José María Castillo.- Teólogo
En las XI Semana Andaluza de Teología
POR QUÉ CREO QUE ESTE TEMA ES IMPORTANTE Y URGENTE HOY
En la Iglesia se está produciendo desde hace unos 30-40 años un éxodo masivo, silencioso, en aumento, de gente que se desentiende de ella. En el siglo XIX se perdieron los trabajadores. En el siglo XX los intelectuales y a finales del siglo XX y en los comienzos del XXI los jóvenes y las mujeres. Ya no queda casi nadie. Y a este paso, dentro de 30-40 años, o a ésto de le pone remedio rápido y eficaz, o ésto se queda desierto.
Este éxodo masivo, silencioso, creciente, está camuflado por dos hechos: los grupos fundamentalistas (Opus Dei, Kikos...) que fácilmente llenan las iglesias, una catedral, incluso la plaza de San Pedro. La TV los enfoca en directo y toda la gente dice: ésto sigue funcionando. Pero no, no funciona. ¿Qué son muchos?. ¿Qué son en realidad frente a los 6.000 millones de criaturas que hay en el mundo?.El segundo hecho es el fenómeno de la religiosidad (cofradías, procesiones, fiestas populares...) que eso sí ha crecido y sigue y seguirá creciendo, pero que es algo que muy poco tiene que ver con la persona y el mensaje de Jesús.
A ello hay que añadir el comportamiento que la Iglesia viene produciendo en las últimas décadas, que está provocando la fractura entre estos grupos fundamentalistas, que son mimados, protegidos, presentados como modelos y ejemplo y los demás, y los demás, que, a lo más, somos tolerados. Tolerados porque, entre otras cosas, tendría un costo social muy alto el que de pronto saliera en la prensa, por ejemplo, que se suspende, porque ha sido condenada, esta Semana Andaluza de Teología que traemos entre manos. Se nos tolera. Pero no nos sentimos en la Iglesia como en nuestra casa. Llevamos más de 20 años invitando a todos los Obispos de Andalucía y jamás he visto uno entre nosotros. Y todos sabemos que van a otros sitios. Y, que no nos digan que nos hemos desviado de la fe. ¿quién dice aquí herejías? Que no nos digan que no queremos a la Iglesia. ¡Dios mío de mi vida!, ¡si llevamos 30 años aguantando, porque nos interesa y nos preocupa y la queremos!
Esto no funciona porque sencillamente el Dios que presentamos está tan deshumanizado, es tan inhumano, que no es algo de recibo. La gente quiere ser feliz, quiere tener paz, esperanza, y lo que las religiones ofrecen son fundamentalismos, guerras, enfrentamientos políticos. Y la deshumanización de Dios tiene sus fundamentos en la deshumanización de la Iglesia. Mientras Dios y la Iglesia sigan presentándose como algo que no tiene nada que ver, es más, que atenta contra lo más humano que hay en nosotros, lo que realmente desea el hombre, Dios y la Iglesia no tienen nada que hacer en este mundo. Le pregunté en Roma a un obispo. ¿Cómo ve Ud. desde aquí la situación actual de la Iglesia? Y me dijo: ¿Lo que vemos es que nosotros vamos por aquí y la sociedad va por allí? No enchufamos.
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En las XI Semana Andaluza de Teología
POR QUÉ CREO QUE ESTE TEMA ES IMPORTANTE Y URGENTE HOY
En la Iglesia se está produciendo desde hace unos 30-40 años un éxodo masivo, silencioso, en aumento, de gente que se desentiende de ella. En el siglo XIX se perdieron los trabajadores. En el siglo XX los intelectuales y a finales del siglo XX y en los comienzos del XXI los jóvenes y las mujeres. Ya no queda casi nadie. Y a este paso, dentro de 30-40 años, o a ésto de le pone remedio rápido y eficaz, o ésto se queda desierto.
Este éxodo masivo, silencioso, creciente, está camuflado por dos hechos: los grupos fundamentalistas (Opus Dei, Kikos...) que fácilmente llenan las iglesias, una catedral, incluso la plaza de San Pedro. La TV los enfoca en directo y toda la gente dice: ésto sigue funcionando. Pero no, no funciona. ¿Qué son muchos?. ¿Qué son en realidad frente a los 6.000 millones de criaturas que hay en el mundo?.El segundo hecho es el fenómeno de la religiosidad (cofradías, procesiones, fiestas populares...) que eso sí ha crecido y sigue y seguirá creciendo, pero que es algo que muy poco tiene que ver con la persona y el mensaje de Jesús.
A ello hay que añadir el comportamiento que la Iglesia viene produciendo en las últimas décadas, que está provocando la fractura entre estos grupos fundamentalistas, que son mimados, protegidos, presentados como modelos y ejemplo y los demás, y los demás, que, a lo más, somos tolerados. Tolerados porque, entre otras cosas, tendría un costo social muy alto el que de pronto saliera en la prensa, por ejemplo, que se suspende, porque ha sido condenada, esta Semana Andaluza de Teología que traemos entre manos. Se nos tolera. Pero no nos sentimos en la Iglesia como en nuestra casa. Llevamos más de 20 años invitando a todos los Obispos de Andalucía y jamás he visto uno entre nosotros. Y todos sabemos que van a otros sitios. Y, que no nos digan que nos hemos desviado de la fe. ¿quién dice aquí herejías? Que no nos digan que no queremos a la Iglesia. ¡Dios mío de mi vida!, ¡si llevamos 30 años aguantando, porque nos interesa y nos preocupa y la queremos!
Esto no funciona porque sencillamente el Dios que presentamos está tan deshumanizado, es tan inhumano, que no es algo de recibo. La gente quiere ser feliz, quiere tener paz, esperanza, y lo que las religiones ofrecen son fundamentalismos, guerras, enfrentamientos políticos. Y la deshumanización de Dios tiene sus fundamentos en la deshumanización de la Iglesia. Mientras Dios y la Iglesia sigan presentándose como algo que no tiene nada que ver, es más, que atenta contra lo más humano que hay en nosotros, lo que realmente desea el hombre, Dios y la Iglesia no tienen nada que hacer en este mundo. Le pregunté en Roma a un obispo. ¿Cómo ve Ud. desde aquí la situación actual de la Iglesia? Y me dijo: ¿Lo que vemos es que nosotros vamos por aquí y la sociedad va por allí? No enchufamos.
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