Demasié

18 Noviembre 1998
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Demasié


No por previstas resultan menos impactantes las consecuencias prácticas de algunas tesis. Ya sospechábamos que la reivindicación posmoderna de una libertad sin referencias, de la opinión sobre la verdad, de la relatividad de todo frente a la necesaria validez incondicional de algo, conduce al absurdo, al vacío y a la nada. Pero cuando cada mañana ese simulacro de la vida que son los periódicos nos golpea con su reflejo de lo real hecho “noticia”, nuestras previsiones se ven desbordadas por situaciones concretas que provocan un creciente estupor y una creciente sensación de vértigo.

¿Qué pensar si no cuando uno lee en la prensa que “una ciudadana alemana pierde sus derechos laborales por negarse a trabajar como prostituta en un club de alterne”? La disparatada situación es consecuencia de la normalización de lo anormal; es el resultado de la falacia que tiene su trasunto lingüístico en el hecho de llamar a quienes ejercen la prostitución “trabajadoras sexuales”. La ignominia de venderse por dinero se recubre de la apariencia de respetabilidad social, al equiparse a una profesión más, tan honorable como cualquier otra. Por consiguiente, renunciar a ser una “trabajadora sexual” es rechazar un puesto para el cual se podría estar cualificada y, por ende, hacerse merecedora, en conformidad con las leyes que regulan el empleo, de la sanción de perder el derecho al paro.

Idéntico sinsentido encontramos en una segunda noticia. Una Jueza de Barcelona sentencia que una mujer que se siente hombre pasa legalmente a ser hombre a todos los efectos. Así, sin necesidad de operación, sólo porque lo manda la voluntad de su Señoría; una voluntad que crea ley, que hace ser lo que antes no era. El “sexo psicológico”, decreta la magistrada, ha de prevalecer sobre el “sexo biológico”. Para motivar el fallo, la Jueza recurre, superando al Lysenko más ideologizado, a una extraña consideración sobre un eventual aumento y disminución del número de cromosomas en los casos de indefinición acerca del propio género.

La tercera noticia nos llega del Reino Unido. Una diaconisa de la Iglesia Anglicana, de la diócesis de Hereford – esa diócesis que hace poco más de un año anunciaba en prensa el puesto vacante de Obispo- , resulta que no es mujer, sino hombre. Nacida hombre, bautizada en el catolicismo, casada con una mujer, y divorciada, decide cambiar de vida y se hace, sucesivamente, mujer, anglicana y diaconisa. El Obispo de Hereford anuncia que la ordenará presbítera. Pero la carrera eclesiástica de la diaconisa puede llegar más lejos. Puede incluso aspirar al episcopado. Aunque la Iglesia de Inglaterra no ordena aún a las mujeres como “Obispas”, ella sí podría serlo porque biológicamente y, al parecer aún legalmente, es un hombre.

Es “demasié”. Ayer leí estas noticias y me quedé de piedra. Ya sabía que del vacío nace el vacío y de la locura, la locura. Pero al acercarme a ese simulacro de lo real que es la prensa, me encontré con lo esperpéntico. Europa se muere, agoniza en su decadencia, en este mar sin vida de la civilización de la nada, en la que se ahoga un hombre que, cada vez más, reniega de sí mismo, de su naturaleza y hasta de su cuerpo.

Guillermo Juan Morado.

Publicado en Vistazoalaprensa.com
 
Re: Demasié

Luis Fernando dijo:
Demasié


No por previstas resultan menos impactantes las consecuencias prácticas de algunas tesis. Ya sospechábamos que la reivindicación posmoderna de una libertad sin referencias, de la opinión sobre la verdad, de la relatividad de todo frente a la necesaria validez incondicional de algo, conduce al absurdo, al vacío y a la nada. Pero cuando cada mañana ese simulacro de la vida que son los periódicos nos golpea con su reflejo de lo real hecho “noticia”, nuestras previsiones se ven desbordadas por situaciones concretas que provocan un creciente estupor y una creciente sensación de vértigo.

¿Qué pensar si no cuando uno lee en la prensa que “una ciudadana alemana pierde sus derechos laborales por negarse a trabajar como prostituta en un club de alterne”? La disparatada situación es consecuencia de la normalización de lo anormal; es el resultado de la falacia que tiene su trasunto lingüístico en el hecho de llamar a quienes ejercen la prostitución “trabajadoras sexuales”. La ignominia de venderse por dinero se recubre de la apariencia de respetabilidad social, al equiparse a una profesión más, tan honorable como cualquier otra. Por consiguiente, renunciar a ser una “trabajadora sexual” es rechazar un puesto para el cual se podría estar cualificada y, por ende, hacerse merecedora, en conformidad con las leyes que regulan el empleo, de la sanción de perder el derecho al paro.

