ANDRES OPPENHEIMER
El papa Benedicto XVI haría bien en practicar más su español: una nueva encuesta muestra que la Iglesia Católica ha perdido cerca del 10 por ciento de sus fieles en América Latina en la última década y que el número de evangelistas se ha incrementado en la misma proporción en el mismo período.
Las nuevas cifras, reveladas en forma exclusiva a esta columna por Latinobarómetro, la empresa encuestadora con sede en Chile que mide la opinión pública en 17 países de América Latina, confirma lo que muchos católicos sospechaban: que aunque América Latina sigue siendo la región más católica del mundo, con un 43 por ciento de los más de 1,000 millones de católicos del planeta, su porcentaje en la región está cayendo.
Cerca del 71 por ciento de los latinoamericanos se identificaron como católicos en la encuesta realizada en el 2004, mientras que un 80 por ciento se identificó así en el 1995, muestra el estudio. Si la tendencia continúa a este ritmo, sólo un 50 por ciento de los latinoamericanos se identificarán como católicos en el 2025.
''Claramente, la Iglesia Católica tiene una declinación en el número de personas en Améica Latina'' dice Marta Lagos, la directora de Latinobarómetro. ``Sin embargo, si la comparas con lo que está pasando en Europa, donde los católicos ya se han convertido en una minoría en muchos países, es una declinación relativamente leve''.
Los países con mayor población católica de América Latina son Ecuador y Paraguay, donde el 84 por ciento de las personas se define como católicos, seguidos por Venezuela, con el 83 por ciento, Argentina y Colombia, con el 81 por ciento cada uno, México con el 78 por ciento y Perú con el 77 por ciento. El país con menos gente que se define como católica es Uruguay, con el 51 por ciento.
Comparativamente, en Alemania, el país natal del papa Benedicto XVI, sólo el 33 por ciento de las personas se define como católica.
La encuesta de Latinobarómetro muestra que la disminución de la población católica puede ser consecuencia del aumento de los evangélicos y los agnósticos. El número de evangélicos en América Latina ha crecido al 13 por ciento de la población en el 2004, cuando eran apenas el 3 por ciento en 1995. El porcentaje de personas que no se identifican con ninguna religión aumentó al 8 por ciento en el 2004, del 4 por ciento en 1995.
Asimismo, la encuesta muestra que sólo el 47 por ciento de los latinoamericanos se describen como practicantes de alguna religión, casi la misma cifra que en 1995. Entre los católicos, sólo el 42 por ciento dicen que practican su religión. En algunos países, como México, el número de personas que se describen como ''católicos practicantes'' ha caído en un 32 por ciento en la última década.
¿Significa todo esto que la Iglesia está perdiendo influencia en América Latina? No, necesariamente.
La misma encuesta muestra que la Iglesia Católica es la institución más respetada en América Latina, muy por encima de políticos, periodistas, empresarios, policías y miembros del poder judicial. Un 75 por ciento de los latinoamericanos dice actualmente que confía en la Iglesia Católica, mientras que en el 2003 sólo lo hacía el 67 por ciento de los encuestados.
''El rol de la Iglesia Católica como líder moral y fuente de legitimidad permanece como el referente más sólido de cada una de las sociedades latinoamericanas'', dice Lagos. ``Esto nos lleva a creer que la Iglesia Católica continuará siendo la institución referente más importante por muchas décadas''.
Mi conclusión: si el papa Juan Pablo II no pudo detener la pérdida de fieles de la Iglesia Católica a pesar de su reconocido carisma, el papa Benedicto XVI tendrá que tratar algo nuevo. No es un secreto que los latinoamericanos estaban esperando que uno de los suyos se convirtiese en el nuevo Papa.
El papa Benedicto XVI podría decidir cambiar la doctrina de la Iglesia Católica en temas controvertidos como el divorcio o el control de la natalidad, lo que es muy poco probable, o podría tratar de darle a la Iglesia Católica de América Latina una mayor representación en Roma, lo que es más probable. Menos del 20 por ciento de los cardenales convocados a Roma para elegir al nuevo papa eran latinoamericanos.
Quizás el papa Benedicto XVI debería aprovechar la buena imagen de la Iglesia Católica para aumentar su activismo en la busca de consensos sociales en una región altamente polarizada. La Iglesia podría ayudar a construir puentes entre varios sectores de la sociedad en democracias frágiles como Venezuela, Bolivia y Ecuador, tal como lo hizo en Nicaragua en la década de los 80. Eso podría ser bueno para la democracia y bueno para la Iglesia.
