EL ALMA
“En su mano está el alma de todo viviente, Y el hálito de todo el género humano” Job 12:10
Una vez más, Dios ha confirmado su amor por todos sus hijos, especialmente aquellos que están pasando por estragos, pruebas, y debilidades de la carne, y que no han podido alinearse a la voluntad de Dios. Este estudio, va dedicado a las ovejas que necesitan más de Dios, a todos los que han acudido a consejería de Cristianos Unidos con problemas de imposibilidad para hacer la voluntad de Dios, y que no han podido dejar de hacer su propia voluntad. A todos aquellos que quieren convertirse en ovejas dependientes, sujetos a la voluntad de Dios, he aquí lo que Dios quiere que sepamos.
El Ser humano está constituido por Espíritu, Alma y Cuerpo, y fue hecho a imagen y semejanza de Dios. De los tres, el Alma es la parte del ser humano que debemos trabajar con mas ahínco, a la que tenemos que someter a la voluntad de Dios. En el alma residen la Mente, la Voluntad, y las emociones.
“Absteneos de toda especie de mal. Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; todo vuestro ser; espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. 1 Tesalonicenses 5:22-23
Hay una razón poderosísima por la cual el mundo como sistema ha desechado el alma como parte integral del Ser humano. La psicología describe al hombre como un ser constituido por espíritu, cuerpo y mente. La nueva era dice que si controlas la mente, podrás ser como Dios. El génesis nos muestra que Satanás, cuando tentó a Eva, le dijo: “.. Sino que sabe Dios que el día que comas de él, serán abiertos vuestros ojos, y serás como Dios, sabiendo el bien y el mal”. Génesis 2:15. Tanto la psicología, como la nueva era, son partes de la misma mentira de Satanás para desviar la atención del alma.
Sabemos que la mente forma parte del alma, junto con la voluntad y las emociones. Dentro del alma se encuentra el famoso libre albedrío, el que nos lleva a escoger entre el bien y el mal, arriba o abajo, cielo o infierno, muerte o vida, es el alma humana. Por eso, cuando se dice “vendió su alma al diablo” se hacen alegorías de que lo más valioso que el hombre tiene es su alma. La eterna lucha del bien contra el mal y viceversa es precisamente por las almas.
Cuando nosotros hacemos la voluntad del diablo, que es que pequemos, tal y como lo hizo con Adán y Eva, estamos no solo vendiendo nuestra alma al diablo, sino que le estamos alimentando su poder. El diablo por sí mismo no tiene poder. Ha sido vencido por Jesucristo en la cruz del calvario.
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” Mateo 28:18-20
Esta es la escritura en la que Jesús, quien venció, tiene todo el poder y potestad, y nos la da a nosotros. Nosotros hemos vencido por medio de la sangre del Cordero, y la palabra de nuestro testimonio. ¿Por qué entonces no podemos hacer la voluntad de Dios, y seguimos esclavos de la carne?
“Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. Colosenses 2: 14-15
Jesús nos libertó, somos verdaderamente libres. ¿Cómo pues, Satanás tiene aún poder sobre nosotros? De la misma autoridad y poder y Señorío con que Dios nos confirió al nacer de nuevo, es de la que Satanás nos roba, y usa en nuestra contra, cada vez que nuestra mente, voluntad y emociones hacen la voluntad de Satanás, o la nuestra, en lugar de la de Dios en nuestra vida. Repito, el poder que Satanás tiene sobre nosotros, es solamente el poder que de nosotros roba, cada vez que pecamos. Él seguirá tentándonos como lo ha hecho siempre, pero si sucumbimos a la tentación, entonces mi poder, es suyo. Y usará mi poder, para destruirme. ¡Que El Señor le reprenda!
Satanás no tiene poder. El alma humana tiene el poder. El poder de decidir si obedecer a Dios y sujetarse a su Plan y voluntad para la humanidad, o el poder de rebelarse, y alimentar a Satanás. Cada vez que pecas, siendo Cristiano, estás escogiendo darle tu poder a Satanás. Satanás usa el poder que emana del alma del hombre. Por eso en sus planes de destrucción, Satanás anuló al alma, pues en la medida que desconozcamos que el poder que Dios nos dejó, radica en el alma, en la misma medida seguiríamos alimentando al diablo. Por ello, Dios nos dijo que cuidáramos, de toda cosa guardada, el corazón (alma) porque de él emana la vida. ¿Cómo podemos ejercer el dominio sobre nuestra alma, para no darle poder al Diablo?
“Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Hebreos 4:12
“Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”. Santiago 1:21
“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que se abstengan de los deseos carnales que batallan contra el alma”. 1 Pedro 2:11
Comprendamos el proceso de la tentación: Tentación es la “Instigación que nos induce a hacer una cosa mala. Es un impulso repentino que nos induce a realizar algo, que puede ser bueno o malo.” Esta descripción de tentación nos ayudará para describir el momento de la tentación y cómo primero la tentación pasa por las emociones, las cuales son fáciles de manipular por Satanás y son las que nos producen sentimientos que pueden ir desde placer, odio, avaricia, lujuria, etc. Después, la tentación pasa por la mente, y entra al valle del libre albedrío, al valle de las decisiones. En este momento, aceptamos la tentación, o la rechazamos, y por último, la voluntad nos lleva a actuar de acuerdo a lo que la mente decidió: Dejarse engañar por la tentación y cometer el pecado, o recurrir a la ayuda del Espíritu Santo, que nos sacará de dudas y nos llevará a la verdad. Esto es lo que hacen los Cristianos que viven en Victoria. Todos recibimos tentaciones, la clave es saber que hacer con ellas.
“Pero recibirán poder cuando haya venido sobre ustedes el Espíritu Santo”. Hechos 1:8
Si el poder del Espíritu Santo en nosotros, que nos recordará la Palabra, y la voluntad de Dios, lo usamos, entonces hemos vencido a Satanás. Este tiene que huir de nosotros, y buscarse otra víctima que lo “alimente”. En otras palabras, Satanás es un parásito comparable a un vampiro, que chupa la sangre que emana del corazón (alma) de sus víctimas.
Si decidimos escuchar a la voz de las emociones, la mente y la voluntad seducidas por la tentación, y caemos, no solo vituperamos el nombre de Cristo, sino que el poder que el Espíritu Santo nos había dado, se lo damos a Satanás, y Satanás lo usa para hacer “milagros” y engañar a muchos. O para destruir almas y cuerpos en el infierno.
“Y no temas a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed mas bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”. Mateo 10:28
Si tu no has podido dominar tu alma, por medio de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo, hoy es el día de entregarle tu mente, voluntad y emociones, a Jesucristo, para que pasen por su autoridad, antes de que la tentación venga. Arrepiéntete de tu pecado, y sométete a Dios, resiste al Diablo y huirá de ti.
Que el mismo Dios de paz te fortalezca y afirme, y permanezcas firme hasta la venida del Señor, en el nombre de Jesús, amen.