Como en todo, hay que ser escéptico y cauto, y esperar a que las cosas se investiguen apropiadamente.
Pero de que es sorprendente, es sorprendente.
Lo que más me gusta de esta narración, suponiendo que sea cierta, es esto: que el santo padre no hizo nada. No tuvo la menor intención de curarla milagrosamente. Solo le pidió que razara y la bendijo. Si hubo milagro, lo hizo Dios. El santo padre fue solo el instrumento.
Eso me encanto, porque ilustra maravillosamente que los santos no son los que hacen los milagros. El milagro lo hace Dios cuando El quiere y de la manera que El quiere. En este caso lo hizo Dios a través de ese gesto tan simple del Papa de bendecir a la religiosa.
Y el papa no se dió ni cuenta...
Pero de que es sorprendente, es sorprendente.
http://www.terra.cl/noticias/especiales/2005/elpapa/noticias.cfm?id_reg=481193&id_cat=1758APARECEN LOS PRIMEROS MILAGROS
Luego del fallecimiento del Sumo Pontífice , se han conocido algunos casos de posible intervenciones celestiales de Juan Pablo II.
La monja colombiana Ofelia Trespalacios, a punto de cumplir 91 años, atribuye al fallecido Pontífice la curación milagrosa de unos "vértigos espantosos" que padecía hace veinte años.
La religiosa de la congregación de Hermanitas de los Pobres de San Pedro Claver, oriunda de Medellín y conocida por sus compañeras como hermana Hermelinda, declaró que no tiene duda de que se curó del mal gracias al Papa, a quien conoció en Italia en 1985 en una audiencia que le dio a religiosas de su comunidad.
"Cuando me pidan testimonios sobre el Papa los daré, porque eso fue un milagro", señaló la monja, quien dijo haber sentido "una tristeza inmensa" por la muerte de Juan Pablo II, a su juicio "un santo" que "está gozando de Dios".
La religiosa perteneciente a la comunidad fundada en la ciudad caribeña de Barranquilla por la madre venezolana Luisa María Marcelina Aveledo, aseguró que en Caracas, donde dirigió un asilo de ancianos, sufrió "cinco años seguidos de unos vértigos espantosos" que la obligaban a ir al hospital.
"Los médicos decían que eso era casi incurable", afirmó.
En 1985, la superiora la invitó al Vaticano en premio por haber cumplido medio siglo de vida religiosa y la audiencia fue concedida en la residencia pontifica de Castelgandolfo.
"Nos ubicamos en el patio con varios obispos, sacerdotes y monjas. Como yo soy alta, solo se me veía la cabeza y el Santo Padre empezó a pasar a regalarnos rosarios. Estiró la mano para tocar mi frente", agregó.
"Le expliqué mi sufrimiento y le dije: Santísimo Padre déme una bendición que se me perdonen los pecados y rece para que se me quite la enfermedad que más me molesta. Me dijo que rezara, me dio la bendición y luego me tapó la cara con su mano. Desde entonces no volví a sufrir nada", relató la monja que el próximo viernes cumplirá 91 años.
"Fue el Santo Padre", insistió la monja, quien aseguró que, pese a su edad, no es "una vieja chocha" y piensa seguir pintando al óleo y la acuarela en Barranquilla y "terminar allá los días que Dios quiera".
Lo que más me gusta de esta narración, suponiendo que sea cierta, es esto: que el santo padre no hizo nada. No tuvo la menor intención de curarla milagrosamente. Solo le pidió que razara y la bendijo. Si hubo milagro, lo hizo Dios. El santo padre fue solo el instrumento.
Eso me encanto, porque ilustra maravillosamente que los santos no son los que hacen los milagros. El milagro lo hace Dios cuando El quiere y de la manera que El quiere. En este caso lo hizo Dios a través de ese gesto tan simple del Papa de bendecir a la religiosa.
Y el papa no se dió ni cuenta...