Se define como la décima parte de los ingresos que una persona aporta para usos sagrados; hoy en día, la mayoría de las congregaciones autodenominadas Cristianas lo perciben de sus fieles y, en muchos casos, los estimulan a esforzarce para que realicen un aporte creciente, equiparando el Don de Dios a las cosas materiales que se puedan obtener trabajando más y condicionando al monto del aporte la Bendición que recibirán los fieles.
Entonces, cabe preguntarnos ¿Es esa la Voluntad del Señor Jesucristo?; ¿Todas esas personas viven al mismo tiempo bajo la ley y bajo la Gracia?; ¿No estaba el diezmo prescrito en la ley a Moisés y perfectamente acotados los objetivos del mismo?.
De lo anterior, se desprende que en esas congregaciones "Cristianas" No Obedecen a la Voluntad de Dios, ya que sus líderes actúan conforme a sus propias concupiscencias y no según Cristo; o ¿acaso éstos son Levitas y por lo tanto deben ser sostenidos por las demás tribus para que ellos puedan "servir" a Dios de continuo?.
Jesucristo Abrogó la ley:
Si tú que lees eres nuestro Hermano Genuino, sabrás que el FIN DE LA LEY es Cristo (Romanos 10:4); debido a lo cual No Hay, después de constituida la Iglesia ( Pentecostés), UN SOLO PASAJE EN LA BIBLIA que CONSIGNE EL APORTE DEL DIEZMO por parte de los Hermanos, cualquiera sea la Congregación que consideremos. Más aún, El Señor Jesucristo nos dice: " Gratis lo recibieron y Gratis lo deben dar" (Mateo 10:8), y "todo aquel que está Sediento que Beba Gratuitamente del Agua de la Vida" (Apocalipsis 22:17). Por supuesto, que el propio Señor explica que el "Obrero es Digno de su alimento" (Mateo 10:10); nosotros podemos constatar cómo actuaron todos los Apóstoles del Señor, GUIADOS POR EL ESPÍRITU SANTO, con respecto al tema del DAR y del RECIBIR, si escudriñamos las Escrituras desde Hechos en adelante. Pero, este tema que se basa en las Ofrendas Voluntarias y en su Honesta Administración, amerita que se realice un Estudio específico; sin embargo, recordaremos las palabras del apóstol Pablo a los hermanos de Tesalónica: "Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis IMITARNOS; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, NI COMIMOS DE BALDE EL PAN de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser GRAVOSOS a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho...: Si alguno NO QUIERE TRABAJAR; TAMPOCO COMA" ( 2 Tesalonicenses 3:7-10).
Abraham entregó a Melquisedec los Diezmos por todos los Hijos de la Promesa:
¿El Diezmo que Abraham dio a Melquisedec es Equivalente al diezmo prescrito en la ley a Moisés?. Cuando Abraham dio el Diezmo de todo a Melquisedec (Génesis 14:18-20), la ley no existía, ya que Dios se la entregó a Moisés cuatrocientos treinta años después; además, la ley NO ABROGÓ EL PACTO que Dios ratificó para con Abraham, de modo que la Promesa sigue siendo válida, porque tenemos acceso a la Vida Eterna, nuestra Herencia, sólo a través de la Promesa y no por la ley (Gálatas 3:17-18; Gálatas 3:22). De modo que hay dos caminos, el de la Promesa y el de la ley.
Al Camino de la Promesa pertenecen Abraham y todos aquellos predestinados por Dios a ser adoptados Hijos Suyos por su Santo Espíritu, El que nos perfecciona hasta el Día de Jesucristo, para que accedamos a la Vida Eterna; lo cual es el cumplimiento absoluto de la Promesa que Dios hizo a Abraham (Romanos 8:11-17; Gálatas 4:5-7; Filipenses 1:6; Hebreos 12:23). Por lo tanto, la BENDICIÓN DE DIOS a Abraham alcanza a todos aquellos que somos de la misma FE que Abraham, aquellos que cuando Jesucristo nos sale al encuentro le entregamos todo nuestro ser, espíritu, alma, cuerpo, para ser santificados y Guardados por ÉL irreprensibles hasta Su ya próxima Venida (1 Tesalonicenses 5:23). Entonces, cuando Melquisedec recibió el Diezmo de todo, de manos de Abraham, recibió a su Hijo Abraham y a todos nosotros, Hijos Suyos (Gálatas 3:25-29; Gálatas 3:8) predestinados para la Vida Eterna desde antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4-5; Efesios 1:11-22; Efesios 2:4-6), todos aquellos que siendo Justificados por la Fe en Jesucristo, es decir, por el cumplimiento de la Promesa, VIVIMOS delante de Dios (Romanos 8:1-4; Romanos 8:10-14). Este es el Diezmo que Abraham consagró a Dios mismo; y en Abraham pagó el Diezmo también Leví, que aún no había nacido, cuya tribu según la ley recibe los diezmos (Hebreos 7:9-10).
