La Comunión Anglicana expulsa a las iglesias de Canadá y EE.UU. por la ordenación de obispos homosexuales
La presión de la Iglesia africana obliga al arzobispo de Canterbury a pedir a las iglesias norteamericanas que abandonen el Consejo Consultivo
Anglicano
JESÚS BASTANTE/ ABC
MADRID. «Ultimátum y suspensión de la comunión, para que reflexionen sobre sus acciones y pongan en práctica las directivas del informe Windsor». De este modo explica un pastor anglicano afincado en España el dictamen emitido la pasada semana por el Sínodo de Primados Anglicanos celebrado en Irlanda, donde se invitó a las iglesias de Canadá y Estados Unidos a abandonar «voluntariamente» el Consejo Consultivo Anglicano, principal órgano representativo de las 38 provincias de esta confesión cristiana, que se reúne cada tres años. Al menos, hasta la próxima Conferencia de Lambeth, que tendrá lugar en 2008.
¿La causa? Las profundas diferencias de criterio respecto al tratamiento de la homosexualidad y, en especial, la consagración de obispos gay. El detonante de esta crisis, que ya es calificada sin tapujos como cisma por la gran mayoría de los representantes de la Comunión Anglicana, fue la ordenación de Gene Robinson, homosexual activo declarado, como obispo auxiliar de la diócesis norteamericana de New Hampshire.
Postura «demasiado tolerante»
Durante la reunión del Sínodo de Irlanda, los representantes de los 77 millones de fieles anglicanos suscribieron un informe en el que se declaraban «profundamente alarmados» porque «la enseñanza cristiana sobre la homosexualidad se ha visto seriamente menoscabada por los recientes acontecimientos en Norteamérica». Por ello, «requerimos a la Iglesia Episcopal (Estados Unidos) y a la Iglesia Anglicana de Canadá a retirar voluntariamente sus miembros del Consejo Consultivo Anglicano hasta 2008».
En el documento final, los prelados anglicanos instaban al arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, a organizar un grupo de trabajo encargado de supervisar los conflictos que, a partir de ahora, puedan estallar en las parroquias de Estados Unidos y Canadá que se muestren en desacuerdo con la postura «demasiado tolerante» de sus obispos hacia los homosexuales. De hecho, el pasado año, un tercio de los representantes de esta confesión en Estados Unidos mostraron su «profundo desencuentro» con la postura oficial de la Iglesia Episcopal.
El polémico dictamen de la Comunión Anglicana ha sido impulsado con fuerza desde África, continente que ya amenazó en noviembre de 2003 -días antes de la consagración definitiva de Robinson- con romper sus relaciones con los episcopalianos norteamericanos por su «herética decisión».
Tras la toma de posesión del obispo gay, 10 de las 38 provincias anglicanas declararon «rotas» sus relaciones con la Iglesia de Estados Unidos, instando al arzobispo de Canterbury a organizar una «reunión de crisis», que finalmente cristalizó la pasada semana con la salida temporal de los anglicanos estadounidenses y canadienses de la Comunión.
África decide
La principal figura en esta crisis ha sido la del primado de Nigeria, Peter Akinola, líder de esta Iglesia en el continente africano. Cabe señalar que África es el lugar del planeta con mayor presencia de anglicanos, con 40 de los 77 millones de fieles de esta confesión. Por países, Gran Bretaña continúa a la cabeza del Anglicanismo con 26 millones de fieles, seguida por Nigeria (17,5), Uganda (8) y Sudán (5). En Norteamérica viven 3,1 millones de fieles anglicanos, 2,5 en Estados Unidos y algo más de medio millón en Canadá.
Aunque el cisma tiene carácter temporal, podría convertirse en definitivo si, como parece, las iglesias de Norteamérica no rectifican. De momento, la Iglesia Episcopal estadounidense (ECUSA), anunció que aceptaría la retirada temporal de la Comunión Anglicana «si esto supone la mejor vía para una unificación».
La Comunión Anglicana fue instaurada en 1534 por Enrique VIII, quien de este modo buscaba vengarse de Roma por no permitir contraer segundas nupcias. La máxima autoridad religiosa es la reina Isabel II de Inglaterra, aunque la responsabilidad real recae en el arzobispo de Canterbury, «primus inter pares» del resto de primados anglicanos.
