El Apóstol Juan vio en la visión apocalíptica, el “templo del cielo” y su arca, (Apocalipsis 16:17) cuando este Santuario se abrió para manifestarse entonces el juicio de Dios: “Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra. Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.” (Apocalipsis 11:18-19.)
¿Cuando fue que hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo? Cuando Dios mismo descendió al Monte Sinaí y promulgó los Diez Mandamientos, que sabemos que fueron puestos dentro del arca; por eso señala los relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”, recordando la ocasión en que El Señor nos dio Su Santa Ley; porque todos seremos juzgados por esa Ley como está escrito: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea Buena o sea mala. (Eclesiastés 12:13-14.) El Apóstol Santiago hace referencia a esa misma Ley en la cual se ejecuta ese juicio diciendo:<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com
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“Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque El que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley.Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.” (Santiago 2:11-13.) Notemos que Santiago hace referencia a la Ley del Decálogo, luego la une al tiempo de ser juzgados y con el triunfo de los misericordiosos en el juicio. Esto va en perfecta armonía con el arca que se vio en el templo del cielo al momento de juzgar a la humanidad; de manera que los Diez Mandamientos están dentro del arca, de otra manera no podríamos ser juzgados por un arca vacía, ni esta arca tendría razón de ser o de verse en el cielo. Así nos lo confirma Jesús: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.” (Mateo 5:17-19.) Aun la Ley cumple su propósito: Señalarnos el pecado, llevarnos a Cristo, juzgar la maldad en el día final, mostrar quien es fiel por la fe en Jesús, y manifestar cuantos estaban bajo la rebelión por quebrantarla y no estar en la obediencia de la fe, si no en la desobediencia del pecado. Esto mismo nos lo confirma el Apóstol Pablo diciendo: “Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.” (Romanos 2:11-13.)<o
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¿Cuando fue que hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo? Cuando Dios mismo descendió al Monte Sinaí y promulgó los Diez Mandamientos, que sabemos que fueron puestos dentro del arca; por eso señala los relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”, recordando la ocasión en que El Señor nos dio Su Santa Ley; porque todos seremos juzgados por esa Ley como está escrito: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea Buena o sea mala. (Eclesiastés 12:13-14.) El Apóstol Santiago hace referencia a esa misma Ley en la cual se ejecuta ese juicio diciendo:<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com
“Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque El que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley.Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.” (Santiago 2:11-13.) Notemos que Santiago hace referencia a la Ley del Decálogo, luego la une al tiempo de ser juzgados y con el triunfo de los misericordiosos en el juicio. Esto va en perfecta armonía con el arca que se vio en el templo del cielo al momento de juzgar a la humanidad; de manera que los Diez Mandamientos están dentro del arca, de otra manera no podríamos ser juzgados por un arca vacía, ni esta arca tendría razón de ser o de verse en el cielo. Así nos lo confirma Jesús: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.” (Mateo 5:17-19.) Aun la Ley cumple su propósito: Señalarnos el pecado, llevarnos a Cristo, juzgar la maldad en el día final, mostrar quien es fiel por la fe en Jesús, y manifestar cuantos estaban bajo la rebelión por quebrantarla y no estar en la obediencia de la fe, si no en la desobediencia del pecado. Esto mismo nos lo confirma el Apóstol Pablo diciendo: “Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.” (Romanos 2:11-13.)<o