Si hacemos obras de la ley, estamos bajo Maldición:
El segundo camino es el de la ley, el cual nada tiene que ver con el de la FE; porque el justo por la Fe Vivirá (Habacuc 2:4; Romanos 1:17; Gálatas 3:11; Hebreos 10:38); pero la ley dice: "Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, PARA HACERLAS" (Deuteronomio 27:26; Gálatas 3:10; Gálatas 3:13; Levíticos 18:5). Ahora, ¿No está Ordenado por Dios en la ley que todas las otras tribus de Israel debían sostener a la de Leví, por surgir de esta la casta sacerdotal y los levitas, consagrados a Dios para servirle exclusivamente?. De modo que se debía cumplir con este MANDAMIENTO DEL SEÑOR, si bien no siempre lo hicieron (Malaquías 3:6-9); aunque si se cumple con el mismo, hay obligación también de cumplir con todos y cada uno de los demás; por lo cual, si nos justificamos por la ley, de la Gracia hemos caído, INUTILMENTE MURIÓ CRISTO (Gálatas 2:16-21). Pero, ¿Qué hombre podía, puede o podrá cumplir toda la ley?; porque si se transgrede sólo en un aspecto, se es reo de toda la ley (Malaquías 3:6-10; Santiago 2:10-11).
Entonces, ¿No tropiezan todos aquellos líderes que se dicen cristianos, en la Piedra de tropiezo y Roca de caída, porque ignoran voluntariamente (2 Pedro 3:5) la Justicia de Dios y procuran, por ganancia deshonesta, establecer la propia? (Romanos 9:33; Romanos 10:3). ¿No han leído las Escrituras?; ¿No se percataron de que nada perfeccionó la ley (Hebreos 7:19; Hebreos 10:1) y que la ley y los profetas fueron hasta Juan el Bautista (Lucas 16:16) y que el FIN DE LA LEY ES CRISTO? (Romanos 10:4). Por lo tanto, ninguno es Justificado por las obras de la ley, sino por la Fe en Jesucristo (Gálatas 2:16; Gálatas 5:4); porque estando presente lo PERFECTO, la ley quedó abrogada por su debilidad e ineficacia (Hebreos 7:18). Pero para ABROGARLA, Jesucristo PAGÓ EL PRECIO EXTREMO, puso su VIDA HASTA LA MUERTE en el Madero, para rescatarnos de la MALDICIÓN DE LA LEY, redimiéndonos con su PRECIOSA SANGRE (1 Pedro 1:18-20); porque ÉL, siendo Dios y el DADOR de la ley, es el ÚNICO QUE PUDO CUMPLIRLA. Amén.
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Entonces, cabe preguntarnos ¿Es esa la Voluntad del Señor Jesucristo?; ¿Todas esas personas viven al mismo tiempo bajo la ley y bajo la Gracia?; ¿No estaba el diezmo prescrito en la ley a Moisés y perfectamente acotados los objetivos del mismo?.
De lo anterior, se desprende que en esas congregaciones "Cristianas" No Obedecen a la Voluntad de Dios, ya que sus líderes actúan conforme a sus propias concupiscencias y no según Cristo; o ¿acaso éstos son Levitas y por lo tanto deben ser sostenidos por las demás tribus para que ellos puedan "servir" a Dios de continuo?.
Jesucristo Abrogó la ley:
Si tú que lees eres nuestro Hermano Genuino, sabrás que el FIN DE LA LEY es Cristo (Romanos 10:4); debido a lo cual No Hay, después de constituida la Iglesia ( Pentecostés), UN SOLO PASAJE EN LA BIBLIA que CONSIGNE EL APORTE DEL DIEZMO por parte de los Hermanos, cualquiera sea la Congregación que consideremos. Más aún, El Señor Jesucristo nos dice: " Gratis lo recibieron y Gratis lo deben dar" (Mateo 10:8), y "todo aquel que está Sediento que Beba Gratuitamente del Agua de la Vida" (Apocalipsis 22:17). Por supuesto, que el propio Señor explica que el "Obrero es Digno de su alimento" (Mateo 10:10); nosotros podemos constatar cómo actuaron todos los Apóstoles del Señor, GUIADOS POR EL ESPÍRITU SANTO, con respecto al tema del DAR y del RECIBIR, si escudriñamos las Escrituras desde Hechos en adelante. Pero, este tema que se basa en las Ofrendas Voluntarias y en su Honesta Administración, amerita que se realice un Estudio específico; sin embargo, recordaremos las palabras del apóstol Pablo a los hermanos de Tesalónica: "Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis IMITARNOS; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, NI COMIMOS DE BALDE EL PAN de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser GRAVOSOS a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho...: Si alguno NO QUIERE TRABAJAR; TAMPOCO COMA" ( 2 Tesalonicenses 3:7-10).
