Hce días meditaba sobre lo cúltico de nuestra fe, el culto debería ser un producto de nuestra teología, pero ¿que pasa cuando no hay teología?
Producto de la postmodernidad, lo relativo, nos ha dejado entre nosotros una teología relativa con una fe personal y porque no decirlo… relativa también y una autoridad bíblica cuestionable, donde "mi experiencia" reina hasta donde llega "la experiencia del prójimo" y donde el dogmastismo huele a rancio, nos libramos de las cadenas de lo carca pero abrimos la puerta a la justificación de nuestras pasiones y a la autocomplacencia.
Por supuesto la teología bíblica nunca será autocomplaciente así cuando la iglesia decide divorciarse de la teología, de esa teología que no me soluciona problemas, si no que me los crea, que no me da, sino que me exige seguramente por no haber entendido que todo lo da Dios, que Dios todo lo hace.
Y es así cuando nos encontramos en esa reunión donde se ha renunciado a la formación, al estudio de la palabra y en definitiva a ser confrontados con Dios, que simula un culto pero que no deja de ser una manifestación de vacio que busca salir lleno de gozo pero que al llegar a casa sólo siente la frustación, inconsciente, de no haber disfrutado de la comunión con Dios que Jesús nos ofrece.
Otras consideraciones:
En definitiva:
¿está la iglesia divorciada de la teología?
¿es posible un culto sin teología?
¿Soluciones?
Para reflexión.
En Cristo,
Jonathan
Producto de la postmodernidad, lo relativo, nos ha dejado entre nosotros una teología relativa con una fe personal y porque no decirlo… relativa también y una autoridad bíblica cuestionable, donde "mi experiencia" reina hasta donde llega "la experiencia del prójimo" y donde el dogmastismo huele a rancio, nos libramos de las cadenas de lo carca pero abrimos la puerta a la justificación de nuestras pasiones y a la autocomplacencia.
Por supuesto la teología bíblica nunca será autocomplaciente así cuando la iglesia decide divorciarse de la teología, de esa teología que no me soluciona problemas, si no que me los crea, que no me da, sino que me exige seguramente por no haber entendido que todo lo da Dios, que Dios todo lo hace.
Y es así cuando nos encontramos en esa reunión donde se ha renunciado a la formación, al estudio de la palabra y en definitiva a ser confrontados con Dios, que simula un culto pero que no deja de ser una manifestación de vacio que busca salir lleno de gozo pero que al llegar a casa sólo siente la frustación, inconsciente, de no haber disfrutado de la comunión con Dios que Jesús nos ofrece.
Otras consideraciones:
""Algunas notas introductorias para iniciar una charla entre amigos". Exposición del Lic. Hugo N. Santos, el día 22 de noviembre pasado, organizada por la Fraternidad Teológica Latinoamericana en el Instituto Bíblico Buenos Aires. El Lic. Santos es licenciado en Psicología, pastor de la Iglesia Metodista y Secretario de ASIT (Asociación de Seminarios e Instituciones Teológicas)."
…¿no se convierten a menudo las formas de expresión cúlticas en estilos que deben ser repetidos una y otra vez como si fueran esenciales a la experiencia misma? ¿No se han armado peleas serias en las congregaciones acerca de la colocación de los bancos, el uso de determinados instrumentos, la elección de estilos musicales o los criterios para el orden litúrgico? ¿No hay detrás de algunas resistencias la sensación que algo se debe reiterar para que no surjan malestares interiores?. ¿No generan algunas iglesias adicciones a formas que sugieren lo repititivo y que impiden el gozo de lo nuevo que trae el Espíritu? ¿No quedan algunas expresiones litúrgicas vacías de contenido?
Hablamos muchas veces de tener o no tener a Cristo. Sin desechar estas expresiones, yo prefiero decir que Cristo nos tiene a nosotros. No es un juego de palabras sino que por aquí viene la diferencia fundamental entre religión y magia: en esta, nosotros tenemos a Dios (no muy diferente a una pata de conejo u objetos de similar significación), la religión supone lo contrario. Y si esto es así, no soy el que controla la relación, es Dios que siempre está llegando y trayendo esa primera vez.
Una vez una persona me preguntó ¿el domingo que viene hay un culto especial? Le contesté sí, como todos los domingos. Al culto hay que vivirlo en clave de nuevo.
Y como soy profesor de teología práctica, pregunto por las consecuencias práctica de estos conceptos. Si bien el culto debe tener cierto orden, éste no taponará lo imprevisible de Dios. Un orden escrito es tan digno como otro que no lo está, pero cuidado con tener todo tan prolijito desde el principio al fin que impida el fluir de lo nuevo. El culto debe ser participativo, el pastor o el liturgista son sólo facilitadores. El culto no es el show, ni propiedad de nadie.
© CristiaNet.com/psicopastoral - 2003
En definitiva:
¿está la iglesia divorciada de la teología?
¿es posible un culto sin teología?
¿Soluciones?
Para reflexión.
En Cristo,
Jonathan