class=contentpaneopen><TBODY><TR><TD vAlign=top colSpan=2>
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Desde hace bastantes años
se desarrolla en el mundo un cambio profundo en la comprensión y ejercicio de la sexualidad.




En el momento presente está ya ampliamente difundida una visión y una práctica de la sexualidad humanamente empobrecida, reducida a un medio de obtener placer y bienestar. La unión de los cuerpos deja de ser signo de entrega y comunicación personal y alcanza la categoría de fin, o de medio para el propio placer. Disminuye la donación y aumenta la utilización.



Este movimiento cultural que se difunde casi sin darnos cuenta por los seriales de TV, las películas, las canciones, las novelas y las enseñanzas de muchos maestros oportunistas, se ve ahora reforzado por la actividad legislativa de nuestros gobernantes.



En el caso del reconocimiento de un verdadero matrimonio entre homosexuales, lo peor no es el que se reconozcan unos pretendidos derechos a una pareja de homosexuales en razón de su compromiso de convivencia. Lo más grave es que estos derechos se les concedan como consecuencia de reconocer esta forma de convivencia como un verdadero matrimonio. De rechazo queda modificada la noción y aun la realidad del verdadero matrimonio. Si la unión entre dos personas del mismo sexo es un verdadero matrimonio y merece el mismo tratamiento que la unidad de vida formada por un varón y una mujer, quiere decir que la diferencia sexual, y por tanto la procreación de los hijos, ya no son elementos esenciales en esta institución básica que llamamos matrimonio.



En esta perspectiva, da igual ser varón que ser hembra, la sexualidad no depende de la propia naturaleza, ni está vinculada a la procreación de los hijos, cada uno la puede ejercer como quiera, y todas las formas merecen el mismo reconocimiento y el mismo tratamiento por parte de las autoridades responsables del bien común de la sociedad. ¿Se dan cuenta nuestros gobernantes de lo que esto significa? ¿No saben que el matrimonio estable entre hombre y mujer es la estructura primera de la sociabilidad humana, y por tanto fundamento y origen de la estructuración de la sociedad real?



Tan grave como esto es la legalización de lo que se ha llamado el divorcio exprés. Un contrato con una exigencia de estabilidad tan débil ya no se puede llamar matrimonio. A partir de ahora la legislación civil española ya no reconoce un verdadero matrimonio, ni favorece la estabilidad familiar ni matrimonial, más bien favorece las uniones efímeras y todo el cúmulo de sufrimientos que llevan anejos para los interesados y sobre todo para los hijos.



Las leyes tienden a configurar las mentes y la vida de los ciudadanos. Por eso esta legislación no solamente deteriora la idea del matrimonio y de la familia, sino que induce a aceptar estas prácticas como normales y legítimas. Se quiera o no, son un verdadero ataque al matrimonio y a la familia y por eso mismo a la felicidad de las personas y al bienestar social. Con más matrimonios rotos y más hijos heridos en sus afectos más profundos ¿vamos a ser más felices?



Por respeto a la ley de Dios, por el bien de nuestros hijos y por lealtad con la sociedad entera, los cristianos nos sentimos obligados a defender en estos momentos la verdadera noción de matrimonio, entendido como unión estable entre varón y mujer, fundado en un amor definitivo y abierto a la procreación y educación de los hijos. Con la autenticidad del matrimonio, tendremos que defender también la unidad, estabilidad y fecundidad de la familia. Defendemos la familia porque la reconocemos como un bien decisivo para la sociedad, para el pleno desenvolvimiento de las personas, en su ser físico, afectivo, espiritual, cívico y religioso. La familia nos ofrece la posibilidad de nacer, crecer y vivir con la ayuda y el gozo de una convivencia interpersonal fundada en un amor verdadero y generoso. Nada de esto es, por supuesto, automático, como todas nuestras realidades espirituales, fundadas en el amor, el matrimonio puede fracasar, puesto que nuestra libertad puede fallar, por eso en estos asuntos resulta esencial la recta educación y la ayuda de las instituciones sociales y políticas.



¿Qué podemos hacer los cristianos para apoyar y defender la familia?. En primer lugar tenemos que comenzar por respetarla nosotros en nuestra propia vida, mostrar ante la sociedad la grandeza del matrimonio entendido y vivido desde un amor estable y fiel, la profunda humanidad de la familia fecunda y unida en un amor generoso y abierto. Al paso que vamos, dentro de poco, la familia cristiana será proclamación profética de una humanidad diferente, una humanidad renovada por el amor de Dios que El nos da y crece en el corazón de quienes le invocan engrandeciendo y santificando nuestra vida.