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Me parece una muy buena decisión. A ver si se confirma
La presión de la Iglesia africana obliga al arzobispo de Canterbury a pedir a las iglesias norteamericanas que abandonen el Consejo Consultivo
Anglicano
JESÚS BASTANTE/ ABC
MADRID. «Ultimátum y suspensión de la comunión, para que reflexionen sobre sus acciones y pongan en práctica las directivas del informe Windsor». De este modo explica un pastor anglicano afincado en España el dictamen emitido la pasada semana por el Sínodo de Primados Anglicanos celebrado en Irlanda, donde se invitó a las iglesias de Canadá y Estados Unidos a abandonar «voluntariamente» el Consejo Consultivo Anglicano, principal órgano representativo de las 38 provincias de esta confesión cristiana, que se reúne cada tres años. Al menos, hasta la próxima Conferencia de Lambeth, que tendrá lugar en 2008.
¿La causa? Las profundas diferencias de criterio respecto al tratamiento de la homosexualidad y, en especial, la consagración de obispos gay. El detonante de esta crisis, que ya es calificada sin tapujos como cisma por la gran mayoría de los representantes de la Comunión Anglicana, fue la ordenación de Gene Robinson, homosexual activo declarado, como obispo auxiliar de la diócesis norteamericana de New Hampshire.
Postura «demasiado tolerante»
Durante la reunión del Sínodo de Irlanda, los representantes de los 77 millones de fieles anglicanos suscribieron un informe en el que se declaraban «profundamente alarmados» porque «la enseñanza cristiana sobre la homosexualidad se ha visto seriamente menoscabada por los recientes acontecimientos en Norteamérica». Por ello, «requerimos a la Iglesia Episcopal (Estados Unidos) y a la Iglesia Anglicana de Canadá a retirar voluntariamente sus miembros del Consejo Consultivo Anglicano hasta 2008».
En el documento final, los prelados anglicanos instaban al arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, a organizar un grupo de trabajo encargado de supervisar los conflictos que, a partir de ahora, puedan estallar en las parroquias de Estados Unidos y Canadá que se muestren en desacuerdo con la postura «demasiado tolerante» de sus obispos hacia los homosexuales. De hecho, el pasado año, un tercio de los representantes de esta confesión en Estados Unidos mostraron su «profundo desencuentro» con la postura oficial de la Iglesia Episcopal.
El polémico dictamen de la Comunión Anglicana ha sido impulsado con fuerza desde África, continente que ya amenazó en noviembre de 2003 -días antes de la consagración definitiva de Robinson- con romper sus relaciones con los episcopalianos norteamericanos por su «herética decisión».
Tras la toma de posesión del obispo gay, 10 de las 38 provincias anglicanas declararon «rotas» sus relaciones con la Iglesia de Estados Unidos, instando al arzobispo de Canterbury a organizar una «reunión de crisis», que finalmente cristalizó la pasada semana con la salida temporal de los anglicanos estadounidenses y canadienses de la Comunión.
África decide
La principal figura en esta crisis ha sido la del primado de Nigeria, Peter Akinola, líder de esta Iglesia en el continente africano. Cabe señalar que África es el lugar del planeta con mayor presencia de anglicanos, con 40 de los 77 millones de fieles de esta confesión. Por países, Gran Bretaña continúa a la cabeza del Anglicanismo con 26 millones de fieles, seguida por Nigeria (17,5), Uganda (8) y Sudán (5). En Norteamérica viven 3,1 millones de fieles anglicanos, 2,5 en Estados Unidos y algo más de medio millón en Canadá.
Aunque el cisma tiene carácter temporal, podría convertirse en definitivo si, como parece, las iglesias de Norteamérica no rectifican. De momento, la Iglesia Episcopal estadounidense (ECUSA), anunció que aceptaría la retirada temporal de la Comunión Anglicana «si esto supone la mejor vía para una unificación».
La Comunión Anglicana fue instaurada en 1534 por Enrique VIII, quien de este modo buscaba vengarse de Roma por no permitir contraer segundas nupcias. La máxima autoridad religiosa es la reina Isabel II de Inglaterra, aunque la responsabilidad real recae en el arzobispo de Canterbury, «primus inter pares» del resto de primados anglicanos.
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Me parece una muy buena decisión. A ver si se confirma