Abraham entregó a Melquisedec los Diezmos por todos los Hijos de la Promesa:
¿El Diezmo que Abraham dio a Melquisedec es Equivalente al diezmo prescrito en la ley a Moisés?. Cuando Abraham dio el Diezmo de todo a Melquisedec (Génesis 14:18-20), la ley no existía, ya que Dios se la entregó a Moisés cuatrocientos treinta años después; además, la ley NO ABROGÓ EL PACTO que Dios ratificó para con Abraham, de modo que la Promesa sigue siendo válida, porque tenemos acceso a la Vida Eterna, nuestra Herencia, sólo a través de la Promesa y no por la ley (Gálatas 3:17-18; Gálatas 3:22). De modo que hay dos caminos, el de la Promesa y el de la ley.
Al Camino de la Promesa pertenecen Abraham y todos aquellos predestinados por Dios a ser adoptados Hijos Suyos por su Santo Espíritu, El que nos perfecciona hasta el Día de Jesucristo, para que accedamos a la Vida Eterna; lo cual es el cumplimiento absoluto de la Promesa que Dios hizo a Abraham (Romanos 8:11-17; Gálatas 4:5-7; Filipenses 1:6; Hebreos 12:23). Por lo tanto, la BENDICIÓN DE DIOS a Abraham alcanza a todos aquellos que somos de la misma FE que Abraham, aquellos que cuando Jesucristo nos sale al encuentro le entregamos todo nuestro ser, espíritu, alma, cuerpo, para ser santificados y Guardados por ÉL irreprensibles hasta Su ya próxima Venida (1 Tesalonicenses 5:23). Entonces, cuando Melquisedec recibió el Diezmo de todo, de manos de Abraham, recibió a su Hijo Abraham y a todos nosotros, Hijos Suyos (Gálatas 3:25-29; Gálatas 3:8) predestinados para la Vida Eterna desde antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4-5; Efesios 1:11-22; Efesios 2:4-6), todos aquellos que siendo Justificados por la Fe en Jesucristo, es decir, por el cumplimiento de la Promesa, VIVIMOS delante de Dios (Romanos 8:1-4; Romanos 8:10-14). Este es el Diezmo que Abraham consagró a Dios mismo; y en Abraham pagó el Diezmo también Leví, que aún no había nacido, cuya tribu según la ley recibe los diezmos (Hebreos 7:9-10).
Si hacemos obras de la ley, estamos bajo Maldición:
El segundo camino es el de la ley, el cual nada tiene que ver con el de la FE; porque el justo por la Fe Vivirá (Habacuc 2:4; Romanos 1:17; Gálatas 3:11; Hebreos 10:38); pero la ley dice: "Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, PARA HACERLAS" (Deuteronomio 27:26; Gálatas 3:10; Gálatas 3:13; Levíticos 18:5). Ahora, ¿No está Ordenado por Dios en la ley que todas las otras tribus de Israel debían sostener a la de Leví, por surgir de esta la casta sacerdotal y los levitas, consagrados a Dios para servirle exclusivamente?. De modo que se debía cumplir con este MANDAMIENTO DEL SEÑOR, si bien no siempre lo hicieron (Malaquías 3:6-9); aunque si se cumple con el mismo, hay obligación también de cumplir con todos y cada uno de los demás; por lo cual, si nos justificamos por la ley, de la Gracia hemos caído, INUTILMENTE MURIÓ CRISTO (Gálatas 2:16-21). Pero, ¿Qué hombre podía, puede o podrá cumplir toda la ley?; porque si se transgrede sólo en un aspecto, se es reo de toda la ley (Malaquías 3:6-10; Santiago 2:10-11).
Entonces, ¿No tropiezan todos aquellos líderes que se dicen cristianos, en la Piedra de tropiezo y Roca de caída, porque ignoran voluntariamente (2 Pedro 3:5) la Justicia de Dios y procuran, por ganancia deshonesta, establecer la propia? (Romanos 9:33; Romanos 10:3). ¿No han leído las Escrituras?; ¿No se percataron de que nada perfeccionó la ley (Hebreos 7:19; Hebreos 10:1) y que la ley y los profetas fueron hasta Juan el Bautista (Lucas 16:16) y que el FIN DE LA LEY ES CRISTO? (Romanos 10:4). Por lo tanto, ninguno es Justificado por las obras de la ley, sino por la Fe en Jesucristo (Gálatas 2:16; Gálatas 5:4); porque estando presente lo PERFECTO, la ley quedó abrogada por su debilidad e ineficacia (Hebreos 7:18). Pero para ABROGARLA, Jesucristo PAGÓ EL PRECIO EXTREMO, puso su VIDA HASTA LA MUERTE en el Madero, para rescatarnos de la MALDICIÓN DE LA LEY, redimiéndonos con su PRECIOSA SANGRE (1 Pedro 1:18-20); porque ÉL, siendo Dios y el DADOR de la ley, es el ÚNICO QUE PUDO CUMPLIRLA. Amén.
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