Podemos y debemos rezar para que nuestros jóvenes descubran el valor de la castidad como educación para el amor generoso y fiel, para que las nuevas familias proyecten su vida de acuerdo con la sabiduría de Dios, el espíritu de Jesucristo y las enseñanzas de la Iglesia. Podemos desplegar actividades educativas desde las asociaciones de padres, en las parroquias y colegios, ayudando a los jóvenes a descubrir el misterio y las riquezas de la sexualidad entendida en una perspectiva personal, vivida como signo y vehículo de comunicación, donación y ayuda entre hombre y mujer. A la vez tendremos que desarrollar actitudes de más respeto y ayuda a los jóvenes que encuentran dificultades para integrar su sexualidad de forma correcta, con un gran respeto, con un amor sincero, con todos los recursos que ofrecen una buena educación y una acertada atención profesional, iluminadas por una antropología correcta.



Como miembros responsables de una sociedad democrática podemos y debemos intentar influir en la opinión pública y en vida política de nuestra sociedad utilizando los recursos que nos ofrece el ordenamiento democrático. Tenemos a nuestra disposición muchos medios, podemos manifestar nuestra opinión en los medios públicos, utilizar las cartas al director para discutir las ideas vertidas en otros escritos, en declaraciones o actuaciones de nuestros políticos, podemos ejercer oportunamente el derecho a manifestarnos, y podemos, sobre todo, emplear nuestro voto, negando la confianza a quienes ataquen o no defiendan un bien tan grande de nuestro patrimonio histórico y moral como es la familia. No podemos aceptar pasivamente un ataque tan grave a nuestras tradiciones y nuestros modos de vida personal y social.



A cuantos estáis dispuestos a defender la familia humana y cristiana os animo a hacerlo de manera justa y efectiva, con el ejemplo de vuestra vida y con una participación activa y responsable en la vida de la Iglesia y en la vida pública. Dios os bendiga ahora y siempre. La santa familia de Jesús, María y José sea nuestro modelo y nuestra ayuda.



Pamplona, 10 de Junio del 2005.

+ Fernando Sebastián Aguilar.

Arzobispo de Pamplona y Obispo De Tudela.

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Re: Defender la familia

Por supuesto no estoy a fabor del llamado matrimonio homsexual y menos aún que quienes los "practican" les sea posible adoptar niños. Es un aberración.

Solo, que, quienes tanto defienden la familia, ¿porque no la practican?
¿Mujeres que se casan con Dios? (Las monjitas)
¿Varones que se casan con la iglesia? (sacerdotes y demás)
¿Varones y mujeres que se casan entre sí?
¿Donde esta la diferencia?
 
Re: Defender la familia

La diferencia está en lo que dijo Cristo sobre los eunucos por el Reino de los cielos. O lo que dijo San Pablo en 1ª Corintios 7:
Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo;
..
Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.


Sin duda es mejor servir sólo a Dios. Quien reciba ese llamado y ese don, que acuda presto a realizarlo​
 
Re: Defender la familia

La diferencia está en lo que dijo Cristo sobre los eunucos por el Reino de los cielos. O lo que dijo San Pablo en 1ª Corintios 7:

Entonces ¿por que no se capan?
 
Re: Defender la familia

A preguntas necias, oídos sordos
 
TODOS A LA MANIFESTACIÓN.

TODOS A LA MANIFESTACIÓN.

Unámonos en la defensa de los valores comunes que han cimentado nuestra civilización. No se trata, simplemente, de tal o cual ley, sino de defender la civilización occidental de la barbarie.

Que no nos vendan una moto averiada.

Saludos.
 
Re: Defender la familia

Tobi dijo:
La diferencia está en lo que dijo Cristo sobre los eunucos por el Reino de los cielos. O lo que dijo San Pablo en 1ª Corintios 7:

Entonces ¿por que no se capan?

Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba. (Mt 19, 12)

Hay personas que no son capaces de recibir esta enseñanza.
 
Re: Defender la familia

Petrino dijo:
Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba. (Mt 19, 12)

Hay personas que no son capaces de recibir esta enseñanza.
1ª Tim. 3:1 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.
3:2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;
3:3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;
3:4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad

1ª Tim. 4:1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;
4:2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,
4:3 prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.

.........y los que han conocido la verdad.
Sin palabras



.
 
Re: Defender la familia

Petrino dijo:
Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba. (Mt 19, 12)

Hay personas que no son capaces de recibir esta enseñanza.
Porque hacen obligatorio el no casarce, si la biblia lo que hace es dar solo un concejo no una ley?
 
Re: TODOS A LA MANIFESTACIÓN.