Idéntico sinsentido encontramos en una segunda noticia. Una Jueza de Barcelona sentencia que una mujer que se siente hombre pasa legalmente a ser hombre a todos los efectos. Así, sin necesidad de operación, sólo porque lo manda la voluntad de su Señoría; una voluntad que crea ley, que hace ser lo que antes no era. El “sexo psicológico”, decreta la magistrada, ha de prevalecer sobre el “sexo biológico”. Para motivar el fallo, la Jueza recurre, superando al Lysenko más ideologizado, a una extraña consideración sobre un eventual aumento y disminución del número de cromosomas en los casos de indefinición acerca del propio género.

La tercera noticia nos llega del Reino Unido. Una diaconisa de la Iglesia Anglicana, de la diócesis de Hereford – esa diócesis que hace poco más de un año anunciaba en prensa el puesto vacante de Obispo- , resulta que no es mujer, sino hombre. Nacida hombre, bautizada en el catolicismo, casada con una mujer, y divorciada, decide cambiar de vida y se hace, sucesivamente, mujer, anglicana y diaconisa. El Obispo de Hereford anuncia que la ordenará presbítera. Pero la carrera eclesiástica de la diaconisa puede llegar más lejos. Puede incluso aspirar al episcopado. Aunque la Iglesia de Inglaterra no ordena aún a las mujeres como “Obispas”, ella sí podría serlo porque biológicamente y, al parecer aún legalmente, es un hombre.

Es “demasié”. Ayer leí estas noticias y me quedé de piedra. Ya sabía que del vacío nace el vacío y de la locura, la locura. Pero al acercarme a ese simulacro de lo real que es la prensa, me encontré con lo esperpéntico. Europa se muere, agoniza en su decadencia, en este mar sin vida de la civilización de la nada, en la que se ahoga un hombre que, cada vez más, reniega de sí mismo, de su naturaleza y hasta de su cuerpo.

Guillermo Juan Morado.

Publicado en Vistazoalaprensa.com


Si quieres más despropositos escucha la COPE con Jimenez Losantos........... lo que has escrito se queda en una ridiculez.
 
Re: Demasié

Oh, al señor le desgrada la COPE y Jiménez Losantos.
¿También le desagrada César Vidal, que dirige el segundo programa más importante de la emisora?

Claro, claro, es más cristiano escuchar La Ser, que jamás manipula ¿verdad?
 
Re: Demasié

Luis Fernando dijo:
Oh, al señor le desgrada la COPE y Jiménez Losantos.
¿También le desagrada César Vidal, que dirige el segundo programa más importante de la emisora?

Claro, claro, es más cristiano escuchar La Ser, que jamás manipula ¿verdad?

Eso se lo diras a todas......? Yo escucho Radio Bonna Nova. Te suena.? En lo que respecta a Cesar Vidal, que cada palo aguante su vela y al que Dios se la de San Pedro se la bendiga................. pasalo...........jeje
 
Re: Demasié

Este sujeto se limita a copiar y pegar.
Cuando se lo argumentas ya no tiene mas respuesta que la de los chascarrillos y otras gracias por el estilo.
Y cuando le explicas lo que dicen otros católicos entonces te dice que no son católicos. Y no lo son porque lo dice LFP Lugarteniente de Ratzinguer es este foro. :naka:
 
Re: Demasié

Estimado Luis Fernando:

Es cierto, el posmodernismo está arrasando el mundo y no está dejando piedra sobre piedra, ya puede Ud. leer un buen artículo al respecto (en Arvo):

http://www.arvo.net/includes/seccion.php?IdSec=1233

Sin embargo, el posmodernismo no es para desanimarnos por completo, puesto que recuerde que todo relativismo puede ser usado en su contra.

Precisamente yo pienso elaborar mi tesis profesional haciendo uso de alguno que otro posmodernista, precisamente basado en el principio de que el relativismo siempre se puede revertir contra sí mismo.

Eso es lo curioso, cuando uno presiona a los "relativistas", siempre ésto hace sacar el absolutista que hay en ellos.

Para más sobre ésto le recomiendo visite mi tema sobre Tolerancia aquí mismo.

Que Dios le bendiga hoy y siempre.