Posted on Sun, May. 15, 2005
El papa Benedicto XVI haría bien en practicar más su español: una nueva encuesta muestra que la Iglesia Católica ha perdido cerca del 10 por ciento de sus fieles en América Latina en la última década y que el número de evangelistas se ha incrementado en la misma proporción en el mismo período.
Las nuevas cifras, reveladas en forma exclusiva a esta columna por Latinobarómetro, la empresa encuestadora con sede en Chile que mide la opinión pública en 17 países de América Latina, confirma lo que muchos católicos sospechaban: que aunque América Latina sigue siendo la región más católica del mundo, con un 43 por ciento de los más de 1,000 millones de católicos del planeta, su porcentaje en la región está cayendo.
Cerca del 71 por ciento de los latinoamericanos se identificaron como católicos en la encuesta realizada en el 2004, mientras que un 80 por ciento se identificó así en el 1995, muestra el estudio. Si la tendencia continúa a este ritmo, sólo un 50 por ciento de los latinoamericanos se identificarán como católicos en el 2025.
''Claramente, la Iglesia Católica tiene una declinación en el número de personas en Améica Latina'' dice Marta Lagos, la directora de Latinobarómetro. ``Sin embargo, si la comparas con lo que está pasando en Europa, donde los católicos ya se han convertido en una minoría en muchos países, es una declinación relativamente leve''.
Los países con mayor población católica de América Latina son Ecuador y Paraguay, donde el 84 por ciento de las personas se define como católicos, seguidos por Venezuela, con el 83 por ciento, Argentina y Colombia, con el 81 por ciento cada uno, México con el 78 por ciento y Perú con el 77 por ciento. El país con menos gente que se define como católica es Uruguay, con el 51 por ciento.
Comparativamente, en Alemania, el país natal del papa Benedicto XVI, sólo el 33 por ciento de las personas se define como católica.
La encuesta de Latinobarómetro muestra que la disminución de la población católica puede ser consecuencia del aumento de los evangélicos y los agnósticos. El número de evangélicos en América Latina ha crecido al 13 por ciento de la población en el 2004, cuando eran apenas el 3 por ciento en 1995. El porcentaje de personas que no se identifican con ninguna religión aumentó al 8 por ciento en el 2004, del 4 por ciento en 1995.
Asimismo, la encuesta muestra que sólo el 47 por ciento de los latinoamericanos se describen como practicantes de alguna religión, casi la misma cifra que en 1995. Entre los católicos, sólo el 42 por ciento dicen que practican su religión. En algunos países, como México, el número de personas que se describen como ''católicos practicantes'' ha caído en un 32 por ciento en la última década.
¿Significa todo esto que la Iglesia está perdiendo influencia en América Latina? No, necesariamente.
La misma encuesta muestra que la Iglesia Católica es la institución más respetada en América Latina, muy por encima de políticos, periodistas, empresarios, policías y miembros del poder judicial. Un 75 por ciento de los latinoamericanos dice actualmente que confía en la Iglesia Católica, mientras que en el 2003 sólo lo hacía el 67 por ciento de los encuestados.
''El rol de la Iglesia Católica como líder moral y fuente de legitimidad permanece como el referente más sólido de cada una de las sociedades latinoamericanas'', dice Lagos. ``Esto nos lleva a creer que la Iglesia Católica continuará siendo la institución referente más importante por muchas décadas''.
Mi conclusión: si el papa Juan Pablo II no pudo detener la pérdida de fieles de la Iglesia Católica a pesar de su reconocido carisma, el papa Benedicto XVI tendrá que tratar algo nuevo. No es un secreto que los latinoamericanos estaban esperando que uno de los suyos se convirtiese en el nuevo Papa.
El papa Benedicto XVI podría decidir cambiar la doctrina de la Iglesia Católica en temas controvertidos como el divorcio o el control de la natalidad, lo que es muy poco probable, o podría tratar de darle a la Iglesia Católica de América Latina una mayor representación en Roma, lo que es más probable. Menos del 20 por ciento de los cardenales convocados a Roma para elegir al nuevo papa eran latinoamericanos.
Quizás el papa Benedicto XVI debería aprovechar la buena imagen de la Iglesia Católica para aumentar su activismo en la busca de consensos sociales en una región altamente polarizada. La Iglesia podría ayudar a construir puentes entre varios sectores de la sociedad en democracias frágiles como Venezuela, Bolivia y Ecuador, tal como lo hizo en Nicaragua en la década de los 80. Eso podría ser bueno para la democracia y bueno para la Iglesia.
Posted on Sun, May. 15, 2005