Re: TODOS A LA MANIFESTACIÓN.

manolius dijo:
Unámonos en la defensa de los valores comunes que han cimentado nuestra civilización. No se trata, simplemente, de tal o cual ley, sino de defender la civilización occidental de la barbarie.

Que no nos vendan una moto averiada.

Saludos.

Yo si viviese en Madrid iría a esa manifestación.

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Re: Defender la familia

alexcastillo dijo:
Porque hacen obligatorio el no casarce, si la biblia lo que hace es dar solo un concejo no una ley?
Es solo una disciplina eclesiastica, no es parte de la doctrina.

La Iglesia católica oriental no tiene esta norma de disciplina para los sacerdotes. Los sacerdotes catolicos orientales pueden ser casados. Asi que dentro de la Iglesia Católica coexisten las dos disciplinas: sacerdocio casado y sacerdocio célibe.

Por otro lado, muchas iglesias protestantes imponen ciertas obligaciones a sus pastores, como por ejemplo cursar la teología. Se pone como norma para ser pastor. Las iglesias tienen derecho a fijar normas para sus candidatos, lo cual es totalmente válido.

Si la Iglesia enseñara como doctrina que los sacerdotes de Cristo deben obligatoriamente ser celibes, estaria en el error. Pero no es así. El celibato no es esencial en el sacerdocio. En estricto rigor, podría ser casado. Solo que la Iglesia Católica de rito latino tiene el celibato como norma para sus sacerdotes.
 
Re: Defender la familia

Solo, que, quienes tanto defienden la familia, ¿porque no la practican?
Vaya pues... ahora resulta que para defender la familia hay que estar casado. Me imagino que para defender la vida desde la concepción hay que ser mujer y estar embarazada. Pues ni modo, dado que todavía soy soltero y no soy mujer, desistiré de defender tanto la familia como la vida.

¡Las cosas que uno aprende en este foro! :biggrinbo
 
Re: Defender la familia; Hummm. Por Sus Frutos etc. etc.

Re: Defender la familia; Hummm. Por Sus Frutos etc. etc.

¿Puede una organizaciòn religiosa que encubre el pecado de sodomìa, abuso sexual a niños y niñas, pedofilia, violaciòn e inda màis, defender la familia? :pengy:
El peligroso grita y advierte: -¡Peligro, peligro!
Para que no reparen en que el mayor peligro es èl
. :eek:

El Señor Bendiga Ricamente A Su Pueblo.
NitoAvellaneda
 
Re: Defender la familia

Petrino dijo:
Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba. (Mt 19, 12)

Hay personas que no son capaces de recibir esta enseñanza.

Entonces que se casen puesto que es mejor casarse que quemarse.
(Quien narices dijo esto?) (Alguien a quien citan siempre parcialmente)
 
Re: Defender la familia

Entonces que se casen
Entonces que cada quién discrimine a dónde está llamado.

Y es que el papel de Dios te queda grande.
 
Re: Defender la familia

Tomado de Ateneo Teológico en abierto

Otra família sí importa

Por Victoria Sendón de León

Sus eminencias, los señores obispos, han tenido a bien sumarse a la manifestación pepera contra la reciente ley del matrimonio entre homosexuales tras el lema LA FAMILIA SÍ IMPORTA, como si la Iglesia Católica disfrutara del monopolio sobre una institución existente mucho antes de que ella misma comenzara a dar sus primeros pasos allá en Palestina. Y digo monopolio porque se trata de una ley civil y no eclesiástica, y aquello de “dar al César lo que es del César....” se supone que todavía funciona. ¿O no? Pues va a ser que no, porque estos se apuntan sólo a lo que les conviene. Dicen que la apoyan porque se trata de una reivindicación justa. ¡Que cinismo! También era justa la Ley integral contra la violencia de género y no vimos manifestarse a su favor a ningún tonsurado. También son justas las campañas contra el sida o contra la deslocalización de las multinacionales, pero esas cosas no son de su incumbencia, señalan.

Ellos, que dominan el latín, deberían saber que “familia” significa servidumbre, una servidumbre a la que pertenecían, no sólo los esclavos, sino la esposa y los hijos regidos todos ellos por el pater familias, según el Derecho Romano. De algún modo, es esa la familia que ellos defienden, porque si hay algo contra lo que la Iglesia lucha desde siglos es contra la emancipación de las mujeres. No hay nada que más les obsesione, sobre todo una emancipación que pase por la libertad en las relaciones sexuales. Y esto es ya el colmo. No sólo que las mujeres se relacionen como quieran y con quien quieran, sino que se casen entre ellas sin ser arrojadas de inmediato a los infiernos es ya demasiado. Tan demasiado que supone una pérdida importante de “su” poder sobre las conciencias, que es su fuerte. Los obispos se manifiestan por mantener ese poder, así de claro; y el PP sale a la calle para erosionar un poder legítimamente elegido y que no son capaces de digerir. Si tanto les importaran a los obispos las “aberraciones sexuales” se cuidarían un poco más de las tropelías y abusos cometidos por sus clérigos.

