La Imitación de Cristo.
Tomás de Kempis.
Capítulo 2. Del humilde concepto de sí mismo.
<TABLE cellSpacing=5 cellPadding=5 width="100%" border=0><TBODY><TR><TD vAlign=top>1.Todos los hombres, naturalmente, desean saber; mas ¿qué aprovecha la ciencia, sin el temor de Dios?
2. Por cierto, mejor es el rústico humilde que a Dios sirve, que el filósofo que, en su suficiencia y olvidándose de sí mismo, considera el curso del cielo.
3. El que bien se conoce, tienese por vil, y no se deleita en alabanzas humanas.
4. Si yo supiera cuanto hay en el mundo y no estuviera en caridad, ¿Que me aprovecharia delante de Dios, que me juzgará según mis obras?
Saber, sobre todo, lo necesario para la Salvación.
5. Refrena el deseo inmoderado de saber, porque en ello se halla grande distracción y engaño. Los doctos y letrados gustan de ser vistos y tenidos por tales.
6. Muchas cosas hay que, el saberlas, poco o nada aprovecha al alma; y muy necio es el que atiende a otras coas que no son las que conducen a su salvación.
7. Las muchas palabras no hartan el alma; es una vida virtuosa la que conforta la mente, y una conciencia limpia lo que procura una gran confianza en Dios.
Responsabilidad del saber
8. Cuanto más y mejor sepas, tanto más gravemente serás juzgado si no vivieres santamente.
9. Por eso no te ensalces por alguna de las artes o ciencias; mas teme del conocimiento que de ella se te ha dado.
10. Si te parece que sabes mucho y entiendes muy bien, ten por cierto que es mucho más lo que ignoras. No te enorgullezcas, mas bien confiesa tu ignorancia.
11. ¿Por qué te quieres tener en más que otro, hallándose muchos más doctos y sabios en la Ley que tú?
12. Si quieres saber y aprender algo provechosamente, desea que no te conozcan ni te estimen.
Conocerse a sí mismo, la más útil de las ciencias.
13. Esta es la más útil y profunda de las ciencias: el verdadero conocimiento de sí mismo y el propio menosprecio
14. Gran sabiduría y perfección es sentir siempre bien y grandes cosas de otros, y tenerse y reputarse en nada.
15. Si vieres a alguno pecar públicamente o cometer culpas graves, no te debes juzgar por mejor, porque no sabes cuánto podrás perseverar en el bien.
16. Todos somos frágiles; mas tú a nadie tengas por más frágil que a ti.
</TD></TR></TBODY></TABLE><!-- End despliegadocumento.php -->