Por supuesto que la familia siempre se ha entendido como la unión entre un hombre y una mujer en las condiciones que fuera: por conveniencia, por obligación, por lascivia, por pelotazo, por costumbre, por equivocación, por ilusión, por no quedarse soltera, por inconsciencia, por temor, por estupidez.... ¡Eso no importa! Lo que importa es seguir manteniendo la institución angular del Patriarcado. Sin las consabidas uniones heterosexuales que reproduzcan ad infinitum el statu quo, la institución de instituciones que supone la globalidad patriarcal se iría al cuerno. Y ahí está el padre del cordero pascual.

El matrimonio entre homosexuales supone romper la tradición del pater familias como jefe de la servidumbre. La jefatura ya no está aquí definida por el sexo, porque, o bien existirían dos padres o ninguno. Supone, pues, otro modelo, pero no en virtud de la homosexualidad, sino en virtud de la jerarquía. No conciben una familia en régimen de igualdad ni menos en ausencia de un varón que domine. Pero es que, además, los hijos de esta unión empezarían a crecer en otro modelo de sociedad en el que los roles no estarían marcados por el sexo al que se pertenece, sino que serían compartidos o se definirían por los gustos o aptitudes de cada quién. Los roles serían personales y no de género: otra aberración, aberración tanto para la Iglesia como para la derecha conservadora de privilegios ideológicos y machistas. Ellos no quieren que cambie nada porque así les va muy bien.

Personalmente, aunque apoyo la opción de los matrimonios homosexuales como un logro de la lucha por la igualdad y la libertad, yo prefiero la abolición de la familia y me decanto por la fraternidad: la tribu.
 
Re: Defender la familia

En EDITORIAL PROTESTANTE DIGITAL

Las posturas evangélicas ante la manifestación del 18J

Este pasado sábado pasado, 18 de junio, la convocatoria del Foro de la Familia aglutino a cerca de un millón de personas en las calles de Madrid. Si dejamos al margen la guerra de Irak, pocas situaciones han levantado posturas y sentimientos tan contrapuestos en la sociedad española, incluidos los propios evangélicos.

La convocatoria se centraba en solicitar al Gobierno que las nuevas leyes no igualen el concepto de matrimonio al de unión gay ni concedan el derecho de adopción de menores a las uniones gays, entendiendo que el derecho del niño está por encima de cualquier derecho a adoptar.

No vamos a entrar a analizar las razones de estas posturas, que ya han sido hasta la saciedad expuestas en esta publicación, recalcando la coincidencia de las grandes instituciones evangélicas (y de la dirección de esta revista) con estas solicitudes del Foro de a Familia. Lo que queremos en este Editorial es exponer las posiciones que se vislumbran en el interior de la Iglesia protestante, basándonos en los resultados de las encuestas que sobre este tema se han ido realizando; la última de ellas preguntando en concreto sobre el apoyo o no la manifestación del 18 de junio.

No es una encuesta científica, y por lo tanto se corresponde sólo con los lectores que han querido votar, la inmensa mayoría de ellos cristianos, y una gran parte evangélicos (según el resultado de una de las encuestas). Sin embargo, los resultados que se obtienen coinciden mucho con la apreciación subjetiva que tenemos de las realidad protestante.

Así, uno de cada 4 votantes no está en contra ni del matrimonio gay ni de la adopción de menores por los mismos. Entienden por lo tanto que se debe aceptar como un hecho social y punto. Un porcentaje pequeño pero significativo, que seguramente va a llevar a una situación difícil de sostener en las instituciones denominacionales e interdenominacionales evangélicas o protestantes. Es un grupo adaptado a la sociedad que nos rodea y distanciado de la mayoría de los evangélicos.

Si entramos en el resto (aproximadamente un 75% de los votos), están de acuerdo en que la unión gay no es un matrimonio; así como en que no se debe aceptar la adopción de niños por parte de este tipo de parejas. Sin embargo, se presentan también de manera clara dos posiciones diferentes a la hora de actuar en la práctica para defender la propia opinión ante la sociedad.

Así, de este 75% aproximadamente la tercera parte no piensa que se debe ser cobeligerante en manifestaciones como la del pasado 18 de junio, a pesar de coincidir en sus planteamientos. Sumado al grupo anterior suponen cerca de un 50 % de los votantes que no apoyaron esta manifestación. Las razones pueden ser muchas, pero entendemos que en general se debe a la politización de las situaciones, así como a la apropiación que la Iglesia católico-romana realiza de estos actos a favor de sus propios intereses y en contra el Gobierno (financiación, enseñanza religiosa en la escuela pública). Este grupo tiene un conflicto sin salida, ya que se manifiesta a favor de la moral conservadora pero no encuentra la manera de luchar para influir en la sociedad sin entrar en los planteamientos de enfrentamiento con el Gobierno y apoyo a la Iglesia católica. Este grupo, como el anterior, se sitúa en algo más del 20% de los votos.

Por último, la mitad de los votantes está a favor de los planteamientos y de la propia manifestación del 18 de junio. Entienden que la gravedad de la situación es tal que justifica la cobeligerancia con la jerarquía católica y los políticos afines en contra del Gobierno. Suponen la mayoría del global los votos, aunque con poco margen: más o menos un 52%, y hace además pensar que se está produciendo un giro a la derecha en el votante evangélico, que tradicionalmente era de izquierdas precisamente por entender que la libertad religiosa no podía ir de la mano del nacionalcatolicismo. Sin duda, está cambiando la perspectiva política del protestante medio español, que se acerca a la mantenida por la derecha religiosa de Estados Unidos. Para bien o para mal. No queremos entrar ahora en esa cuestión.

LA ENCUESTA
El problema que veo es que no sabemos el universo de la encuesta, no tenemos ni idea de si los que votaron la primera opción eran evangélicos claro, pero tampoco tenemos claro si los que votaron la cuarta opción eran de la COPE… :Wizard:

Saludos a todos
 
Re: Defender la familia

Lo que queremos en este Editorial es exponer las posiciones que se vislumbran en el interior de la Iglesia protestante, basándonos en los resultados de las encuestas que sobre este tema se han ido realizando; la última de ellas preguntando en concreto sobre el apoyo o no la manifestación del 18 de junio.

Si el autor de la editorial de Protestantedigital considera que la mayoría de los votantes de la encuesta eran protestantes… (que ingenuo o que cínico punto de partida para empezar a analizar la encuesta), me llama la atención el siguiente párrafo, (la verdad me la ha hecho llamar un forista de www.ateneoteologico.org llamado Ricardo)

Así, uno de cada 4 votantes no está en contra ni del matrimonio gay ni de la adopción de menores por los mismos. Entienden por lo tanto que se debe aceptar como un hecho social y punto. Un porcentaje pequeño pero significativo, que seguramente va a llevar a una situación difícil de sostener en las instituciones denominacionales e interdenominacionales evangélicas o protestantes. Es un grupo adaptado a la sociedad que nos rodea y distanciado de la mayoría de los evangélicos.

Es decir que si los protestantes en España somos 100.000 ¿? ¿sí? por ejemplo, 25.000 es decir un porcentaje pequeño pero significativo… son un grupo adaptado a la sociedad y distanciado de la mayoría de evangélicos…*(¿pero no nos unía Cristo? o nos une lo que pensemos sobre los matrimonios laicos entre parejas del mismo sexo? o si el estado debe darles derecho de tutela / adopción sobre un menor…?)

Creo que realmente como la encuesta no pretende ser científica los comentarios a ella son de tertulia de la hora de la siesta porque entender de esta encuesta que el 25% de los protestantes entiende que el matrimonio entre homosexuales "se debe aceptar como un hecho social y punto" es un ejercicio de adivinación, de adivinación del porque votaron lo que votaron claro.

En palabras de Ricardo en el susodicho foro:
El grupo que piensa que se debe reconocer el matrimonio gay/lesbiano no es que se "adapte a la sociedad", sino que considera desde el espíritu del evangelio que todo ciudadan@ debe tener los mismos derechos y deberes que el resto.

Evidentemente, si lo que tenemos delante es un grupo "pequeño pero signficativo", debe ser escuchado por el resto del pueblo protestante sin temor a que pueda haber una "caza de brujas" dirigida hacia los defensores del matrimonio gay/lesbiano y su derecho a la adopción.

Pues le diré una cosa, la caza de brujas no ha hecho más que empezar, y algunos hemos empezado a ver cabezas rodando…
 
Re: Defender la familia

Jonathan,

De qué foro se trata? He pinchado en el link, pero me da la página en blanco y com muchos asteriscos. No nos estarás gastando una broma, ¡NO?

Salud,

Bakunin